02

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Scott permaneció con Allison, así que seguí a mi hermano por el lugar, hasta toparnos con lo que parecía ser un armario.

Abrimos la puerta, dejando a la vista el cuerpo de Erica. Derek bajo su cabeza, el aroma que desprendían sus emociones me golpearon. Todo lo que sentía en este momento era una tristeza profunda. Siendo él su Alfa, sentía la pérdida de sus betas mucho más dolorosa.

Coloqué mi mano en su hombro, dándole un pequeño apretón en muestra de apoyo. Me giré y sentí sus brazos alrededor de mi, recordándome a la vez donde llegó destrozado por la muerte de Paige.

Pasaba mi mano por toda su espada, intentando reconfortarlo. Me dediqué a abrazarlo y darle el apoyo que necesitaba en estos momentos. Érica había sido su segunda beta y se que lo único que pasaba por su mente en estos momentos era culpa, por la muerte de la rubia, por lo que le susurré una y otra vez que no era su culpa.

Al cabo de un rato se separo de mi, limpié los rastros de lagrimas de sus mejillas, él se apartó de mi y con molestia quitó las lagrimas traicioneras que aún resbalan. No le gustaba lucir vulnerable.

-No podemos dejarla aquí.- me dijo.

-No te preocupes, nosotros saldremos a buscar a los dos betas furiosos y llamaré a Peter para que venga por ella.- respondí.

Al ver que mi hermano se alejaba rumbo a la dirección donde anteriormente estábamos, saqué mi celular y llamé al número de mi tío.

-¿Sucede algo, pequeña Talia?- solían decirme así, ya que tenía el mismo carácter que mi mamá, ahora no sé si sigue habiendo algo de ella en mi.

-Necesito que me hagas un favor.- digo.

-Lo que sea por mi sobrina favorita.- mencionó.

Quiero que vengas al Banco y lleves el cuerpo de Erica que está en armario al loft.-

-¿Qué? Todo menos eso, me hubieras pedido un auto y con mucho gusto te lo compraba, esto no, Yo no pienso...-

-¿Podrías ser amable una media hora y ayudarme?-

Escuché el suspiro del otro lado de la línea. -Voy para allá.- respondió antes de colgar.

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Derek, Scott y yo salimos corriendo del lugar, habíamos acordado que el adolescente siguiera el rastro de Boyd y nosotros el de nuestra hermana.

-¿Lo perdiste?-

-Si, tuve que hacerlo.- respondió el adolescente.

-No era el plan.-

-Lo sé, y por eso creo que deberíamos permanecer unidos. Créeme, es muy fuerte, muy rápido, y esta muy furioso para que lo controle una sola persona. Debemos hacerlo juntos.- opinó.

-Alice y yo estamos en la entrada de la reserva. ¿Puedes venir?-

Scott accedió, pero antes de colgar, dijo que tenía que pasar a dejar algo. ¿No estaba solo?

Minutos después, el adolescente llegó donde nosotros nos encontrábamos. El plan ahora era no separarnos y buscar a los betas juntos.

Corrimos adentrándonos a las profundidades de la reserva, fruncí el ceño confundida al ver a Derek y Scott, parecía una película de triunfos robados por tanta pirueta y saltos. Somos lobos no porristas.

Cuando nos detuvimos ambos saltaron sobre un tronco de un árbol, dando una vuelta y cayeron, uno de pie y otro como Black Widow.

-¿Son ellos?- preguntó Scott al ver unas huellas.

-No solo nosotros decidimos permanecer unidos.- dijo Derek.

-¿Eso hará que atraparlos sea más fácil o más difícil?- nos preguntó el adolescente.

-No lo sé.- admitió mi hermano.

-Chicos. Vi a Boyd intentando despedazar a dos niños.- Derek y yo permanecimos en silencio. -¿Harán eso con todos?-

-Con todos y con cualquiera.- mencioné, mi hermano se alejó, sacó su celular y llamó a alguien para que viniera a ayudar.

