07

——————————————————

De algo que recién me entere el día después de la súper luna fue que Scott se había enterado de lo de Donovan, Stiles le había explicado lo que pasó y que fue en defensa propia y como siempre la moral de McCall fue más fuerte que su amistad de años con el chico, diciéndole que no debían asesinar a las personas que intentaban salvar.

Theo Raeken, ese chico del que a inicios de año me había contado el humano, logró separar a la manada y hacer que entre ellos se pelearan. A mi prima la había encerrado en el hospital, a Allison y Lydia las dejó encarceladas en la biblioteca, Liam había tenido un enfrentamiento contra Scott y Isaac, donde el Alfa había resultado muerto durante unos 15 minutos y el rubio afortunadamente solo quedó inconsciente. Ahora a la primera oportunidad que tuviera de golpear a la quimera la haría sin dudar.

Lo que me tenía extrañada era que Chris estaba raro conmigo, en la noche había desaparecido y no me dijo, cómo normalmente lo hacía, a dónde iba y no era que quisiera saber todo de él, pero su actitud me estaba molestando, parecía que omitía decirme algo.

Hoy otra vez lo vi raro y decidí no confrontarlo, aunque sabía que no era lo mejor y podría quedar como una prometida loca, opté por seguirlo, porque cuando se ponía en ese modo era porque él sabía que había hecho algo que para nada me iba a gustar, así pasó con la moto que le compró a Isaac; ninguno de los dos dijo nada y un día Argent se puso raro, me evitaba en la casa, no quería verme a los ojos y fingía que venía de hacer ejercicio para que no le prestara atención a su corazón por si mentía. Unos tres días bastaron para que el menor no aguantara y me confesara que mi prometido le compró una motocicleta, no se salvaron de un regaño de mi parte, pero por lo menos ya estaba todo en orden.

Estaba llegando a los túneles que recorrían gran parte de beacon hills de manera subterránea y si bien venía a seguir a Chris, un olor diferente pero conocido llegó a mis fosas nasales, topándome con Scott quien me tomó del brazo para que me detuviera.

Lo volteé a ver con una de mis cejas levantadas, pidiendo silenciosamente una explicación. -Liam llegó hace un rato y quiero ver que hace.-

-Deberías ir a ayudarlo. No ha tenido una buena enseñanza en todo esto y por lo que puedo notar ha estado dando vueltas en el mismo lugar.- dije en voz baja al olfatear ligeramente la zona. Su olor se mezclaba varias veces y cuando eso pasaba se debía a que caminó muchas veces por ahí. No era mi deber enseñarle, si el mayor lo requería lo ayudaría, pero no por eso tenía que enseñarle, yo no era su Alfa.

Me solté del chico y caminé sin llegar hacia el menor, solo siguiéndolo. El otro chico reanudó su caminar, colocándose a mi lado para ver en qué acaba las vueltas del recién transformado.

Cuando había pasado por el mismo punto unas 3 veces más me desesperé y avancé más rápido para párame a un lado del rubio. -¿Qué haces?- se sobresaltó y rodé mis ojos al ver que no prestaba atención a su entorno. -Regla súper importante ya sea en el mundo sobrenatural o humano, siempre debes estar atento a lo que te rodea.- comenté.

Sus mejillas se encendieron y asintió varias veces antes de levantarse y fijar su vista detrás de mi, donde claramente estaba Scott. -¿Estás perdido?- cuestionó.

-Por completo.- admitió. Había veces en las que sentía que McCall dejaba a los miembros de su manada solos y con eso me refería a que por ejemplo con Malia la regresó a su forma humana pero nunca le enseñó a poder convivir de nuevo con los humanos, la dejó al cuidado de Stiles y él fue el que se encargó de todo; con Liam si le ayudó con su autocontrol, pero ¿quién era el que estaba ayudándolo? Stiles y aparte de todo no era que el chico se controlara a la perfección, aún tenía que ser atado con cadenas y enterrarse sus garras en las palmas de su manos para volver en si. -¿Cómo sabían que estaba aquí?-

-Yo no vine por ti.- aclaré.

