09

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Desperté al sentir demasiado calor, por lo que supe que estaba tapada con alguna cobija y dado que nunca duermo con ellas, me sentía incómoda. Me estiré en la superficie, notando que no había nadie conmigo. Al parecer Chris se había levantado antes que yo. Salí de la cama dando un gran bostezo y me dirigí al baño para poder hacer mi rutina diaria.

Uno rato después salí ya lista para empezar mi día y me encaminé hasta la sala, donde me guiaba el olor del Argent.

-Buenos días.- murmuró el cazador desde el sillón. Recargó su cabeza en el respaldo para poder verme. -Creí que habías muerto, sueles despertarte más temprano.-

-Que tierno eres.- rodeé mis ojos mientras me acercaba para darle un beso.

-Ya lo sé.- dijo con una sonrisa y me tomó de la cintura, para poder dejarme sentada sobre su regazo.

-Estoy siendo sarcástica.- expliqué mirandolo mal.

-Eso también lo sé, pero me gusta verte enojada.- confesó besándome una vez más.

-Pensé que te daba miedo enojada.- comenté con el ceño fruncido.

Hizo una mueca. -Si bueno, me das miedo enojada. Molesta debería ser el término correcto. Me encanta verte molesta.- admitió.

Me intenté levantar, pero me apresó más a su cuerpo. Lo miré con una sonrisa y él me devolvió el gesto. Recargó su cabeza sobre mi pecho, para después hacerse paso hasta mi cuello y esconderse ahí.

-Chris.- lo llamé. Subí mi mano para poder juguetear con su cabello.

-¿Qué sucede?- cuestionó, aún con la cabeza escondida en mi cuello.

-Tenemos que llevar a los niños a la escuela.- dije.

-Tienen piernas y un auto. Ellos pueden irse solos.- murmuró. Dejó un beso en la zona y volvió a recargarse.

-A Allison le gusta que sus padres la lleven a la escuela y aunque Isaac no lo admita, a él también le gusta.- informé.

Levantó su rostro hasta que quedó a mi altura. Podía ver la gran sonrisa que tenía. -Te dejaré ir solo porque me encantó que nos llamaras sus padres.- murmuró. Dejó varios besos en mis labios.

-De acuerdo.- sonreí al ver sus ojos brillando. -¿Los despiertas o haces el desayuno?- pregunté.

-Lobita...- intentó decir.

-¿Lobita?- cuestioné divertida por el apodo que me puso.

-¿Te gusta? Porque si no, puedo...- lo interrumpí mediante un beso.

-Me encanta.- admití. -Ahora, ¿qué ibas a decir?-

-Los chicos no están pequeños, ya pueden despertarse solos y hacerse el desayuno.- comentó

-Si bueno, no sé si te has dado cuenta, pero cuando hay escuela no se levantan hasta que alguien vaya por ellos.- expliqué.

Rodó sus ojos. -Yo iré por ellos.- dijo. -¿Tengo que subir por Isaac? ¿No puedo solo gritarle?- preguntó.

Lo miré mal. -No, Argent. Tienes que subir.- palmeé su mejilla y me levanté para poder ir a la cocina y hacer el desayuno.

Estaba sacando las cosas necesarias para la comida, ya que este lugar parecía restaurante, debido a que había que hacer cosas diferentes para cada persona; por ejemplo: tenía que preparar café para Chris, jugo de naranja para Allison, licuado de fresa para Isaac y té para mi. Al igual que con los alimentos.

Escuché las pequeñas risitas que soltaba la menor de los Argent mientras su padre caminaba hasta ella, para finalmente terminar en una carcajada, dándome a entender que ya había sido despertada por el adulto. -Levántate y bañate. Tú mamá está preparando el desayuno.- escuché que dijo el hombre, lo que hizo que adquiriera una boba sonrisa y mi corazón latiera desbocado; luego escuché que el mayor caminaba rumbo a la salida para poder ir a mi departamento por el rubio.

Unos minutos bastaron para que escuchara al chico levantándose de su cama, por lo que debía apurarme para que todo estuviera listo.

Al finalizar de preparar los alimentos, los serví y los acomodé en la mesa, ya que no tardarían en llegar. -Buenos días, mamá.- me dijo la cazadora.

-Buenos días, mamá Alice.- me dijo Isaac. Me giré a mirarlos y venían entrando al mismo tiempo.

