02
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Habíamos llegado por la madrugada a Beacon Hills y lo primero que hicimos fue dirigirnos a la veterinaria a que Deaton nos ayudara.
Kira y Malia habían regresado a sus casas, así que solo éramos el dúo de amigos, Isaac y mi mejor amiga.
Scott cargó a Derek sobre su hombro y el rubio a la mujer. Entramos corriendo a la veterinaria a través de la lluvia. Al estar dentro, el doc arrasó con las cosas que había en una mesa metálica, mientras que Lydia y yo lo hacíamos con la otra para poder dejar a los hermanos que deberían ser mayores.
El Alfa, la banshee y el humano estaban de un lado, el beta y yo al otro junto a Deaton, todos estábamos observando a los Hale, esperando algún diagnóstico del moreno.
-Wow.- es lo único que pudo decir.
-¿Wow? Wow como... ¿He visto esto antes y sé qué hacer? Porque ese es el "wow" que buscamos.- dijo Stiles.
-Creo que están subestimando mis habilidades.- respondió.
Observé los movimientos de la rubio fresa y lo que hacía, tomó la mano del hombre lobo de la mesa y murmuró: -Está frío. Muy frío.- viendo con preocupación al doc. Movió su mano hasta la de la mujer lobo y asintió. Ambos estaban iguales.
El mayor tomó el pulso del azabache y después lo hizo con Alice. -¿Crees que esto es permanente?- indagó McCall. El moreno revisaba la reacción de sus pupilas.
-No siquiera estoy seguro de que un diagnóstico médico sea adecuado.- se sinceró. Dejó la lámpara a un lado. -Esto es más de lo que sé.- sujeté la mano de la mujer y quité el cabello que caía por su cara.
-¿Qué hacemos con ellos?- preguntó Stilinski.
-¿Hasta que se despierten? Probablemente, no demasiado.- nos respondió. -Será mejor que los dejen conmigo. Estarán a salvo aquí.-
-¿A salvo de Kate?- Isaac preguntó.
-Si ellos están vivos, y ella es lo que dicen que es, no podrá pasar esa puerta.- aseguró Deaton.
-¿Por qué querría hacerle esto a ellos?- indagó la rubio fresa.
-Conociendo a Kate, será por alguna razón que solo es favorable para ella.- comentó el doc.
-Y desfavorable para los demás.- completó Stiles.
-Deberían irse a casa. No parecen estar en peligro.- dijo el veterinario. -Así que deberían dormir un poco. Mañana hay escuela. Y deben comenzar a ocuparse de sus propias vidas de nuevo.- añadió.
-Alguien debería estar contigo.- sugirió Scott.
-Me quedaré.- notifiqué de inmediato. -No la voy a dejar. Sé que Deaton la cuidará bien, pero estaría más tranquila si me quedo.- comenté.
-Yo me quedo contigo.- dijo Lydia. -Mis notas están bien. A pesar de haber perdido algunas clases.-
-No estoy de acuerdo con esto.- admitió el chico Stilinski.
La banshee y yo nos volteamos a ver antes de hablar. -Váyanse.- hablamos al unísono.
-No.- aseguró el chico de lunares.
-Mándenos un mensaje si sucede algo.- habló el Alfa.
-No, sigo sin estar de acuerdo.- continuó Stiles. -No me voy a ninguna parte.- McCall lo arrastró y el Lahey iba tras ellos. -Está bien, solo porque eres más fuerte...-
-¿Crees que se queden así?- me preguntó mi mejor amiga una vez los demás se fueron.
-No lo creo.- dije haciendo una mueca.
-¿Qué hay de tú papá?- me preguntó.
-¿Qué hay con él?- regresé la pregunta.
-¿Ya sabe que está aquí? ¿Lo que le sucedió?- inquirió.
-No le quise contar que nadie sabía de ella. Así que no sabe nada.- respondí.
-No los he visto juntos pero siento que hacen linda pareja.- admitió.
Solté una pequeña risa. -Ni si quiera han tenido una cita.- comenté. -Pero me encantaría que fueran pareja.-
-Tendrías hermanos increíblemente guapos.- murmuró. Yo solo negué divertida.
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A la mañana siguiente vi a Deaton tomándole el ritmo cardiaco a Derek. Lydia estaba dormida con la cabeza recargada en mi hombro, cuando sentí que se removió.
-¿Cómo están?- dijo la rubio fresa al despertar.
