IV. The tribute parade

⁀➷ C H A P T E R F O U R
❝let's be the gods they want to admire❞

Hera y Agnar veían a la gente vitorear de emoción al reconocer el tren de tributos, ambos hermanos decidieron acercarse y saludar a la gente, estando muy cerca uno del otro y Agnar rodeado la cintura de su hermana con su mano derecha.

-Aprenden rápido -dijo Axsyn mientras miraba a los hermanos.

-Saben perfectamente como jugar estos juegos -Eldir tomó un vaso de whisky de la mesa y dió un trago a este-, y eso Axsyn, es peligroso.

Hazel por su parte seguía teniendo esa sonrisa en su rostro incluso cuando el tren se metió a la estación tapando la vista.

-¡Muy bien! -exclamó Hazel con su típico tono de emoción-. Es hora de llevarlos al Centro de Renovación.

- Y hacernos relucir cuál gemas preciosas -completó Hera mientras rodaba los ojos-. Sí, ya lo sabemos.

-¡Niña!, será mejor que controles esa lengua -le advirtió Skyshire mientras ella se reía.

-Me gusta mi lengua, es un arma de doble filo -Hera le dió una sonrisa forzada mientras caminaba decidida a salir del tren con su hermano detrás de ella.

🥀

Agnar llevaba tan solo un par de horas en el Centro de Renovación, no hicieron gran cosa por él, además de dejarle la piel tan suave y terza como la de un bebé.

Su equipo de preparación lo habían llevado hasta un salón en el que hay cuatro sofás rojos con una mesita baja en medio. Tres paredes están vacías y la cuarta es entera de cristal, de modo que puede verse la ciudad.

Con su bata puesta y sentado en uno de los sofás estaba esperando a que su estilista apareciera o incluso su hermana.

Las voces no se hicieron esperar y en cuanto menos se esperó la puerta se abrió dejando ver a una joven encantadora de ojos azul, con su cabello negro ondulado; Yrfyire Drachestianar, su tía, una de las pocas estilistas que le gustaba ser ella, sin teñirse el pelo o hacerse cambios quirúrgicamente, lo único que destacaba de ella eran sus diseños.

-Agnar -susurra ella mientras él se levanta para abrazar a su tía.

-De verdad -dijo Hera mientras entraba al salón junto con un joven de pelo corto y, en apariencia, de su color castaño natural, vistiendo una camisa y pantalones negros sencillos, y la única concesión a las modificaciones de aspecto parece ser un
delineador de ojos dorado aplicado con generosidad-. La idea les encantará.

-Dejame presentarte -Yrfyire se separó de Agnar sin quitar su sonrisa-. Él es Cinna, gran amigo y colega, nos ayudará para hacerlos relucir.

-Un placer -dijo Agnar con media sonrisa.

-Lo mismo digo -Cinna miró a su hermana y después a él-. Su tía me a contado mucho sobre ustedes.

-Espero que sean cosas buenas -Agnar dirigió su mirada a Hera y le guiñó un ojo.

-Creeme, lo son -Cinna miró a Yrfyire y ella le sonrió.

-Sigue con esa actitud y te ganarás al público, mi querido Agnar -le dijo su tía mientras tomaba sus cuadernos de dibujos y se los entregaba a sus sobrinos-. Ahora, tú hermana me contó vagamente su idea.

-El plan es -comenzó a decir Hera-, nuestros vestuarios tienen que ser reveladores y que dejen mucho a la imaginación.

-¿Están seguros de hacer eso? -preguntó Cinna ante la determinación de Hera.

-Sí -Hera siguió ojeando las páginas al igual que su hermano hasta detenerse en uno en específico en tonalidades blancas con algunos detalles en dorado-. Podría ser este.

-La idea es conseguir más patrocinadores de los que ya tenemos asegurados -Agnar se detuvo en un diseño en especial bastante revelador en tonalidades negras y algunas doradas-. Podríamos ponerle un significado a la vestimenta.

Hera miró el diseño que su hermano veía en ese momento -.Podríamos usar el blanco representando la pureza con la que venimos y que el vestuario cambié al negro representando como nos corrompe el Capitolio -Cinna tomó el cuaderno que tenía Agnar y se lo mostró a Yrfyire junto con el diseño que Hera había elegido.