-Buenos días, niños. Siéntense, ya está listo todo.- indiqué y en ese instante el mayor venía entrando. -¿Dónde estabas?- pregunté.

-Estaba revisando una cosas del trabajo.- dijo. Asentí y acepté gustosa el beso que me daba.

-No enfrente de los niños.- se quejaron, pero al mirarlos se podía notar la sonrisa que tenían.

El hombre y yo negamos divertidos y les pasamos sus bebidas, acto seguido nos sentamos para poder comer.

-Por cierto, hoy por la noche habrá una fogata en la escuela, ¿podemos ir?- cuestionó la adolescente.

Allison podría verme como su mamá, pero suponía que este permiso debía ser otorgado o negado por Chris. Él tenía más derecho que yo, así que me quedé en silencio mientras disfrutaba de lo que cociné.

Al ver que no había ruido alguno, levanté mi mirada del plato para notar que el hombre me veía. -¿Qué?- dije con la boca llena. Me tragué lo que tenía y esperé su respuesta.

-¿Qué opinas?- cuestionó. Me señalé con el tenedor y él asintió.

-Es tú hija.- murmuré.

-¿Ahora es mía? Allison te considera su mamá.- comentó.

-Tú eres su padre biológico.- dije.

-Isaac es tú hijo.- argumentó. Los menores nos veían como si de un partido de tennis se tratara.

-También decidiste adoptarlo.- ataqué.

-Yo no firmé los papeles.- contraatacó con una sonrisa socarrona.

-Yo no parí a Allison.- ahora fue mi turno de sonreír.

Ambos sabíamos que teníamos esta pequeña discusión ya que queríamos evitar que fueran a la dichosa fogata, tal vez si nos veían discutir, se les quitarían las ganas de ir al ver que causaba un conflicto. No queríamos negárselos directamente porque eso significaría que probablemente se escaparían de la casa e irían de igual forma.

-¿Esto significa que nos dejarán ir?- interfirió el rubio.

Chris y yo nos dejamos de ver fijamente y dirigimos nuestra mirada a los adolescentes. Se notaba a la distancia que realmente querían ir. Regresé a ver al cazador, comunicándonos con la mirada.

Ambos soltamos un suspiro. -Solo si prometen cuidarse.- comentó el mayor. Los chicos sonrieron en grande al recibir el permiso.

-Hay una lista de muerte. Si bien tú- señalé a la Argent. -no estás en la lista, por el simple hecho de estar con ellos puedes ser considerada daño colateral. Así que si tienen que romperle el brazo a alguien, háganlo.- indiqué.

-Deberías llevar tus dagas.- aportó el Argent.

Luego de eso solo nos centramos en terminar y al cabo de un rato partir a la escuela para dejarlos.

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Nos encontrábamos en el departamento, a que la menor de los Argent terminara de bañarse para su salida a la fogata de la escuela. Me había pedido mi ayuda para escoger su ropa, así que esperaba que me diera permiso de entrar a su habitación, por lo mientras estaba viendo una película.

-¿Qué haces?- cuestionó el hombre. -Además de babear por Johnny Depp.- dijo en un bufido, mientras rodaba los ojos.

Solté una carcajada al detectar sus celos. -Estoy viendo los Piratas del Caribe solo por la trama.- murmuré sin yo creérmelo.

-Si claro.- espetó con sarcasmo. -Lo que si está claro es que te gustan las personas mayores que tú.- se sentó a mi lado y pasó su brazo sobre mis hombros, formando un medio abrazo.

-Lo siento, pero simplemente es Johnny Depp.- dije y me encogí de hombros. Le puse pausa a la película y me giré en mi asiento para poder ver mejor al cazador. -¿Te gusta?- le mostré el objeto entre mis manos, no era otra cosa más que una pulsera que estaba haciendo para mi hermano.

-¿Puedo?- cuestionó y asentí ante su petición. La tomó entre sus manos y le dió vuelta para ver el diseño, que no era la gran cosa porque sabía que al Hale menor no le gustaba lo ostentoso en cuanto a accesorios. -Me gusta.- afirmó y me la regresó. -¿Para quién es?-

-¿Sabes cómo se transforman los lobos en lobos completos?- pregunté.

