En alguna película que Jason no recuerda del todo, escucho una frase que se quedó con él.

La vida es una serie de programas de mierda, con comerciales de felicidad.

Sabe que probablemente los escritores de la película no vieron mucho el significado de esas palabras y tan solo las colocaron porque creyeron que sonaban bien, pero para él eran una verdad.

Con un papá de mierda y una madre drogadicta, su mundo realmente era un programa de mierda, hasta que conoció a Bruce y sus primeros comerciales largos llegaron. Ser Robin fue un comercial digno de recordar, hasta que este se acabó como estaba destinado a suceder y un payaso consiguió que su mundo volviera a su programación habitual.

Cuando volvió a la vida no espero volver a tener comerciales nuevamente, honestamente pensó que el programa de porquería que era su vida se convertiría en uno de venganza y luego... Luego el resto de una vida mierdosa. Pero luego Ange y Dami aparecieron, y aunque los momentos con ellos en los que realmente eran felices parecían verdaderos comerciales, por su corta duración, aún así atesoro cada uno de ellos.

Y ahora que el comercial podía extender su duración de forma indefinida no quería que terminará, era egoiste e infantil, pero nunca dijo que no fuera esas cosas.

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Intento lo mejor que pudo no hacer ruidos cuando entró al departamento, maldiciendo cuando su casco cayó al piso haciendo un ruido sordo, y antes de poder prender la luz para ver donde cayó y recogerlo alguien más la prendió por él.

— Tengo el botiquín. — Dijo Ange caminando hasta él para guiarlo al sofá quitando su chaqueta para esperar que el se quitara su camisa y poder atender las heridas en su piel causadas por sus actividades nocturnas.

— ¿no estas enojada? — Pregunto mirando su casco en el suelo a un lado del sofá, apretando sus dientes cuando sintió como la menor comenzaba a tratar sus heridas.

— ¿Porque debería estarlo? — Contestó concentrada en su tarea actual.

— Por no decirte a dónde voy o que hago, como me hice estas heridas o y por volver a las cuatro de la mañana como un desastre andante. — por un segundo las manos que trataban su cuerpo se detuvieron y la castaña finalmente levantó su mirada encontrándose con sus ojos.

— Se perfectamente donde estabas y que estabas haciendo.

— Por supuesto que lo sabes. — Refunfuño riendo sin gracia.

— Y además... Creo que necesitas esto. — pareció pensar en algo y Jason pudo ver el tormento en sus ojos. — Estuve en tu cabeza ¿recuerdas? Tu venganza contra el payaso y Batman... Es algo que necesitas para seguir adelante, me guste o no.

— ¿no apoyas mi venganza? — Pregunto a la defensiva sentándose derecho. — ¡porque tu más que nad—fue callado por unos suaves y dulces labios sobre los suyos, y por un segundo pudo jurar que el mundo se detuvo a su alrededor.

— No apoyo el que mi familia salga herida. — Dijo con firmeza antes de volver a su tarea de arreglar al mayor.

— ¿familia? Pensé que la familia no significaba mucho para ti... Con todo... — Murmuró cambiando el tema, no queriendo ahora procesar todo lo que ese beso significó o le hizo sentir.

— Escogemos a nuestra familia, si algo me enseñó mi Madre fue eso. — Respondió terminando de cerrar su última herida. — Yo escogí a Damián, y a ti, y lo sigo haciendo todos los días. — Comenzó a guardar las cosas del botiquín. — Buenas noches Jason. — Se despidió una vez terminó de guardar todo parándose del sofá solo para ser detenida por una mano sobre su muñeca, antes de poder reaccionar otra se cerró detrás de su nuca atrayendo la al antiheroe, uniendo sus labios una vez más, en un toque casi superficial.

— Buenas noches. — Le deseo una vez la Soltó, y ninguno dijo otra palabra esa noche.

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Habiendo pasado un tiempo en la mansión Wayne, y con Alfred, Jason vio más que un par de fotografías de un pequeño Bruce, eso, junto con la admiración y el amor unilateral que Talia tenía por el murciélago no dejaban mucho lugar a dudas respecto a quien era el Padre de Damián.

Por lo que noto, ni Damián ni Ange parecían haberse encontrado con él murciélago por lo que desconocían el parentesco que el menor de la casa guardaba con este. Ahora Jason sabía que lo más sensato era decir la verdad, que Dami conociera a su Padre, lo que llevaría a este tomándolo bajo su ala y protección, y debido a lo estrecha de la relación entre los primos, llevándose también a Ange.

