04
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Mi celular no paraba de sonar, por lo que me despertó, provocando que saliera un gruñido de mi. No me gustaba despertarme temprano y mi hermano lo sabía, así que no me llamaba a menos que fuera una emergencia, por esta razón abrí mis ojos para poder alcanzar el aparato. Regularmente es el único que me llamaba.
Lo primero que noté es que estaba en la habitacion de Chris, acostada en su pecho, mi mano reposando ahí, nuestras piernas entrelazadas. Su camisa desapareció en algún momento, por lo que todo mi mal humor se esfumó de forma inmediata y una felicidad que no habia sentido en años se hizo espacio en mi.
Me moví lo más despacio posible para no despertar al hombre. Una vez me liberé de su brazo en mi cintura, me estiré para alcanzar mi teléfono que estaba sobre la mesita de noche.
Contesté lo más rápido que pude para no seguir molestándolo, ya que segundos atrás se había removido y se dió la vuelta para seguir durmiendo.
Me levanté de la cama para que no escuchara tanto ruido y me fui al baño que había en el cuarto.
-¿Hola?- dije al no saber quien estaba hablando tan temprano.
-Ven al loft. Lo más rápido posible.- escuché la voz de Peter y ni siquiera me dejó contestar ya que había colgado.
No tenía ganas de ir, pero se escuchaba demasiado molesto y mi curiosidad era más grande que nada, por lo que quería ir y a la vez no quería.
Quería permanecer acostada junto al cazador, pero también tenía que salir de aquí antes de que mi lobo se alterara y quisiera completar el vínculo con él. El estar sin camisa había alterado mis hormonas y a mi lado sobrenatural. Añadiendo que toda la habitación huele a su perfume.
Salí del baño para ver si se había despertado y al ver que no fue el caso, agarré mi mochila que había traído la noche anterior y regresé al baño para poder cambiarme.
Me vestí, me cepillé los dientes, desenredé mi cabello, tomé el bolígrafo y la libreta que cargaba a todos lados para dejarle una nota antes de irme.
No consideré apropiado que la noche anterior compartiéramos un lindo momento y que por la mañana me fuera sin despedirme. No quería despertarlo y decirle que él psicópata de mi tío me había pedido que fuera a la que ni siquiera es su casa, para saber qué.
Me tuve que ir por una emergencia con Peter, volveré tan pronto termine para desayunar juntos. Gracias por la magnífica noche.
Alice
Acomodé el papel sobre la almohada contraria a la que él estaba usando. Me acerqué a dejar un beso sobre su mejilla y me retiré después de ver la sonrisa inconsciente que apareció en su rostro.
Salí del departamento haciendo el menor ruido posible.
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Estaba sentada en el sillón que Derek tenía en el loft, esperando a que mi tío llegara, ya que pensé que con el tono que usó ya estaría aquí, pero veo que no.
Recargué mi cabeza sobre el respaldo y cerré mis ojos. Solo esperaba no quedarme dormida en lo que el mayor llegaba.
-¿Sabías sobre Malia?- escuché la voz del hombre.
No sabía cuanto tiempo había pasado, pero al reincorporarme y al abrir los ojos, él ya estaba sentado frente a mi. Lo que se me hizo extraño fue que no escuchara su llegada, ya que por mas silencioso que fuera, su naturaleza era llamar la atención, así que silencio y Peter no pueden ir en la misma oración.
-¿Qué?- cuestioné confundida.
-¿Sabías sobre Malia?- preguntó de nueva cuenta. Parecía estar conteniéndose para no saltarme y atacarme por no responderle
-¿Quién diablos es Malia?- pregunté.
-No te hagas la confundida conmigo, Talia te contaba todo.- dijo.
-Es que no sé a quien te refieres.- admití.
-Mi hija.- dijo.
-¿Está con vida?- estaba sorprendida.
-Los niños la rescataron no hace mucho.- dijo. Los cables de mi cabeza terminaron de conectar.
-¿Malia? ¿La chica coyote?- quise saber.
