02
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Solté un quejido mientras rodaba mi cuerpo, alejándome de los toques en mi rostro.
-Déjame dormir.- demandé cuando las caricias en mi espalda iniciaron.
Liberó una pequeña risa. -Tienes que levantarte, no puedes dormir todo el día.- dijo. -Lobita, es casi la una de la tarde.- me senté en el colchón asustada, sosteniendo la fina sábana contra mi pecho desnudo. No solía dormir más allá de las 7 am.
-¿Los chicos?- cuestioné volteándolo a ver. No me preocupaba que no se levantaran para asistir a la escuela, eso lo hacían aunque preferían que uno de los dos fuera a molestarlos, pero como tenían la tendencia de levantarse a último momento se iban sin desayunar por estar apurados alistándose.
-En la escuela ya desayunados.- respondió divertido.
Le di un golpe en su brazo y después me dejé caer sobre mi espalda más relajada. -No me asustes así, idiota -lo reñí, volviéndome a acomodar para intentar dormir nuevamente.
-Tienes que comer algo, ayer quemaste muchas calorías.- recordó en forma de burla. Sonreí ante el recuerdo. -Siéntate y te traeré la comida.- Chris se rió cuando vió que me giré a verlo feliz.
-¿Cocinaste para mi? -pregunté enternecida, me volví a sentar al mismo tiempo que sujetaba la sábana contra mi cuerpo.
-¿Tanto te sorprende?- inquirió ofendido. Subí mi mano hasta su mejilla, donde dejé unas cuantas caricias y noté que él se recargó buscando aún más contacto.
-Me sorprende bastante.- informé. Bufó y rodó sus ojos, provocando que me riera de él. Ambos sabíamos que no era cierto, solía cocinar bastante y si le pedía algo lo hacía sin dudar.
-Ya vuelvo.- murmuró y cuando lo vi desaparecer por la puerta me levanté y me dirigí al baño que teníamos en la habitación para poder lavarme los dientes.
Una vez terminé de enjuagarme, caminé hasta regresar a la cama, donde ya me esperaba Argent semi recostado en la superficie. Me lancé al colchón y me percaté de que se incorporó para tomar algo que no alcancé a ver con claridad.
-Levanta los brazos.- ordenó mientras tomaba su camiseta. Me reí antes de hacer lo pedido y dejar que el hombre me colocara la prenda. Cuando terminó dejó un beso sobre mis labios y se estiró hasta el escritorio para alcanzar la bandeja con mi almuerzo. -¿Qué sucede?- el cazador preguntó, seguramente al ver la enorme sonrisa que portaba.
-Solo estoy feliz, ¿qué tiene eso de malo?- dije.
Su sonrisa no se hizo esperar. -No tiene nada de malo, lobita.- dejó un beso en mis nudillos y me dejó comer.
-Por cierto, ¿me acompañarías a la escuela?- le pregunté.
Él me miró con el ceño fruncido. -¿A la escuela? ¿Para que?- cuestionó.
Me pasé el bocado. -Quería ir a nuestra bóveda para sacar algo de ahí.- informé. Estiré el tenedor con un trozo de comida para que el también comiera y no solo me viera.
-Claro. Te acompaño, pero ¿no crees que nos verán y notarán que es raro que un enorme letrero se mueva y que dos adultos entren por ahí?- sonaba a burla por ver cómo evitábamos eso.
-No te preocupes por eso, lo tengo cubierto.- si mi tío se metía a la escuela sin que nadie lo regañara o se lo prohibiera, ¿por qué nosotros no? Pero en caso de que nos vieran tenía una alternativa.
-¿Por qué ahora y no en la noche?- hizo otra pregunta.
-Le quitas lo divertido a la vida si quieres ir de noche.- comenté. Liberó una pequeña risa y negó con su cabeza.
-¿Qué necesitas sacar?- volvió a pedirme otro pedazo de chilaquiles, me gustaba la comida mexicana y él solía prepáramela seguido, y con gusto le compartí. Si hubiera sido otra persona ya me hubiera puesto de mal humor por robarme comida, pero que Chris lo hiciera no me molestaba.
