Capítulo 1

¿Cuánto tiempo podía aguantar sin respirar? Uno, dos, tres... quince.

Salí del agua tomando una profunda bocanada de aire para que el oxígeno llegara a mis pulmones, al mismo tiempo en que me incorporaba hasta quedar sentada. Me sentía decepcionando por la escasa cantidad de tiempo que resistí, pero eso desapareció en el momento en que escuché a mis espaldas el ronco y profundo gemido de Elías inundando aquel cuarto de baño, mientras sus piernas se tornaban rígidas bajo mis muslos.

Sonreí, extendiendo los brazos y aferrando mis manos a los bordes de la bañera, antes de comenzar a mover las caderas de una manera sensual, sintiéndolo introducirse cada vez más profundo en mi interior, llenándome de un placer inexplicable, mientras me encontraba montándolo de espaldas, con mi trasero frotándose contra su abdomen bajo.

—¡Zut! —gruñó, deslizando sus manos por mi torso para acunar mis senos con ellas, halándome hacia atrás, hasta que mi espalda chocó con su fuerte pecho. —. Si Ma Femme me despedirá así cada vez que tenga que salir, comenzaré a viajar más seguido.

Una suave risa brotó de mis labios, y me aparté de él, gimiendo al sentir su miembro deslizarse fuera de mi interior, antes de girarme en aquella bañera para verlo de frente y acomodarme en su regazo, rodeando su cuello con mis brazos.

—Pues entonces tu esposa te atará a la cama, para tenerte siempre cerca. —murmuré contra sus labios, antes de adueñarme de su boca con fiereza.

Él gimió, gustoso.

—Pero atado a la cama no podré trabajar —su lengua acarició mi labio inferior, antes de que me sujetara de la cintura con una mano, mientras la otra guiaba su miembro hacia mi entrada. —. Y si no trabajo, no podré darte el mundo.

Gemí contra su boca, mientras lo sentía invadirme duro, lento y caliente.

—Yo no quiero el mundo —me aferré de su cuello, abrazándome contra él una vez que comenzó un suave y sensual vaivén. —. Solo te quiero a ti, ¡Ah, joder! —mi cuerpo tembló cuando agarró mis caderas, moviéndome de manera que mi clítoris de frotaba contra su pubis, ayudándome a restregarme sobre él de una manera perfecta.

Me estremecí, y eché la cabeza ligeramente hacia atrás, disfrutando la sensación de sentirlo llenándome por completo.

Carajo, realmente amaba aquella clase de mañanas tan apasionadas. Me volvía loca de placer, demente de deseo, y todo lo que quería era perderme para siempre en él; en sus apetitosos labios y fuertes brazos, anhelaba fundirme en su exquisita piel marcada y llenarme de su esencia hasta saciarme por completo.

Era el verdadero paraíso.

—Tienes que regresar lo más pronto posible, o te sustituiré con un consolador. —bromeé, poniéndome de puntillas para alcanzar sus labios y darle un tierno beso.

—Haces que sea difícil marcharme —murmuró en mi boca. —. Al menos vístete.

Si, quizás era un golpe bajo encontrarme desnuda, aún con gotas de agua escurriéndose de mi cabello y deslizándose de mi cuerpo, mientras lo seguía por la habitación, viéndolo prepararse para salir.

—¿Qué tal si mejor te quedas? —inquirí, avanzando hacia la cama sentarme en el borde, cruzando las piernas y guiando la mano a mi rostro, mordiéndome el dedo índice de manera coqueta.

—Zut —jadeó, tragando saliva antes de acercarse a mí, para inclinarse, apoyando sus manos a mis costados, hasta que nuestros rostros estaban a centímetros de distancia. —. Eres una tentación... una cruel y sexi tentación. —murmuró viendo mis labios con deseo.

Cerré los ojos y entreabrí la boca esperando ansiosa sus besos, cuando de pronto el celular en su bolsillo sonó. Él suspiró, un tanto molesto por la interrupción, mientras se incorporaba y lo tomaba para ver de quien se trataba.

—Maura dice que el tráfico está horrible y debemos llegar a tiempo —tragó saliva. —. Tenemos que salir ya.

—Bien —me alcé de hombros, antes de ponerme de pie y avanzar hacia el tocador, donde mi teléfono reposaba. —. Que tengas buen viaje, Odell.

Escuché sus pasos venir en mi dirección, antes de encontrarme rodeada entre sus brazos, pegada con su cuerpo pese a que la humedad en el mío mojaría su camisa azul cielo perfectamente planchada, mientras dejaba un tierno beso en mi hombro desnudo y luego en mi cuello.

—Solo serán cuatro días —me murmuró al oído. —. Cuando regrese vas a añorar ese tiempo libre que ahora te otorgo, porque yo sí te ataré a la cama, Ma Femme.

Joder, me estremecí de solo imaginarlo.

—¿Está bien?

Asentí con frenesí.

—Bien. —comenzó a repartir besos en mi cuello y mejilla, haciéndome reír.