-Solo sé que tienen que pasar por una evolución.- comentó. -Pero no respondiste mi pregunta.-

Me reí ligeramente. -No puedo evitarlo. Es una costumbre que adquirí de mi madre. Solía preguntar algo antes de responder lo que se le cuestionó.- dije con una sonrisa nostálgica al recordarla. -Volviendo a los lobos. Tienen que pasar por una prueba para poder evolucionar. Por ejemplo: Talia tuvo que saber sobreponerse el ser la Alfa de la manada más grande en ese entonces; Laura tuvo que demostrar que podía llevar el control de la manada; Derek está pasando por lo contrario a lo mío. Siempre fue amante de el poder que le daba ser un lobo. Ahora está aprendiendo a que sin toda esa fuerza sobrenatural y sus sentidos agudizados, puede ser ágil para las peleas. Está adquiriendo conocimientos respecto a que no solo es Derek Hale por su poder.- informé.

-A ti no te gustaba ser loba.- supuso.

Asentí ante eso. -Nunca me gustó serlo. En mi primera luna llena aprendí a controlarme porque no quería ser ese monstruo. Rápidamente encontré a mi ancla. Mi familia. Ellos me mantenían en control. Hasta que mis padres me hicieron ver que no era malo serlo, que era afortunada y debería estar agradecida por ello.- solté un suspiro. Él me veía atento y no hacía nada para interrumpirme, lo que agradecía a sobremanera. -Al principio me negaba a transformarme, pero con su ayuda fui paso a paso. Primero a cambiar el color de mis ojos, después a sacar mis garras, mis colmillos, luego a transformarme por completo. Ocasionándome ataques de pánico y ansiedad. Tuve que estar varios meses acostumbrándome a cada etapa. Un día, posterior a mi aceptación, pude convertirme en un lobo completo. Mi madre estaba tan orgullosa de mi. Era la primera de sus hijos en evolucionar. Deucalion me enseñó a hacerlas, así que hice una como un trofeo. Desde ese entonces hago una por cada persona que evoluciona por completo. Solo le hice a mi mamá, aunque ella ya lo había hecho. Le hice a mi hermana y esta es para Derek.- finalicé mi relato.

-¿Él ya sabe que está evolucionando?- cuestionó.

-No lo sabe, pero no quiero decirle nada para que él lo descubra y pase por todo lo que necesita pasar.- informé.

-Cuando era más joven...- inició.

-¿Cuándo existía Moisés?- cuestioné burlona.

Soltó una ligera risa. -No. Cuando existían los dinosaurios.- dijo divertido. Me encantaba que conmigo fuera despreocupado y se hiciera el tonto. -Cuando era más joven, pensaba que todos los seres sobrenaturales les gustaba ser lo que son. Que disfrutaban de su naturaleza, pero al escucharte me doy cuenta de que no es así.- comentó.

-La gran mayoría lo disfruta. Realmente no conozco a alguien más que lo odiara.- me quedé pensando. -Aunque Scott podría considerarse como uno.- añadí.

Luego de eso, reanudé la película y nos quedamos viendo la televisión. Siendo abrazada por el de ojos azules.

-Alice, ya puedes entrar.- me dijo la chica desde su cuarto, sabiendo que la escucharía sin la necesidad de levantar la voz.

Me incorporé del sillón. -¿A dónde vas?- me preguntó el mayor. Detuve la imagen frente a nosotros.

-A ayudarle a Allison con su ropa para la fogata.- comenté y me dirigí a su habitación.

Al llegar noté a la menor sentada en su cama con su pijama puesta. -No sé que ponerme. Creo que necesito ropa nueva.- murmuró.

-Muéstrame.- pedí. Me senté con las piernas cruzadas en su cama en lo que ella se incorporaba y se dirigía a donde tenía la ropa. Abrió su closet y prendió la míni lámpara que había allí, tomó una blusa y me la enseñó. -Paso.- dije con una mueca. Tomó otra y me la enseñó. -Paso.- solté un suspiro. -Déjame ver - me levanté y busqué en su closet. -Paso.- al ver una blusa. -Paso.- al ver otra. -Paso en todo.- me giré para poder mirarla. -Linda no quiero ser grosera, pero el respeto por tu gusto disminuye cada segundo.- dije tocando su cabello.

Ella soltó una pequeña risa, lo que me hizo querer voltear a verla. Enarqué una ceja, esperando su respuesta. -Me recuerdas a Lydia.- comentó.

-Bueno, entonces supongo que las tres, y si Malia quiere, las llevaré a comprar ropa.- dije. Tomé un conjunto y se lo enseñé a Allison, ella asintió. -Este.- lo agarró y se miró al espejo.

-Podemos invitar a Kira también.- sugirió.