-Haces muchas preguntas.- rodó los ojos con una sonrisa. -Quiero volver a pintar y sé que después de 10 años las pinturas ya no van a servir, pero los pinceles y bastidores seguramente están en buen estado. Igual y me gusta algún cuadro y lo traigo para colgarlo, claro, si me das permiso.- comenté.
Se movió para alcanzarme y dejar un beso sobre mi mejilla. -Esta también es tu casa, si quieres poner alguna de tus pinturas, hazlo.-
-Eres el mejor.- aseguré y giré mi rostro para poder atrapar sus labios entre los míos.
Después de desayunar entre bromas y pláticas amenas, nos bañamos y alistamos para acto seguido dirigirnos hasta el auto del Argent para poder llegar a la escuela.
Estacionamos el coche en un lugar vacío que encontramos y nos bajamos para poder adentrarnos a las instalaciones. -¿Estas segura de esto?- cuestionó.
-No.- admití, pero aún así seguimos caminando y escabulléndonos entre los pasillos para evitar ser vistos. Afortunadamente contaba con un buen olfato y una audición increíble, por lo que nos era más fácil avanzar.
Una vez llegamos hasta el sótano, empujé el mueble que se interponía entre nosotros y la entrada de la bóveda. Alcé mis manos y liberé mis garras, luego las introduje en el espacio correspondiente para poder abrir la puerta.
En el momento en el que logramos acceder, el de ojos azules me ayudó a cerrar la puerta de nueva cuenta para evitar que alguien pudiera entrar, aunque dudaba mucho que hubiera algún alumno curioseando por el lugar, de todas formas podría escucharlo a la distancia, a lo mucho los de la manada estarían aquí intentando averiguar lo que hacíamos.
-Ayúdame a revisar por ahí.- le señalé una esquina, donde seguramente habría algo de interés. -Si te gusta alguna podríamos llevárnosla.- sugerí. No era por presumir, pero pintaba increíblemente bien. Muchas personas habían comprado alguno que otro cuadro.
Ya que vi al cazador ocupado, me dirigí hasta donde recordaba que había dejado mis pinceles y afortunadamente estaban bien protegidos, así que cuando abrí el estuche en el que se encontraban, estos seguían en buen estado.
-No sé en que momento volviste a pintar y tampoco sé porque lo haces a escondías, pero me encantó que me pintaras, aunque ese no es mi mejor ángulo.- escuché la voz de Chris, sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?- pregunté confundida al voltearlo a ver. -Yo nunca te pinté.-
-Ya sabes, mi mejor lado es el derecho, pero aún así me encanta que yo sea tu inspiración.- explicó con una sonrisa. -No tienes que mentir, lo estoy viendo.- alzó el objeto entre sus manos.
Me moví hasta su dirección y una vez estuve a su lado le arrebaté de las manos el bastidor para ver a lo que se estaba refiriendo. -¿Cuándo fue que tan siquiera yo...?-
Le di la vuelta al objeto y pude ver la fecha que portaba, solía ponerle el día en que lo empecé y el día en que lo terminé, era de hace 13 años.
-Aquí hay otro.- el de ojos azules me indicó, estaba de cuclillas . Levanté mi vista de la pintura y me percaté de que a un lado de él estaba de lo que hablaba. -De hecho hay muchos más.- señaló el montón que tenía de frente.
-No recuerdo haberlos pintado.- comenté. Estaba muy confundida, no comprendía el porqué los pinté, cuando los hice o porque razón no lo recuerdo. -Y me da un poco de miedo.-
-¿Ni uno?- negué ante su pregunta. -Igual y estabas recordándome.- sugirió. Varios eran de él de mayor y otros tantos cuando tenía unos 18 años.
-Es lo más seguro, pero ¿por qué borrarme mis recuerdos de eso?- hice memoria a lo que hacía después de pintar, porque claro que no iba a acordarme de algo que hice hace años; mi padre siempre estaba conmigo cuando terminaba y después me ayudaba a cargarlo o iba a buscar a mi madre para poder mostrarle lo que hacía, seguramente él fue el que me borró mis recuerdos sobre estos cuadros, pero lo que no entiendo es la razón para quitarlos. -Deucalion los quitó por alguna razón que desconozco.-
-Probablemente celos de padre. Sueles contarme que él era al único al que pintabas, además de tu madre.- aportó.
