02
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Amaba dormir y todos lo que me conocían lo sabían, pero también era cierto que no tenía el sueño pesado, el vivir en un mundo sobrenatural en el que estás expuesto a todo tipo de cosas y debido a que no sabías en que momento podrías ser atacado, tenías que estar alerta a todo eso y el hecho de que contara con una audición impresionante me fue fácil escuchar el ruido que había en la habitación, eso y que también Isaac se aventó a nuestra cama, atravesándose entre Chris y yo, pero sin llegar a separarnos. Afortunadamente había un espacio lo suficientemente grande para que él entrara ahí sin aplastarnos, con mi mate abrazándome por la cintura, posando su mano en mi vientre; la lejanía era por el calor que últimamente me daba.
-Rubio, ¿qué haces aquí?- cuestioné confundida, me giré para poder verlo y al hacerlo una gran sonrisa me recibió.
-Ali dijo que tenían una noticia enorme por decirme.- comentó mientras se incorporaba para molestar a su padre y despertarlo así.
-Isaac, ¿qué...- no terminó de decir nada ya que el chico se sentó frente a nosotros y lo silenció.
-Quiero saber de lo que hablaba Ali.- pidió o más bien exigió.
-Isaac, son...- volteé a ver el reloj que el ojiazul tenía sobre su buró. -...las cuatro de la mañana.- lo regañé.
-No podía irme a dormir sin la noticia.- explicó.
-¿Qué haces llegando a esta hora?- ignoré lo que dijo.
-Perdón.- murmuró. -Iba a llegar hasta la mañana.- alcé una de mis cejas al escucharlo decir eso. -Te pedí permiso.- me recordó. -El punto es que Ali me marcó para insistirme a venir.- explicó.
-No estoy entendiendo.- el hombre que tenía a un lado seguía medio dormido y se denotaba con que sus ojos con trabajos se mantenían abiertos y lucía más en la inconsciencia que en la lucidez.
-Ya saben, la noticia.- la cazadora, quien no había notado hasta ahora estaba recargada en el marco de la puerta, haciéndome señas para que comprendiera.
-A todo esto, ¿qué haces despierta?- cuestioné en dirección a la menor. -¿Y por qué le hablaste para que viniera de madrugada?-
Me sonrió como los niños que sabían que hicieron una travesura y no quieren ser regañados. -No podía dormir y quería que lo supiera ya, así que lo estaba esperando para que le contaran.-
-No es justo que ella sepa y yo no.- se quejó como niño pequeño mientras se cruzaba de brazos.
-Si dejaras de hablar te lo contaría.- comenté. Mi pareja ya por fin había despertado en su totalidad y se había sentado a modo que su espalda quedaba contra la cabecera de nuestra cama, me ayudó a acomodarme de la misma manera y tenía una enorme sonrisa en el rostro. La Argent empujó al Hale para poder sentarse junto a nosotros y ver la cara que haría el rubio. -Necesito que cierres tus ojos.- pedí.
-Mamá, ¿no puedes solo contármelo?- si había algo que el hombre lobo odiara era que Allison supiera algo que él no, así que por eso estaba impaciente.
La azabache le dió un golpe en su nuca y yo solo me reí. -No, necesitas hacerlo.- bufó pero terminó por hacerlo.
-Ahora enfócate en los sonidos a tu alrededor.- en esta ocasión fue turno del ex cazador de pedir.
-¿No se suponía que Lydia y Malia vendrían mañana? Hay dos corazones extras.- su cabeza ladeada me hacía recordar a un cachorro confundido y mi corazón se derritió de ternura al verlo. Lo que me dió risa fue que no sé porqué se le ocurrió preguntar por eso, aún sabiendo que mi prima estaba en su casa durmiendo, que era de donde él venía
-Céntrate en los aromas que hay.- murmuré.
Su nariz se arrugó levemente, tal como un conejo. -No son de ellas.-
-Claro que no, rubio.- le dije, mi voz estaba cargada de diversión y sus mejillas rojas me hicieron notar que ya se había percatado de lo que dijo y no había manera de que fueran ellas.
Siguió olfateando y abrió sus ojos rápidamente. -Tú olor cambió.- me dijo. Asentí y le hice un gesto con mi mano para que siguiera. -Y los sonidos vienen de ti.- añadió.
