EPÍLOGO
El pequeño Jeremy caminaba de un lado a otro de la habitación, descalzo. Sus piernas eran fuertes, y lograba avanzar varios metros sin cansarse. Se sostenía de las paredes para no caer, y esquivaba los juguetes que dejó en el suelo. Disfrutaba andar por su propia cuenta, sin ayuda de los demás.
Amy rio al verlo estirarse junto al escritorio, tratando de tomar el plato con fresas que dejó en la parte superior. Estaba muy lejos de alcanzar, y ella se apresuró a cargarlo en sus brazos. Aunque hubiera amado darle de comer, no podía permitir que se ensucie de nuevo. Los invitados empezaban a llegar, y ellos debían bajar muy pronto. Annelise había organizado una fiesta para celebrar el primer año del bebé.
─Fe... ─Jeremy balbuceó, estirándose hacia la mesa─. Fe... sa.
Amelie sonrió, retrocediendo un par de pasos. Hacía algunos meses que él empezó a decir sus primeras palabras, y no se había detenido desde eso. A ella le daba ternura cómo balbuceaba la mayor parte del tiempo, tratando de conversar con los demás. Sin embargo, lo que más le gustaba, era escuchar a los adultos responderle, como si realmente le entendieran. Jeremy había heredado el carisma de los Van Dijk.
─Todavía no puedes comer, Jay─. Ella susurró, sentándose en la cama─. Ya te cambié tres veces, y no es bueno recibir a los invitados estando sucio.
El bebé rio, tomando el rostro de Amelie entre sus deditos. Ella suspiró, pasando una mano por su cabello; tan castaño como el de Tristán. Ambos tenían la misma nariz respingada, y la misma forma de los labios. La adivina no se equivocó; Jeremy sí era idéntico a su padre. Era imposible no verlo reflejado en el rostro de su hijo.
Amelie se levantó con cuidado, acercándose a la ventana para observar el patio principal. Ya estaba lista la decoración; y los trovadores y músicos comenzaban a instalarse. Vio a Annelise darle órdenes a los demás, mientras sus padres y los invitados se acomodaban en las mesas que colocaron en el jardín. Todo estaba perfecto.
─Ahí está tu tía Annie─. Ella comentó, señalándola a la distancia─. Y ese es tu tío Ken. Ellos se van a casar, pero no le puedes decir a nadie─. Bromeó, acomodándolo en sus brazos─. Y también está Garfield, ¿te gustaría jugar con él?
El bebé asintió con la pregunta, viendo por la ventana. Amelie esbozó una sonrisa, notando que su padre daba vueltas por el jardín. De todas las personas con las que conversaba, con quien Jeremy se llevaba mejor, era con Garfield. Ella jamás creyó que, a pesar de no verse a diario, se volverían tan unidos.
Jeremy giró hacia el interior de la habitación, viendo algo cerca de la puerta.
─Pa ─balbuceó, moviéndose en los brazos de su madre─. Papi.
Amelie apretó su agarre para que no se le cayera, sintiendo unas manos tomarla por la cintura. Suspiró cuando Tristán besó su mejilla, cerrando los ojos. Jamás se cansaría de sus labios, ni despertar a su lado. Ella agradecía que, después de todo lo que sufrieron, finalmente estuvieran bien.
─Llegas tarde─. Bromeó, girando hacia él.
Tristán ladeó una sonrisa, tomando a Jeremy en sus brazos.
─Chadburn me retuvo en el estudio─. Se quejó─. Quería que termine de firmar los edictos para la reforma educativa. Sabes que el tiempo nos quedó corto con eso.
Amy sacudió la cabeza, caminando hasta la cama. Después de haber instaurado la mayoría de edad, y cambiando los requisitos para los matrimonios, ella quiso seguir ayudando a los demás. Amelie sabía que muy pocas personas de clase baja podían leer y escribir; y consideró pertinente la creación de colegios públicos. Empezarían con tres en los condados más grandes de la isla; y planeaban establecer la educación primaria como algo obligatorio en un par de años. Sin embargo, ese no era un momento pertinente para hablar de leyes.