-Sí, ella.- rodó sus ojos exasperado.
-Primero, te voy a contar todo lo que sé y no me vas a interrumpir en ningún momento, ¿de acuerdo?- lo señalé con mi dedo y asintió sin dudarlo. -Segundo, ¿me harías de desayunar? Tengo hambre.- sonreí de la misma forma que cuando estaba pequeña y quería algo.
Sé que dije que desayunaría con Chris, pero era bastante temprano y tenía hambre, más al rato comería otra cosa. Amo la comida, así que no sería un problema para mi y mi metabolismo acelerado de mujer lobo.
Rodó de nueva cuenta sus ojos. -Solo porque eres mi sobrina favorita.- dijo y se encaminó a la cocina.
Lo seguí por detrás dando pequeños saltitos. Comenzó a sacar cosas del refrigerador y yo me senté en las sillas de la barra que había. -Vivías deprimido por la partida de Aurora que dejaste de ser el hombre que eras.- comencé.
-Quedé destrozado por ello. Ver partir a tu mate y que no puedas hacer nada es...- dejó la frase al aire.
-Hasta que un día saliste de casa y no regresaste por dos meses. Estaba asustada por ti. Creí que algo te había pasado. Tenía como 9 0 10, pero aún así me asusté. Los demás decían que solo querías estar solo.- dije mientras jugaba con una de mis pulseras. Estaba nerviosa por la reacción que pudiera tener.
-No recuerdo haber salido después de que ella se fuera.- comentó dándome una rápida mirada.
-Ambos sabemos que desde ahí mi madre quitó tus recuerdos.- dije.
Me pasó un vaso con jugo de naranja y le di un sorbo antes de continuar.
-Hasta que un día regresaste a casa. Estabas extremadamente feliz que lo primero que hiciste fue subir y entrar corriendo a mi habitación. Recuerdo que ese día estaba acostada en mi cama y salté del susto al escuchar el ruido que hiciste.- solté una pequeña risa al recordarlo. -Me levantaste y me dejaste de nuevo en mi cama. Te sentaste a mi lado y pude ver la enorme sonrisa que tenías en el rostro. Mencionaste que iba a tener una primita con la que pudiera jugar, aparte de mi hermana Cora. También dijiste que yo iba a ser su favorita y que no esperabas el día en que la conocieras, tanto tú como yo.- seguí contando.
Él dejó un sándwich enfrente de mi y se sentó en la otra silla que había. Ambos quedamos frente a frente.
-Días después me prometiste que me llevarías a conocerla. Sabía que solo iba a poder escuchar su corazón, como lo hacía con Cora, pero aún así estaba bastante emocionada por conocer a la niña por la que tus ojos brillaban. Estuve saltando por toda mi habitación durante bastante tiempo por eso.- seguí narrando.
-Eras muy pequeña, pero siempre fuiste sumamente inteligente y perceptiva.- dijo. Sonreí ligeramente al escucharlo.
-Por eso el día que llegaste destrozado a la casa, nadie lo notó, porque no querías que lo hicieran, pero te olvidaste de mi. Siempre que salías yo estaba sentada en las escaleras esperando tu llegada.- mencioné.
-La mía y la de Deucalion. Siempre estabas ahí.- añadió.
-Fue cuando quise ir tras de ti para preguntarte lo que había sucedido. Mamá me detuvo de un hombro antes de que pudiera hacerlo. Dijo que habían perdido al bebé, que no podía molestarte en ese momento. Yo pensé que era porque estaba pequeña y tenía la tendencia de preguntar demasiado, podría hacerte sentir triste y era lo menos que quería. Así que simplemente asentí y me fui a mi habitación. Dejé de mencionarla desde esa noche.- dije.
No estaba viéndolo a los ojos. No podía hacerlo. Pero sus señales químicas me demostraban que estaba triste y furioso. Quería suponer que no estaba enojado conmigo, sino con Talia.