Pero mi sonrisa se desvaneció en el momento en que por error abrí el chat de los empresarios y se extendieron frente a mí la exagerada cantidad de mensajes que hablaban sobre la decadencia de Sloan BC Company... la mayoría de ellos era de burlas y comentarios sarcásticos que me revolvían las entrañas. Carajo, se lo había advertido a Caín, atacar a Hamilton era la maldita muerte social.

Y al final, todo se debió a la mentira de la única persona a quien él le entregó su confianza y amor. Fue tremenda decepción la que me llevé al enterarme, esperaba más de Jade... de ambos. Pero solo me habían demostrado que hacía lo correcto al evitarme otra decepción amorosa como la de años atrás.

—¿Todavía se burlan de tu amigo? —inquirió Elías, dejando un ultimo beso en mi mejilla, antes de apartarse. Casi olvidaba que también pertenecía al gremio y se encontraba en el grupo de empresarios de la ciudad. —. He considerado retirarme de eso, las personas son...

—Imbéciles todos —gruñí, dejando el teléfono a un lado. —. Todos menos tú.

Una sonora carcajada brotó de sus labios.

—¿Sloan y yo?

Presioné un poco los labios, ya que sabía que, de esbozar una sonrisa, aquella se vería realmente falsa. Ladeé la cabeza y asentí lentamente.

—Diría que me sorprende que te hicieras amiga del Rival del tu padre, pero sería mentir, conozco lo osada y rebelde que eres, Chére... te gusta jugar con juego. —comentó, tomando su portafolio una vez que ya estuvo listo.

—Lo peor de todo es que temo quemarme. —murmuré, más para mí, que para él.

Cuando volví del hospital estaba determinada a decirle la verdad, quería hacerlo, había pasado la noche acompañando a mi examante y su novia, más, sin embargo, en el momento en que lo vi y recordé lo duro que fue padecer su indiferencia luego de nuestro primer desencanto, combinado con las palabras de Caín en aquella sala de espera, simplemente me llené de temor, y no fui capaz de confesarme. Solo le mencioné que se trataba del hombre cuya novia había tenido el incidente en la fiesta de Beneficencia, de quien llevaba muchos años siendo amiga a escondidas de mi padre.

Él lo tomó con tranquilidad, después de todo, también fue testigo del amor que desbordaban Caín y Jade el día del evento, no sospechó nada, y no se molestó en lo absoluto. Ahora, tenía pase libre para visitar a Sloan y mostrarle mi apoyo, pero era gracias a una mentira que me hacía sentir mal cada vez que se tocaba el tema.

Era una tontería, lo sabía, al final de todo Elías sabía que tenía un pasado, sabía que me encantaban las aventuras con hombres desconocidos, pero no era lo mismo, ya que con los otros hombres nunca tuve comunicación como con Caín... joder, fue mi amante exclusivo por casi dos años, y se terminó porque se enamoró de Jade. ¿Cómo iba a mencionarle eso?

—Chére.

La voz de Elías me sacó de mi ensimismamiento. Parpadeé un par de veces y lo busqué con la mirada, encontrándolo en la puerta.

—Te veo en cuatro días.

—No te masturbes mientras estés afuera —sonreí con malicia ante tu expresión perturbada. Seguía causándome gracia como podía pasar de ser una fiera a una inocente paloma en segundos. —. Te quiero lleno de tensión sexual cuando regreses.

—Zut —gruñó, dejando caer su portafolios y seguramente dañando otra laptop, antes de avanzar en mi dirección a grandes zancadas.

Una vez que estuvo frente a mí, guio la mano hacia nuca, enredando los dedos en el nacimiento de mi cabello, para atraerme hacia su rostro con cierto salvajismo que me hizo gemir excitada.

—¿Crees que será posible? —chupó mi labio inferior y lo acarició con su lengua. —. Zut, je deviens chaud juste en pensant à toi.

Sonreí en su boca al escucharlo decir que se calentaba solo de pensar en mí.

— C'est bon —respondí, poniéndome de puntillas y rodeando sus hombros con mis brazos. —. Así será un sacrificio de verdad.

Noté como su respiración se entrecortaba, mientras me presionaba contra su rostro en un beso feroz, ávido y posesivo, que vi bien corresponderle de la misma manera, deseando desde el alma que aquel momento durara para siempre.

—¡Ni siquiera lo piensen!

La voz de Maura resonó en la habitación, proveniente del umbral de la puerta que Elías dejó abierta, terminando así con aquella caliente y excitante atmósfera.

—Tienen mucho tiempo para coger como conejos, pero hoy no. Elías, hay que irnos ya o no lograremos llegar a nuestro destino —expresó con frustración. —. Joder, solo serán cuatro días, ni que no se fueran a ver en un año... estoy cansada de ambos, buscaré otro empleo. —comentó, mientras se alejaba murmurando un sinfín de cosas que no logré entender.

Elías y yo estallamos en carcajadas.

—Tendré que irme ahora, Chére —dijo, viéndome a los ojos. —. No te prometo que logre la abstinencia.

