01
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Luego de perder tiempo en la cama, ya que no quería levantarme y acompañar a Chris al supermercado para hacer las compras, me senté e inmediatamente me sentí enferma. Mi cabeza estaba dando vueltas ligeramente, pero lo ignoré y me paré de la cama. Deslizándome por el pasillo que conectaba las habitaciones con la cocina, casi me caía, pero me sostuve de la pared y cuando me recuperé, reanudé mi lento caminar.
-¿Qué me está sucediendo?- murmuré al aire.
Finalmente llegando a la cocina, me senté en unas de las sillas que había, recargué mis codos en la mesa y sostuve mi cabeza con mis dos manos. Unos segundos después me estiré para alcanzar una manzana verde, mis favoritas; respiré profundamente y traté de comerla, pero no pude. Me sentía ligeramente nauseabunda y no comprendía cómo era posible ya que los lobos no se enfermaban.
Me levanté al ver que mi cabeza ya no daba vueltas, me acerqué al refrigerador. Abrí el congelador y saqué un bote de helado, para después regresar a mi lugar. Tomé una cuchara para poder comenzar a comerlo.
-Mamá, ¿te sientes bien?- me preguntó Allison. Brinqué en mi lugar al no haberla escuchado. -Lo siento, no quería asustarte.- dijo mientras se sentaba frente a mi.
-Si te soy sincera, no lo sé. Me desperté sintiéndome extraña. Pero probablemente no es nada.- dije restándole importancia para no preocuparla. Llevé una cucharada de helado a mi boca para comerlo.
-Demasiado extraña diría yo. Odias el helado de chocolate y lo estás comiendo.- comentó.
Fruncí mi ceño y me fijé en el bote. Efectivamente era de eso. Siempre había amado el chocolate, pero como ella decía, odiaba el helado de ese sabor. -Ya lo sé. Simplemente se me antojó.- respondí y seguí comiendo. La chica me vió extrañada, pero aún así asintió. -¿Y Rocky?-
-Está durmiendo, en un rato saldré a pasearlo.- informó. Ella se levantó y se sirvió de su cereal, para luego regresar, así ambas comimos en silencio.
Después de haberme acabado el helado dejé un beso en la cabeza de la cazadora y regresé a la habitación que compartía con Chris. Me acosté ya que estos días me sentía extremadamente cansada a pesar de no haber hecho nada.
Lo siguiente que supe fue que me desperté debido al ruido que estaban haciendo el en departamento. Me incorporé y tallé mis ojos intentando enfocar a mi alrededor.
Al percatarme que me había quedado dormida por quien sabe que tanto, me levanté y me dirigí al closet para poder agarrar mi ropa, así podría darme una ducha rápida.
Luego de un rato salí ya cambiada, con mi cabello peinado y los dientes cepillados. Avancé rumbo al ruido que provenía de la cocina. La imagen que encontré fue a Chris en delantal cocinando algo, sin camisa y de espaldas a mi. Sus músculos se contraían al hacer ciertos movimientos con los utensilios.
-¿Qué haces?- pregunté mientras me acercaba a él. Rodeé su cuerpo con mis brazos, dejé un beso en su espalda y después recargué mi barbilla ahí.
-Estabas dormida y pensé que te despertarías con hambre, así que hice tu comida favorita.- dijo mientras dejaba las cosas que estaba ocupando de lado. Giró sobre su eje y dejó un beso sobre mis labios.
-¿Y nuestros niños?- cuestioné.
-Isaac me acompañó a hacer las compras y después me dijo que tenía que ir a algún lugar.- murmuró. Al decirme eso ya sabía con quien se encontraba, así que no pregunté más. -Allison salió a pasear a Rocky.- informó. -Por cierto traje tu cereal favorito.- dijo.
Dejé un beso en su mandíbula y me despegué para acomodar las cosas que había comprado del supermercado. Justo en el momento que estaba sacando mis Froot Loops, un olor llegó a mis fosas nasales, provocando que me dieran náuseas y saliera corriendo al baño.