-Te seguí.- informó el primer hombre lobo. Me alejé unos pasos de ellos para ver el lugar en el que nos encontrábamos. Mi olfato me indicaba que el aroma de Chris estaba cerca pero a la vez estaba lejos de mi así que lo más seguro es que es encontrara tras de una de estas paredes.

-¿Por qué me estás siguiendo?- inquirió el rubio.

-¿Por qué estás aquí?- si estuviera viéndolos lo más seguro es que pareciera partido de tenis, la cabeza volteando de un lado al otro.

-¿Podrían dejar de hacer preguntas y alguno contestar?- pedí fastidiada por su actitud, sabía que se hablaban así por la incomodidad que sentían al haber peleado o algo así cuando fue la súper luna.

-Para saber si aquí es a donde nos llevaron.- respondió el pequeño. -A Hayden y a mí. Malia dijo que también estaba aquí. Que la esencia fue la misma.- ¿ya había mencionado que había algo nuevo de lo que preocuparnos? ¿No? Bueno, había algo nuevo y enorme de lo que preocuparnos. -Ella dijo que tenías razón.-

-Hay un giro que siempre te saltas.- Scott cambió de tema. -Es fácil no verlo.-

-¿Cuántas veces me viste pasarlo?-

-Cinco.- avisó McCall.

-Yo tres antes de interrumpirte.- dije al ver que fijó sus enormes ojos en mi. Bajó sus cabeza avergonzado.

-Vamos. Veamos si podemos hallarlo juntos.- el Alfa dijo en un suspiro.

Seguimos caminando unos metros más hasta dar con una vuelta. El adolescente mayor se detuvo unos pasos por delante de nosotros y se miró las manos. -¿Sienten eso?-

-Como algo vibrante.- contestó su beta, yo solo me limité a asentir, podía sentirlo desde hace un rato, pero justo en este punto era más intenso.

-No sé de dónde viene.- el Alfa murmuró.

El lobito se agachó y colocó su mano en el suelo. -Viene de todos lados.- se veía que quería decir algo más, pero a la vez no. -Solo intentaba hacer algo bien.-

-Haces muchas cosas bien.- contestó el mayor de ellos.

-Sí, pero hice algo muy malo.- se lamentó Dunbar. Me desconecté de su conversación al sentir el olor de mi mate más cerca, me quedé viendo una pared, que tenía un ouróboro, no entendía que hacía aquí, sabía lo que significaba pero realmente no sé me ocurría la razón de su existencia.

Scott se paró a mi lado y levantó su mano para tocar a la serpiente, me volteó a ver como preguntándome si sabía algo al respecto, solo negué y él regresó su vista a la pared, para después girar la figura, sorprendiéndonos en el proceso, siguió en ello hasta que vimos a un costado nuestro una entrada. Avanzamos hasta ahí y fue mi turno de tomar el pomo de lo que parecía ser una puerta, dispuesta a abrirla; al hacerlo la imagen que nos recibió fue Chris apuntándonos con su arma, al vernos las bajó y guardó, pero lo que me alarmaba de esto era que había un aroma desconocido en el ambiente y el hecho de que mi pareja no me mirara.

-No lo hiciste.- murmuró Scott cuando dimos unos pasos más.

-Tuve que hacerlo.- respondió.

-Por lo que más quieras, dime que no es quien creo.- pedí, el mayor me miró por fin.

No tuvo que responder ya que se escucharon unos pasos en uno de nuestros lados, apareciendo en nuestro campo visual.

-Hola, Scott.- dijo al posicionarse a un lado de su hijo. Solté un suspiro llamando su atención. -¿Adelaide?- cuestionó y no sabría decir si asustado o asombrado, aunque dudaba muchísimo que el anciano este le tuviera miedo a algo.