-Sus latidos son muy rápidos. De ambos.- nos informó el doc.
Las dos nos levantamos de las sillas en donde nos encontrábamos y nos acercamos hasta llegar a su lado.
Tomé la mano de Alice y mi amiga la de Derek. -Mejoró su temperatura.- avisé.
-Voy a intentar algo.- nos informó. -Lydia, sostén su mano y no lo sueltes, me ayudarías mucho.- asintió ante su pedido.
El veterinario agarró un bisturí y lo pasó por el brazo del menor y este sanó de inmediato.
-Parece que se curó muy rápido.- habló impresionada la rubio fresa.
-Demasiado rápido.- admitió el doc.
-¿Qué significa?- pregunté.
-No estoy seguro.- respondió el moreno. -Intentaremos algo más. Chicas, denme una jeringa de cinco milímetros. Del cajón de arriba.- me moví rápidamente hasta donde nos indicó y sentí a mi amiga a mi lado.
Estábamos buscando las cosas hasta que escuchamos un ruido, nos volteamos despacio. Logramos ver a los hermanos Hale que se incorporaban y se bajaban de la mesas.
Se les veía confundidos, Deaton y Lydia los llamaban. Al levantar su vista, notamos que ojos brillaban. Azules y dorados.
Lo seguían llamando, el hombre lobo llevó sus manos a su cabeza, tratando de dejar de escuchar los llamados. La mujer me veía, parecía tratar de entender algo.
El doc se interpuso entre nosotras y el menor, obteniendo un zarpazo en el brazo cortesía del azabache. Luego de eso salieron corriendo.
Mi amiga y yo nos acercamos hasta el hombre en el suelo. Le ayudé a limpiar la herida y él la envolvió con una gasa. Lydia le escribió a Scott para que vinieran de inmediato a la veterinaria.
Rato después llegó el dúo de amigos.
Les contamos lo que recién sucedió. -No creo que sean más jóvenes solo de apariencia. Creo que son más jóvenes de mente.- informó el doc. Estaba terminando de fijar la gasa con cinta.
-No nos reconocieron a ninguno de nosotros.- avisó Lydia. -Solo Alice veía a Allison. Parecía que quería entender algo.-
-Y Derek se veía muy asustado.- les dije. -Estaba aterrado.-
-Si fueras un hombre lobo adolescente y una mujer lobo casi adulta y tuvieran miedo ¿dónde irías?- preguntó Stiles.
-El lobo regresa a la guarida.- dijo el Alfa. -Pero ellos viven en un departamento.- comentó.
-No cuando eran adolescentes.- informé.
-¿La casa de los Hale?- preguntó la rubio fresa. Asentí ante eso.
-No recordarían el incendio. No habría pasado aún.- el veterinario avisó.
Los chicos y yo íbamos a salir pero fuimos detenidos por la voz de la chica Martin.
-Esperen. Si logran atraparlos, ¿qué vas a decirles? ¿Qué toda su familia está muerta?- inquirió.
-Creo que tendré que hacerlo.- dijo Scott.
-Suerte con eso.- comentó Lydia con sarcasmo.
-Si, probablemente tenga razón. Quizás no debas hacerlo.- aportó Stilinski. -Al menos, hasta que descubramos cómo volverlos a la normalidad.-
-No puedo mentirles.- dijo McCall.
-Está bien, lo haré yo.- se ofreció el de lunares.
-No creo que ninguno de nosotros pueda.- apuntó el lobo adolescente. -Recuerden, pueden oír los latidos del corazón. Cuando los encontremos, les diremos la verdad.- aseguró.
-Si llegan a la casa primero, no tendrán que hacerlo.- avisó Deaton.
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ALICE
La chica que estaba ahí tenía un aroma particular, pero desconozco porque me llamó la atención. Cuando llegara a mi casa le preguntaré a mi mamá. Mi lobo se removió, pero no supe descifrar en qué sentido. No era precisamente el que ella desprendía, era otro que tenía impregnado.
Después de que mi hermano saliera corriendo de la veterinaria, lo seguí en todo momento. Llegamos hasta nuestra casa.
Cruzamos una reja, pero nos decepcionamos al ver que la casa Hale estaba demolida. El azabache se agachó y tomó un pedazo de madera que había.
