05
——————————————————
El trasero de Alice se encontraban adherido al bulto que solía tener todas las mañanas mientras ella dormía placenteramente, transmitiéndome calidez y calma. No podía estar más que feliz después de pasar una increíble noche con mi mujer, tratando de que un Argent-Hale llegara. Estaba abrazándola por los senos y respirándole cerca de la nuca en lo que ella me sujetaba del brazo que la rodeaba.
Pero el placer que sentía fue interrumpido de forma abrupta cuando dirigí mi mirada a la ventana que había en la habitación, topándome con la luz del día. La noche anterior me encontré tan inmerso en mi preciosa prometida que no programé el despertador.
Eran las once de la mañana. ¡Once! Quedé en despertar a la cinco para salir a pasear al perrito y estar de vuelta a tiempo para el desayuno de los niños.
Mi alarma sonaba diario a las seis, sin embargo, despertaba a las cinco y media porque no podía permanecer mucho tiempo dormido y descansar de forma plena. No cuando estaba presente en mi mente todas las cosas que había hecho al ser cazador, no cuando trataba de pensar en la manera en cómo mantener alejada a mis hijos de esto, el recuerdo presente de la muerte de Addie y que eso podría pasarle a Alice en esta vida. Pero desde hacia tiempo que todo eso dejó de preocuparme o por lo menos de martirizarme; no podía revertir las vidas que quité, pero si sabía que hice un mayor bien al hacerlo ya que esas personas habían asesinado a muchísimas más. Con respecto a Allison no podía evitar que ayudara a sus amigos y Isaac formaba parte de este mundo, solo me quedaba enseñarles a defenderse y ayudarlos en lo que pudiera.
Alice, esa mujer, mi mujer, la que hizo acto de presencia en mi vida, me hizo darme cuenta de eso, que no podía vivir en el pasado y no había manera en la que quisiera mantener a salvo a mis hijos y a ella sin involucrarlos, mucho menos si formaban parte de esto. Ella era lo que necesitaba y lo que más amaba en este mundo y fue por la paz que ella me transmitía que logré dejar atrás todas mis tormentos. Ella era, es y será siempre mi lugar seguro y no podía estar más que feliz de agrandar la familia que formamos.
-Lobita, son las once. No hemos salido a pasear al cachorro, tampoco le hemos puesto nombre y tendremos suerte si los niños desayunaron algo antes de irse a la escuela, eso si es que se despertaron y no siguen dormidos quedándose de flojos igual que su mamá.- murmuré sobre sus oído.
-Shhhh.- me silenció sin abrir los ojos y con el ceño fruncido.
Me reí de ella y a sabiendas que iba a molestarla porque seguramente hoy no se levantó antes a lavarse los dientes, la giré y le di un beso rápido en la boca.
-Que no me he lavado los dientes.- me gruñó.
-No me importa.- murmuré y volví a besarla.
Ella aceptó el beso, pero continuó con los ojos cerrados, y cuando recordó que odiaba besarme por la mañana, aún más enojada que antes, me aventó el brazo con el que la tenía sujeta y me dio la espalda otra vez, pero eso me se iba a quedar así, de inmediato recibió un pellizco en su trasero.
-¡Aaah! ¡Christopher!- mi prometida adoraba dormir. Había catalogado el dormir como su actividad favorita, por encima de la pintura, o incluso de comer y eso que ella se podía acabar todo el supermercado. A ella le gustaba despertar al mediodía si es que no le daban ganas de parase a hacer ejercicio, y que interrumpieran su sueño era lo peor que le podían hacer, pero no se podía hacer mucho considerando que vivíamos en un mundo sobrenatural donde cada momento había algo nuevo a lo que enfrentarse, días como estos en los que no había mucho por hacer prefería dormir.
-Ya me voy. Saldré a pasear al perro.- me levanté de la cama y me coloqué los primeros pants que encontré, junto a una playera deportiva.
-Hasta luego.- contestó, y se puso la almohada sobre su cabeza para taparse las orejas y ojos, indicándome que ya me callara y me fuera.
