004
Yeonjun miro a su alrededor tratando de encontrar en medio de aquel pasillo cierta cabellera castaña más sin embargo no había rastros de Kim Beomgyu por ningún lado. Había pasado toda la mañana tratando de encontrar al omega de ojos redondos, incluso había ido con las secretarías del colegio para averiguar en que salón encontrarlo descubriendo que Beomgyu era un año mayor que él. Sus esperanzas de verlo se redujeron a cero cuando la campana sonó indicando el inicio del segundo receso, así que con desgano se abrió paso entre la bola de estudiantes que se atiborraba por los pasillos y se dirigió a la cafetería para encontrarse con sus amigos y quizá comer otra rebanada de pizza.
Arrastró sus pies con desgano y se coló en la fila para conseguir la última rebanada de pizza que quedaba para después dirigirse a donde sus amigos se encontraban sentados. El silencio se hizo presente en cuanto se dejó caer sobre la banca con pereza y comenzó a comer sin emitir ni un saludo o ruido.
─ ¡Hola Junnie, si, nosotros estamos bien! ─ exclamó Wooyoung con sarcasmo mientras estiraba su mano para robarle un peperoni de su porción de pizza.
─ Los modales se fueron a la mierda me parece, soy tu hyung pequeño alfa igualado.─ le regaño el azabache antes de darle un manotazo al alfa por haber ultrajado su almuerzo.
─ Auch.─ murmuró Wooyoung mientras hacía un adorable puchero.
─ Hey, si que estas de mal humor, ¿qué te sucedió? ─ cuestionó San mientras apartaba el libro que estaba leyendo para prestarle atención al omega.
─ ¿Qué me sucedió aparte de ser castigado por defender a otro omega? Pues tener padres alfistas, solo eso.─ dijo con sarcasmo mientras le daba un enorme bocado a su almuerzo y masticaba de mala gana.
El beta castaño le miró con una de sus cejas alzadas, totalmente sorprendido ante la actitud de su amigo azabache. Si bien Yeonjun no era un omega que derramara miel y flores como los otros siempre había sido enérgico y amable con los de su círculo y que estuviese comportándose así de borde con ellos les descolocaba de gran manera.
─ Yeonjunnie hyung, ¿ese tal Hyunjin le hizo algo más? Dígame e iré a darle una paliza.─ aseguró Wooyoung mientras su rostro preocupado se volteaba para observar a todos lados en busca de aquel alfa abusivo.
Wooyoung siempre tan dispuesto a proteger a su hyung.
Yeonjun suspiró y negó lentamente dándose cuenta de la manera en que estaba tratando a sus amigos, se acomodó en su asiento mientras se decidía entre decirles a sus amigos que su mal humor se debía a que no había encontrado a cierto omega de ensueño o callar.
Pero se decidió por la segunda.
─ No Woo, solo estoy algo irritado por el tema del castigo.─ aseguró suspirando y recibiendo un asentimiento no muy convencido por parte de ambos chicos. ─ ¿Y Soobin? No lo veo por aquí.─ murmuró cambiando de tema y notando que su amigo rubio no estaba acompañándoles allí.
─ Eh si, Soobin entró en celo a la hora del primer receso.─ murmuro Wooyoung torciendo los labios ante el recuerdo.
─ Ah, pobre alfa tonto.─ se lamentó Yeonjun pues no era la primera vez que a Soobin le llegaba un celo a mitad de la escuela.
Soobin solía ser tan descuidado para esos casos, siempre olvidando las fechas en las que su celo solía llegar. Solo esperaba que el tonto no marcara a un omega al azar por no cuidar de sus celos como era debido.
─ ¿Sabes si vinieron por él? ─ cuestionó algo preocupado, lo que menos quería era que un alfa en celo anduviera suelto por la escuela.
─ Ví que un alfa de su clase se ofreció a llevarlo a casa, creo que su nombre era Hueningkai.─ comentó Wooyoung frunciendo el ceño no muy seguro de que ese fuese el nombre del compañero de su mejor amigo.
Yeonjun asintió más calmado ante aquella respuesta y se sumió en sus pensamientos una vez más dejando en silencio la mesa ya que San estudiaba su libro para un examen de su clase mientras que Wooyoung jugaba uno de sus tantos videojuegos en su celular. Terminó su rebanada de pizza en los siguientes minutos y se dedicó a observar a todos a su alrededor, su nariz frunciendose al observar como algunos alfas alardeaban en una mesa lejana con sus omegas sentadas en sus regazos.
Totalmente innecesario.