Yo me quedé a sus espaldas. Estaba en shock, no sabía porque estaba así nuestra casa. Mamá siempre me cuenta todo, ¿qué es esto y por qué está así? ¿Hice algo para que no tuviera la confianza de contarme? ¿Nos dejaron solos? ¿Cuánto tiempo estuvimos lejos y por qué no lo recuerdo?
No sentía el aroma de mis hermanas, ni de ninguno de los miembros de mi familia. Parece que tiene tiempo así.
No sé cuánto tiempo pasó, pero una voz me distrajo de mis pensamientos. -¿Disculpen, jóvenes?- habló un hombre.
-¿Le dices a él joven? Ella tal vez.- murmuró otro divertido.
-Cállate, Haige.- respondió. Caminaron hasta colocarse a mi lado. En ningún momento los miré, solo vigilaba a mi hermano. -Lo siento, pero no pueden estar aquí.-
-Oigan, idiotas. ¿Escucharon hablar de "no pasar"?- de forma brusca nos preguntó el oficial que parecía ser desagradable.
-¿Tu no has oído hablar de "no seas un idiota"?- pregunté, aburrida por su actitud.
-Esta es nuestra casa.- Derek llamó su atención.
-No ha habido nadie aquí por años, niño. Salgan de aquí.- ordenó.
-Haige, ¿podrías ser un poco menos rudo?- pidió el otro. -¿Están bien? Podemos ayudarlos si les sucede algo.-
-¿Qué sucedió con nuestra casa?- preguntó el menor. -¿Dónde está nuestra familia? ¿Dónde está nuestra madre?-
-Está bien, vamos. Ahora.- el oficial idiota trató de sujetar al pequeño, pero este lo tomó de forma brusca por el brazo.
Me daba igual si lo destrozaba, pero no podía descontrolarse y hacerlo. No podía revelar nuestra naturaleza. -Derek, cálmate.- llamé su atención.
-Tómalo con calma.- pidió el otro oficial. Lo volteamos a ver por haber tratado de intervenir. -Haige, ¿qué...? ¡No! ¡Espera!-
Giré de inmediato mi cabeza. El oficial electrocutó a mi pequeño. Iba a intervenir pero una mano en mi muñeca me detuvo. -¡Haige! ¡Haige, detente!- ordenó.
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Nos llevaron a la comisaría. Nos hicieron sentarnos en unas sillas y nos esposaron a estas. Tomaron nuestras huellas. -Quitando el hecho de que nos acaban de arrestar. El oficial que no es un idiota es realmente guapo, ¿crees que acepte a salir conmigo?- pregunté en un susurro al menor.
Soltó un bufido. -Eres menor que él.- respondió de igual modo.
-Suerte para mi que siempre me han gustado los hombres mayores.- comenté. Tenía mi mirada fija en el hombre frente a mi. No era para nada feo y tenía los ojos claros, justo como me gustan.
-Nunca te va hacer caso.- dijo.
-Nunca digas nunca.- respondí divertida. En ese momento se acercó hasta nosotros y se agachó a nuestra altura.
Miró al otro oficial. -El otro agente piensa que soy idiota por preguntar, pero presiento que si les quito las esposas, ¿estarán bien? Y creo que nos ayudarán a averiguar qué sucedió con su familia para salir de aquí. ¿Me equivoco?- preguntó.
-No es idiota por querer ayudar.- dije. El sonrió ligeramente y nos quitó las esposas. -El otro policía si es un idiota.- añadí.
-No puedo decir que no.- dijo con una enorme sonrisa.
-Parrish, ven aquí.- llamó el hombre que ahora sé que se llama Haige.
-Ya regreso.- dijo y se levantó para marcharse.
Podía escuchar su conversación a la perfección, pero decidí ignorarla. Solo noté que otro hombre llegó y se mostró confundido al ver la imagen en la computadora. Luego intercambió la mirada entre nosotros y el aparato. Se acercó hasta donde estábamos, nos observó más de cerca y se fue.
En ese instante un olor conocido llegó a mis fosas nasales. Centré mi vista en la entrada y visualicé a tres adolescentes llegando, pero en quien me fijé fue en la chica, quien parecía tener mi edad.
-Yo me encargaré.- dijo el oficial mayor y les hizo señas a los chicos. Seguía tratando de entender porqué mi lobo estaba brincando por detectar el olor.
Me quedé perdida en mis pensamientos y no supe que pasó a nuestro alrededor hasta que sentí la mano de Derek enrollarse en mi muñeca y jalarme ligeramente.