-Esperaba un escenario más romántico que éste.- bromeé, mirando su espalda desnuda desde mi lado de la cama. Alice se sacó la almohada de encima y giró a verme.
Tal vez yo no sepa a dónde ir, pero si todas las mañanas pudiera abrir mis ojos y encontrarme con los hermosos ojos de mi loba... sabría donde quedarme.
-Estaba esperando que me despertaras a la cinco para tener sexo de mañana, para iniciar el día de buen humor.- no hablaba en serio ¿o si? Con su lado lobuno en celo no sabía que esperar, ni siquiera sabía si hablaba con su loba o con ella, pero no tuve tiempo de pensar con quien hablaba cuando sus ojos se encendieron en dorado.
La miré boquiabierto. -No me digas que me perdí del desayuno.-
-Te perdiste el desayuno, almuerzo y cena en una misma comida.- aseguró con seriedad.
-Me odiaré el resto de mi vida por eso.- fingí un suspiro.
Sus ojos volvieron a la normalidad. -Deberías.- romanticismo a flor de piel. Agarró la almohada para abrazarla con fuerza, fingiendo que era yo, porque según ella mi olor impregnado en algún objeto impedía que saltara sobre mi para continuar con la labor de hacer un bebé, pero lo que ella no sabía era que no me molestaba para nada eso. Aunque si bien la castaña era de las mejores mujeres lobo con un increíble autocontrol, no evitaba que se alterara por estas fechas.
-Te amo.- dije. Me senté a su lado en la cama y pasé mi mano por su pierna desnuda, deteniéndome por debajo de su trasero, que era hasta donde había dejado a la vista.
-Te amo más, pero déjame dormir, amo las sábanas nuevas que compré.- murmuró con la cabeza enterrada en la almohada.
-Yo puedo comprarte todas las sábanas que quieras.- sonreí como un tonto enamorado.
-¿No tienes que irte ya?- movió su cara y abrió solamente un ojo para poder verme, mojó sus labios y regresó a acomodar su cabeza sobre la almohada para seguir durmiendo. Era consciente de que me conseguí a una perezosa como futura esposa.
Dejé un beso en su muslo y me levanté, tomando camino a la salida. -Te amo como loco.- al ir caminado de espaldas no noté que quedaba poco espacio entre mi persona y la puerta, así que lo siguiente que sentí fue mi cara chocando contra la madera.
-¿Necesitas una frente nueva?- preguntó sin abrir sus ojos ni cambiar su expresión facial dormida, sabía que estaba aguantando su risa por lo que acaba de suceder.
Froté mi frente. -Así me tienes.- mascullé, bromeando. Ella no aguantó más y estalló.
Salí de la habitación con las carcajadas de la Hale de fondo; me dirigí a la habitación de mi hija y al abrirla me topé con nuestro perrito dormido, negué con mi cabeza al ver que también era un flojo pero lo que me llamó la atención fue ver el collar que portaba en su cuello, nombrándolo como "Rocky", de inmediato se me ocurrió que pudieron haber sido los chicos quienes estaban de lo más emocionados por él y seguramente lo compararon desde que se enteraron de la noticia.
Decidí dejarlos dormir otro rato y ya si Rocky necesitaba ir al baño o tenía hambre seguramente me vendría a buscar por lo que no me preocupé en sacarlo, lo que si me dispuse a hacer fue el desayuno para dormilona mujer.
——————————————————
Estaba en mi oficina en la espera de que mi prometida regresara de la cocina; le había pedido hablar con ella y aclarar las cosas sobre lo que Allison y Isaac querían hacer con el libro que ella había mencionado la noche anterior.
Como solía hacer siempre su celular estaba sobre mi escritorio y por siempre me refería a que solía dejarlo en cualquier lado de la casa y para su fortuna siempre lo escuchaba por su oído desarrollado, así que no se molestaba en cargarlo siempre con ella, razón por la cual su anillo contaba con un chip de rastreo y no era por celos tóxicos para saber su ubicación siempre, era más como una medida de seguridad.