─Hoy es el día de Jeremy─. Le recordó, cruzándose de brazos─. Yo también estoy emocionada con la inauguración de las escuelas, y comenzar los programas piloto. Sin embargo, ambos prometimos que no íbamos a trabajar hoy.
Tris notó la incomodidad en sus ojos, y se sentó a su lado.
─Rosie, solo me tardé diez minutos─. Comentó, tratando de aligerar la tensión─. Ya estoy aquí.
Amelie asintió con suavidad, acariciando su rostro.
─Lo sé, es solo que me siento un poco nerviosa─. Habló bajo─. Quiero que esta fiesta sea perfecta para los tres. Tengo miedo que algo pueda salir mal.
Tristán comprendió sus palabras, dejando a Jeremy sobre la cama.
─Todo saldrá perfecto─. Aseguró, besándola─. Annie y Ken se han encargado de planear una fiesta increíble para nuestro hijo─. Mencionó─. Quiero verte sonreír, por favor.
Amelie lo abrazó con fuerza, antes de sonreír. Besó sus mejillas con suavidad, entrelazando sus dedos con los de él. Llamó a Jeremy, viéndolo gatear en su dirección. Lo acomodó sobre el regazo de Tristán, observándolos con detenimiento. Jamás se cansaría de mirar a sus chicos.
─No puedo creer que ya haya pasado un año desde que nació─. Suspiró, peinando su cabello hacia atrás─. Y tampoco puedo creer que cada día se parezca más a ti.
Tris rio, sacándose la corona antes que Jeremy pudiera quitársela. A él le gustaba jalarle el cabello a los demás, y ya lo había lastimado en dos ocasiones por casualidad. El pequeño era bastante inquieto, y tenía demasiada fuerza.
─Quizás se parezca a mí─. Comentó, dándole la mano─. Pero tiene tus ojos. Son tan celestes como los tuyos.
Amelie sonrió con ternura, recordando el día que Jeremy nació. Después que los guardias los rescataron del ataque de Patrick, ambos tuvieron que guardar reposo por meses. Tristán apenas si podía moverse para que no se le abrieran los puntos, y ella tuvo una amenaza de aborto. Amy lloraba día y noche, temiendo por la vida de los dos. Le aterraba pensar que, en algún momento, Tris no despertaría más, o el bebé dejaría de moverse en su vientre. Ella no se sintió tranquila hasta que los tres estuvieron fuera de peligro.
Jeremy se le adelantó dos semanas, y el parto duró casi ocho horas. Amelie nunca experimentó un dolor como ese, y creyó que moriría antes de lograr dar a luz. Tristán permaneció a su lado todo el tiempo, pero ella no quería verlo. Perdió la cuenta de cuántas veces lo insultó ese día, y de cómo él se reía con todo lo que le decía. Tris la comprendía; sin embargo, Amy deseaba estar sola hasta que el dolor hubiera desaparecido.
El llanto del bebé resonó en todo el segundo piso, y Amelie se olvidó de lo que pasaba a su alrededor cuando lo sostuvo en sus brazos. Apenas si lo habían terminado de limpiar, y no podía creer lo pequeño y frágil que era. Sus ojos se llenaron de lágrimas, emocionada porque finalmente lo tenía a su lado. En ese instante, su felicidad estuvo completa.
Amy los abrazó a los dos, orgullosa de su familia.
─Hicimos un niño perfecto, Nick─. Susurró a su oído─. Te amo.
─Y yo a ti─. Él besó su frente─. Te ayudaré a ponerle los zapatos. Ya es tiempo de bajar.
Amelie asintió, entregándole las medias. Ella terminó de peinarse, y tomó ambas coronas. Caminaron con tranquilidad hasta el jardín, saludando a todos los presentes. Annie se había encargado de invitar a todos los nobles de la isla que tuvieran hijos o nietos menores de cinco años, y el castillo estaba repleto de niños. Amy no conocía ni a la mitad, pero agradeció la gran cantidad de regalos que llevaron. Jeremy merecía lo mejor.