-Hola, suegro, ¿cómo está?- si había algo que en mis memorias existían era el odio que este hombre me tenía en mi otra vida, no iba a desaprovecharlo para molestar al adorable señor que tenía enfrente.

El Alfa hizo brillar sus ojos característicos de su rango. -No he visto ese color en ti.- musitó regresando su vista al chico. -Te va bien.- dejó de hacer brillar sus ojos.

-¿Quién es el viejo?- inquirió el menor.

-Por ahora me llamarían un mal necesario.- informó. -Pero puedes llamarme Gerard.-

-¿Qué estabas pensando?- McCall hizo la pregunta que quería hacerle al Argent con el que salía.

-Que lo necesitamos.- respondió.

-Tiene razón. Si atrapas a un hombre lobo como la Bestia de Gévaudan, vas a necesitar más que un Argent.- intervino el anciano.

-Christopher déjame decirte que ya teníamos más que un Argent y una de ellas sabía todo sobre esa bestia.- dije entre dientes.

Se acercó a pasos cautelosos a mi porque sabía perfectamente que estaba molesta. -Él conoce todas las historias. Todo el folklore. Todo lo escrito y lo transmitido.-

Me acerqué a él hasta quedar a centímetros. -¿Y de que nos va a servir alguien como Gerard? Tal vez tú hija no sabe todo eso, pero si sobre la Bestia y lo sabrías si escucharas alguna vez lo que dice, la loca de tu hermana le dió un libro con todo lo necesario sobre esto.- mis ojos brillaron por la frustración que sentía. -Tarde o temprano él se va a volver un peligro para nosotros. Sabes lo obsesionado que está con lo sobrenatural, quien sabe que pueda hacer al rato, podría hacer que muchas personas se pongan en nuestra contra y se vuelva una caza de sobrenaturales.-

-¿Pelea de padres divorciados?- Liam dijo y lo volteé a ver mal, él solo se encogió en su lugar.

-¿Estás seguro de esto?- la voz del adolescente mayor se hizo espacio, tratando de cambiar de tema y que no siguiera peleando con el ex cazador.

-Echa un vistazo.- señaló con su cabeza. -Aun sabiendo lo de Allison, ella está centrada en Lydia, no ha estado centrada en otra cosa que no sea ella.- murmuró.

-Hablaremos en casa.- avisé antes de alejarme y que él se fuera a otro lado.

Avanzamos a donde quería mostrarnos algo. -¿Cómo es que sigue con vida?- preguntó el mayor en dirección a su hijo.

-Parece que nadie en este pueblo sabe quedarse muerto.- casi lo gruñí, tratando de que también aplicara para él.

-Ella no es Adelaide.- nos detuvimos frente a un mural. -Es Alice Hale, mi mujer.- me tomó de la cintura, pegándome a su cuerpo. Sabía lo que quería hacer, pero eso no quitaba que estuviera enojado con él.

-¿Qué son?- el menor me salvo de hacer o decir algo y solo pude sonreírle en agradecimiento, él me regresó la sonrisa; parecía un cachorro orgulloso por haber hecho algún truco.

Me solté de su agarre y no pasó desapercibido por mi la mueca que hizo. -El de la derecha es la Bestia de Gévaudan. ¿Sabes qué es el otro?-

Ambos adolescentes negaron con su cabeza, así que los ojos de los tres se detuvieron en mi. -El Hellhound.-

-El guardian de los lugares sobrenaturales.- agregó el patriarca Argent. -Ambos son criaturas de la noche. Pero tal vez las conozcas como gente normal durante el día.-  su mirada de repulsión se detuvo en mi, le regalé una sonrisa sarcástica antes de bufar y rodar los ojos dispuesta a ignorarlo. Solo quería matarlo por haberle hecho lo que le hizo a mi padre, pero sabía lo que significaría para Chris, podría estar enojada con él, pero eso no significaba que dejaría de importarme lo que sintiera.