Scott, como ahora sabía que se llamaba el chico, nos pidió que confiáramos en él. Estaba atenta a sus palabras, pero mantenía mi mirada en la chica, sentía que la conocía de algo y también sentía un lazo que me unía con ella, pero no sé de qué tipo. Estoy segura que mi mate no es.
El chico continuó conversando e hizo brillar sus ojos rojos, por lo que lo reconocimos como que es un Alfa. Ahí decidí fijarme más en sus movimientos. Conozco a todos los Alfas del lugar y también a los más cercanos. No hay manera de que no lo ubique. No confío en él.
No fue hasta que el azabache preguntó por nuestra familia que decidí dejar de un lado mi desconfianza. Si decía la verdad, puede que solo sea nuevo y todavía no tengo el gusto de poder reunirme con él, pero si miente, saldré corriendo de aquí y me llevaré a mi pequeño no tan pequeño.
Nos respondió que hubo un incendio. Mis ojos se llenaron de inmediato de lágrimas al imaginar lo que seguía, pero se fueron rápidamente cuando añadió que nuestra familia tuvo que salir de la ciudad y que estaban bien.
-É uma boa ideia irmos com ele?- me preguntó en un murmuro el de ojos verdes.
-Percebi que seu coração não pulou uma batida. Ele está dizendo a verdade.- respondí. Los demás nos veían confundidos.
-Talvez ele saiba como controlar seu batimento cardíaco perfeitamente.- aportó.
-Eu não conheço esse cara, mas ele pode ser novo. É sua decisão. O que quer que você escolha eu vou aceitar sem hesitação.- dije. Tomé su mano y le di un pequeño apretón, demostrando mi apoyo. Él asintió después de unos segundos de pensarlo.
Nos hicieron salir de la oficina para que firmáramos nuestros papeles por estar aquí y de nuestra "libertad".
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Estábamos entrando a la casa McCall, que es a donde nos dijeron que íbamos a ir. -Esperaremos aquí a Scott. Nos sentaremos con tranquilidad. Y no llamaremos ni hablaremos con nadie.- nos dijo el chico de lunares.
-¿Te hablo a ti?- cuestionó el menor.
-No.- respondió.
-¿Puedo hablar con ella?- pregunté.
-Si.- me respondió la chica.
-No.- Stiles dijo.
Ambos hablaron al unísono.
-¿Quién hablará con él?- Derek señaló a un señor, supongo que será el padre de Scott.
-¿Estás más alto?- el chico Stilinski se asustó.
-¿Que hacen aquí?- indagó el señor, que por cierto traía bolsas con comida. Tengo hambre y solo quiero comer lo que sea que traiga.
-Esperamos a Scott.- respondió el menor.
-Si, yo también. Se supone que cenaremos. Traje de más. ¿Tienen hambre?- dijo el hombre.
-No.-
-Si.-
Los cuatro hablamos al unísono, está de más decir que los lobos dimos la afirmativa.
-No tenemos hambre.- completó Stiles.
-No, tengo mucha hambre.- admitió el Hale.
-Ninguno de nosotros tiene hambre. Gracias de todas formas.- se apresuró a añadir Stilinski.
-Yo si tengo hambre.- levanté mi mano.
-Si no tienes hambre Stiles, tus amigos pueden comer con nosotros igual.- dijo el mayor. -¿Cómo se llaman?- nos preguntó.
Antes de que pudiera responder, Stiles habló. -Miguel y Valentina.- Derek y yo nos volteamos a ver antes de dirigir una mirada incrédula al chico. -Mis primos Valentina y Miguel. De México.- le dio una palmada en la espalda al azabache.
-¿Ustedes nacieron en México?- preguntó en español.
-Ay por Dios.- murmuró Stiles.
-No nacimos en México, si no que vivimos por mucho tiempo ahí.- mi hermano respondió por los dos.
-Fantástico. ¿Un rollo de huevo?- nos preguntó.
-Por favor, muero de hambre.- admití.
-¿Arroz frito con camarones o arroz frito con cerdo?- nos preguntó.
-Con camarones.- respondió el chico Hale. -Valentina no come cerdo, así que lo mismo para ella.- dijo con burla el nombre que recién me dieron.
Caminamos hasta el mayor y pude sentir la presencia de los chicos caminar atrás de nosotros.
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Estábamos todos cenando en silencio hasta que el señor McCall habló.
-¿Cómo era su apellido?- indagó.