-Pasó el tiempo y consideré que era apropiado preguntarte cómo estabas con lo qué pasó. Te pregunté por tu hija y tu respondiste que dejara de molestarte, que no tenías una y que jamás la tendrías.- añadí.
-Tenías como 15 en ese entonces.- dijo.
Asentí ante eso. -Quería saber como habías llevado todo el asunto, pasaron 5 años, asumí que ya lo habías aprendido a sobrellevar, porque es algo que nunca superas. Creí que así lo habías hecho, no mencionándola, por lo que no volví a insistir.-
-Talia quitó mis recuerdos de algo que me había sacado de la depresión por Aurora y ¿te dejó con los tuyos? ¿Quería burlarse de mi?- levanté mi mirada y vi sus ojos brillando de ese azul metálico.
-Talia hacía cosas que solo ella entendía. No la justifico, pero no vale la pena ponerse a pensar en sus razones. Si quieres enfadarte con ella está bien. Solo no dejes que esa furia te vuelva a consumir.- dije. Acerqué mi mano hasta la suya y le di un pequeño apretón.
Me levanté y le di un beso en la mejilla, para después tomar mi desayuno, subir hasta mi habitación y poder dejarlo solo. Él sabría si quería quedarse y destrozar el loft o salir y hacerlo en el bosque. Pero solo él sabría.
Estaba sentada mi cama mientras desayunaba cuando escuché varios objetos de vidrio ser estrellados y la puerta ser abierta bruscamente.
Me enfoqué en mis sentidos desarrollados y no percibí el olor de Peter ni sus latidos en el lugar, así que supuse que se iría a destrozar algo por allí.
Una vez terminé mi comida, agarré el vaso y el plato para poder lavarlos. Al bajar fui directamente a la cocina. Había un desastre de vasos y platos rotos por el suelo.
No sabía dónde diablos se había metido Derek, pero me pondría a limpiar si no quería que se armara una guerra entre los dos hombres lobo por el tiradero que había.
Tomé la escoba y el recogedor para levantar los pequeños pedazos que se pudieron esparcir. Levanté los pedazos más grandes y todo lo enrollé en un pedazo de periódico para que la persona que se llevara la basura no sufriera ningún accidente.
Una vez quedó todo recogido, procedí a lavar los objetos que utilicé.
Subí de nueva cuenta, pero esta ocasión era para darme una ducha y poder regresar al departamento de los Argent.
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Toqué tres veces la puerta de la casa de los cazadores. En la mañana no había escuchado alguna señal que me dijera que Allison había llegado, pero esta vez si fue así. Percibí el sonido de dos corazones al interior.
Escuché las pisadas de alguien, supuse que eran del mayor. Se escuchó un ruido extraño tras la puerta y fruncí el ceño al escucharlo.
Al abrir la puerta, Chris estaba ahí parado con una de sus manos deteniéndola, la otra tenía sujeta su camiseta. Por la cara que hizo sé que ese era el extraño ruido.
Tal parece que no pretendía que me diera cuenta que se la había quitado recién solo para recibirme. Enarqué una de mis cejas. -¿Qué haces a medio vestir Argent?- pregunté.
-Nada, hacía calor.- respondió con su mirada fija en la mía.
¿Sabrá por los días que estaba pasando?
-En ese caso, supongo que Allison debe estar con una camisa de tirantes y no sus playeras de manga larga como acostumbra.- dije.
-¿Cómo sabes que ella...- se quedó procesando unos segundos. -Tus sentidos.- dijo.
Asentí divertida. Él se movió a un lado para que pudiera pasar. -Me alaga que te medio desnudaras para mi, pero para la próxima hazlo cuando no esté tu hija y que sea por completo.- susurré sobre su oído y dejé un beso en su mandíbula.
Cuando iba a avanzar para poder llegar a la cocina, su mano en mi cintura me hizo detenerme. Me dió media vuelta y sus labios capturaron los míos. En esta ocasión fui yo la que lideró el beso. Subí mis manos a su cuello y el apretó mis caderas pegándome a su cuerpo. Luego de unos segundos nos separamos por la falta de aire, pero antes de hacerlo por completo mordí ligeramente su labio inferior.