Volviendo con el celular de la Hale este comenzó a sonar. -¿Podrías contestar?- escuché el grito de la mujer. De no haber sido por su voz ya me hubiera levantado para llevárselo, éramos pareja y todo lo que quisieran, pero respetaba su privacidad y confiaba plenamente en ella así que no había razón para querer indagar en su celular.
Al fijarme en quien era la persona que llamaba supe rápidamente quien era al leer "el amor de mi vida", rodé mis ojos al ver cómo tenía a su contadora, quien también era su mejor amiga y según la loba la había nombrado así por todo lo que Freya había hecho por ella; a pesar de que no sabía mucho de su amiga, sabía que era muy importante para mi mujer.
-Hola Freya, soy Christopher. Alice está ocupada, ¿quieres que le diga algo de tu parte?- cuestioné al contestar.
-No hace falta mentir, sé perfectamente que dejó el celular botado y se fue a comer.- respondió divertida, pero no estaba equivocada.
-Sabes como es.- respondí sin más.
-Le encanta comer y me apiado de tu cartera, aunque muy probablemente me esté escuchando y se ofenda al oír que insinúo sobre que tú pagues todo.- comentó. -Se ofende al escuchar que alguien asume que tiene que tener un hombre que la mantenga.-
-Y no podrían estar más que equivocados. En todo caso el mantenido sería yo.- las risas de ambas mujeres no se hicieron esperar.
-Retomando el punto de mi llamada y solo por molestar, necesito que le digas a Suzette que salió una oferta para comprar una pequeña cadena de hoteles, su dueño no tiene otra opción más que vender, queda excelente para su planes de expansión. Le mandaré toda la información que necesita, pero sabes lo distraída que es y afortunadamente tú contestaste y le puedes recordar.-
Mi ceño seguía fruncido por el nombre que me dijo del que no tenía conocimiento, no tanto por la expansión porque esa ya me la había comentado. -Gracias por avisar. No te preocupes yo le recuerdo.-
-Argent, solo una cosa.- dijo antes de que pudiera colgar, tararé para que siguiera. -Donde la hagas llorar o la más mínima queja que me dé sobre ti considérate muerto, no me importa que seas cazador de lo sobrenatural con años de experiencia, soy la representación humana de una diosa, si bien soy del amor, haré todo lo posible para separar tu alma de la de ella y hacerte sufrir.- amenazó y a pesar de que jamás se me ocurriría hacerle daño a mi loba, si me había asustado al ver que trataba con cosas mayores. -Que tengas buen día, salúdame a los niños.- dijo con un tono inocente como si no hubiera pasado nada y finalizó la llamada.
La carcajada de la castaña se escuchó cada vez más cerca, indicándome que estaba caminado para acá. -Le agradas.- murmuró una vez abrió la puerta.
Ella se recargó en el marco de la puerta y mordió su manzana. -¿Lo crees? Acaba de amenazarme.- señalé.
-No hubiera hablado más de dos palabras contigo si no le agradaras. Es una diosa de lo más amable y pacífica, pero si no le disgustaras no trataría de ocultarlo.- informó.
-Espero y le agrade, no podría tener en mi consciencia el desagradarle a una diosa y más aún que ella fuera tu mejor amiga.- dije.
Su sonrisa divertida no se borraba. -No te preocupes por eso, solo le gusta asustar a las personas y me temo que eso lo aprendió de mi; no haría nada en tu contra, ni aunque me dañaras, solo te insultaría, pero no llegaría a más.- trató de tranquilizarme.
-Eso me tranquiliza.- murmuré. -¿Por qué no mencionaste que te llamas Suzette?- cuestioné al verla entrar por completo, queriendo cambiar de tema.
-Pensé que lo sabías. Es algo de familia tener un segundo nombre que empiece con la "s"- se encogió de hombros como si la cosa no fuera con ella.
Se acercó a mi y movió mi silla para poder sentarse en mi regazo, como cada vez que lo hacía, una de mis manos se amoldó a sus caderas y la otra quedó reposando en su muslo.
-No sabía que tú y tus hermanos tenían un nombre así.- murmuré.