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Justo al doblar por una calle que no solíamos frecuentar, pero que tuvimos que usarla debido a que la otra estaba cerrada, un ruido parecido a pequeños llantos llegó a mi oído.
-Detente.- pedí. Seguía concentrada en los sonidos y parecía ser que había varios latidos bastante débiles, al igual que el olor a perro me llegó.
-¿Qué?- preguntó confundido el hombre.
-Que te detengas.- ordené. No comprendió la razón por la que exigí que lo hiciera, pero aún así lo hizo. Me bajé del auto y me dirigí a pie hasta donde esos sonidos se hacían más fuerte.
-¿Qué haces?- indagó; sentía sus pasos detrás de mi, pero aún así no me detuve para explicarle o tan siquiera le di una respuesta, solo iba concentrada en el olor y sonido. -¿Qué sucede?- me detuvo tomándome por la muñeca.
-Hay unos perritos por aquí. No puedo dejarlos a su suerte.- murmuré.
-No puedes meterte en ese lugar. Es propiedad privada.- agregó.
-Lo bueno de tener hijos que son amigos del hijo del sheriff es que puedo hacerlo.- dije y retomé mi camino. Escuché sus pasos siguiéndome.
Cuál propiedad privada, era lo que parecía ser una bodega abandonada. Al entrar el sonido solo se hizo aún más fuerte y alcancé a detectar 6 corazones, aunque iban un poco más lento de lo normal, hice una mueca y aceleré el paso. Siendo guiada por mi audición nos topamos con una caja. Volteé a ver a Chris y después me agaché para poder abrirla, dentro de esta habían 6 perros recién nacidos de lo que parecían ser algún tipo de golden, aunque bien podrían ser una cruza con algún otro.
-No podemos dejarlos aquí.- murmuré.
-Hay que llevarlos con Deaton.- iba a levantar la caja, pero lo pensé bien y mejor me quité la chaqueta que traía ese día para poder envolver a los cachorros en ella. Uno de ellos se pegó más a mi y no pude evitar enamorarme.
-¿Podemos quedárnoslos?- cuestioné.
-Primero hay que llevarlos a la veterinaria y después vemos.- dijo, pero con eso me conformé por el momento.
Regresamos hasta donde se había quedado el auto y el de ojos azules me ayudó a subirme para no molestar a los perritos, quienes se habían acomodado buscando sentir calor, no pude evitar entristecerme al pensar lo que habían sufrido y quien sabe por cuánto tiempo. Argent al ver que ya estaba acomodada, me ayudó a abrocharme el cinturón para después cerrar mi puerta y poder subirse él. Una vez listos nos dirigimos hasta el local de Alan.
-¿Por qué crees que estaban ahí?- cuestioné. En todo el rato que llevábamos de camino no habíamos dicho nada, yo solo me dediqué a vigilar a los cachorros.
-Lo más probable es que no pudieran cuidar tantos.- sugirió.
-Pero no por eso tenían que abandonarlos. Pudieron haberlos llevado a alguna veterinaria, pero prefirieron dejarlos a su suerte.- comenté.
No hubo algún otro comentario hasta que llegamos. -Deja te ayudo.- el cazador bajó y de nueva cuenta me ayudó para poder llegar hasta las puertas traseras del lugar, donde el moreno ya nos esperaba con la puerta abierta, seguramente al escuchar el motor. La manada era la única que llegaba por esa entrada.
-Alice, Christopher, ¿qué hacen aquí?- cuestionó confundido.
-Tienes que revisarlos.- pedí o más bien exigí. Me adentré al lugar sin esperar respuesta alguna y con mucho cuidado acomodé la chaqueta sobre la mesa metálica que tenía en el interior. Si bien se habían dormido en el camino, despertaron por el movimiento, aunque uno de ellos permaneció entre mis brazos, parecía no querer que lo dejara.
-¿Por qué tienen a 6 cachorros con ustedes?- nos preguntó, intercambiando su mirada entre nosotros y los animales.
-No tengo tiempo para tus preguntas. Revísalos.- casi lo dije gruñendo. El hombre de barba se colocó detrás de mi y dejó una cuantas caricias en mi cintura para que me tranquilizara.