-Ponte eso y vamos a desayunar.- dije sobre sus labios. Él volvió a unir nuestros, pero en esta ocasión fue uno más delicado.
-Lo haré si prometes saludarme así todos los días.- murmuró con una sonrisa.
-De acuerdo. Vamos.- sonreí al ver su labio hinchado. Le di un golpecito en su pecho y ahora si comencé a caminar.
Al llegar a la cocina vi la espalda de la menor, ya que estaba sentada en la pequeña isla que había en el lugar.
-Hola linda, ¿cómo te fue con Lydia? ¿Se divirtieron?- pregunté llamando su atención. Me acerqué a dejar un beso en su cabeza a modo de saludo.
Ella se volteó a verme. Noté que sus ojos tenían un brillo en ellos, como si estuviera entusiasmada al contarme. -La pasamos increíble. Anoche hicimos un maratón de Harry Potter, nos dormimos hasta tarde por estar platicando y comiendo helado.- relató emocionada. Parecía que era la primera vez que alguien mayor a ella la escuchaba atentamente.
-Me alegro que a pesar de todo lo sobrenatural aún tengan tiempo para ser adolescentes.- dije. -Lo que no entiendo es, ¿cómo tienes tanta energía tan temprano?- pregunté.
Ella se encogió de hombros. -No lo sé. Solo estoy demasiado feliz.- admitió.
Desvíe ligeramente mi mirada de ella, debido a que vi movimiento en la entrada de la cocina. Argent estaba recargado en el marco de la puerta. Atento a nuestra interacción. Estaba de brazos cruzados y con una sonrisa, lo que me hizo sonreír de igual manera y logré percibir nuestros corazones latir desbocados pero en sincronía.
-¿Qué te parece si en lo que tu padre nos hace de desayunar tú y yo hablamos?- pregunté en dirección a la menor.
-Papá, ya oíste. Vamos a tener una conversación de chicas.- dijo la cazadora fijando su mirada en el hombre. Ella entrelazó su brazo con el mío, para que viera sus intenciones de no dejarme ir.
-Solo porque son mis chicas favoritas.- dijo y se encaminó a la estufa.
Nuestra plática se basó en media hora hablando desde que ella acompañó a la rubio fresa a una casa donde todos murieron y fueron para investigarla por el lado de la banshee, lo normal de todos los días; hasta cuales eran sus personajes de Marvel favoritos. Ambas llegamos al acuerdo de que todos ellos daban un tremendo bi panic.
-Creo que las dos estamos de acuerdo que todas son unas diosas, pero las pelirrojas.- comentó la chica.
-Dios si.- dije. -No hablar de la santa trinidad.- añadí.
Ella asintió. -Me enamoré de los mentalmente inestables.- dijo. Las dos estábamos disfrutando tanto de la conversación como de los bufidos molestos que daba Chris al escucharnos.
-Y de los bromistas en Harry Potter.- añadí.
El desayuno se basó en eso, platicas con la adolescente sobre lo primero que se nos ocurriera. Hasta que el cazador nos interrumpió, ya que la menor tenía que ir a la escuela
Los tres nos alistamos para salir y llevarla al colegio, porque estuvo insistiendo en que ambos la pasáramos a dejar.
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Cuando regresamos de dejar a la cazadora, estuvimos disfrutando de la compañía del otro. Mi lobo necesitaba estar pegado estos días a Chris, si no quería salirme de control. Era lo que odiaba de haber encontrado a mi mate, ya que había un periodo de tiempo en el que era más intenso el querer completar el lazo con mi compañero, así que dependía de su cercanía para no alterarme.
Por la tarde recibí una llamada de Derek. -¿Qué sucede?- cuestioné al contestar.
-¿Te enteraste de los wendigos?- preguntó.
-Allison me contó que anoche asesinaron a una familia completa de ellos.- dije.
-Hoy por la mañana, por lo que me dijo un rato después de que te fueras, el mismo hombre intentó asesinar a Peter- comentó.