Annelise pidió a los invitados sentarse, ordenando a las empleadas servir una copa de champagne a los adultos para brindar. Ella se colocó al centro del patio, acompañada de Rosalie, Dominic, y el bebé. Annie comenzó con el discurso que preparó, más confiada que nunca. Ella disfrutaba cada vez más organizando eventos, y ya se había acostumbrado a hablar en público.
─¡Por el príncipe, Adriel Jeremiah Van Dijk Duboisse! ─Exclamó, finalizando─. Primogénito de los reyes del reunificado Valle de Kauyen.
Todos los presentes vitorearon, brindando por el príncipe. Thomas insistió en dar unas palabras también, y Tristán rio al escucharlo. Aunque no lo dijo, sabía que él seguía molesto porque no le pusieron Charles al bebé. Sin embargo, le quedaba claro que, lo que más llamó la atención de las personas, fue conocer el nombre completo de su hijo.
Después de mucho, Tristán finalmente leyó todos los documentos y contratos que le hicieron firmar cuando se casó con Amelie. Dentro de una de las cláusulas y condiciones que Garfield estipuló, se especificaba que ella no cambiaría su apellido, ni tomaría el de él. A pesar que era tradición que prevalezca el apellido del padre, Tris creyó que sería bueno que Jeremy tuviera ambos. Después de todo, esa no sería la primera costumbre que modificarían.
Bradford se acercó a la pareja real, con su esposa y su hija en brazos. Ella acababa de cumplir los diez meses, y apenas le estaba creciendo el cabello. Un par de rizos rubios adornaban su frente, y él ya le había dicho a Jeremy que no debía de jalárselos. Aunque el príncipe hacía pucheros cada que se lo repetían, ambos niños se llevaban bien.
Amelie se apresuró a saludarlos, jalando a Tristán y al bebé.
─Jay, mira quién llegó─. Ella habló, emocionada─. Dile hola a tu amiga.
Tris rio al escucharlo balbucear, pero tuvo que retroceder un paso cuando lo vio estirar las manos para tomar su cabello. A Jeremy le llamaba la atención el color amarillo de las ondas, y cómo estas se volvían a ensortijar después que las soltaba. Sin embargo, Tristán no podía permitir que lastime a la hija de Brad por accidente. Él le había contado los problemas que tuvieron para concebirla.
─Estamos tratando de quitarle la mala costumbre─. Tris se disculpó.
─No te preocupes─. Bradford rio─. Stella ha comenzado a pellizcarnos cuando algo le molesta. Sabrá defenderse.
Amy se divirtió con su comentario, y conversó con ellos un par de minutos. Se despidió antes de llevar a Jeremy con Garfield. Le pidió que lo cuide y le dé de comer, mientras ella conversaba con Annelise. Necesitaba agradecerle por todo lo que hizo.
─Esta fiesta es de verdad asombrosa─. Ella anunció con alegría, abrazándola─. Annie, eres la mejor tía del mundo. Nada de esto hubiera sido posible sin ti.
Annelise la abrazó de vuelta, feliz de sus palabras.
─Fue un placer─. Sonrió─. Sabes que haría cualquier cosa por mi ahijado. Es un honor que me hayas elegido como su madrina.
Amy acarició su rostro, haciendo un gesto para que caminen por el patio.
─Kenneth y tú fueron los únicos en quienes pensamos como padrinos─. Confesó─. Y ahora sé, que no nos equivocamos. Sigo sin creer que hayan podido organizar todo mientras cuidaban a Jeremy─. Mencionó, asombrada─. Gracias por quedarte aquí toda la semana que Dominic y yo nos fuimos de viaje.
Annelise sacudió la cabeza, haciendo un gesto con la mano.
─Es un gusto cuidarlo─. Aseguró─. Y ya comprendo por qué querían un tiempo solos. Cuidar un bebé es agotador.
─Supongo que habrás disfrutado más pasar todos esos días con Kenneth sin que nuestros padres sospechen─. Rio, bromeando─. ¿O ya le contaste a Garfield que se casarán?