Al llegar levanté la tapa y vacíe mi estómago. Sentí unas manos en mi cabello formando una coleta para que no me molestara y después sentí que pasaba una de ellas por mi espalda. Estiré mi mano para tomar un poco de papel y limpiarme la boca. Bajé la tapa y le jalé a la cadena. Me dejé caer contra la pared y me recargué en ella, esperando que el mal sabor se fuera.
-¿Me podrías pasar mi cepillo?- le dije al cazador.
Él asintió y me lo pasó. -¿Qué sucedió?- cuestionó.
Llevé el cepillo a mi boca y comencé a lavarla. Con ayuda del hombre me incorporé y un mareo me azotó, afortunadamente sus manos se encontraban en mi cintura por lo que me logró sostener. Me enjuagué la pasta, repetí el proceso de lavado otras dos veces más y al finalizar me recargué en lavabo.
-El olor de la lasaña me dio náuseas.- dije.
-Náuseas y el mareo, tenemos que ir al doctor a que te revisen.- comentó preocupado.
-Los lobos no se enferman.- le recordé. -Seguramente no es nada.- dije tratando de tranquilizarlo.
-Deberíamos ir con Deaton. No es normal lo que te está sucediendo.- murmuró.
-Probablemente fue el helado que desayuné.- aporté restándole importancia.
-Amor, ya te he dicho que no puedes desayunar eso.- me regañó.
Me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos, así que el acomodó sus manos en mis caderas. -¿Qué te parece si vamos a terminar de hacer la comida?- pregunté mientras dejaba uno que otro beso en su cuello para distraerlo.
-Ni creas que con esto se me olvida que probablemente estés enferma.- me dijo mientras me pegaba aún más a su cuerpo.
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El cazador y yo estábamos en nuestra habitación. Él estaba dándole mantenimiento a una de sus armas y yo estaba leyendo un libro mientras el perrito estaba recostado con la cabeza sobre mi abdomen, últimamente hacia eso y de vez en cuando pasaba su lengua como muestra de afecto. Teníamos música de fondo para no estar en total silencio ya que a ninguno le agradaba.
De un momento a otro la música se detuvo y fruncí mi ceño mientras levantaba la vista de la lectura. Debido a la falta de ruido provocó que inconscientemente mi oído escuchara los
sonidos a mi alrededor atentamente. La habitación estaba en silencio, logrando así distinguir los latidos de Chris, Allison, Rocky y otros.
El hombre caminó hasta mi celular y volvió a reproducirse la música. -¿No se suponía que Lydia y Malia vendrían mañana?- pregunté llamando su atención.
Me volteó a ver. -Si, Allison me volvió a recordar en la mañana, ¿por qué preguntas?- inquirió.
-Es que justo en el momento en el que la música se detuvo, escuché el ruido de otros dos corazones.- comenté.
Él dejó lo que estaba haciendo y se sentó en la cama frente a mi. -¿Dos?- preguntó.
Asentí ante eso. -A menos de que tú hija esté teniendo un trío en su habitación, nos equivocamos de día.- dije con diversión.
Lo siguiente que vi fue al mayor levantarse y prácticamente salir corriendo de la habitación en dirección a la de la menor. Cerré el libro y lo seguí de inmediato, al igual que nuestra mascota, lo que sabía por el sonido que hacían sus patitas al caminar.
-¡Allison!- exclamó su padre y abrió de golpe la puerta.
-¡Christopher!- llamé su atención al ver la había asustado.
-¿Por qué entras así?- cuestionó la chica.
El de ojos azules nos ignoró a las dos y comenzó a revisar su habitación, primero el ropero y seguido de eso bajo su cama. Estaba por ir a la ventana cuando hablé. -Tú padre cree que estabas teniendo un trío.- dije.
La cazadora abrió sus ojos escandalizada. -¿Crees que haría eso?- preguntó. Chris se detuvo abruptamente lo que estaba haciendo y nos volteó a ver.