-¿Está bien?- la preocupación en mi voz era notoria, por lo que el Argent me volteó a ver. Le hice una seña para que no se preocupara y asintió dudoso.
-Sí, solo lo apuñaló con una hacha en el pecho bañada de acónito.- explicó.
-Estará bien.- le resté importancia. -¿Ya lo quemaste?- quise saber.
-Acabó de terminar. Te llamé para pedirte tú ayuda. Necesito que me acompañes a avisarle a Stilinski. Sé que no puedes estar lejos de Argent, pero es algo que también tienes que ver.-
Solté un suspiro. -Te veré en la comisaría.- acto seguido colgué la llamada.
El hombre me veía atento. -¿Sucede algo malo?-
-No, solo que mi hermano necesita ayuda. Me tengo que ir.- estaba por irme cuando él me jaló de la cadera y me dió un beso a modo de despedida.
-Cuídate. No te metas en problemas.- pidió.
-Soy una Hale. Es imposible lo que me pides.- contesté con un deje de burla.
-Lo digo enserio.- me acerqué a dejar otro beso en sus labios.
-Yo también.- luego de eso salí del lugar rumbo a la comisaría.
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-Aún no entiendo cómo no tiene boca.- comentó el sheriff. Estaba llegando a la puerta de la entrada cuando enfoqué su conversación. -¿Cómo come?-
-Peter no tuvo oportunidad de preguntar. Luchaba con él con un hacha hundida en su pecho.- respondió Derek con sarcasmo. ¿Habrán cambiado a mi hermano? Él nunca ha usado del sarcasmo.
-Sí, y ¿quién corre con un hacha militar?- preguntó el mayor.
Me topé con el oficial que se asustó con el stick de Argent. Lo saludé y abrió la puerta. -Yo llevé una para el retiro IED en Afganistán.- señaló mientras ingresábamos a la oficina. -Es militar. Y también eso.- agregó, señalando el aparato que tenían entre las manos. Enfoqué mis ojos en ese lugar y lo que noté fue un pequeño teclado y un guante, ambos negros.
-¿Sabes para qué se usa?- le preguntó Derek.
-Parece haber sido modificada.- el hombre lobo y yo intercambiamos miradas. Me encantaba que con una sola mirada entendíamos lo que quería decir el otro. Tal parece que esto era lo que me quería mostrar.
Ingresamos por completo y cerré la puerta detrás de mi, para que nadie pudiera oír nuestra conversación. -Muéstranos.- pedí.
Jordan asintió y se acercó al escritorio para poder usar la laptop que había sobre este. El oficial tecleó algunas cosas, luego de haber conectado el teclado militar por medio de un cable USB.
-Creo que tengo una dirección de IP.- nos avisó.
-¿Quiere decir que lo podemos encontrar?- preguntó Noah.
-Definitivamente. En especial si...- presionó dos teclas más y la mano/guante flexionó dos dedos.
-¿Qué diablos ha sido eso?- le pregunté.
-Encontré un mensaje.- él nos mostró la nueva ventana que se había abierto. -¿Alguien reconoce el nombre "Benefactor"?-
-"Dinero transferido".- leyó el azabache en voz alta. -¿Qué significa?-
-Significa que el hombre no es solo un asesino.- respondí.
-Es asesino a sueldo.- añadió el mayor.
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Más tarde, después de que Parrish obtuviera la ubicación del hombre sin boca, el sheriff y los dos Hale nos dirigimos a la entrada de la escuela. Este lugar era verdaderamente el Nemeton, todo pasaba aquí.
Stilinski sostenía su arma en una mano, mientras utilizaba la otra para sostener una linterna.
-Solo porque este chico se conectó al wifi de la escuela no quiere decir que siga aquí.- comentó Derek al ver al hombre en total estado de alerta.
-Es verdad. Pero he visto suficiente aquí para tener un arma en la mano cuando camino al anochecer.- comentó.
-Es muy sabio de su parte.- murmuré.
