Come back, I still need you

"La vida da vueltas de 180 e incluso de 360 grados, nos encontramos algún día viviendo en las maravillas del universo y después, lloramos cayendo al fondo del abismo.

Nunca es fácil recuperarte de una decepción, de sentir que pierdes todo, porque incluso la vida se encarga de juntar varias cosas malas en el momento adecuado de tu vida.

Justo cuando te das cuenta que eres el único que mantiene el amor en una relación, te enteras que has sido engañado por años por tus mejores amigos, pierdes cosas materiales o necesarias para tu existencia, o pierdes familia.

Así cualquiera le teme a la vida, siente el rechazo por ese apego emocional que necesitamos como seres.

Muchos generan fobias o trastornos, otros sólo evitan dejarse llevar por el corazón, otros al mínimo cambio de emociones se alejan de todos porque teme que le hagan aun más daño.

La vida como dije no es fácil, y así llegue todo el mundo y con libros de auto ayuda te digan, "si, si es fácil", no te dejes llevar.

Debes reconocer que la vida te mantiene en constante cambio, y aquello puede ser una mierda."

Sentado en un banco del lugar Loki Laufey hablaba sobre sus experiencias en la vida, frente a él, a casi un metro, sus principales seguidores, llevaban copias de sus libros.

Algunos lejanos a lo que contaba lo miraban en la barra, ocasionalmente mujeres levantaban su copa sonriendo seductoras, en otro momento eran hombres.

Ninguno llenaba sus expectativas visuales, y de aquello sabía que sería lo mismo con otras expectativas.

En el fondo del lugar a su derecha, se veía apenas la silueta de un hombre, sentía su mirada tan penetrante que le temía.

Abrió su libro leyendo algunos de sus poemas, de sus cartas al viento.

"me preguntó cada noche, cada atardecer y cada lluvia si era suficiente.

Si hice todo lo que pude para tenerte, para amarte.

Me preguntó a diario sobre ti, sobre tu voz o tus ojos, esperó algún día ya no recordar con anhelo tu regreso.

La ansiedad me persigue, el dolor no quiere dejarme, no puedo dejar de creer que esto es pasado.

Hoy bailo con un fantasma que me dejó tu adiós, hoy bailo con mis palabras hechas trizas y con mis lágrimas

Hoy escucho las palabras que nunca salieron de tus labios, las escucho en el vacío de mi cama, como un susurró.

¿Algún día piensas regresar? Porque aún tengo mucho miedo de que deba soltarte una vez más.

Quiero dejarte ir, dejarte ir con mi pasado, dejar que el tiempo acabe con mi sentir y así una nueva inseguridad llegue.

Quiero romper las promesas de que sería fuego para ti, que solo necesitaba aquella frase para quedarme.

Hoy pido que digas algo sobre tu adiós, que me mires y digas la verdad, que me recuerdes las veces que yo lo hice terminar.

Que fui yo quien provoco hoy este momento.

Hoy espero con ansias tu regreso así se para solo recordarme una vez más que todo se acaba por mi."

La luz que lo iluminaba se apagó, dando por entendido que su número terminó, el se levantó, las luces tenues de las velas que tenían cada mesa de aquel bar le ayudaron a no caer mientras se bajaba del improvisado escenario.

Cuando la luz regresó al escenario una persona diferente estaba, se dirigió a la barra, viendo de reojo a aquella persona que lo siguió con la mirada, su rostro se veía ahora más, un tez morena, ojos casi dorados, una barba de candado perfectamente estilizada.

Se sentó el el banco alto de la barra, pido un trago y miro el estante de botellas y pequeños vasos.

La música de la persona que están en escenario le golpeó el corazón ¿o tal era su pequeño problema de corazón que le hizo sentir esa molestia?.

Sin notarlo, el hombre de ojos dorados llegó a su lado, sus facciones eran más visibles ahora, tenía una nariz bonita, sus cejas le parecían atractivos y su cuerpo dejaba ver que estaba algo ejercitado.

El chico se acercó a su lado y sonrió levemente al notar que lo veía, Loki se sonrojo, sintiendo ese dolor aún más agudo en su corazón.

La noche pasó con ellos dos hablando, contándose pequeñas partes de sus vidas, compartiendo tragos ligeros y disfrutando de la música que te hace recordar a ese primer amor.

Cuando Cinthia la chica que atendía el bar-café les dijo que estaba por cerrar, decidieron pagar lo que habían consumido y dejar una buena propina, juntos se acompañaron a la salida.

En el estacionamiento se despidieron y cada quien se fue por caminos distintos, sin dejar un nombre o un teléfono.

Así era cada viernes para ellos, ocasionalmente un sábado o un domingo, pero era obligatorio que los viernes, se vieran hasta casi la una de la mañana, hablaran como si se conocieran toda la vida y después tal cual un par de desconocidos se fueran sin dejar un número o un nombre.

Sally la pareja de Cinthia ocasionalmente le recomendaba a Loki quien iba diario a aquel lugar que le diera su nombre al menos, sin embargo nunca pasó.

Les gustaba su misticismo, no saber nada más del otro una vez subían a sus autos.

Cuando aquella situación pasó por el año de conocerse, en ocasiones al salir se besaban contra las paredes del bar por fuera, otras sólo se sentaban en el cofre del carro de uno de ellos y veían el cielo, llegó un día donde se fueron casi a las tres de la mañana.

Sin embargo nunca hubo mención del problema del corazón de loki, o que los dos estaban en una relación, que ambos estaban en una relación que los estaba haciendo daño.

Y así como pasaron los segundos en sus vidas, el problema del corazón de loki se fue intensificando, nunca decidió atenderse, dejó que aquello lo matará cada día, cada vez resistía menos quedarse con el hombre de ojos dorados en el estacionamiento de su bar favorito.

Un día solo loki se desmayo en los brazos del joven de ojos dorados, mientras veían el cielo.

El hombre lo vio inerte entre sus brazos y comenzó a llorar, prendió el reproductor de su teléfono y dejó una lista de reproducción que escuchaba cada mañana en su hogar, al lado del amor de su vida.

Sally y Cinthia salieron, tomadas de la mano, eran casi las dos, escucharon la música y los vieron, ambas los miraron para luego comenzar a llorar.

Todo paso tan rápido para el hombre de ojos dorados.

Un día simplemente encontró en el lado de su cama una tarjeta de su amado esposo que le pedía asistiera a un café en la noche, y después de casi dos años, tenía que enterrarlo.

El joven de ojos dorados lloró cuando al viernes siguiente no estaba al chico que conoció en aquel bar, lloro cuando regresó a su hogar y no vio a su amado Loki.

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