Annie negó, avergonzada.
─Ken y yo estamos esperando a que cumpla dieciocho para decirles la verdad─. Musitó─. Aunque, sus padres ya lo saben. Les contamos hace un mes.
Amy se detuvo, sorprendida por lo que escuchó.
─¿Cómo lo tomaron? ─Consultó.
─Anna y Thomas están felices con la idea─. Ella sonrió, ilusionada─. Han prometido guardar el secreto, y dijeron que se encargarán de todos los preparativos para la boda.
Amelie la abrazó, feliz por su hermana. Sus ojos brillaban cuando hablaba de Kenneth.
─Sabes, me hubiera gustado que confiaras en mí, y me contaras la verdad. Y no enterarme porque los encontré en uno de los establos─. Aseveró, cruzándose de brazos─. Yo habría retrasado los edictos para que pudieran casarse, y no tener que ocultarlo por un año más.
El rostro de Annelise se enrojeció, recordando ese día.
─Nosotros decidimos mantener todo en secreto─. Explicó─. Además, tenía miedo que pudieras juzgarme por lo que hice, y preferí callar.
Amy negó, sosteniéndola por los hombros.
─Yo nunca te voy a juzgar, Annie─. Afirmó, viéndola a los ojos─. Si tú decidiste que tu primera vez fuera con Kenneth, y estabas segura de lo que hacías, yo no tengo nada que reprochar.
─Gracias, Rosie...
─Pero, sí voy a juzgar el lugar en el que lo hicieron─. La interrumpió, riendo─. Qué horrible perder la virginidad en un establo, rodeados de vacas y heno.
Annie rio por el comentario, pasando una mano por su cabello. Nunca olvidaría el momento en que Rosalie entró a buscarlos, ni la expresión de su rostro cuando los encontró desnudos sobre una manta. Rosie y Dominic jamás los gritaron, pero conversaron con ellos por más de dos horas. Les hablaron de un té que usaban para cuidarse, y su hermana le permitió llevarse un poco. Annelise agradecía que fueran tan comprensivos, pero tuvieron que pasar tres semanas antes que pudiera volver a verlos a la cara.
─Rosie, hay algo que nunca te dije─. Ella carraspeó, nerviosa─. Cuando tú nos encontraste, no fue la primera vez. Yo perdí mi virginidad con Kenneth mucho antes de eso.
Amelie tosió con fuerza, sorprendida por lo que dijo.
─¿Qué? ─Inquirió─. ¿Cuándo?
─Cuando organizaste el banquete para anunciar tu embarazo─. Musitó─. Fue en la casa para huéspedes.
Amelie soltó una leve risa, pensando el brusco cambio de humor que ella tuvo ese día. Annelise salió del castillo al borde del llanto, pero regresó más feliz que nunca. Amy estaba tan concentrada hablando del bebé con sus padres, que ni siquiera notó que Kenneth tampoco estaba en la sala. Después de todo, ella sí se equivocó. Annelise fue capaz de romper las reglas, y mantener una relación a escondidas.
─Tú lo amas, ¿verdad? ─Consultó.
─Más que a nada─. Annie sonrió─. Es el único con quien me quiero casar.
─Entonces lucha por estar con él─. Amy la animó─. Y cuídate; porque, aunque yo amo a Jeremy, es una responsabilidad enorme tener un hijo. Tu situación todavía no es estable, y no quisiera que sufrieras.
─No te preocupes, Rosie. Yo sigo tomando el té, aunque creo que mamá sospecha─ Annelise desvió la mirada─. Ella me vio con los labios manchados de azul hace un par de semanas.
Amelie rio con el comentario, sacudiendo la cabeza.
─Debes tener más cuidado; sobretodo con Maddie. Con lo indiscreta que es, sería capaz de contarle a nuestros padres cualquier cosa extraña que note en ti.
Annelise rio también, asintiendo con obviedad. Acomodó su cabello, recordando que había una cosa más que necesitaba contarle a su hermana. No podía pasar eso por alto.