-¡Mamá está embarazada!- la Argent exclamó al ver que el Hale se quedó en silencio por un largo rato, pero siempre con su mirada fija en mi abdomen.
-¿Estás...- sus ojitos brillando me voltearon a ver, para después ver al hombre que estaba a mi costado.
-Van a tener dos hermanos.- Chris afirmó. Isaac se lanzó a abrazarme. -Con cuidado.- los Argent murmuraron.
El chico se alejó de mi y me volteó a ver como si me hubiera lastimado. -Está bien. No me hiciste daño.- le dije, asintió y me volvió a abrazar para dejar un beso en mi vientre, pero al alejarse lo miró confundido y dejó otro en otro lugar diferente al anterior, para después sonreír satisfecho.
-Son dos, así que tenía que darles un beso a cada uno.- nos informó al ver que lo observábamos. Solté una pequeña risa por eso. -Espera, ¿ya te fuiste a hacer un... ¿cómo se llama eso?- inquirió.
-Ultrasonido y no, aún no. Probablemente iremos mañana o en unos días.- informé.
-Tenemos que ver un día en el que Melissa y Deaton puedan verla.- el mayor añadió.
-¿Puedo hablarles?- me preguntó. -¿Me pueden escuchar?-
-Por lo que tengo entendido a la sexta semana, que es en la que calculo estoy, empiezan a desarrollar su oído, así que si.- avisé. -Aunque ahora son como del tamaño de una semilla de granada, te pueden escuchar.- mi sonrisa estaba más que presente.
-¿Cómo sabes de su tamaño aproximado?- Chris inquirió.
-Me gusta leer y aún recuerdo lo que le explicaban a mi mamá con respecto a Cora.- comenté.
El lobo menor nos silenció y lo vimos acomodarse mejor en la cama para poder estar a la altura de mi abdomen; el cual ya no estaba tan plano como antes, ni tampoco tan abultado pero si apreciaba que estaba levemente hinchada, como una inflamación; no sabía si era normal o se debía a que tenía dos posibles lobos en mi interior, pero en pocas palabras mi vientre ya se daba a notar si usaba ropa ajustada. -Hola allá dentro.- empezó, levantó mi blusa para poder dejar en descubierto mi piel. -Mamá dice que me escuchan, pero seguramente están dormidos porque es muy tarde y los estoy molestando.-
-No los molestas, solo apresúrate porque tú mamá tiene que descansar.- mi prometido le dijo.
-Déjalo tranquilo.- lo regañé. -No hay prisa.- fue mi turno de decir, el adolescente asintió y volvió a su posición.
-Tenía o tengo un hermano... realmente no lo sé; lo que si es que no tuve mucho tiempo con él y les aseguro que eso no ocurrirá con ustedes, siempre estaré a su lado; ustedes dos serán mi adoración y los más pequeños de la familia, así que quiero decirles que no saben lo emocionado que estoy por los dos y que sin duda alguna los voy a querer mucho, es más ya lo hago. Mmm, no sé muy bien que decirles, pero que sepan que los voy a cuidar de todo y a consentir demasiado. Ah y no le causen muchos problemas a mamá.- su mano le dió una leve palmada a mi estómago, como si estuviera haciendo el famoso "chócalas" ya que después de eso le siguió su puño, claramente sin hacerme daño. -No vemos luego, Liam.- y lo repitió de nuevo, para que fuera a los dos. -Nos vemos luego, Naia.- al igual que dejaba dos besos.
-¿Liam?- pregunté divertida al ver que ya los había nombrado. -¿Si sabes que así se llama el cachorro de Scott por el que estás celoso?- cuestioné y él solo gruñó al recordarlo.
-¿Naia?- fue turno del ex cazador.
-No es justo, yo también quiero dar opciones de nombres.- le hice un asentimiento para que dijera algo, pero su ceño fruncido y un puchero me dió risa. -Ahora no se me ocurre nada, pero ya lo hará.- aseguró.
-Será una niña y un niño, lo sé. Lo siento dentro de mi.- el rubio dijo dramáticamente, mientras ponía una de sus manos en su pecho. -¿O no que si hermanitos?-
Los tres que restábamos nos volteamos a ver por su acción y solo pudimos sonreír. De un momento a otro su rostro decayó y lo observamos, esperando que nos informara que iba mal.