Un rugido se escuchó, nosotros corrimos a la dirección donde provenía. Fui la primera en llegar, lancé a Cora contra un árbol, que al parecer la enojó el doble, ya que me tomó por el cuello, elevándome y arrojándome. El chico que ahora sabía que es Isaac, se dispuso a luchar contra la Hale menor, después llegó Scott, Derek apareció y nuestra hermana le rugió y él rugió aún más fuerte. Nos dio una rápida mirada a todos y escapó, por lo que corrimos atrás de ella.

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Habíamos perdido de nueva cuenta a los betas. Me recosté en el tronco de un árbol para intentar recuperarme del dolor en la espalda por el fuerte impacto, cuando el celular de Scott sonó. Reconocí de inmediato la voz de Stiles, el chico de lunares le relató que Lydia había encontrado un cuerpo en la piscina pública.

-¿Estas seguro?-preguntó el chico McCall.

-Si. Cuello desgarrado, sangre por todos lados. Esto parece el El resplandor.- mencionó Stiles. -Si unas niñas gemelas salen del bosque, e insisten con que juegue con ellas, no me sorprenderé.-

-¿Puedes acercarte para asegurarte que fueron ellos?-

-¿Asegurarme que fueron ellos? Scott, ¿quién más
anda desgarrando cuellos?- inquirió.

-Por favor, hazlo.-

-Esto no tiene sentido.- murmuró Derek. -La piscina pública está al otro lado del bosque. Sus rastros no están cerca de ahí.-

-Derek, mataron a alguien.- Scott habló.

-No creo que hayan sido ellos. No pueden ser tan rápidos.- mencioné.

-Es cierto, no pueden ser tan rápidos a pie.- secundó el Alfa.

-Mataron a alguien.- repitió el adolescente. -Murió un niño inocente. Y es nuestra culpa.- mi hermano desvío su mirada ante esto.

-Es mi culpa.- musitó el otro Hale.

Solté un gruñido. -Nadie tiene la culpa, lo que tendríamos que estar haciendo es buscarlos.-

-Necesitamos ayuda.- dijo el chico.

Isaac se había mantenido en silencio, escuchando la conversación.

-Ahora tenemos a Isaac.- dijo Derek.

-Ayuda de verdad.- Isaac frunció el ceño, indignado y viendo a Scott. -Son muy rápidos para cualquiera
de nosotros. Son muy fuertes y están muy rabiosos.-

-Los atraparemos.- aseguró el azabache.

-¿Y si no lo hacemos?- cuestionó el menor.

-¿Los sostendremos hasta que salga el sol?- indagó el rizado.

-Quizás sería más fácil matarlos.- respondió el Alfa.

-¿Qué? ¡No!- negué. -No vas a matar a nuestra hermana, Derek Hale.- me crucé de brazos. -Ni a Boyd.-

-Matarlos no es lo correcto.- acotó Scott

-¿Y si es la única opción?- Isaac preguntó. -Si no los atrapamos, ¿qué haremos?-

-Buscar a alguien que sepa lo que hace.- respondió el chico McCall.

-¿A quien?- preguntamos Derek y yo al unísono.

-A alguien que sepa cazar hombres lobo.- mencionó Scott.

-Esto no te va a agradar, Alice.- mi hermano se dirige a mi, enarco una ceja esperando su respuesta. -Es un Argent.

-De tantas personas que existen, ¿tiene que ser un cazador? Todos somos sobrenaturales.- murmuro.

-Él no es como los otros.- me responde Scott. -Estaremos bien y nos ayudará.-

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Estábamos en la camioneta de Derek, esperando a que el chico McCall lograra convencer a Argent para atrapar a Boyd y a Cora, podía escuchar su conversación, pero preferí ignorarla y tararear una canción. Al igual hice con el intercambio de palabras entre el rubio y el azabache.

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Cuando bajamos del auto, el cazador se me quedó viendo asombrado y con ¿adoración? -¿Addie?- escuché que dijo.

-Creo que me está confundiendo.- respondí sin entender porque me miraba así. -Mi nombre es Alice Hale.-

-Lo siento, te pareces demasiado a alguien.- mi hermano me observó confundido por lo que solo me encogí de hombros.

El padre de Allison dejó caer un pesado bolso al
suelo. Estábamos todos reunidos en la reserva, al
contar con la ayuda del cazador experimentado
esperábamos que atraparlos fuera más fácil.