-Juárez.- se apresuró a responder la chica.
-Cinqua Tiago.- añadió el de lunares. Mi hermano y yo nos volteamos a ver divertidos.
-Es un nombre muy difícil.- admitió el mayor. -¿Cómo lo deletrean?- cuestionó.
Nosotros esperábamos a que Stiles contestara, burlándonos por su respuesta. La adolescente tenía demasiada comida en la boca, supongo que para evitar contestar.
-Fonéticamente.- sonó más a pregunta.
En ese momento seguí la mirada de Derek y me di cuenta de que se percató de algo. La tarjeta de identificación del señor.
-Sr. McCall, es un agente del FBI.- dijo.
-Es de bajo rango. De muy bajo. Ni siquiera tiene mando.- el chico pálido se excusó.
-¿Investiga asesinatos?- indagó. La chica agarró una botella de agua que tenía y comenzó a bebérsela sin parar.
Los dos ignoraron a su alrededor, por lo que siguieron hablando. Por mi parte estaba atenta a las reacciones de todos en el lugar. -A veces. Cuando es un crimen federal.-
-¿Y qué hay de los incendios?- los dos adolescentes se miraron asustados.
-Ya es muy tarde, Scott ya debería estar aquí.- dijo la chica. -¿Stiles por qué no le llamas?- trataba de evitar que respondiera.
-¿De qué tipo de incendio hablas?- inquirió.
-Stiles. Deberías llamarlo.- insistió ella.
-¿Sabe algo de la familia Hale?- pregunté.
El mayor nos contó todo lo sucedido con nuestra familia. Al finalizar el relato del hombre, volteé a ver a mi hermano y ambos asentimos ligeramente.
-Sr. McCall, nos gustaría hablar con nuestro primo. Si nos disculpa iremos arriba. Que tenga linda noche.- comenté mientras nos levantábamos de la mesa.
La humana se quedó sentada evitando mi mirada. Subimos con toda la tranquilidad del mundo por las escaleras y nos encerramos en lo que parecía ser el cuarto de Scott.
Me senté en la cama para tratar de procesar todo lo que escuché. Noté que Derek tomó a Stiles de un brazo y lo estrelló contra la puerta.
-Está bien, no mentí. Omití ciertas verdades. Verdades esenciales, ahora que lo pienso.- murmuró el de lunares.
-No quiero hablar contigo.- el azabache lo soltó y se colocó a mi lado. -Queremos hablar con el Alfa. Hablaremos con Scott.-
-Está bien. Lo buscaré.- anunció. Abrió la puerta de espaldas a esta. -Mi teléfono está abajo. Lo llamaré rápido. Quédense aquí. No se muevan, ¿si?- dijo y se fue, pero de inmediato regresó. -No... Creí que ustedes...- ahora si se fue.
Estaba hecha un mar de emociones, tristeza y dolor por mi familia, enojo con los dos adolescentes, frustración por haber confiado en ellos y que no nos dijeran la verdad.
El menor se sentó a mi lado en la cama y su rostro se veía igual que la noche que Paige murió. Lo acerqué a mi y lo abracé. Solo estábamos en silencio, tratando de entender todo lo que había sucedido en estas horas.
Escuchamos un ruido proveniente del baño, así que nos levantamos. Kate se posó en el marco de la puerta para que pudiéramos verla.
Para ser sincera ella no me agradaba. Sentía que trasmitía malas vibras. No me gustaba estar cerca de ella, pero si a mi hermano le agradaba, no iba a ser yo quien la alejara.
-¿Kate?- preguntó Derek.
-Hola, hermoso.- murmuró. Hice una mueca al escucharla. -La Hale guapa.- dijo en mi dirección. -Hace tiempo que no nos vemos.- se acercó hasta donde nos encontrábamos. -Más del que creen.-
Dijo que necesitaba ayuda con algo. El azabache de inmediato aceptó, por lo que ella le dijo que saliera por la ventana y nos esperara abajo.
Iba a seguir yo, pero su mano en mi hombro me detuvo. -Sé que no confías en mi. Así que no puedes venir.- antes de que pudiera hacer algo, sopló en mi rostro un polvo morado, que inmediatamente lo identifiqué como acónito.
-Maldita.- alcancé a murmurar antes de caer al suelo.
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¿Les gustaría que Alice y Chris tengan hijos? De ser así, ¿qué sea durante la historia o como extras?
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