-No te preocupes, Alice. Estarán bien, por lo que veo los encontraron a tiempo.- murmuró y procedió a revisarlos. No quería sepárame de ellos, en especial del que parecía ser el más pequeño, pero por su bien logré dejarlo junto a los demás.
-Ya lo oíste. Estarán bien.- el de ojos azules susurró sobre mi oído.
Los próximos minutos nos la pasamos viendo como el mayor iba de un lado a otro y cuidaba que ninguno se moviera mucho para poder ver que todo estuviera en orden. Sentía que el tiempo no avanzaba. Siempre fui amante de los animales, pero desafortunadamente no podía tenerlos por situaciones que se vivían en el mundo sobrenatural.
-Todos están bien.- informó a la vez que les daba de tomar y de comer. Liberé el aire que no sabía que había retenido. -Se quedarán esta noche para poder seguir revisándolos, pero si quieren adoptarlos a todos o a algunos pueden venir mañana.- el pequeño que había permanecido pegado a mi se movió a pasos torpes, sacándome una pequeña risa al ver lo tierno que se veía intentando acercarse a mi. Estiré mi mano y acaricié su cabecita. -Aunque creo que ya te encariñaste con uno.-
Giré mi cabeza para poder ver a Chris, quien en ningún momento se había separado de mi. -¿Podemos adoptarlo?- cuestioné.
Sabía que yo tenía una enorme sonrisa en el rostro y él siempre me repetía que haría lo que fuera para que mi sonrisa jamás se borrara, así que estaba segura de que accedería. Dejó un beso en mi frente y ambos miramos al perrito que ahora buscaba las caricias de mi mate. -De acuerdo.- murmuró, jugueteando con el cachorro. Liberé un grito emocionado y me lancé a abrazarlo. El perro ladró feliz y movió su colita con efusividad.
-Te amo. Te amo. Te amo.- dije entre besos. Quería que él estuviera de acuerdo con quedarnos al animalito, me daba igual si decía que no, pero quería que lo aceptara porque a fin de cuentas iba a estar en su casa.
-Hoy tendrá que quedarse. Mañana les diré sobre todos sus cuidados, lo que necesitan para cuidarlo, si es macho o hembra, cuánto tiene y su raza.- anunció, llamando nuestra atención.
-Debemos buscar algún nombre.- apuntó el Argent.
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Al llegar al departamento no podía estar más que feliz, al igual que mis hijos al enterarse que iban a tener una mascota próximamente. El mayor sonreía al ver a su familia así. Estaba más que emocionada por ir al día siguiente por el nuevo integrante de la familia, por lo que me la pasé el resto del día buscando cosas para poder tenerlo en nuestro hogar.
Confundida salí de la oficina del cazador, que era donde había estado encerrada. La puerta había sido abierta y otro corazón llegó a mis oídos. -Stiles, ¿qué haces aquí?- cuestioné al detectar su aroma en la sala del departamento. El chico daba vueltas de un lado para el otro.
-Allison me dejó entrar.- explicó. La cazadora estaba sentada en el sillón y cuando la volteé a ver tenía una sonrisa inocente.
-Eso no explica la razón del porqué estás aquí.- murmuré.
-Theo Raeken regresó a Beacon Hills y no confío para nada en él.- dejó de caminar y por fin se quedó quieto, si no lo hacía iba a tener que golpearlo, ya me estaba empezando a desesperar. Apestaba a ansiedad.
-Stiles, ¿y ese quien es?- cuestioné realmente confundida.
-Iba con nosotros en cuatro grado. Hay algo raro acerca de él. Puedo sentirlo.- me estiró unos papeles. Rodé mis ojos y los tomé.
-¿Qué es esto?- estaba confundida a más no poder.
-Otra firma. Esta es la firma del papá de Theo en la multa de hace ocho años.- me señaló la primera hoja. -Esta es su firma en un formulario para transferirse a la secundaria Beacon Hills hace unos días.-
-Ni siquiera voy a preguntar cómo conseguiste este formulario.- me encogí de hombros. Realmente no me interesaba como los obtuvo. Las analicé unos segundos y no había que hacerlo, era obvio lo que quería mostrarme. -Son diferentes.-
-Gracias.- dijo haciendo movimientos con sus manos.