Volvió a morder su manzana y esperó a que pudiera pasarla para hablar. -Oh si, bueno ahora lo sabes. Derek se llama Samuel, Cora Susanne, Laura Stephanie, Alice Suzette.- informó. -No es de gran relevancia y si no te lo dije es porque no me gusta.-
-¿Por qué la "s"?- realmente me daba curiosidad del porqué esa letra y no cualquier otra o porque no seguir el abecedario.
-No lo sé. Mi mamá no tiene otro nombre y mi disque padre tampoco tiene la "s" en su nombre. Es algo que me tiene sin cuidado.- explicó.
-¿Y qué significa?- quise saber.
-Andamos muy preguntones hoy, ¿no?- inquirió burlona.
-No me juzgues, mujer. Quiero saber todo de ti.- dejé su beso en su cuello y seguí admirando como comía, lo que podía parecer un poco raro, pero yo estaba embobado por cada cosa que ella hiciera. Mis hijos se burlaban de mi por ello.
-Es de origen francés con raíz hebráica del nombre Shoshanah, que significa "lirio" o "azucena". Se dice que Suzette es autoritaria. Le encanta dirigir, siempre hace esfuerzos considerables para lograr todos sus objetivos. Se carcateriza por ser buena
para los negocios.- informó.
-Entonces tus nombres hacen honor a la persona. Ambos te quedan.- comenté al recordar que "Alice" significaba "la mujer que protegerá" y que son mujeres emprendedoras, su naturaleza hace que brille por todos lados que vaya. Ella era todo eso y más.
El sonrojo en mi loba hizo que mi corazón se llenara de orgullo al verla por primera vez sonrojándose y por lo que me contaba nadie más lo había logrado, pero decidí no decirle nada para no molestarla o más que nada para poder verla roja un rato más.
Nos quedamos un rato en silencio en lo que ella disfrutaba de su manzana y jugaba con mi cabello que estaba cerca de mi nuca, que era donde había puesto su mano.
-Sabes que necesitamos hablar. Tienes cosas que explicar.- musité al ver que acababa de terminarse su fruta, rompiendo el silencio y provocando que el ambiente se volviera tenso.
ALICE
-¿Quienes son los doctores? Parecías conocerlos o saber de ellos.- preguntó y no podía juzgarlo por querer saber, había muchas cosas que sabía y que aún no le contaba con respecto a lo sobrenatural aunque eso me sorprendía, seguramente el señor adorable que tenía por suegro sabía y no le había contado a su hijo. El ex cazador desconocía sobre diosas encerradas en sus cuerpos humanos y no fue hasta que le conté de Freya, pero esa era otra historia que podría ser contada muy pronto.
-No los conozco. He escuchado rumores y no sé qué tan ciertos sean. Además leí un libro que encontré entre las cosas de Allison y algo mencionaba de ellos.- aclaré. -Se dice que fueron los científicos que adoraban a lo sobrenatural. Marcel, el propietario de un bar y soldado en la Guerra Francesa e India, era un amigo leal a Sebastien Valet y cubrió sus crímenes como la bestia de Gévaudan. Después de su muerte, Marcel comenzó a practicar los bordes más lejanos de la pseudociencia y las fuerzas electromagnéticas para traer de vuelta a su amigo. Junto con otras dos personas, que utilizan estas fuerzas para prolongar sus vidas, darles poder y, lo más importante, hacer que las personas se olvidaran de ello. Por lo que entendí la forma en que han sido capaces de prolongar su vida es mediante un hombre lobo nazi. Su objetivo principal era crear la máquina de matar perfecta.-
-¿Sobre eso van a leer los chicos?- inquirió. -¿Sobre doctores locos?-
-Desconozco sobre qué trata el libro, aunque supongo que es referente a las creaciones que alguna vez hicieron.- sugerí.
Nos quedamos en silencio, yo más que nada para dejarlo procesar lo que le había dicho y para que mi cerebro recordara algo más sobre lo que había pasado con respecto a estos dichosos doctores.
-¿Recuerdas que Tracy empezó la matanza después de leer eso?- cuestioné.
-¿Tú también crees que es una mala idea?- interrogó. Allison y Isaac nos habían informado sobre sus decisión como manada de leerlo y aunque me sentiría más segura si no lo hicieran sabía que no íbamos a hacerlos cambiar de opinión, desconocíamos si podría traer algún efecto secundario y el grado en el que les afectaría.