Negó con la cabeza con una expresión retraída en el rostro por el disgusto, siempre que creía que los alfas y toda la sociedad en general no podría caerle peor ese tipo de escenarios se mostraban frente a sus ojos y confirmaba que cada vez empeoraban los estereotipos y estándares impuestos a las castas.
─ Oiga hyung, ¿es cierto que ese chico con el que usted se quedará limpiando es un huraño? ─ preguntó Wooyoung dejando de lado su teléfono celular.
Yeonjun frunció el ceño totalmente confundido.
─ ¿Quien? ¿Beomgyu? ─ preguntó dudoso pensando que quizás su amigo se había equivocado de persona. Pero el alfa asintió con los ojos bien abiertos en espera de una respuesta. ─ Pues no, realmente es muy amable...─ susurró no queriendo decir más ya que estaba seguro que se delataría.
No podía permitir que alguien supiese que probablemente le gustaba otro omega.
─ ¿Amable? ¡Pero todo el mundo dice que es súper arisco! ─ exclamó incrédulo ante la respuesta de Yeonjun. ─ Muchos dicen que es irrespetuoso incluso con sus mayores, varios alfas han recibido uno que otro golpe al intentar cortejarlo e incluso se rumoreaba que era estéril por su actitud tan mala.─ contó dejando salir toda la información de rumores que habían corrido por los pasillos de la escuela desde siempre.
Yeonjun gruño un poquito ante las acusaciones que estaba escuchando, sus labios frunciendose en ese triángulo singular al estar disgustado.
─ Pues a mi me trató muy bien Wooyoung, así que probablemente el problema sean los demás.─ bufo irritado mientras negaba incrédulo. ─ No puedo creer que incluso relacionaran su actitud con la esterilidad, eso es tan cruel para los omegas.─ susurró con la voz teñida de enojo.
Para los omegas, incluso él mismo, era un anhelo poder crear descendencia de su propio vientre y la esterilidad era casi una maldición. Los omegas estériles eran considerados inservibles y desechos por no cumplir la principal función que tenían.
Tan cruel.
─ Hyung, yo solo preguntaba porque todo el mundo ha dicho eso y jamás había podido hablar con él.─ murmuro algo intimidado por la reacción que había tenido el omega mayor. ─ Lamento haberle molestado.─ dijo con sus enormes ojos apenados y Yeonjun resoplo.
─ Solo cuida lo que dices, no deberías repetir todo lo que esos idiotas inventan, es de mal gusto Woo.─ pidió sonriendole forzadamente antes de levantarse de su lugar.
─ ¿A dónde vas? ─ preguntó San, quien había visto toda la escena en silencio y sin opinar.
─ A mi siguiente clase, faltan dos minutos para que toquen la campana.─ respondió antes de comenzar a alejarse de ellos a pasos apresurados.
Yeonjun caminó con rapidez por los pasillos de la escuela con los puños apretados a cada lado de su cuerpo, no podía creer que toda la escuela tuviese ese concepto de Beomgyu.
¡El mismo Kim Beomgyu que había sido totalmente dulce con él el día anterior!
Parecía incluso un mal chiste.
Llegó pronto a su aula y se sentó en su asiento habitual, totalmente solo ya que aún no habían tocado la campana y por tanto los demás aún seguían disfrutando de su receso. Suspiro dejando caer su rostro sobre la superficie de la mesa de su asiento y cerró los ojos pensando en aquella bonita sonrisa que Beomgyu le había dedicado al final del día de ayer cuando se despidieron después de terminar su trabajo.
¿Que tan malo era Beomgyu con los demás que incluso lo habían considerado estéril?
Porque sabía que los omegas estériles eran completamente ariscos y violentos, casi salvajes gracias a la furia de sus lobos por no poder tener cachorros. Y definitivamente el Beomgyu que había conocido ayer no era un violento, quizás su humor era algo ácido y algo maleducado a la hora de hablar, pero era totalmente dulce y amable con él que no podía creer que fuese tan marginado como Wooyoung contaba.
─ Ojalá hubieses venido hoy.─ susurro el azabache con un puchero en los labios.
Ahora más que nunca que quería ver al pelirosa, quería demostrar que aquel hyung no era como todos decían pero para su desgracia Kim Beomgyu había decidido faltar ese día.
Solo esperaba verlo mañana y recibir esa sonrisa de dientes pequeñitos para comprobar que efectivamente Kim Beomgyu era una buena persona.
Beomgyu sorbió su nariz por décima vez en cinco minutos, sus mejillas y nariz luciendo totalmente rojas gracias al incesante llanto en el que se había sumido desde el día anterior. Su padre le había encerrado desde que le golpeó y no había abierto la puerta incluso cuando le exigió que le abriera porque perdería sus clases.
