003

Beomgyu lanzó su mochila en un rincón de su habitación antes de dejarse caer boca abajo en su cama, un quejido saliendo de inmediato de sus labios al sentir sus músculos ceder bajo el suave colchón. Sus ojos se cerraron de inmediato y solo allí se permitió suspirar con tranquilidad pues su habitación era el único lugar en el mundo donde se sentía a salvo, protegido de otros.

Se acurrucó mejor sobre las sabanas de su cama restregando su mejilla sobre la tela para impregnarlas de su propia esencia para sentirse más cómodo y dejar atrás el estrés que le había sido provocado por el problema con el idiota de Hyunjin.

Ese idiota había intentado besarlo a la fuerza y él no podía estar más molesto y asqueado.

De tan solo pensar en el recuerdo de los labios de aquel alfa tratando de pasarle saliva su nariz se arrugó delatando su disgusto. Más sin embargo aquella mueca no duró mucho sobre sus labios ya que al instante el recuerdo de ciertos cabellos azabaches le inundó por completo logrando que su ceño se frunciera en confusión.

Nunca antes había notado a Choi Yeonjun por los pasillos de la escuela y se sentía algo decepcionado consigo mismo por no haberlo hecho antes. Aquel omega simplemente robaba su atención de una manera que sabía no era correcta pero que le fascinaba secretamente. Con tan solo un día le había hecho vivir sensaciones extrañas, desde completa confianza y comodidad hasta una atracción magnética que le ponía los pelos de punta ya que nunca antes se había sentido así por nadie y menos por un completo desconocido.

Lo peor del asunto es que ese desconocido era un omega, y sabía que tener esas reacciones con otro omega no era normal, jodidamente no lo era.

Los omegas no debían sentirse atraídos a otros omegas, era ley de la vida que entre ellos solo podía darse amistades pero no más.

─ Estoy pensando pura mierda.─ susurró Beomgyu contra su almohada antes de negar ante su propia mente.

¿De donde sacaba que lo que había sentido por ese chico era atracción? Pff, era obvio que sentía empatía por el pelinegro ya que le había defendido cuando nadie más lo hizo, pero hasta allí.

Claro que si, lo que sintió fue agradecimiento puro y lo estaba confundiendo con algo más, que paranoico se volvía a veces.

─ Kim Beomgyu, a veces sacas de contexto tus propios pensamientos.─ se quejó el omega antes de rodar por su cama para acomodarse mejor y descansar después de largas horas barriendo y trapeando esas jodidas aulas.

Cerró sus ojos y trató de apartar aquella imagen del lindo omega azabache sonriendo adorablemente, repitiéndose mentalmente una y otra vez lo raro que era cuestionarse tanto solo por un omega que le había salvado el pellejo.

─ ¡Gyu! ¡El almuerzo está listo! ─ la voz de su madre proviniendo del pasillo le hizo dar un brinco en su cama, un quejido abandonó su boca y las ganas de ignorarla fueron bastante fuertes.

─ ¡Ya voy! ─ refunfuño levantándose de su cómodo colchón y caminando fuera para dirigirse al comedor donde toda su familia se encontraba ya sentada para tomar el almuerzo.

Tomó asiento en su lugar habitual al lado de su hermana menor y procedió a comenzar a comer con desgano, más sin embargo un fuerte golpe en la mesa le hizo dar un salto en su asiento antes de mirar con ojos asustados a su padre, quien le miraba iracundo desde su lugar.

─ ¿Q-qué pasa? ─ tartamudeo completamente aterrado por la mirada colérica que su padre le dedicaba.

¿Qué había hecho para provocar la ira de su padre aparte de existir?

─ Quiero que me expliques por qué diablos apestas a un alfa.─ bramó su padre haciéndole temblar, Beomgyu podía jurar que sintió su corazón dejar de latir.

No, no, no, maldito Hyunjin lo había marcado con su jodido olor.

─ Papá, papi te juro que yo- ─ su voz tembló ridículamente mientras sus ojitos se cristalizaban.