Dudaba que Talia o Ras intentarán algo contra ellos estando bajo la protección de Bruce, y en la mansion Wayne no les faltaría nada... Pero Jason no era una persona sensata, incluso antes de su muerte era alguien que vivía a base de instintos, y su instinto ahora mismo le decía que si decía la verdad, Bruce se llevaría a su familia y no podría volver a verlos, porque el no retornaría a la mansión Wayne luego de todo lo sucedido, y Dudaba que Bruce lo quisiera cerca de su hijo después de todo su arduo trabajo en las calles como antiheroe.

Estaba siendo un bastardo egoísta a diario por mantener este secreto de su familia, pero hace tiempo que Jason no tenía unos comerciales tan buenos y no quería que estos acabarán nunca.

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Su enfrentamiento con Bruce no fue tan catartico como lo imagino, asumía que se debía a que hace tiempo su mente dejó de estar concentrada solamente en el deseo de venganza, y ahora estaba más enfocada en terminar con esto lo más pronto posible para poder salir de la vida del murciélago y dejar la mayor distancia posible entre el y su familia.

Probablemente fue por esto que ni siquiera se sintió tan decepcionado cuando Bruce le dio el discurso sobre porqué no debían cruzar la línea, y al final el payaso terminó yendo a arkham.

Al llegar a casa luego de una noche emocionalmente agotante sonrio ligeramente al ver a Ange con Dami dormidos en el sofá con la televisión prendida. Sabía que apestaba y debería dejarlos dormir... Pero aún así solo levanto la manta que los tapaba del frío, y se acomodo a un lado de Damián, acurrucandose contra los cálidos cuerpos de su familia.

— ¿Lo hiciste? — Escucho la voz de Ange y vio sus ojos café cubiertos por una capa de sueño pero con ligera preocupación.

— Lo hice. — Contestó sabiendo que no necesitaban más contexto.

— Bien. — Asintió y antes de volver a quedarse dormida se acercó para darle un corto beso en los labios. Jason sólo sonrío y cerró los ojos quedándose dormido junto a los mejores comerciales de su vida.

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Pestañeo dos veces al leer la noticia en el diario, volvió a leerla pero las palabras en el papel Seguían siendo las mismas que la primera vez que las leyos.

El payaso de Gótica comete suicidio en su celda en Arkham.

Leyó más de la noticia con testimonios diciendo que los últimos días del payaso parecieron estar plagados de pesadillas que lo volvieron incapaz de descansar, haciendo incapaz de distinguir la realidad de los sueños, y al noveno día se ahorcó con las sábanas de su cama.

Bajo el diario para mirar a la morena que estaba terminando de servir el desayuno.

— ¿Lo hiciste? — Salió de sus labios la misma pregunta que ella le hizo hace nueve días, y ella pareció confundida hasta que noto el diario en sus manos.

— Fue un suicidio.

— Eso no responde mi pregunta. — Hablo con mayor seriedad y la más joven pareció pensarlo para luego verle con una mueca.

— No quería que muriera... Al menos no tan pronto. — Respondió como si aquello le pesará.

— ¿Porque...? — Ante aquello le vio con sincera confusión dejando lo que estaba haciendo para caminar hasta Jason sosteniendo su rostro entre sus manos.

— Tu eres mi familia, y el te hizo daño. — Acarició con su pulgar su mejilla. — No perdonaré a aquellos que lastiman a mi familia. — prometió con veneno en su mirada pero a Jason no le importo e intento acercarla más a él para poder besarla pero está le detuvo. — Cuando me beses no quiero que sea por gratitud, quiero que sea porque quieres hacerlo. — Soltó su rostro alejándose para sentarse del otro lado de la mesa y El mayor se le quedó mirando con incredulidad para luego comenzar a reír.

— Buenos días. — Apareció Dami arreglado para la escuela viendo a Jason reír como una hiena en la mesa. — ¿que le pasa?

— Tan sólo recibió buenas noticias, ahora deberías comenzar a comer antes de que se nos haga tarde. — Señaló y el más joven le dio una última mirada a Todd antes de sentarse para disfrutar su desayuno.

— Creo que mañana dejaré de sentirme agradecido. — Murmuró el de cabello azabache con un mechón blanco.

— Mhmm... — Asintió pero por la ligera sonrisa en su rostro Jason supo que entendió el mensaje.