-Aunque hay algo que me gustaría hablar con mamá.- añadió. Los dos Argent se voltearon a ver confundidos, pero la verdad es que ni yo tenía idea de lo que quería hablar.
-¿Ahora rubio?- cuestioné y no era porque quisiera dejar de lado lo que sea que me fuera a decir, jamás les pediría que lo dejaran para mañana, si lo querían decir de una vez era mejor, solo que no quería que los dos cazadores se fueran.
-Sí, de preferencia ahora. Solo serán unos minutos.- Chris y Allison asintieron y dejaron un beso en mi frente y panza respectivamente para después salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de ellos; sabía que no se quedarían escuchando porque respetaban la privacidad que se les pidió y porque sabían que ambos lo notaríamos debido a nuestros sentidos.
-¿Me vas a olvidar?-
Eso me tomó por sorpresa y solo pude preguntar. -¿Qué?-
-Me vas a olvidar. Argent no dejará a un lado a Ali porque es su hija y ahora tienes que cuidar a tus propios hijos. Hijos biológicos.- recalcó en voz baja, mirando hacia el cobertor.
-¿Qué quieres decir con hijos biológicos?- sabía a qué se refería, no era tonta, solo que estaba muy asustada de a dónde iba esto.
-Yo ¿qué soy? Solo el chico que adoptaste, no nos unen lazos sanguíneos.- jugueteó con sus manos.
Justo como hice alguna vez, tomé su mano y lo hice voltearme a ver. -Tu mismo lo dijiste, eres mi hijo, da igual si no te parí yo. Si te adopté fue porque quería que formaras parte de mi vida y de mi familia. Nunca lo hice por lástima o porque sintiera que te debía algo por lo que te hizo Derek.- suspiré y dejé unas caricias en el dorso de su mano. -Lo hice porque vi que eras el chico indicado para ser un Hale. ¿Y qué más da que no tengamos la misma sangre? Eres mi hijo y eso nunca va a cambiar. Estos bebés van a necesitar de dos hermanos mayores para protegerlos. Estoy segura de que tú y Ali harán un trabajo maravilloso.-
-Gracias por aceptarme en la familia Hale.- me abrazó con cuidado de no lastimarme. Lo apreté contra mi cuerpo y dejé un beso sobre su cabello. Creo que esta conversación era lo que necesitaba para que comprendiera que siempre iba a ser mi hijo, daba igual lo demás.
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CHRIS
Si había algo que ya le agradecía a mis pequeños bebés, quienes estaban apenas formándose en el vientre de mi mujer, era que gracias a ellos Alice brillaba aún más, era la primera cosa que siempre apreciaré en los bebés. Apenas tenía unas cuantas semanas embarazada y ya le habían dado un resplandor radiante. Uno que hizo que la anhelara aún más en todo momento; siempre me había sentido así acerca de ella, pero incluso con trozos de migajas de galleta sobre su pecho, con la mancha de chocolate en la comisura de sus labios se veía innegablemente sexy. Si antes Alice brillaba ahora resplandecía.
A la mañana siguiente mi prometida se despertó un poco antes de lo normal ya que por lo que alcancé a oír tenía muchas ganas de hacer pipí; sin pensarlo mucho corrió rumbo al baño mientras yo la esperaba en nuestra cama.
Cuando regresó vi sus intenciones de ponerse su bata para poder bajar y hacer el desayuno, pero aún teníamos tiempo antes de la llegada de las chicas, así que la tomé por su brazo y la hice sentarse en la cama, después la acomodé de tal forma que quedara acostada nuevamente.
-Duerme otro rato, esto va a ser entre los bebés y yo.- me arrodillé a un lado de la cama, con mi cara pegada a su estómago. -Hola allá dentro. Les habla su papi.- hice una pausa y fue así que noté que estaba detallando mi cara, seguramente intentando averiguar que quería decir, pero también me percaté de que se perdió al verme tocar su panza como si al hacerlo llamara la atención de los bebés. -Les quiero decir: bienvenidos a la familia y que los quiero mucho, mucho, mucho. No me importa si son niño o niña. Solo necesito que me prometan una cosa. Cuando crezcan estudiarán natación para que vea a la nueva maestra todo lo posible.-
Y si, lo decía solamente para molestarla porque no había poder en este mundo que me hiciera voltear a ver a otra mujer, no cuando me había sacado la lotería con alguien tan maravillosa como Alice Hale, simple era imposible. Así era nuestra relación, nos gustaba molestarnos con cosas como estas.