Miró con terror como su padre se levantó con fiereza de su silla casi mandándola a volar por la rapidez con la que se puso de pie y un chillido de dolor escapó de su garganta cuando la enorme mano del hombre le tomó de su brazo para zarandearlo con brusquedad.

Sintió a su lobo estremecerse y aullar de terror en su pecho cuando su padre hizo amago de abofetearlo, sus ojos buscando el rostro de su madre para implorar por ayuda mudamente más sin embargo su madre se limitó a apartar la mirada e ignorar su dolor.

─ Jodido Omega, ni porque eres hombre dejas de dar el culo fácilmente como todos los de tu especie.─ gruño el alfa con tono cavernoso y Beomgyu sintió las primeras lágrimas deslizarse por sus tibias mejillas.

─ Papá no, por favor, dejame explicar- ─ su sollozo fue acallado por el primer golpe que le mandó al suelo por la fuerza del impacto.

Un grito salió de la boca de su hermanita cuando vió el rostro de Beomgyu ser golpeado de esa manera, el omega sentía su piel arder y podía apostar que en unos minutos la zona se hincharía como un globo. Lágrimas cubrieron su rostro y cuando intentó levantarse una mano se enredó en sus cabellos teñidos para tirar de las hebras salvajemente, aulló con pánico cuando fue arrastrado en esa posición hasta su habitación, cada escalón que avanzaba se le hacia una larga y eterna tortura de la cual no tenía fuerzas para escapar.

─ papá, por favor, sueltame papá.─ imploró en un débil y tembloroso susurro pero lo único que obtuvo fue que el agarre en sus cabellos se intensificara.

─ Cállate jodido omega.─ gruño el hombre antes de abrir la puerta de su habitación y aventarlo dentro con brusquedad. ─ Espero que este sea suficiente advertencia para que sepas que si se te ocurre enredarte cual zorra con un alfa te moleré a golpes.─ amenazó antes de cerrar su puerta tan fuerte que sintió las paredes retumbar.

Un llanto desgarrador se desató una vez estuvo solo, no le dió importancia al ruido que hizo la perilla de su puerta al ser puesta la llave por fuera, lo único en lo que podía pensar es en lo mucho que odiaba a los alfas, incluido su asqueroso padre.

Se metió en su cama cubriéndose con las mantas de pies a cabeza inmediatamente, su cuerpo acomodándose en posición fetal para calmar a su lobo y sentirse protegido dentro de su nido.

Dejó las lágrimas fluir por varios minutos, sollozos y quejidos de lamento deslizándose por su garganta con mayor intensidad, jamás terminaría de acostumbrarse a los golpes de su padre, ni siquiera aunque llevara años enteros pasando por aquello.

─ Los odio, los odio malditos alfas.─ balbuceo débilmente contra su almohada sintiendo la ira inundar su pecho.

Desde el día en que presentó como omega su infierno personal se desató, su padre era un alfa con pensamientos arcaicos que seguía sin soportar la idea de que un hombre pudiese resultar ser un omega, aun cuando los omegas varones tenían bastantes años siendo protegidos por las leyes y aceptados por la sociedad como cualquier otra casta. Los avances sociales en los omegas le importaban muy poco al cavernícola de su padre y se notaba en cada una de las palizas que le propinó desde que llegó su primer celo y se descubrió que él era un omega.

Por eso y varios sucesos en su vida es que despreciaba cualquier acercamiento que un alfa intentara con él, por eso era que despreciaba tanto a Hyunjin, por eso es que justo en ese momento deseaba cortarle las bolas a ese imbécil por marcarlo con su olor a propósito provocando todo esto.

Un último suspiro abandonó su boca antes de acurrucarse más contra sus tibias sabanas sumergiéndose en el mundo de Morfeo, la imagen de cierto omega de labios bonitos protegiéndolo de todos los alfas existentes le hizo sonreír entre sueños, realmente esperaba encontrar un refugio en aquel omega valiente.

Yeonjun rodó los ojos con fastidio cuando su madre insistió en que bajara a almorzar, una mueca de disgusto dibujándose en su rostro cuando pensó en la idea de tener que pasar otro almuerzo al lado de su estúpida familia.