-Son completamente diferentes.- le mostré uno de los papeles. -Las cuevas ni siquiera coinciden. ¿Las ondulaciones? Totalmente diferentes.-
-Es lo que yo dije. El ejemplo perfecto del temblor criminal.- señaló una de las firmas.
-¿Y? ¿Yo que tengo que ver con esto?- hice la pregunta que me importaba.
-Vine por un consejo tuyo.- balbuceó como si le costara decirlo, aunque claramente lo escuché a la perfección debido a mi oído. -Alguien no es alguien. Obligué a Liam a seguirme para...-
-¿Por qué obligaste al cachorro a seguirte? Hablas mucho, pero si me pedías ayuda te iba a acompañar. Yo tengo más experiencia que el niño.-
-Ahora lo sé.- señaló. -El punto es que esas firmas fueron hechas por dos personas completamente diferentes. No tengo nada del Theo de cuarto grado para comprarlo con el de ahora. Dijo que regresó por Scott, pero también por mi. Por alguien dispuesto a entrar en el bosque en la noche... para proteger a sus amigos. Que no tenía a nadie así. Que estaba en el lugar correcto. Que estaba destinado a ser parte de la manada.-
Me quedé viéndolo. Mi hermano admiraba muy pocas cosas en la vida y una de ellas era la seguridad de Stiles, aunque nunca lo admitiría en voz alta. El chico siempre que tenía un mal presentimiento se hacía realidad. Además siempre he sido partidaria del que sigas tus instintos. Allison y Isaac me habían contado que el humano había desconfiado de mi hermano, de mi, de Kira, de Liam y sí, su desconfianza le hizo saber que Derek no estaba tras los asesinatos, que realmente era Peter; de mi no lo sé, pero seguramente llegó a alguna conclusión; tal vez Kira no era un peligro, pero aún así descubrió que era algo y no podía confiarse de algo que no conocía; de Liam descubrió que tenía un trastorno y si bien al inicio no era sobrenatural, podría ser un peligro que alguien muy bueno apareciera de repente.
-¿Qué quieres que te diga?- inquirió al ver que no decía nada. -¿Que soy un acosador? ¿Qué estoy loco? ¿Totalmente paranoico? Nada de esto es nuevo.-
-¿Qué probabilidad hay en el mundo para que existan más de dos gemelos sobrenaturales? Hombres lobo específicamente.- hice una pregunta al aire, sin esperar respuesta. -Realmente no existe esa posibilidad. Por lo menos no sin que me enterara. No quiero presumir, pero muy pocas cosas suceden en el mundo sobrenatural sin que lleguen a mis oídos. Los gemelos eran omegas, no betas. Se tomaron el tiempo para conocer a todos aquellos a los que su antiguo Alfa convirtió y acabaron con todos y cada uno de ellos. Despedazaron a su Alfa. No dejaron a nadie detrás, ni a la chica que nadie conocía porque tenía días de su transformación. El chico está mintiendo.-
-¿Me crees?- su rostro demostraba que no le daba confianza que le diera la razón.
-No suelo darle la razón a nadie, pero creo firmemente que tú desconfianza tiene sustento. Así que sí, te creo.- comenté.
-Entonces, ¿por qué crees que miente?- inquirió.
-No lo sé. Probablemente quiera algo de ustedes. Dime, Stiles, ¿por qué venir ahora? ¿Por qué no antes? Sinceramente yo no confío en las personas nuevas de este pueblo; puede que viviera antes aquí, pero no veo razón suficiente para volver justo ahora y que casualidad que llegó hasta donde estaban ustedes. No se llega a este lugar sin una razón de fondo.-
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Tengo una pregunta, bueno es en dos partes. ¿Cuál es el fic que encontraron que nunca pensaron que existiría? ¿Sobre que personaje les gustaría que hubiera alguno?
Maybe a nadie le importa, pero estoy feliz de compartir con ustedes que después de un tiempo esperando resultados, logré quedarme en la carrera de Médico Cirujano, justo en la universidad que quería.
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