Me metió un golpe en la cabeza. -¡Oye!-
-Me esperaba eso.- dije riéndome al ver la mirada divertida que me estaba dando, porque si, estaba cien por ciento seguro de que ella sabía de mi intención por molestarla. -La verdad, no necesito ninguna maestra de natación. Estoy con la mujer más hermosa del mundo: su mami.-
-¿Estas diciendo cosas bonitas porque quieres seducirme?-
-¿Está funcionado?- estaba intrigado por saber; volteando a verla mientras alzaba una de mis cejas y sonreía ligeramente.
-Definitivamente está funcionando.- se me hacía que ella iba a ser de las embarazadas con las hormonas súper revolucionadas, referentes a andar caliente, ya que de por si por ser una loba lo estaba constantemente, ahora embarazada y de dos pequeños cachorros yo salía muy beneficiado con eso. -Lo malo para ambos es que nuestros hijos están durmiendo aquí y no sería prudente hacerlo. Los vamos a traumar más de lo que ya están.-
Solté una risa por eso. -Esos niños, no me dejan hacer cosas con su mamá.- me quejé.
Ella solo negó. -Esto no pasaría si hubieras aceptado mi idea de comprar una casa.- comentó, pero claro que no iba a aceptar, no cuando le tenía una sorpresa que sabía que iba a amar.
-Por ahora estamos bien aquí. Ya buscaremos un lugar más adelante.- me incorporé de donde estaba para poder alcanzar los labios de mi hermosa loba, me encantaba estar así con ella, si bien los dos no éramos muy encimosos con el otro, nos gustaba darnos nuestro tiempo a solas para darnos muestras de amor y afecto, eso no significaba que no demostráramos algo en público, pero se nos hacía muy íntimo el solo estar los dos en nuestra burbuja, disfrutando de nuestra compañía.
Al separarnos dejé un beso sobre su frente y me volví a acomodar como lo empecé a hacer desde unas noches atrás, mi cabeza sobre la zona de su corazón con mi mano dentro de su playera para acomodarla sobre uno de sus pechos, no lo malinterpreten, solo me gustaba sentirla así de cerca conmigo, se me hacía muy cómodo dormir de esa forma.
-¿Por qué empezaste a dormir sobre mi pecho?- me preguntó, yo ya tenía mis ojos cerrados, intentado volver a dormir y que ella me siguiera.
-Tu siempre escuchas el latir de mi corazón y sé que te das cuenta de que siempre se acelera cuando te veo y estoy contigo. Me gustaría sentir esa sensación y la única manera en la que lo puedo hacer es recostarme sobre tu pecho.- informé. Nos quedamos en silencio unos segundos y capté lo que quería. -Amo saber que soy la causa de que tú pulso se acelere.-
-No cualquiera tiene ese privilegio.- murmuró con burla.
Abrí mis ojos y me volví a acomodar cara a cara con ella para poder hablar. -Debo sentirme muy afortunado entonces.-
-Muy afortunado diría yo.- su sonrisa estaba ahí, brillando como siempre.
Nos quedamos unos minutos solo viéndonos y disfrutando del momento, solo nosotros dos o bueno, nuestros bebés y nosotros.
-Estoy tan feliz.- me levanté y la besé de nuevo antes de levantar su ropa, dejando al descubierto su vientre, dejando infinidad de besos a lo largo de su piel expuesta. -No puedo esperar a que esta barriga esté bien redonda.- murmuré contra su piel mientras le besaba el abdomen.
-¿Alguien tiene un fetiche con el embarazo?- se burló.
-Sí, pero solo porque sé que vas a estar preciosa.- comenté. -Mucho más de lo que ya eres.-
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Lamento la demora, solo me queda decirles que espero y disfruten mi regreso amando el capítulo que me costó demasiado escribir, porque no saben la de veces que lo borré.
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