Llevaba casi veinticuatro horas prisionero dentro de su propia habitación y sentía su estómago rugir por la falta de alimento.
No sabía hasta cuando su padre le levantaría el castigo pero sabía de antemano que a su papá no le importaría encerrarlo allí por tanto tiempo hasta que muriese de hambre y deshidratación.
Después de todo lo había odiado y repudiado desde que presentó como omega.
Se acurrucó mejor contra las mantas de su cama e intentó dormir para ignorar el hambre que sucumbía su cuerpo, pero no podía conciliar el sueño gracias al estrés al que estaba siendo sometido. La cara le dolía gracias a la despiadada bofetada que le habían proporcionado y la cabeza le dolía por los tirones de cabello que recibió, pero eso sin dudas era el dolor más leve que había sentido a lo largo de los años, mentiría si dijera que su padre no le había dado palizas mortales antes.
Escuchó el ruido de la puerta en medio de sus profundos pensamientos y alzó la cabeza hacia la entrada cuando escuchó como unos pasos se acercaban a él.
Su madre estaba allí, parada con una expresión apenada mientras sostenía un tazón de sopa humeante.
─ Hola Gyunnie.─ susurró la mujer con voz temblorosa mientras dejaba el tazón con comida en el mueble al lado de su cama. ─ Tu padre me dio permiso para darte de cenar.─ dijo con una sonrisa que no llegaba hasta sus ojos.
Beomgyu quiso llorar ante aquello.
Su madre era una omega tan sumisa e infeliz, siempre apartando la mirada cuando su alfa maltrataba a sus cachorros ya que tenía prohibido opinar acerca de la forma de educar que tenía su esposo. Además de ser víctima ella misma de abuso doméstico por simplemente ser omega y tener que cargar con la marca de un alfa que no la amaba ni le era fiel como merecía.
─ Gracias mami, en serio muchas gracias.─ susurró con una sonrisa igual o peor de débil que la de su madre.
Porque Beomgyu no podía reprocharle nada a su madre, ella hacia todo lo que estaba a su alcance para protegerlos e incluso se había llevado un par de golpizas por interferir en los regaños que su padre le daba a él y su hermanita.
─ No agradezcas cielo, sabes que te amo muchísimo, ¿verdad? ─ dijo con lágrimas en los ojos mientras se acercaba al castaño para acariciar la mejilla hinchada de su cachorro. ─ Odio que te haga esto.─ susurró con la nariz arrugada ante la vista del feo moratón que se extendía por su pálida piel.
─ Y yo odio que te lo haga a ti.─ respondió mirando directamente a la marca en el cuello de su madre, la cual lucia espantosa ya que suponía había sido hecha a la fuerza.
Quería golpear a su padre por ser un imbécil.
─ Es lo que me tocó vivir por no saber elegir un buen alfa, cielo.─ dijo su madre mientras cubría la marca con su mano, su mirada melancólica desviándose para no verle a los ojos. ─ Por eso tú debes elegir bien a tu alfa cariño, no quiero que termines con alguien igual o peor que tu padre.─ pidió a través de un susurro, claramente temerosa de poder ser escuchada por su esposo.
Beomgyu sonrió ante las palabras de su madre y negó casi con diversión pintando sus facciones.
─ Yo no quiero un alfa mamá, ya te lo he dicho.─ recordó levantándose de su cama para poder sentarse y tomar el tazón de sopa que había sido traído para él.
─ Pues entonces un buen beta, da igual, pero tu persona debe ser alguien que te trate bien.─ dijo seriamente mientras se daba media vuelta para salir de la habitación. ─ No dejes que tu destino termine unido al de un monstruo cariño, no soportaría eso en ti.─ suspiro antes de dejarle completamente solo.
Beomgyu suspiro ante las palabras de su madre pero se dedicó a ingerir su comida, su estómago abasteciéndose enseguida al terminar de comer con rapidez gracias a que sentía que podía desfallecer si no comía algo más. Cuando terminó dejó el tazón en su mesita de noche y se acostó de nuevo sobre su cama y miró hacia la puerta.
Al menos se la habían dejado abierta.
─ ¿Que habrá sido de Yeonjun hoy? ─ susurro con un puchero al pensar en que el pobre chico habría tenido que limpiar esos asquerosos salones solo.
Arrugó la nariz algo molesto por no haber podido ayudar al azabache pero se relajó al pensar en que podría verlo al día siguiente, sonrió un poquito ante eso y se decidió por dormir de una buena vez, quería que el tiempo pasará volando para poder ver al bonito omega de labios de corazón en cuanto antes.
Porque quizás le había gustado un poquito, pero solo un poquito y eso no tenía nada de malo ¿cierto?
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