En todo el día no había parado de llover, y al hombre no le molestaba, de hecho le gustaba mucho. Las gotas de agua caían en su ventana y era relajante, era como música.

Hasta que alguien tocó su maldita puerta.

-Señor reaper, buenos días. -sonrio un albino empapado de agua- Hoy planeo armar una reja para algunas plantas suyas, así que...¿Puedo pasar?

No se lo esperaba, para nada. Estaba totalmente confiado de que el albino no iría por la lluvia, pero allí estaba, en sí puerta, enfriandose porque el no le abría el paso.

-Disculpa, pasa. No te esperaba hoy.

-Ay señor una lluviecita asi no es nada, debería estar afuera disfrutando de un te.

Sonrio, y tomo rumbo al jardín. No había techo, aún así tomo sus herramientas y empezó a armar una red de alambre y demás cosas.
Reaper obviamente no sabía que era lo que hacía, pero confiaba en que el chico algo útil haría.

-Niño, te estas mojando demasiado.

-¿Ah? Pero si no es nada señor, es una pequeña llovizna...

-...adentro.

Reaper entro a casa, y de inmediato le preparo un té con algún acompañamiento para comer.
Se acercó a él y le ofreció la bandeja.

-Sientate, toma esto, y vete a casa. Te vas a enfermar

-Muchas gracias don pero...no es necesario que me vaya...de verdad puedo seguir armando la reja...

Reaper suspiro y se sentó enfrente de el, junto a su propia taza de café. Negó con la cabeza y bebió sin dar más charla.
Geno solo pudo sonreír, y bebió de su te agradeciendo.
Al cabo de unos minutos termino, y recogió sus cosas dispuesto a irse.

-Nos vemos señor...-geno sonrio, tomando la mano de su señor- prometo terminar esa reja, aún si me cuesta una mano.

Rio y termino alejándose en dirección a su hogar.
Pero reaper...reaper estaba rojo. El joven le había tomado la mano sin razón aparente, lo que hizo que su corazón se acelerase.

Hace años no sentía eso.