-¿Crees que podamos hacerlo?

-Cinna -ella volteo a verlo sonriendo mostrando sus dientes-. Lo haremos.

Ambos hermanos se sonrieron mutuamente cuando el resto del equipo fue llamado a reunirse en aquel salón.

-Bueno, damas y caballeros -Yrfyire sonrió mientras pasaba su mirada por cada integrante del equipo de preparación-. Tenemos dos obras de arte que confeccionar.

🥀

Unas cuantas horas después Agnar se encontraba arreglado y vestido mirando su reflejo en el espejo, el blanco hacía que su piel fuera más clara, los detalles en dorado le daban esa parte elegante al atuendo, lo único que mostraba era el pecho pero eso no le incomodaba, dió media vuelta encontrándose con Cinna.

-Luces bien -él le sonrió-. ¿Le tienes miedo al fuego?

-No.

-Es bueno saberlo, la idea es que un fuego dorado haga cambiar al atuendo que llevan oculto -Agnar asintió dando a tender que comprendía la idea-. No es fuego de verdad, por supuesto, sólo un fuego sintético que Yrfyire y yo hemos inventamos.

-Así que seremos sus ratas de laboratorio -el comentario hizo reír a Cinna.

-Podría decirse -ambos salieron de la habitación y comenzaron a caminar-, estarán completamente a salvó.

En eso el resto del equipo de preparación aparecía felicitando a Yrfyire por su diseño colaborativo con Cinna, su hermana se acerca a él con una enorme sonrisa; su maquillaje era ligero y muy natural, conforme a su edad.

-Te ves bien -admitió Hera-. Encantador, parecemos elfos salidos de un bosque encantado.

-Lo que digas, ¿Vamos? -Agnar le extiende el brazo a su hermana para que su hermana se agarre de él.

Ambos hermanos caminan hasta el nivel inferior del Centro de Renovación, que es, básicamente, un establo gigantesco. La ceremonia inaugural está a punto de empezar y las parejas de tributos están subiendo en unos carros tirados por grupos de cuatro caballos; animales tan bien entrenados que ni siquiera necesitan un jinete que los guíe.

Yrfyire y Cinna llevan a Agnar y Hera a su respectivo carro, en cuanto llegan ambos hermanos se suben mientras su tía junto con Cinna dan los últimos retoques y cuidando su postura, siendo los primeros en salir, la primera impresión será la que cuente en godo momento.

-Listo -dijo Yrfyire mirando a sus sobrinos-. Sonrían si lo desean, demuestren su hermandad, eso les gustará.

-Y recuerden -agregó Cinna-. Sean los dioses que quieran admirar.

-Lista -Agnar mira su hermana y está le devuelve la mirada.

-Siempre.

Se escucha la música de apertura, la ponen a todo volumen por las avenidas del Capitolio, unas puertas correderas enormes se a den a las calles llenas de gente. El desfile dura unos veinte minutos y termina en el Círculo de la Ciudad, dónde reciben a los tributos, tocaran el himno y después los escoltaran hasta el Centro de Entrenamiento, el hogar-prisión hasta que de inicio los juegos.

Se escuchan los vitores y gritos, el apellido Drachestianar se grita en todos lados, los hermanos saludan con grandes sonrisas y las rosas no se hacen esperar llegando un par hacia ellos, Hera toma una y se la entrega a su hermano, él le sonríe y decide ponerla como adorno detrás de ls oreja de ella haciéndola sonreír por el acto.

Hera toma su rosa y hace exactamente lo mismo que Agnar hizo con ella solo que deja do un beso en su mejilla, en cuanto se separa y le sonríe unas pequeñas llamas doradas aparecen en sus brazos recorriendo todo su cuerpo desintegrando su atuendo y cambiando el blanco por el negro, más revelador que el anterior, ambos hermanos se vieron con tal sorpresa, mostraban más de lo que esperarían.

Hera no se hizo esperar y entrelazó su mano con la de Agnar alzándola haciendo que sus nombres fueran aún más exclamados, se sentían justo como Cinna les había dicho; dioses.

Los doce carros llenan el circuito del Círculo de la Ciudad. Todas las ventanas de los edificios que rodean el círculo están abarrotadas de los ciudadanos más prestigiosos del Capitolio.