-Que Malia casi haya sido atropellada pudo haber sido malo.- murmuré.
-Tal vez sea como un recuerdo tratando de salir.- lo miré confundida. -Mencionaste que Malia lo leyó antes que los demás y ¿si leerlo despertó algún recuerdo? Ya sea algo traumático que vivió como el accidente con su madre adoptiva o alguna interacción con los doctores, por lo que comentaste no es la primera vez que vienen.-
——————————————————
Bostecé medio dormida mientras acariciaba el cabello de Isaac, asegurándome de que supiera que estaba con él mientras trataba de dormir a pesar de tener las imágenes presentes de su padre encerrándolo en el refrigerador. Mis ojos se cerraban, pero sabía que debía estar para el rubio, era mi hijo y yo solo quería cuidarlo y si podía ayudarlo a dormir tras sus pesadillas, no me importaría la falta de sueño.
Lo que se me hacía extremadamente raro era el hecho de que tan de repente esos recuerdos volvieran a él, si bien le dije que estaba bien si quería asistir a terapia para poder superar todo lo que el monstruo que se hacía llamar su padre le había hecho, decidió que no iría o por lo menos no de momento. No comprendía cómo era que en todo este tiempo que llevaba a su lado no había sufrido de pesadillas, pero hoy al regresar de la escuela y de ir a no se donde, estaba asustado y al más mínimo contacto se asustaba, como por ejemplo con Chris hacía un rato, el Argent tiró por accidente un vaso que había en la mesa y el menor se hizo bolita inmediatamente, temblando a más no poder por el miedo que sintió. Una parte de mi sabía que era por haber leído el dichoso libro de Valak, pero no sabía que pensar al respecto.
-Mamá, sé que estás cansada, puedes irte a dormir cuando quieras.- murmuró con los ojos rojos tras haber llorado ante el recuerdo, viéndose tan triste, que no pude evitar besar su mejilla.
-No me voy de aquí, Isaac, hoy duermo contigo porque no quiero que estés solo. Ya no lo estarás mas.- dije lo más sincera posible. Jalé al adolescente en un abrazo. El lobo sonrió agradecido, dejó un beso en mi frente para después acomodarse a dormir. En pocos minutos estaba durmiendo. Cuando mi brazo estaba a punto de morir por lo dormido que se encontraba, salí de la cama para poder bajar al departamento de los Argent y avisarle donde me encontraba porque ya me había pasado que él no me encontraba a su lado en la cama y de inmediato buscaba mi ubicación, cuando solo había ido por un vaso con agua.
La luz de nuestra habitación estaba encendida, por lo que fui hacia ahí y vi a Chris leyendo un libro. -Hola lobita, ¿cómo está?- preguntó cerrando el libro y dejándolo en la mesa auxiliar, abrió los brazos, y me apresuré rápidamente para meterme en su regazo, siendo apresada por sus brazos.
-Está mejor, pero voy a volver, no quiero dejarlo solo mucho tiempo. Sólo quería venir a avisarte que me quedaré esta noche con él y para no preocuparte.- dije antes de moverme sobre su regazo y colocar cada pierna a cada lado de su cadera, quedando pecho contra pecho, pasé mis brazos por su cuello, una vez acomodada besé con suavidad sus labios. -Hoy no vamos a poder dormir juntos.-
-No pasa nada, me alegra ver que Isaac se siente seguro con nosotros y no me molesta el que te quedes con él para velar su sueño. Eres una increíble mamá.- dijo Chris bajando sus manos hacia mi trasero, apretándolo juguetonamente.-Ya habrá tiempo para continuar con lo nuestro.-
——————————————————
No sé qué piensen ustedes, pero yo creo que Chris como pareja es súper dulce, atento y pareciera un adolescente enamorado, ya con las demás personas es el cazador serio que se nos presentó; les digo esto porque vi un comentario en algún lugar donde decían que Chris no sería así, por lo que si consideran que como yo lo describo no va de acuerdo a su personalidad me avisaran para corregirlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top