Capitulo 7- Chewing tobacco
Adrien era como un pequeño diablo, de rostro delicado pero un pecador de niveles increíbles.
Tener más de un amante era... Particular, se podía dar el lujo de disfrutar de hacer el amor con cada uno, el conocer partes ocultas de esos amantes que tenía, incluso varios tenían parejas y "para disfrutar cosas nuevas" Adrien se ofrecía. En el instituto se rumoreaba esta faceta de ¿Cómo decirlo? "Perra fácil" de Adrien.
Chat noir salía más raramente por quedarse con esos amantes que tenía, y si salía era... básicamente para investigar. Sus amantes, varios con información privilegiada de la misma Ladybug, le permitieron saber cosas que ocurrían, aunque no le habían dicho la identidad secreta de esta.
Adrien simplemente perdió la cabeza y hacía ya un par de días, comenzó aquel plan... el poder crear un mundo a su imagen y semejanza reuniendo todos los miraculous de la caja, ya tenía el de la serpiente, el primer miraculous en obtener, esto a manos del que consideraba "uno de sus mejores amantes masculinos"
Plagg ya sabía del plan de Adrien, no fue muy sutil Adrien cuando se lo conto, pero consiguió convencer al ser de la destrucción de que lo ayudase, después de todo, era su kwami.
Ese día decidió estar con Kim. Era un poco diferente a lo que era Luka, era mucho más salvaje y atrevido cuando se trataba de hacer el amor, sobre todo era bastante fan del Bondage y a Adrien no le molestaba eso, aunque siempre acabase con marcas de la cuerda por su torso sobre todo y de chupetones de Kim en su cuello y hombros
—Así que... ¿Esa tal Ondine te dejo? — pregunto Adrien.
Se encontraba en la cama de aquel chico musculoso, se notaba que estaba desnudo, con notorias marcas de unas cuerdas por sus hombros y algunas mordidas y chupetones en sus hombros y cuello. Kim se encontraba asomado por la ventana, se le veía un poco melancólico al castaño.
—Si... me dejo, pensó que lo que me gusta sexualmente es... raro, y además de por unas desavenencias, simplemente quedamos como amigos— dijo el del mechón rubio con un poco de pena.
En eso vio que Kim sacaba de un cajón de la mesa, bastante oculto, una cajetilla de algo un poco raro, como un extraño taco negro como vegetal y una navaja, cortándolo y llevándose eso a la boca para empezar a mascar.
— ¿Qué es eso? — pregunto Adrien al darse cuenta de esto.
—Tabaco de mascar...— respondió Kim—...Antes fumaba cigarrillos pero la verdad es que lo deje porque me fastidiaba los pulmones—
Kim con esa cuchilla cortó un trozo muy pequeño, se acercó a Adrien y se lo entrego.
—Toma, para que pruebes, son como los chicles, tienes que escupir mucho eso si sí tomas una lámina completa, yo por lo menos estoy acostumbrado— hablo Kim.
Adrien tomo este trocito, que no llegaría a ser del tamaño de la falange de su dedo meñique y se lo tomo y empezó a mascar, el de ojos verdes en eso vio a Kim y le hablo.
—Vivir en un barrio como el que vives tu es un poco... extraño, ¿No? —
—Veo cosas aquí que la verdad es que... me da rabia, veo muchas pandillas de personas musulmanas haciendo daño a gente, te tienes que cuidar mucho, has tenido suerte— contesto Kim, este en eso escupió un líquido negro por ese tabaco de mascar.
—Kim... ¿Alguna vez te has sentido que el mundo va en contra tuya? — pregunto Adrien
—No el mundo, pero sí que te diré que la familia, mis padres son extremadamente... como decirlo, religiosos. Tengo la mala suerte de que mis padres sean testigos de Jehová y... bueno, a mí nunca me gusto formar parte de esto— hablo Kim con cierta melancolía.
— ¿Y si te dijera que puede una forma de acabar de alguna forma con todo? — le cuestiono Adrien a Kim.
El castaño abrió los ojos con sorpresa y pestañeo de la incredulidad, para en eso el blondo mostrar su mano con el anillo, el miraculous del gato.
—Yo soy ese gatito negro que siempre acompaña a Ladybug — hablo Adrien.
Kim uso sus pocas neuronas funcionales y se dio cuenta a que se refería el de ojos esmeraldas.
— ¿Tu eres Chat noir? — pregunto el LeChien con sorpresa, a lo que nuestro querido rubio solo asintió con la cabeza con una ligera sonrisa.
Los dos se quedaron viendo como si el mundo se fuese a acabar, para en eso Kim apartar la mirada, poner una mano en el rostro e intentar que no se le viese que estaba llorando.
—Y tú, ¿Tienes algún secreto? No tengas miedo en decírmelo, yo te he contado el mío, tu puedes decirme el tuyo— hablo con dulzura Adrien.
Kim intento decírselo de primeras, pero estaba tan emocionado en ese momento que las palabras no le salían, dio un respiro un momento y miro a su amante para calmarse y decírselo directamente.
—Yo soy el portador del miraculous del mono, Roi Singe— hablo Kim.
Kim volvió a la ventana y se volvió a asomar, para seguido escupir liquido negro por el tabaco de mascar. Adrien al ver esto, se levantó de la cama, tiro el tabaco de mascar que tenía en la boca a la papelera y se acercó a Kim, para seguido abrazar el torso musculado de este.
—Sabes... Mi plan es crear un mundo donde podremos ser libres, ser capaces de cambiar nuestro destino cruel o incluso el cómo nos criaron y que dejasen de ser tan represivos con nuestra libertad. Lo que necesito son todos los miraculous y tú tienes uno— hablo Adrien con dulzura.
Adrien pego su pecho en la espalda y paso sus manos por el pectoral de Kim y apoyaba su cabeza en su hombro.
— ¿Quieres que te entregué mi miraculous? — pregunto Kim, que volvió a escupir lo negro del tabaco de mascar.
Adrien por su lado empezó a besar el cuello de Kim, cosa que empezó a notar cosquilleos el castaño.
—Si quieres ayudarme sí, te daría un buen puesto en el nuevo mundo que creare— hablo dulcemente Adrien, que empezó a besar la nuca y la espalda del chico musculoso.
Kim en eso se quitó ese tabaco de mascar de la boca y lo tiro por la ventana, para en eso girarse y tomar a Adrien para levantarlo. El muchacho musculado en eso dejo a Adrien sobre la cama y en eso Kim cogio una cosa de otro cajón de la cama y se vio una diadema extraña blanca y hablo.
—Renuncio—
El miraculous volvió a su forma normal para en eso ponérselo delicadamente en la cabeza a Adrien para seguido Kim besar una mejilla del blondo.
—Prométeme que cumplirás tu promesa, ¿de acuerdo? — fue lo que dijo el castaño mientras miraba a su amante.
Adrien solo dio una ligera sonrisa. Había conseguido el segundo miraculous, le quedaban 16 más.
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