CAPITULO 3


  

El hogar de la señora estaba lejos, bueno, no tanto, pero sí estaba casi aislada de la pequeña ciudad. - Vengan, entren - La casa era pequeña, solo de dos pisos. Entramos, y todo estaba un poco echo asco. - Lamento el desorden, uno tendrá que dormir en el sofá de la sala, solo queda una habitación con una cama pequeña - Tomson y yo nos miramos el uno al otro, solo con ver la mirada de Tomson ya se podía saber que no iba a dormir en el sofá ni porque le pagarán. Solo suspire pesadamente y volví a mirar a Jamie. - Yo duermo en el sofá - Dije yo ya con una mirada de cansancio. - Bien, señor Tomson, sigame - Tomson siguió a la linda jovencita hacia arriba y yo solo fui al mueble. Jamie no tardó en bajar con una almohada y unas cobijas. - Tenga señor Samiro cualquier otra cosa que necesite, mi habitación es el último de la derecha - Solo asentí con la cabeza en señal de agradecimiento recibiendo la almohada y las cobijas. La chica me dejo solo yendo a su habitación. Acomode la almohada para que al dormir me sintiera cómodo y sin molestias, y me arrope con la cobijas que estaban calientes.

No se cuanto tiempo me quede dormido, pero desperté al escuchar unas voces en la casa, y no eran ni las de Tomson, y mucho menos la de Jamie. Me levanté en silencio prestando mucha atención a lo que decían, se escuchaban solo dos voces. - Silencio, Jamie no sabe que estamos aquí - Susurró uno de ellos. - ¿Tu ex esposa no sabes que estás en su casa? Vaya si que eres un hombres que le reta a la muerte. ¿Acaso no sabes como son las mujeres cuando se molestan? - Comentó con tono burlón el otro. - No lo se y no me importa, ahora silencio, esos documentos deben estar por algún lado. Y serán míos junto a la casa - Me quite la ropa que tenía puesto de la cintura par arriba ya que hacía ruido y no quiero que esos tipos me escuchen. Cogí mi guadaña con suma precaución y me fui acercando lentamente detrás de ellos. Estaban buscando una mesa donde habían muchas hojas, que ahora estan echas en un desorden. Ya al frente de ellos, levantaron sus miradas hacía mi y se sorprendieron. - Bonne nuit - Les dije antes de noquear los. Los amarre muñecas y pies, los dos separados, y les tape la boca con unos pañuelos que encontré por ahí. En la mañana los haré presentar sus disculpas a Jamie, y veré si los mato o no. Pero por ahora, solo dormiré, y descansaré.

   

A la mañana siguiente, fui a ver como iban esos idiotas, y estaban ahí, no en el mismo lugar donde los deje, pero seguían, ahí. Con una mirad de ira hacia mi. - Buenos días señor Samiro - Se escuchó la dulce voz de Jamie. - Buenos días, mademoiselle Jamie, venga por favor - La chica no tardó en venir, y al ver a los dos sujetos, se le abrieron los ojos como platos. - Tu... te dije miles de veces que no te quería volver a ver en mi casa ¿¡Que no entiendes!? Nunca te voy a dar la casa. ¡Nunca! - Solo sonreí al ver las caras de esos sujetos. - Mademoiselle Jamie. ¿Que hago con ellos? ¿Los mato o los dejo con vida? - Y en eso bajo Tomson, y también se sorprendió al ver a los sujetos. - Estoy harta de ellos, pero déjalos con vida - La respuesta me decepcionó un poco, pero no podía hacer nada que ella no quisiera. Además, estoy bajo su techo, debo obedecer sus órdenes. Le quite los pañuelos a esos tipos y de una, uno de ellos empezó a hablar. - Jamie, tú sabes muy bien que ya no te alcanza la plata para pagar tu casa, y cuando ya te hayan echado, creeme, lo comprare para mis negocios - Ya me estoy arrepintiendo de haberlo dejado hablar. - Mira idiota, no te degolló solo porque mademoiselle Jamie tuvo piedad en ustedes, así que no me hagan arrepentir - Dije ya un poco molesto. - Tienes razón Johnas, soy pobre y pronto acabaré en la calle - Esperen. ¿Acabo de escuchar bien? Voltee la mirada donde Jamie, y ella tenía la cabeza baja y triste.

   Tengo una idea. Les corte la cuerda que los tenía amarrados a los dos pies y manos. Jamie ya le iba a dar los documentos a Johnas, pero se los arrebate y los queme. - ¡¡Nooo!! ¡¡Maldito idiota me las pagaras!! - Agarre mi guadaña y les corte a los dos una pierna. Estos se quedaron tirados al suelo, y Jamie los miraba traumada. - Vamonos mademoiselle, le tengo una propuesta ¿Se quiere quedar aquí o ir con nosotros? - Y por un momento, los ojos de Jamie se iluminaron con lo que le dije. No se, pero creo que se veía como, tierna. ¿Que me esta pasando? - Quiero ir con ustedes, siempre quise explorar nuevos lugares - Dijo con una hermosa sonrisa Jamie, y yo, intentando evitar la fuerte mirada de Tomson puesta en mi. - Entonces es mejor irnos, comeremos en el camino hacia Manchester - Me puse la ropa y mi traje para después irnos a nuestro destino. - Samiro ¿Donde nos quedaremos a dormir en Manchester? - Tomson tiene razón, no sabemos donde quedarnos la noche haya. - Mmm, conozco muchos amigos en todo Inglaterra, y hay uno e Manchester, es muy querido y tiene un casa grande, el nos podría dejar dormir ahí - Dijo Jamie, vaya. Es una chica listilla, ella nos podría ayudar bastante. - Listo Tomson, ya no tenemos que preocuparnos de un alojamiento

El camino era largo, muy largo y cansador, vimos una carreta que estaba ahí solo sin cuidado de nadie. Verifique que nadie nos miraba y fuimos hacía haya. - Yo conduzco, ustedes dos vayan atrás - Dijo Tomson subiéndose adelante y luego me susurra - Y no hagan mucho ruido - Y le di un golpe en el brazo. - No seas asqueroso- Le susurre. Recibí como respuesta una carcajada de parte de él, hasta creo que me dio vergüenza. Jamie ya estaba sentada atrás, y yo me le uní. Que bueno que esta carreta tiene una tela, resistente creo, que hace el techo. El día paso rápidamente. La luna llena iluminaba en la profunda oscuridad de la noche. Sentí un peso apoyarse en mi hombro. Era la cabeza de Jamie, y ella estaba dormida. Se veía, muy linda dormida, que sentí como mi cara ardía, un poco. Genial, me sonroje. No se lo que me pasa, digo, apenas la conocí ayer. Ella, es solo, una compañera, nada más. Solo cerré mis ojos, y me quede dormido en un profundo sueño.

- Hermano, ven vamos a jugar - Elizabeth... - Ven, mira ese campo de flores, es hermoso. ¿No lo crees Samiro? - Si, si es muy hermoso Elizabeth. Pero ten cuidado, que te puedes caer y lastimar. - Hermano ¿Vamos a estar bien? - Elizabeth... - ¡¡Aaah!! ¡¡Ayuda hermano!! ¡¡Ayúdame!! - ¡¡Elizabeth!! ¡¡No déjenla!! ¡¡Ella no les hizo nada!! ¡¡Métanse conmigo pero no la lastimen a ella!! ¡¡No, ELIZABETH!!

Desperté de un salto, todo a sido una pesadilla, una muy horrible pesadilla. Eli, lo lamento tanto, no logre protegerte. No pude. Perdóname...


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