-Y lo más seguro es que ninguno sepa lo que son.- finalizó el de ojos azules.

Beta y Alfa se miraron entre sí, confundiéndonos. -¿Qué pasa?- cuestioné.

-Hallamos un mensaje en latín. Damnatio memoriae.- explicó el chico McCall.

Padre e hijo se voltearon a ver. -Quieren recordarlo.- susurró el adulto mayor.

-Eso tal vez nos dé tiempo.- comentó el hombre a mi lado.

-¿Tiempo para qué?- inquirió Liam.

Ya habría tiempo para molestarme y regañar a mi pareja con el tema de Gerard, por el momento tendría que colaborar con ellos y hacer saber lo que sabíamos. -Para prevenir esto.- caminó hasta que se quedó a centímetros del muro, donde inició a patear la parte baja de este.

La imagen se completaba con ambos sobrenaturales parados sobre una gran cantidad de cuerpos. -¿Quiénes son ellos?- cuestionó el rubio.

-Nosotros. Todos nosotros.- respondí. La mano de mi mate intentó tomar la mía, pero hice como si no me hubiera dado cuenta de su movimiento y me cruce de brazos, evitando su contacto.

——————————————————

Estábamos en el búnker de los Argent; los dos lobos se habían ido hace un rato y en su lugar llamaron a Parrish para saber más sobre cómo llegó a ser el sabueso.

Jordan estaba de espaldas a nosotros, contándonos, mientras que el resto nos encontrábamos parados tras una mesa, Gerard, Chris y yo en esa posición. -Fui parte de un equipo DAE en Afganistán. Desactivación de Artefactos Explosivos. Manejábamos bombas.-

-¿Y antes de eso?- había estado investigando al respecto del hermano de Isaac, Camden, ahora podría unir todos los puntos y confirmar la información que recopilé. Esta era mi oportunidad de averiguar si era hermano de mi hijo o no.

-La preparatoria.- respondió sin más. Dios, juraba que se parecía tanto a su hermano, quitando el que solo existía una foto de Camden ya que el patriarca Lahey había destrozado todas, se parecía bastante a la foto del equipo de natación. Gerard sacó un libro viejo y le mostró una imagen que contenía. -¿Qué se supone que es eso? ¿Hombre lobo?-

-No.- contestó el canoso. -Se llama Hellhound.- el oficial nos miró a los tres, tratando de comprender.

-¿Qué más recuerdas de Afganistán?- presionó Chris por saber.

-Dijiste que viniste a Beacon Hills porque te atrajo.- el mayor traía un soplete en su mano. -Escondiste los cadáveres de las quimeras.-

-Te resistes al fuego.- añadió el ex cazador.

El señor Argent encendió el objeto entre sus manos. -Nos preguntábamos qué tan ignífugo eres, agente.-

Mi pareja tomó al hombre, impidiendo que se alejara. No quería intervenir porque sabía que no saldría herido. -¿Qué diablos estás haciendo?- se encontraba alterado. -Alice, ayúdame por favor.- pidió.

Gerard sujetó la cara del oficial y le acercó la fuente de calor, fue inmediata su reacción; sus ojos se encendieron en ese naranja que ya había visto y sospechaba lo que era, al igual que sus colmillos brotaron y un gruñido se le escapó, liberándose de ambos agarres. Me preparé por si tenía que intervenir. No volvió en si hasta que se vió en un espejo.

-Hellhound.- susurró sorprendido. -¿Y si te equivocabas. ¿Me hubieras sacado el ojo?- se dirigió el Argent mayor.

-Sí.- admitió sin remordimientos.

-¿Este tipo es tu padre?- ahora miró al otro hombre.

-No fue mi elección.- respondió.

-Todo un encanto, ¿no?- dije con sarcasmo.

——————————————————

Maratón 2/?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top