—Esfuérzate —lo tomé del mentón y le di un último beso. —. Ahora ve, antes de que Maura regrese con un balde de agua fría... te veré en unos días.

Permanecí de pie junto al tocador hasta finalmente cruzó el umbral y se marchó. No me había percatado de que mantenía una boba sonrisa en mis labios, hasta que me giré y encontré mi reflejo en el espejo. De verdad que parecía una adolescente ilusionada.

Tomé mi teléfono, dándome cuenta de que aún se encontraba abierto el chat de empresarios, y estaba a punto de cerrarlo, gruñendo con frustración, cuando de pronto vi un mensaje Izayana Stevens, en donde arremetía contra un idiota que abiertamente se encontraba burlándose de la situación de Sloan, y a la empresaria Jonhson opinando estar de acuerdo.

«Stevens y Jonhson... ¿qué tal si...?»

De Darcy: Te veo en el primer edificio, Nena.

El encargado dijo que llegará temprano.

Joder, era cierto. Había disfrutado tanto de aquella mañana con Elías que por poco olvido que tenía mis propios asuntos; uno de ellos, elegir el sitio perfecto para mi nuevo club. Luego de eso, cita con el ginecólogo, al spa y de compras con mi abuela.

Una agenda llena.

Me apresuré a alistarme y bajé a desayunar para luego partir junto a Hugo, quien ya estaba listo y esperando por mí. Fue un trayecto un tanto largo, el cual aproveché para mensajear con Izayana Stevens, decida a entablar una relación amistosa con ella, para hablar de nuestro amigo en común, intentando buscarle una solución a la situación en que se encontraba.

Joder, Caín estaba hecho un desastre, no salía de su casa, bebía de más y permanecía los días revolcándose en su mismísima mierda. Si bien aquello era beneficioso para mi progenitor, ya que los clientes de Sloan se estaban cambiando a Stain, no era algo que me provocara satisfacción u orgullo.

—Becca, nena, ¿qué opinas del lugar?

Parpadeé un par de veces para salir de mi ensimismamiento, luego de escuchar la voz de Darcy. Di un vistazo rápido en derredor, observando aquella estructura, antes de volverme hacia ella, negando con la cabeza. Si bien era un buen espacio, sentía que no contaba con las medidas de seguridad necesaria para ser la base de mi nuevo club.

—No me convence que solo haya una puerta, ante cualquier emergencia las turbas cobrarán muchas vidas —mordí mi labio inferior. —. Necesitaré ver otros lugares.

El encargado asintió con la cabeza, antes de buscar otras propiedades en su Tablet y enviarnos la dirección para partir. Por suerte Darcy estaba tranquila, era algo que ya se esperaba, porque sabía lo difícil que se me era elegir cuando de edificios se trataba. El que mi padre se dedicara a ellos, y que me hubiese esforzado por aprender convencida de que algún día podría sucederlo, hacía que estuviese pendiente hasta de lo más mínimos detalles.

Al final, visitamos cuatro de los edificios pendientes, hasta que encontramos uno similar a la sede de "Leo's NightClub", incluyendo los espacios con balcones perfecto para las zonas VIP. La ubicación era optima, su extensión también, era de techo alto, había mucho espacio y contaba con tres puertas, una de entrada, otra de salida y la ultima de emergencia. Perfecto para un club.

—Este es el correcto —comenté, una vez que terminé de revisar los baños y la oficina. En el anterior no había una oficina como tal, esta, en cambio contaba con todo un equipo de monitoreo y seguridad en puntos específicos e importantes. —. Sí no hay mejor lugar.

—¡Genial! —chilló Darcy. —. Iré preparando la fiesta de apertura para dentro de un mes... me pasas la lista.

—Sí —mordí mi labio, emocionada, mientras salíamos del edificio con nuestros brazos entrelazados, seguidas por Hugo. —. Sé que será bueno, esta calle es muy concurrida. —comenté, observando en derredor.

Era una calle comercial, con grandes edificios extendiéndose en derredor. No había viviendas cerca, lo cual era bueno ya que la música no le estorbaría a nadie y podríamos cerrar entrada la madrugada. Era perfecto, y...

Frené en seco, viendo con extrañez una esquina por donde, en aquel momento, desaparecía una figura masculina un tanto esbelta, con un llamativo color rojizo en el cabello, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—Nena... estás bien? —preguntó Darcy, buscando lo que había llamado mi atención.

—S-Sí —sacudí la cabeza, intentando alejar los pensamientos que invadían mi mente. —. Creí ver a alguien del pasado... solo hay que irnos. ¡Vamos Hugo!

Joder, mi mente me estaba traicionando, pero no le prestaría atención, ni le daría importancia, aquello ya había pasado antes, años atrás, cuando aún aguardaba la esperanza de que cualquier pelirrojo que se cruzara en mi camino fuese él.


Una jugada muy cruel por parte de mi psique, claramente, e ilógica porque... ¿por qué querría volver a ver a alguien que me había hecho tanto daño en la vida? Pero aun, cuando todo iba tan bien.

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