─Rosie, antes que me olvide, quería decirte que papá volvió a contratar a Esther─. Ella habló de golpe, cambiando de tema─. Y eso no es todo. Cuando regresó, lo hizo con una bebé en brazos.
Amy frunció el ceño, confundida. No recordaba quién era esa mujer, ni por qué le preocupaba tanto a Annelise. Ella estuvo poco tiempo en Sarauta, y apenas si recordaba el nombre de las empleadas de ahí.
─¿Esther? ─Consultó, levantando una ceja.
─La madre de Patrick─ aseveró, viéndola a los ojos─. Parece que él tuvo una hija. ¿Sabías eso?
Amelie soltó un largo bufido, pasando una mano por su rostro. Kendra la fue a visitar poco después que ella dio a luz a Jeremy, y le pidió perdón por todo lo que hizo en el pasado. Aunque Amy no pudo aceptar sus disculpas, sí conversó con ella por varios minutos. De todo lo que le dijo, lo que más le sorprendió, fue saber que ella también era mamá.
─Yo tuve una hija con Patrick─. Kendra susurró─. Pero ella ya no es mía. Se la entregué a alguien más.
Amelie se sorprendió con sus palabras, y la naturalidad con la que habló.
─¿Regalaste a tu bebé? ─Preguntó.
Kendra asintió con pena, conteniendo las ganas de llorar.
─Fue lo mejor para las dos─. Musitó─. Yo no podía darle un hogar, y ella no merecía crecer al lado de alguien como yo─. Se sinceró, agachando el rostro─. La niña merece estar con alguien que sí la quiera.
Amy sintió pena por ella en ese momento, pero no volvió a pensar en Kendra hasta ese día. No imaginó que le entregaría la bebé a la madre de Patrick, ni que ahora, ambas vivirían en el castillo de sus padres. A pesar que sabía que esa niña no tenía la culpa de nada, esperaba que Kendra no volviera a aparecerse en sus vidas. Ella quería estar tranquila.
─Sí me enteré que Patrick tuvo una hija, pero no sabía que ella y Esther vivían en el castillo─ respondió finalmente, viendo a su hermana─. ¿Sabes algo de ellas?
Annie negó, aclarándose la garganta.
─Después de todo lo que hizo Patrick, he preferido mantenerme alejada de la cocina─. Comentó─. Pero, muy en el fondo, Esther me da pena. Ella siempre fue buena con nosotras; no tenía la culpa de que su hijo se convirtiera en un monstruo. Siempre te dije que Patrick parecía alguien ambicioso, pero tú nunca me hiciste caso.
Amelie fingió una sonrisa, prefiriendo cambiar de tema. El día era especial para ella, y no quería arruinarlo pensando en todo lo que sufrió. En ese instante, ella solo tenía cabeza para Tristán y para su hijo. Ya no le importaba el resto.
Annelise notó que su hermana no quería seguir hablando, y prefirió darle un último abrazo. Observó a Kenneth acercarse, y caminó en su dirección, guardando las apariencias. Sus padres no sospechaban, pero ya habían creado una tradición entre ellos. Siempre bailaban, al menos una pieza, en las fiestas familiares en que se encontraban.
─Amy, acompáñame al patio de atrás─. Tristán susurró en su oído, asustándola─. Te tengo una sorpresa.
La joven rio, tomándolo de la mano.
─Amy─. Repitió, elevando el rostro─. Ha pasado un año exacto desde la última vez que me llamaste así.
Tris la abrazó por el costado, entrando al castillo.
─Lo sé─. Masculló─. Fue extraño hacerlo. Ya me he acostumbrado a llamarte Rosalie.
─Y yo a decirte Dominic─. Habló bajo, abriendo la puerta que llevaba al jardín trasero─. Empezamos haciendo esto por Jeremy, pero ya se ha convertido en un hábito para los dos.
Tristán se sentó en el columpio, acomodándola sobre sus piernas. Ella lo abrazó con fuerza, antes de besarlo. Disfrutó sentir sus lenguas rozarse, y cerró los ojos. Nunca dejaría de amar el calor de sus labios.