Dimos unos cuantos pasos más cuando algo llegó a mis fosas nasales.
-¿Hueles eso?- le pregunté al lobo, mientras detenía por los brazos a los dos hombres a mis lados. Mi hermano me observó confundido, intentando captar el aroma del que hablaba. -Es sangre.- informé al ver que no lo detectó.
Acto seguido, el de ojos azules apuntó la luz hacia abajo de una de las puertas del pasillo, en donde estaba el líquido rojo esparcido. Se acercó a esta para analizarla más de cerca.
Tomé el antebrazo del de ojos verdes para hablar con él y a pesar de que nos apartamos un poco, aún se podía escuchar a la perfección debido al enorme silencio que había.
-¿No lo sientes?- pregunté.
-Esto no tiene sentido.- dijo. Sabía que era respecto a su pérdida de poderes y tenía una ligera sospecha de su origen, pero no quería ilusionarme.
-Sí, ni lo digas.- comentó el mayor.
-No quiero decir eso.- dijo el menor. -Debí haber notado el olor cuando entramos, como Alice.-
Sabía que algo iba mal, así que me concentré en captar algún olor diferente o sonido que no fuera proveniente de nosotros.
Escuché lo que parecía ser un reloj y venía en dirección de la puerta del salón que el sheriff quería abrir. Al ver esto me acerqué de inmediato a detenerlo.
-¡No abra!- exclamé. Ambos hombres me observaron con confusión.
-¿Qué sucede?- me preguntaron.
-Hay un explosivo. Puedo olerlo y escucho el sonido que hace. Si abrimos esa puerta, puede haber algo que lo detone.- expliqué.
El Hale menor giró su rostro y yo lo seguí, encontrando al asesino parado en las escaleras.
-¡Abajo!- nos advirtió.
Jalé a Stilinski hacia mi salvándolo del hacha que chocó contra la pared. Ambos caímos debido a la fuerza con la que lo hice. Con mi cuerpo protegí el de él para evitar que se hiciera daño.
Mi hermano y yo asentimos y al mismo tiempo nos lanzamos a atracar al hombre sin boca, golpeándolo repetidamente mientras este intentaba herirnos con algún arma de filo. No podía detallar cuál era porque estaba evitando ser apuñalada.
Cuando noté el cansancio del azabache, intenté apartarlo para evitar que saliera herido, yo podría sanar, pero él no estoy muy segura. Derek al ver mis intenciones negó y me dejó saber, con el puñetazo que le dió, que no pelearía sola.
Luego de unos cuantos golpes, ambos logramos inmovilizar al hombre y Noah se acercó a él, apuntándole con su arma.
-Tienes derecho a permanecer en silencio.- quería soltarme a reír por eso. -Todo lo que digas podrá ser usado en tu contra.- no aguanté la risa y la liberé, tapándola de inmediato con una tos falsa. -Tienes derecho a un abogado, si no puedes pagarlo...- con forme iba recitando sus derechos, el mayor esposaba al hombre, sin notar la presencia de Peter, quien se acercaba a nosotros corriendo con pasos decididos.
-¡No, Peter, no!- advirtió el de ojos verdes al verlo.
-Peter...- al ver que mi tío me ignoró, solo atiné a jalar por la camisa al sheriff para apartarlo y evitar que saliera herido a manos del hombre lobo.
El mayor de los Hale desgarró el cuerpo del mudo hasta matarlo, sin piedad. Sangre salpicó a su rostro y sus ojos brillaban azules. Al finalizar sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar la sangre de sus manos con suma tranquilidad, como si no hubiera lanzado zarpazos hasta matar a alguien segundos atrás.
El oficial le apuntó con su arma. -Hemos aprendido una forma mejor.- le recordó su sobrino, pero él se giró sobre su eje para salir del edificio.
-Soy un animal de costumbres.- respondió sin detenerse.
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¿Cuántos hijos les gustaría que tuvieran? Uno, dos o cinco, bueno cinco no, pero me entienden.
Es para ir pensando y no hacerlo a las prisas.
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