-¿Los rastrean por sus huellas?- cuestionó Chris, mientras se agachaba a un lado del bolso.

-Eso intentamos.- notifica Scott.

-Entonces perdieron su tiempo.- mencionó el cazador. -Hay una sola criatura en la Tierra que puede rastrear las huellas, y es el hombre. Y si no estás entrenando como yo, no sabes si esta huella
es de Boyd- señaló el suelo. -y estas..-

-Son de Cora.- Isaac interrumpió.

-Son tuyas, rubio. Pistaste las de Cora cuando caminaste por aquí.- murmuré y sonreí.

-Es cierto eso Alice.- guiñe un ojo en su dirección y recibí una sonrisa de lado, Derek rodó sus ojos al verme-. Se que ustedes cuatro están concentrando su energía en resistir su propia necesidad bajo la luna llena, pero eso los pone en desventaja frente a Boyd y Cora, que se entregaron. Ellos pisaron el pedal a fondo y ustedes apenas alcanzan el límite.- mencionó.

-¿Qué debemos hacer?- preguntó Derek.

-Concéntrense en su sentido del olfato. Los lobos siguen a su presa hasta 16o kilómetros por día por su olor. Un cazador entrenado puede rastrearlos por el olor. Si el viento los favorece, los lobos pueden oler un rastro a tres kilómetros, entonces, podemos atraerlos hasta nosotros o hasta una trampa.- explicó y le lanzó una red a Scott. -La luna llena nos da una ventaja. El calor de su cuerpo aumentará, y será más fácil detectarlos mediante infrarrojo.- del bolso sacó unos lentes y nos lanzó uno a cada uno.

-Gracias, pero tengo el mío.- Derek hizo brillar sus ojos de escarlata regresando los lentes. Yo también regresé los míos porque no los necesitaría.

-Recuerden, no estamos cazando animales salvajes. Debajo de esos impulsos hay dos seres humanos inteligentes. No crean que no pueden contar con ese lado humano. Esta reprimido, pero esta, y les recuerda cómo ocultar su olor, cómo cubrir sus rastros, cómo sobrevivir.- mientras explicaba todo, lo seguimos hasta el mirador que se encontraba en el lugar.

-¿Cuando vieron a su hermana por última vez?- preguntó Chris.

-Hace nueve años. Creíamos que había muerto en el incendió.- avisó.

-¿Puedes recordar su olor?- Derek negó ante la
pregunta del cazador.

-¿Alice?- parecía disfrutar decir mi nombre, dirigí mi mirada hacia él.

-No estoy muy segura.- notifico, el hombre asintió.

-Scott, ¿cuánto confías en tus habilidades?- indagó.

-Honestamente, la mayoría de la veces, intento no pensar en todo lo que puedo oler.- dijo el adolescente.

-El problema es cuando salgan del bosque y entren al área residencial. Cuando pasen la escuela, estarán en el centro de Beacon Hills.- notificó el cazador. -Si pueden evitar pelear, háganlo.- dijo.

-Son más rápidos, serán mejores que nosotros y será complicado atraparlos.- escuché la voz del rizado.

-No siempre los más rápidos son los mejores.- dice Chris mirándome.

Sentí un deja vú que hizo que mi cabeza punzara, mis piernas me hicieron trastabillar por eso, pensé que iba a caer por lo que llegó a mi mente, pero fui detenida por las manos del cazador en mi cintura, una vez me recuperé, me alejé de él.

He escuchado esa frase antes, no sé de donde, pero es como si mi cerebro quisiera decir la continuación

-Lo importante es ser el último en permanecer de pie.- lo digo antes de que pueda pensar. Veo que Argent baja su cabeza, pero alcancé a ver una sonrisa en su rostro. ¿Por qué dije eso? ¿Por qué reaccionó así?

-No matarán todo lo que vean, ¿o si? -cuestionó Isaac.

-No. Pero hay que reconocer una diferencia importante. Los lobos cazan para comer. En un punto, se llenan. Boyd y Cora cazan por el placer de
matar, por cierta satisfacción depredadora primitiva que les da desgarrar cuerpos calientes en pedazos sangrientos. ¿Y quien sabe cuándo estarán satisfechos?- explicó.

-No podemos matarlos.- anunció Scott.