-Si ella acepta, claro que si.- me encogí de hombros.

Escuché que abrieron la puerta de la habitación y de esta entró un Chris distraído. -Papá.- lo llamó la cazadora.

Él levantó la mirada de su chaqueta y nos miró. -Si. Lo siento. Olvidé tocar.- murmuró poniéndose la prenda.

-Papá ¿necesitas algo?- nuestra hija preguntó.

-Venía a decirles que ya se hace tarde. Debes irte o si quieres que te llevemos.- dijo.

-Iré yo. No tienen que preocuparse. Probablemente Isaac maneje de regreso.- avisó.

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Me encontraba revisando unas cosas de mi trabajo en mi computadora, tenía mi celular cargando; mientras el cazador arreglaba su despacho, ya que últimamente era un desastre de armas botadas por doquier.

Mi teléfono comenzó a sonar por lo que me levanté de inmediato y lo más rápido que pude para responder. Era un tono en específico que tenía para el Hale azabache. Sabía que nunca llamaba a menos que fuera una emergencia, así me era más fácil detectar que era él.

-Hola hermano. ¿Qué sucede?- cuestioné al contestar la llamada.

-Braeden descubrió que un grupo de guardias de seguridad de la escuela planean acabar con la manada en la fogata.- comentó.

-Te veré allá.- dije y colgué. De forma inmediata me dispuse a tomar mis llaves. Chris salió de su oficina y me vió confundido al verme corriendo.

-¿Por qué corres?- cuestionó.

-No hay tiempo para explicar.- murmuré y lo tomé de la muñeca para poder salir del departamento.

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Argent mayor y yo llegamos corriendo a la escuela. Lo primero que escuché fue que un hombre hablaba algo sobre prenderles fuego, realmente no entendía bien debido a la lejanía y al intenso ruido de la música, esto también provocaba que me sintiera ligeramente mareada.

-Debemos apurarnos.- dije.

-¿Qué sucede?- cuestionó al verme tambalear. Me detuve un segundo y traté de tranquilizarme, no iba a dejar que la música me afectara, no cuando había pasado por cosas peores solo por ser sobrenatural.

Reanudamos nuestro paso. -Debilitaron a los chicos mediante la música.- expliqué y justo en el ese momento el ruido se detuvo. Volví a sentirme bien de forma inmediata.

Íbamos llegando a donde el olor me dirigía; Braeden y Derek aparecieron, el de ojos verdes sacó todo el provecho de las técnicas de defensa cuerpo a cuerpo que había aprendido recientemente, si bien ya sabía pelear, su falta de poder lo hizo mejorar. El cazador y yo nos deshacíamos de los hombres que se nos atravesaban, que no eran muchos, pero daban algo de pelea.

Los cuatro adultos dejamos noqueados a los guardias. -Patético.- murmuré al ver que no tenían nada de técnica al pelear y aún así pensaban deshacerse de casi una manada completa.

-¿Qué pasó con el arma?- preguntó Scott al azabache. Él enarcó una ceja, sin poder creer que eso cruzaba en la mente del McCall en ese momento.

-Estás cubierto en gasolina.- comentó mi hermano. Nos acercamos a los chicos que aún seguían en el suelo.

-Si.- aceptó el Alfa y tomó la mano que el Hale le ofrecía para incorporarse y palmeó su hombro, alegrándose de que se encontrara bien.

Mi mirada se encontró con la de Isaac y de inmediato me acerqué a abrazarlo, mientras el cazador hacía lo mismo, pero con su hija.

-¿Estás bien?- le pregunté. Se había agachado para poder meter su cabeza a mi cuello, pero aún así tuve que pararme en puntas. Mis labios besaron con dulzura su cabello.

-Es solo gasolina.- susurró, restándole importancia.

-Si, mejor aléjate. Odio el olor a gasolina y no ayuda mi olfato desarrollado.- murmuré para hacerlo reír, ya que, aunque no lo demostrara, sabía que estaba asustado. Él se rió ligeramente y se separó.

Ahora fue turno de acercarme a la menor de los Argent. -No sabes cuanto me alegro de que estes bien.- dije cuando la tuve pegada a mi cuerpo.

-¿Podemos ir a casa?- me separé un poco de ella para verla.

-Claro que podemos ir.- respondí.

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Lamento la hora, pero no tenía sueño y quería que tuvieran un capítulo nuevo.

No se olviden de comentar y votar si les gustó el capítulo.

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