-Era una broma. Ella no sería capaz de hacer eso y no creo que Alli trajera a alguien estando un lobo con audición mejorada.- dije.
-No tengo ni novio y ¿crees que traería a dos? Aparte sería súper incómodo con Alice aquí.- comentó.
-Entonces, ¿cuáles son los otros dos corazones que escuchabas?- inquirió mientras se cruzaba de brazos.
Me encogí de hombros. -Yo que sé, podrían ser de algún vecino.-
-El día de hoy te estuviste sintiendo realmente mal.- dijo la Argent menor. -Al igual que varias semanas atrás.- añadió pensativa.
La chica y yo nos volteamos a ver asombradas por su comentario. Las dos entendimos de inmediato lo que eso significaba. Nos quedamos pasmadas tratando de asimilar las cosas. Dirigí mi mirada al cazador y tal parecía que él no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
Allison soltó un chillido de felicidad y saltó de su cama para abrazarme. -¿Alguien quiere decirme que está pasando?- cuestionó el hombre.
Nuestra hija se separó ligeramente de mi y lo volteó a ver. -Eres muy lento.- murmuró. Su rostro tenía una enorme sonrisa. -Mamá está embarazada.- dijo.
Volvió a chillar y me apretó contra su cuerpo, sin llegar a ejercer suficiente fuerza. Ambas estábamos sonriendo emocionadas por esto.
Chris seguía en su lugar. Su mirada se movía de mi rostro a mi vientre. Fácilmente estuvo 5 minutos haciendo eso y no fue hasta que la cazadora menor se alejara por completo de mi y le diera un golpe en el brazo. Ante esto se acercó a mi y me levantó del suelo.
La adolescente empezó a brincar por toda la habitación. -Voy a tener un hermanito.- dijo.
El mayor me tenía entre sus brazos, hasta me dió una vuelta en el aire para después dejarme en el piso de nueva cuenta, además de repartir besos por todo mi rostro y mi cabeza. Podía ver la enorme sonrisa que tenía y sus ojos brillando. Yo estaba riendo por la felicidad que sentía mientras soltaba pequeñas lágrimas.
Acunó mi rostro entre sus manos y besó mis labios. Lo hizo repetidas veces, pero el último fue más intenso que los demás. Delineó mi labio inferior para que le diera permiso de entrar. Luego de unos segundos nos separamos debido a la falta de aire.
Temblando, una de sus manos cayó de mi mejilla hacia mi estómago, el cual él acarició cuidadosamente, observándolo maravillado.
La Argent dejó de brincar y se acercó hasta nosotros. -Espera, ¿habías dicho dos?- preguntó. -¿Dos corazones?-
Ahí fue cuando mi cerebro procesó por completo. Padre e hija me miraban esperando una respuesta. Solo atiné a sonreír más si es que se podía. -Son dos.- afirmé.
-Voy a tener dos hermanitos.- dijo la chica y se acercó a abrazarnos.
Los tres estábamos bastante felices y emocionados.
-Por Dios, ¡tendremos dos!- exclamó él con emoción. Yo estaba que irradiaba felicidad ante su emoción, misma que que también yo estaba sintiendo en este momento al saber que tendría dos pequeños o pequeñas con el hombre que amaba.
El cazador me cargó y me dejó sentada en la orilla de la cama. Él se agachó a la altura de mi vientre e inició a acariciarlo con cariño, sonriendo en todo momento. La adolescente se acomodó a mi lado y me abrazó por la cintura, por otro lado yo la rodeaba con un brazo por los hombros.
-Sé que no pueden escucharme, pero quiero decirlo.- dijo fijando sus ojos en la zona. Su voz cargada de emoción. -Soy su papá y no puedo esperar para conocerlos.- soltamos una pequeña risa por eso.
-¿Qué estás haciendo?- pregunté. Pasé mi mano por su cabello, dejando caricias en el al verlo de esa forma.