-¿Y si no podemos atraparlos?- inquirió Derek.

-Quizás solo debamos contenerlos. No hay nadie en la escuela por la noche, ¿cierto?- cuestionó.

-¿Quieres encerarlos adentro?- preguntó mi hermano.

-Si hay algún con una puerta lo suficientemente fuerte, sin ventanas ni acceso al exterior.- dice el mayor.

-¿Qué hay del cuarto de calderas?- Isaac habló. - Es una puerta grande de acero.-

-¿Seguro que la escuela está vacía?- cuestionó.

-Solo quien no ha visto películas de terror, sería el único idiota que estaría a estas horas en la escuela. Además, es Beacon Hills, ese lugar está maldito.- dije.

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Argent clavó un objeto raro en el suelo. -Estos son emisores ultrasónicos. Es algo de lo que usamos para acorralar hombres lobo, los forzamos a ir en la dirección que queremos.- presionó un botón y se encendió el emisor. -Emite una frecuencia aguda que solo ellos escuchan.-

Gruñí molesta tapando mis oídos. Los hombres
lobo a mi lado estaban igual.

-¡De veras!- espetó Isaac con sarcasmo.

-No es gracioso.- dije entre dientes al ver que el cazador tenía sus labios curvados en una sonrisa, la que borró cuando me escuchó hablar.

Abrió la parte trasera de su camioneta nos entregó un emisor a cada uno para poder clavarlos en puntos estratégicos y así lograr que los betas los siguieran.

-¿Esto los llevará hasta la escuela?- cuestionó Derek tomando uno.

-Y después, ustedes deben meterlos en el sótano.- dijo Argent.

-¿Alguien quiere reconsiderar el plan de matarlos?- golpeé el brazo del rizado ante su comentario.

-Funcionará.- aseguró Scott. Mi hermano se giró a verlo. -Funcionará.- repitió.

El Alfa me tomó de la muñeca para ir juntos. Ambos empezamos a correr por la reserva. Derek lanzó un emisor y este se clavó en un árbol.

El siguiente lo clave yo cuando avanzamos más, en el suelo.

-Y la presa se convierte en el cazador.- la voz de
Peter resonó en mis oídos.- ¿De veras creen que unos silbidos eléctricos funcionen?-

-No nos estás ayudando.- musitó Derek.

-Personalmente, intentó reducir los esfuerzos inútiles.- avisa.

-Cora está viva.- notifica el azabache.

-Lo sé. Hagamos una fiesta de reencuentro cuando ya no sea una máquina de matar imparable.- yo solo escuchaba su conversación.

Peter solía ser mi persona favorita, pero después del incendio se volvió un completo dolor en el trasero.

-Yo puedo detenerla.- anunció mi hermano.

-Claro que si. Matándola. Que resulta ser el motivo de este pequeño ejercicio.- murmuró mi tío. -Deucalion quiere los mates. Que te deshagas de su equipaje, y te sea más fácil unirte a su manada. El hecho de que debiera ocurrir en la bóveda, y no aquí, a cielo abierto, no cambia su plan. Solo significa que Boyd y Cora matarán a algunos inocentes primero.-

-¿Y se los debo permitir?- cuestionó el de ojos verdes. -¿Debo dejar que mueran inocentes?-

-A menos que prefieras matar a los tuyos.- dijo el mayor.

-¿Acaso no escuchas?- pregunté acercándome a Peter. -Podemos atraparlos.-

-Vamos. ¿Cuanto daño pueden hacer? Mataran a unos pocos vagabundos, a algún ebrio que sale de un bar. ¿Y qué? Dejen que Scott se ocupe. Déjenlo ser el héroe de su mundo moralmente blanco y negro. Los verdaderos sobrevivientes, ustedes y yo, vivimos en la gama de los grises.- habló el de ojos azules. -Y además, aunque los mataras, sigues siendo un Alfa.-se inclinó a encender el emisor. -Puedes crear más hombres lobo.- se giró dispuesto a retirarse.

-No se canjean vidas.- dije sabiendo que me escucharía.

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Derek y yo nos encontrábamos dentro de la escuela, esperando que los betas llegaran. Los últimos emisores ya habían sido colocados en lugares estratégicos y las puertas ya habían sido abiertas para que pudieran entrar. Los gruñidos empezaron a escucharse cerca.