Los caballos se detienen justo hasta la mansión del presidente Snow. La música termina con unas notas dramáticas.

El presidente, un hombre bajo y delgado con el cabello blanco como el papel, da la bienvenida oficial desde el balcón. Lo tradicional es enfocar las caras de todos los tributos durante el discurso, pero en la pantalla tanto Agnar como Hera salen más de lo normal.

El himno nacional suena nuevamente y hacen un esfuerzo por enfocar a cada pareja de tributos, la cámara se mantiene fija en el carro del Distrito 1, que recorre el círculo una última vez antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento.

En cuanto se cierran las puertas, los rodean los equipos de preparación, que farfullan piropos apenas inteligibles. Hera mira al resto de tributos sobre su hombro con una sonrisa de satisfacción en su rostro, en eso Yrfyire y Cinna para ayudarlos a bajar de la carroza.

-Eso estuvo, sensacional -su tía les dijo-. Dejaron a todos eclipsados.

-Gacias -dijo Hera mientras su tía le pasaba un abrigo para cubrirse-. ¿Tigris vendrá?

Tigris al igual que Yrfyire era estilista, ambas se conocieron dado que estaban en el mismo medio, pasando el tiempo pasaron de ser colegas a amigas, por lo tanto su hija Erena la conocía al igual que Agnar, Hera y Rasid cuando iban de visita al Capitolio.

-Solo voltea.

Hera hizo lo que su tía le dijo y a lo lejos pudo ver a la mujer sonriendo a lo lejos, Agnar hizo lo mismo y ambos hermanos agitaron sus manos gesto que fue correspondido por Tigris.

-Bueno, será mejor irnos -Yrfyire tomó del brazo a Cinna y este le sonrió-. Los están esperando.

-Los dos hacen una linda pareja -el comentario de Hera hizo sonrojar a los dos.

-Hera -Agnar llamó la atención de su hermana.

-¡¿Qué?!, nuestra tía tiene todo el derecho de hacer su vida amorosa de nuevo -ella vuelve a mirarlos-. Y si lo fueran serían la pareja más hermosa que hubiera visto aparte de mis padres.

🥀

El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Cada distrito tiene una planta entera, sólo hay que subir a un ascensor y pulsar el botón correspondiente al número de Distrito.

Los hermanos al llegar a su piso ya los estaban esperando sus mentores junto con Hazel quien no paraba de alagarlos.

Agnar decidió ir a su habitación para asearse y ponerse una ropa más cómoda, no se fijó mucho en el lujo de su habitación, está acostumbrado a eso y la gran opulencia, en cuanto salió su hermana también lo hizo de la habitación contigua corriendo directamente al comedor con él detrás de ella.

-¡Papá! -Xaldir al ver a su hija la abrazó-. Creí que no podían vernos.

Rasid fue a abrazar a su hermano -Fué asombroso.

-También te extrañé -Agnar le revolvió un poco el cabello a su hermano y fue a abrazar a su madre y después a su padre.

-¿Y Erena? -preguntó Hera al ver una joven pelinegro de ojos azules corriendo a abrazarla con tanta emoción.

Todos se encontraban disfrutando el momento hasta que el ambiente se tornó tenso por el carraspeó de Eldir.

-Lo han hecho bien -Erdanik miró a los mellizos-. El verdadero reto comienza mañana, será la primera sesión de entrenamiento.

-Nuestra recomendación es -prosiguió Axsyn-, centren se en la supervivencia, las armas serán después, ambos sabemos que son buenos en eso y tienen un as bajo de la manga.

-Algo más, tengo hambre -dijo Hera mientras miraba a su tía y a Cinna-. No todos los días se come con toda la familia.

-Eso sería todo -finalizó Eldir.

Se sentaron alrededor de la mesa mientras se servían la comida en los platos Xaldir le preguntó a sus hijos sobre su plan para los juegos.

-Hera será la vencedora -dijo Agnar mientras comía otro bocado-. Solo mataríamos por defensa propia.

-Es una buena estrategia -comentó Drysmys mientras veía con algo de tristeza a su hermana y esposo.

-Hermano, deberías considerarte también como posible vencedor en caso de que yo muera en esa arena -ella dió un sorbo al vino-. Ten un poco de autoestima por un instante.

Aquel comentario dejo atónito a más de uno.

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