─Gracias por no rendirte, y seguir luchando por sobrevivir─. Musitó, aferrándose a su cuello─. Gracias por cumplir tu promesa. Eres el mejor padre que Jeremy podría desear.
Tris rio, besando su cuello con suavidad.
─Después que Patrick me apuñaló, yo realmente pensé que iba a morir─. Confesó─. La hemorragia no se detenía, y se me dificultaba respirar─. Narró─. Pero recobré el sentido un par de veces cuando nos llevaban al castillo, y alcancé a escuchar que tú corrías el riesgo de perder al bebé─. Él bajó la voz─. No solo me recuperé por Jeremy, sino por ti también. No te iba a dejar sola.
Amy sonrió, llenando su rostro de besos cortos.
─Eres lo mejor que me pudo pasar─. Habló con ternura─. Gracias por ser el mejor esposo del mundo.
Tristán se acurrucó junto a ella, sacando un pequeño muñeco de su bolsillo.
─Lo mandé a hacer para ti─. Comentó, viéndola a los ojos─. Es para tu colección.
Amelie tomó la estatuilla con fascinación, admirándola. Era idéntica a Jeremy.
─Me encanta─. Lo abrazó─. Es de nuestro bebé.
Él sonrió, entrelazando sus dedos con los de ella.
─No hay nada que no haría por ti, Amelie Taylor─. Aseguró, usando su nombre real por última vez─. Eres el amor de mi vida.
Amy sintió sus ojos llenarse de lágrimas, juntando su frente con la de él.
─¿De esta vida?
Tris la besó, amándola más que nunca.
─De esta vida, de la próxima, y de todas las que tenga─. Prometió─. Dondequiera que estemos, yo te voy a elegir.
─Y yo a ti, Tristán Powell─. Amelie aseveró─. Si mi alma está destinada a seguir reencarnando, juro buscarte en cada nuevo amanecer. Eres el único con quien quiero compartir la eternidad.
─Y así será─. Él la vio a los ojos, acariciando su cabello─. ¿Juntos hasta el final?
─Juntos hasta el final.
¡Hola!
Y aquí estamos, con el cierre de la historia de Amelie y Tristán. Es corto, pero muy significativo.
Es así como llegamos al final de las aventuras de nuestro idiota, y nuestra presumida favoritos. Espero les haya gustado, y les agradezco el haberme acompañado hasta aquí. Todos y cada uno de ustedes se ha ganado un pedacito de mi corazón. Gracias por cada voto, comentario, y lectura que han aportado. Gracias a quienes recomendaron la historia con sus amigos, o hablaron de ella en algún grupo de Facebook. Gracias a quienes compartían estados en sus redes sociales, o la promocionaron en TikTok o Instagram. Gracias por el apoyo incondicional, y la paciencia que me han tenido.
Gracias a esos lectores que están desde el 28 de enero de 2020, fecha en que la publiqué, y a quienes se sumaron en el camino. Gracias a esos lectores que me esperaron cuando pausé la historia tres meses el año pasado porque no tenía tiempo por la universidad, y gracias a quienes siguieron ahí después que mandé la historia a borradores sin previo aviso a inicios de este año. Gracias por la oportunidad que me dieron de contarles esta alocada historia que nació una noche de verano del 2017, y fue creciendo cada día más. Gracias por estar siempre para mí.
Gracias por ayudar a Pierina (la escritora detrás de Sassy Blossom), a cumplir este sueño. Siempre los llevaré dentro de mí, así como espero que esta historia viva en ustedes.
Les mando un abrazote desde Lambayeque, Perú. Y recuerden, que esto no es un adiós; sino solo, un ✨hasta que la vida nos vuelva a unir ✨
Espero verlos en los otros proyectos que he planeado, y seguir con ustedes.
Los quiero mucho.
Nos leemos por Instagram, y también pueden unirse al grupo de FB
Un abrazo, y que esta Realeza Inesperada nos acompañe por siempre.
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