Mi hermano y yo sacamos nuestras garras, pero los chicos al vernos saltaron al techo de la escuela.

Derek y yo nos dirigimos a otra zona del lugar, el azabache se adelantó y empujó a Cora contra los casilleros y luego la arrojó al suelo. Boyd gruñó hacia nosotros. En ese momento, Argent llegó, seguido de Scott y por último Isaac.

-Vengan por nosotros.- pronunció Derek. Scott, mi hermano y yo, doblamos por el pasillo que los llevaría directo al cuarto de calderas.

El de ojos verdes abrió la puerta para poder bajar al sótano. Entramos rápidamente al lugar, el cual estaba completamente oscuro. Lo único que se distinguía eran los ojos de los betas furiosos.

Derek y Scott agarraron unos extintores y los rociaron, para servirnos de distracción y poder salir. Inmediatamente el Alfa le puso los seguros a la puerta de hierro impidiéndoles salir.

-¿De veras funcionó?- preguntó el adolescente.

-Funcionó.- Derek afirmó alejándose para recostarse contra la pared. Me acerqué a él y me atrajo en un abrazo. Pero la tranquilidad en la que estábamos envueltos fue interrumpida, cuando el chico McCall anunció que se escuchaban tres latidos.

-¿Qué haces?- le pregunté a mi hermano cuando se acercó a la puerta.

-Cierren la puerta y manténgala así.- ordenó.

-Si entras ahí solo, tú los matarás a ellos, o ellos te matarán a ti.- murmuró Scott.

-Por eso entraré solo.- avisó viéndome.

-No. Si tu entras yo también.- dije, dando un paso dispuesta a acompañarlo. -Es nuestra hermana, pienso y voy a ayudar. No voy a dejar que entres tú solo.-

Sus ojos chocaron con los míos, verde contra café. Si entraba solo podría morir, eran dos lobos descontrolados, lo despedazarían en segundos. No podía perderlo, no pensaba perder a otro hermano.

-Voy a entrar solo. Y quiero que tú te quedes aquí
con Scott, donde nada malo puede pasarte.- dijo.

-Yo soy la mayor de los dos, voy a ayudarte.- comenté.

-Alice, no puedo permitir que te hagan daño.- murmuró.

No tuve tiempo de contestarle, ni acompañarlo, porque cuando menos lo esperé, abrió la puerta y Scott actuó cerrándola de inmediato.

Me recargué en la pared, en espera del Alfa, ya que el adolescente no me permitía pasar. Traté de no escuchar, de bloquear mis sentidos, pero era algo imposible, no con dos de mis hermanos en el interior.

No sé cuanto tiempo paso, solo noté cuando Isaac llegó avisando que el sol había salido, Scott y yo abrimos la puerta entrando al lugar.

Derek estaba de rodillas en el suelo, a su lado se encontraban Boyd y Cora, agudice mis sentidos para verificar si respiraban, al darme cuenta de que lo hacían, atraje al azabache en un abrazo sin ser demasiado brusca, debido a que se encontraba herido.

-Eres un maldito idiota.- espeté. Estaba demasiado débil, por lo que acomodé su brazo sobre mis hombros y el mío en su cintura, para ayudarlo a incorporarse. -Un maldito idiota, Derek Hale.-

-Nuestra madre no te enseñó a hablar así.- de sus labios salió una risa sin ánimos.

-Podría haberte ayudado.- murmuré enojada.

-Podrías, pero no te iba dejar hacerlo.- respondió.

-Eres demasiado terco para tu propio bien.- mencioné.

-Si bueno, somos hermanos y quieras o no, nos parecemos.- respondió. -Hay una maestra ahí adentro.- señaló un cuarto pequeño. -Yo me encargaré de ella. Sáquenlos de aquí.-

-Nos encargaremos de ella.- lo corregí. Derek y yo nos levantamos, él recargado en mi. Entre Scott y Isaac sacaron a Boyd y Cora del cuarto de calderas, mientras que nosotros fuimos donde se encontraba
la maestra.

Al ver a la profesora, una sensación desagradable me recorrió. -No me da buena espina.- susurré.

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