Levantó su cabeza un poco para mirarme. -Mujer, estoy formando un vínculo con ellos.- explicó. Regresó su vista a donde anteriormente estaba. -Van a tener a la mejor mamá del mundo. Ya los amamos tanto.- añadió, dejando un beso sobre mi estómago. Yo solo sonreía como idiota enamorada.
La Argent menor se soltó y aplaudió emocionada. -Yo también quiero.- dijo. Se aclaró la garganta y se inclinó de modo que su rostro quedó a la altura necesaria. -Les prometo ser la mejor hermana que podrán tener, los voy a consentir demasiado y los voy a cuidar, estoy segura de que Malia hará lo mismo. Isaac cuidará mucho de ustedes, será su hermano mayor súper sobre protector. Lydia y yo los vamos a vestir con lo mejor.- aseguró. Solté una carcajada por eso.
-No lo dudo.- dije. Sabía a ciencia cierta que la rubio fresa y su amiga los traerían como muñecas probándoles ropa. Al igual que mi prima, ahora entendía porque se la pasó estas ultimas semanas pegada a mi, sin dejar a nadie, que no fueran los Argent o la Martin, acercarse a mi. Su lado sobre protector se activó. Ni que decir del rubio, él se aseguraría de su bienestar:
No podía estar más feliz que lo que estaba ahora.
-¿Vas a contarle a las chicas?- me preguntó Chris.
-¿Quieres que les contemos?- pregunté. -No solo es mi decision.-
-Yo más que nadie quiero que todos se enteren.- dijo con sus ojos brillando, por lo que sonreí con ternura.
Asentí. -Entonces sí, pero quiero que mañana Malia se dé cuenta y ya después les contaremos.- dije tomando su mano.
Él dejó un beso en mis nudillos. -Tienes que decirle a tú hermano.- dijo. Hice una mueca por eso. No me malinterpreten, amaba a mi hermano, por esto estaría más que feliz y emocionada de contarle, pero a veces podía ser muy dramático.
-Lo llamaré en unos días.- dije. -También le avisaré a Cora.- añadí.
Asintió antes de iniciar a dejar diversos besos
en mi vientre, provocando que sonriera con
ternura mientras seguía acariciando su cabello. El cazador se acomodó entre mis piernas mientras continuaba con su labor de dejar besos en la zona, al igual uno que otro en mis labios, en lo que Alli hablaba sin parar sobre todo lo que haría una vez tuviera a sus hermanos con ella.
La chica de repente se detuvo y me volteó a ver. -¿Le puedo marcar a Isaac para contarle? Vendrá corriendo una vez me escuche.- comentó. Su enorme sonrisa seguía plasmada en su cara.
-No sé, linda, está pasando tiempo con la chica que le gusta. Será mañana, no quiero molestarlo.- dije.
-Pero no lo molestará. Tiene que estar aquí.- dijo haciendo un puchero.
-Si, pero ya sabes quien es la chica.- murmuré. Ella se quedó pensando unos segundos hasta que recordó y asintió varias veces.
-¿Quién es la chica?- cuestionó Argent mayor.
La adolescente y yo nos volteamos a ver. -Nadie.- contestamos al unísono. El rubio nos había contado quien era, pero no quería decirle aún a los demás ya que no estaba seguro si funcionaría. Quería tomarse las cosas con calma.
-¿Le dirás a Deucalion?-
-Es mi padre, claro que le diré. Solo que me preocupa la reacción que pueda tener.- murmuré.
-Bueno, si quieres le digo yo.- dijo encogiéndose de hombros, rodé los ojos y noté como se reía. -Es broma lobita, ni loco me acerco a tu padre.-
-Mi héroe.- comenté con sarcasmo, pero Chris liberó una carcajada y me silenció con un beso nada inocente.
-Sigo aquí.- la voz de la menor nos hizo sonreír a la mitad del beso.
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No saben lo feliz que me hace publicarles este capítulo. Lo escribí desde hace muchísimo tiempo y me sorprende que no lo publicara antes, estaba ansiosa porque lo leyeran así que espero y lo amen tanto como yo.
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