Capitulo 9: Doubts with melancholy
El ser un seductor era realmente un chollo, pero para ello necesitaba una cosa y era labia, muchísima labia, cosa que con el tiempo pasado con cada amante que ahora tenía aquel blondo de ojos esmeraldas lo había conseguido.
Nos encontramos con Adrien volviendo de clases y el kwami salió de la chaqueta para en eso ir a tomar unas cosas de su bolso y allí se vio que saco 4 objetos de lo más peculiares.
Una tobillera con cinco perlas rosas, una especie de cadena con cinco anillos y brazalete con una extraña gema con una pata de un tigre, dos horquillas negras en forma de cuernos de cabra y un extraño anillo doble único por una cadenilla y que tenía una extraña garra.
—Esto fue demasiado fácil— hablo Adrien mientras veía el botín que había conseguido aquel día.
—Me sorprende el cómo lo has conseguido cuatro miraculous tan rápidamente, no entiendo como con lo que le has dicho han confiado en ti—
—Solo les dije lo que deseaban escuchar, después de todo... lo que les prometí es prácticamente imposible— hablo Adrien con una sonrisa un poco siniestra.
— ¿Y me puedes recordar que demonios le prometiste? Lo siento si no lo comprendí pero esto de las cosas de vuestra época no lo entiendo ni un poquito— hablo Plagg viendo a su portador.
—Oh, es más fácil de lo que aparenta... Les prometí simplemente de que desaparecería la intolerancia hacia la comunidad LGTBI... Y ya no sé cuántas siglas tiene ya eso, les dije que desaparecería, que ya nadie les hará daño pero realmente... No se puede desaparecer la intolerancia por desgracia, se yo mismo que un mundo perfecto no se puede crear, es mi ambición crear un mundo donde ya no haya problemas, que mi mismo sueño puede tener sus fallos, por eso estoy pensando en las cosas, estoy viendo que fallos puede tener y algo que me percato es que el mismo mundo no puede ser perfecto en si, como un humano, debe de tener sus más y sus menos y el humano siempre va a ser intolerante con algo o alguien, siempre tendrán miedo a lo desconocido.—
Era aquella la reflexión y contestación del blondo a su pequeño compañero y Plagg hablo.
—La verdad, a veces me sorprende y me asusta a la misma vez lo filosófico que te pones—
Esto solo saco una ligera risita a Adrien para en eso verlo directamente.
—La verdad es que muchas veces pienso de que lo que estoy haciendo está mal pero pienso muchas veces... ¿La vida debe de ser así? ¿Debo de estar destinado a tener una vida de mierda donde me traten así la mayoría? ¿O no solo yo? a Luka que siempre lo dejan como alguien de segunda, a Kim con su familia que son testigos de Jehová o Chloe que tiene que ocultar lo que es porque se ve débil ante los demás. No quiero que nadie sufra cosas malas, que los dejen a los demás detrás y que solo haya soledad que los colme y que con ellos... Pierdan la cabeza y acabarían haciendo lo mismo que yo sin que nadie les pueda salvar de su miseria—
Adrien en eso se vio las manos, para seguido verse las muñecas, quedaba poco de aquellas cicatrices que se hizo. Habían pasado aproximadamente varios meses desde aquel evento que cambio su vida, pero realmente le marco la vida, se sentía a veces paranoico pensando en que podría pasarle por la mente a alguno de los amantes que tenía, cuales eran esas preocupaciones que tenía aquellas personas, pero se dio cuenta de que algunas de esas preocupaciones eran meras banalidades, cosas que Adrien se percataba que no solucionarían ningún tipo de problema.
—Plagg... Mira lo que estoy haciendo, piensa por un momento que todo esto es por algo y no simplemente por mi propio egoísmo de salir del mundo de mierda en el que vivo. No quiero ser el malo de la historia, lo juro, pero siento dentro de mi remordimiento porque sé que lo que estoy haciendo esta mal—
Adrien intento no llorar porque simplemente se sentía así, tenía momentos de duda, de pura duda y de preguntarse de que si estaba bien siendo como era antes, recordaba todo lo que su padre le llegaba a hacer y las humillaciones que tenía como Chat noir, que nunca sería perfecto para el que pensaba que sería el amor de su vida pero no quería volverse a enamorar y menos de ella, menos de quien le hizo sentir de la mierda.
Ella se convirtió en la mayor causante de que su mente se fuese al diablo y lo que más deseaba acabar y eliminar en ese momento cuando pudiese crear ese mundo a su imagen y semejanza.
—Adrien... yo creo que lo que haces es lo correcto— hablo Plagg terminándose de comer un trozo de Camembert.
Estas palabras no se las esperaba Adrien de aquel ser y solo se le quedo viendo, a lo que el kwami se terminó aquel trozo de ese queso de olor fuerte y fue directamente a ver a su portador.
—Mira, sé que es raro, y más viniendo de mí y sabiendo lo que vas a hacer que te apoye, pero creo que es lo mejor que puedes hacer para este mundo. Los kwami éramos antes divinidades, dioses que podíamos danzar libremente por el mundo haciendo lo que se nos diese la gana sin que nadie ni nada nos mantuviese atado a algo. Cuando crearon los miraculous simplemente nos ataron de por vida a un mundo que era cruel, que nos llegaban a manipular y convertirnos en míseros esclavos de los mortales, que podían llegar a ser las personas más nefastas que el mundo pudo haber visto y que no hablan de ellos en libros... Desearía no haber vivido cosas que a ningún humano desearía...—
El kwami fue a la mano del chico, donde se sentó y se vio que se puso triste, cosa que hizo que Adrien pusiese cierto gesto de preocupación.
—Por eso te salve, no quiero que ningún cachorro vuelva a sufrir lo mismo que yo sufrí alguna vez, si llegas a juntar todos los miraculous obtendrás el poder de cambiar el mundo como tu desees, pero los miraculous quedaran obsoletos y tanto todos los kwamis y yo me incluyo, seremos libres de nuevo y eso es lo que más deseo en el mundo—
Adrien se quedó sin palabras ante aquello que dijo Plagg, el pequeño ser oscuro de ojos verdes lo vio y en eso simplemente hablo
—Tú y yo al parecer al final, no somos tan diferentes. —
Adrien con esas palabras, le basto para convencerse de seguir con su plan, podría dudar en cualquier momento pero se dio cuenta de que no iba a servir de nada dudar si había seres y personas infelices.
Adrien en eso dejo un momento a Plagg y guardo en una caja de zapatos de debajo de su cama, donde allí estaban los tres miraculous que había conseguido, los cuatro miraculous que había conseguido.
—Sabes Plagg... Ya no necesito dudar—
11 miraculous quedaban para conseguir su deseo, ahora más latente que antes.
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