Bajó las escaleras con pereza, sus pantalones de chándal arrastrándose por el suelo gracias a lo grandes que le quedaban y sin saludar o emitir palabra se dejó caer sobre la silla del comedor comenzando a comer con rapidez su comida, entre más rápido acabara menos tiempo soportaría los comentarios de su madre.

El ceño de Yeonjun se arrugó con confusión ante las extrañas miradas que recibió cuando estaba casi terminando y desvío su atención a su abuela, una vieja alfa, en busca de explicaciones pero esta también le dedicaba una sonrisa sugerente que le hizo ponerse incómodo.

─ Bueno, ¿A ustedes que bichos les picó? ─ preguntó confundido y su hermana mayor, Jennie, soltó una risa cómplice que le desconcertó más.

─ ¿No tienes algo que contarnos, cariño? ─ tarareo Ryujin, su madre, mientras alzaba sus cejas sugerente y Yeonjun le miró como si tuviese tres cabezas.

─ Lo único que les tengo que decir es que tengo hambre y ustedes no me dejan comer en paz con sus miraditas extrañas.─ gruño el omega con irritación mientras tomaba su tenedor para dar otro bocado a su pasta.

─ Oh, entonces suponemos que no nos contaras porque hueles a alfa por todos lados, cielito.─ dijo su abuela logrando que inmediatamente Yeonjun comenzara a toser pues se había atragantado con la comida gracias a ese comentario.

Sintió sus pulmones quemar gracias a la falta de oxígeno y su rostro se tornó colorado por la misma razón, tuvo que inhalar varias veces para recuperar el aliento y regularizar su respiración mientras sentía como la mano gentil de su abuelita palmeaba su espalda para ayudarle. Cuando logró calmarse todas las miradas presentes le observaban divertidas pero él lejos de estar feliz sintió su estómago revolverse de solo pensar de nuevo en lo que había pasado en la escuela.

Tomó la punta de su camiseta y la olisqueo dándose cuenta de que efectivamente apestaba al olor de Hyunjin.

─ ¿Me están mirando como si hubiese ganado la lotería solo porque apesto a alfa? ─ preguntó ofendido y asqueado pues no se había dado cuenta antes que el aroma de Hyunjin se había impregnado en su piel y ropas. ─ Dios, ¿siquiera pueden parar de especular cosas equivocadas solo porque alguien me marcó con su olor? ¡Fui acosado por un energúmeno de metro ochenta y ustedes pensando que me folle a alguien! ─ chillo sintiendo a su lobo gruñir molesto por la humillación en su pecho y al instante los semblantes de toda su familia decayó en la preocupación.

─ ¿Acosar? ¿Quien te acosó? ─ exigió saber su padre mientras se levantaba de su asiento para inspeccionar el rostro de su hijo de cerca en busca de algún rasguño.

─ Un alfa de otra clase papá, pero ya fue sancionado por la directora ─ dijo rodando los ojos ante el recuerdo de la injusta sanción que le habían puesto a él y a Beomgyu en comparación de la de Hyunjin. ─ Así que si me permiten iré a tomar una larga ducha, ustedes sigan esperando a que yo les traiga un alfa a esta casa como si conseguir pareja fuese algo primordial.─ gruño el azabache antes de hacer a un lado las manos de su padre y levantarse de su asiento para caminar de nuevo a su habitación.

─ Pero cielo, yo- ─ la voz de su madre se cortó gracias al ruido del portazo que dió una vez se encerró en su habitación.

Estaba enojado, sentía la indignación correr por sus venas, no podía creer que sus padres estuviesen tan desesperados por obtener comportamientos clichés de omegas de su parte como para celebrarle el hecho de que apestaba a alfa enojado.

A veces, por no decir siempre, sentía que tenía la peor familia, ¿qué tan difícil era para ellos comprender que no quería para su futuro ser simplemente un amo de casa que cuidara de cuatro cachorros y se desviviera por un Alfa?

Estaba harto.

Solo esperaba poder irse de esa casa para ser libre, no creía ser capaz de soportar el egoísmo de sus padres por más años. Aun cuando él no fuese el adolescente con más problemas sentía que el mundo estaba en su contra, que equivocado estaba.

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