CAPÍTULO 58
Rosalie ajustó el cierre de la mochila, antes de salir de su casa. Revisó que no le faltase nada, y aseguró la puerta con llave. Por suerte, ya conocía los horarios de Frances, y sabía en qué momentos la casa se encontraba sola. Hacía varios días que no tenía contacto con ella; pero necesitaba recoger algunas cosas. Estaría fuera por el resto de la semana.
Rosie había conversado con Cheryl, y ella le permitió quedarse el tiempo que desee. Rosalie todavía se sentía incómoda durmiendo en una casa ajena, pero no le quedaba otra opción. No tenía dinero suficiente para alquilar una habitación propia, y quedarse con Dominic ya no era una opción. Su situación era complicada, y ella debía hallar una solución pronto. No viviría para siempre con su amiga.
La joven suspiró; arrepintiéndose de haberle entregado a Frances el sueldo de su última quincena como volantera. Se había esforzado mucho por ganarlo, y su madre no merecía que ella se lo diera. Ahora, Rosie solo tenía el dinero que guardó al inicio, y las propinas que recibía a diario en el restaurante. No era mucho, pero le bastaba para sus pasajes y gastos menores. Recibiría su primer pago como mesera al finalizar el mes.
Rosalie pasó una mano por su cabello, ajustando su chaqueta. Comenzaba a correr viento, y sintió frío. Por suerte, ya había terminado su turno y tenía toda la tarde libre. Los miércoles eran los únicos días que trabajaba en la mañana.
Ella cruzó la pista con cuidado, yendo al parque que estaba a tres cuadras de su casa. Avanzaría hasta una panadería cercana, y compraría pan para la cena. Eran casi las cinco de la tarde, y prefería caminar hasta la casa de Cheryl; sumida en sus pensamientos. No estaba tan lejos, y disfrutaba el paisaje. La relajaba.
─¡Rosalie! ─Una voz masculina la llamó─. ¡Rosalie, espera!
La joven frenó en seco, girando con lentitud. La voz de Dominic era inconfundible, y ella todavía no estaba lista para verlo. Después del escándalo con sus padres, y la propuesta de Frances, Rosalie creyó que lo mejor sería mantenerse alejados por un tiempo. Su madre continuaba insistiendo con el tema del embarazo, pero ella se mantuvo firme en su posición. No estaba dispuesta a aceptar algo como eso. Evitarlo era lo mejor para los dos.
Rosie lo vio acercarse, y respiró con nerviosismo. Él se notaba molesto.
─Hola, Dominic─. Saludó con incomodidad─. Lo lamento, pero estoy apurada. Tengo que trabajar─. Se excusó─. Hasta luego.
Dominic la sostuvo con fuerza del brazo, impidiendo que se fuera.
─Rosalie, tenemos que hablar─. Habló serio─. Hace días que no sé de ti. Creo que ni siquiera te estás quedando en tu casa.
Rosalie pasó saliva con dificultad, sintiéndose acorralada.
─Una amiga me permitió dormir en su casa, pero regresaré el sábado─. Confesó, soltándose de su agarre─. Te prometo que conversaremos cuando vuelva─ fingió una sonrisa─. Pero ahora necesito irme.
Nick negó con la cabeza, cruzándose de brazos.
─No, Rosalie. Tenemos que hablar ahora─. Exigió, viéndola a los ojos─. Llevas más de una semana ignorando mis llamadas y dejando en visto mis mensajes─. Reclamó─. ¿Qué es lo que te está pasando?
─Hace tres días que no me llamas ni me escribes─. Ella respondió, desviando el rostro─. Creí que ya lo habrías olvidado, y ya no querrías conversar conmigo de nuevo─. Musitó.
Dominic rio con amargura, sin comprender su actitud. Rosie nunca se comportó así.
─¿Acaso ese era tu plan? ¿Ibas a evitarme de por vida? ─Inquirió, levantando una ceja─. No soy tu juguete, Rosalie─. Advirtió─. No me gustan este tipo de cosas.
Rosie retrocedió un paso, aturdida. Su corazón se aceleró, y ella no quiso decirle la verdadera razón de su actuar. Comprendía el enojo de su amigo, y no podía culparlo por sentirse así. Ella era mala con las despedidas, y creyó que sería más fácil solo alejarse. Sin embargo, también le dolía distanciarse de Dominic.
─No estoy jugando contigo, Nick─. Susurró, apenada─. Solo no he tenido ganas de conversar con nadie─. Mintió─. Estoy muy ocupada.
Dominic negó con la cabeza, sorprendido por la ridícula excusa que acababa de escuchar. Él se sintió como un idiota, creyendo que todo su esfuerzo era en vano. Él no solía preocuparse por los demás, y esa sería la primera vez que realmente intentaría cumplir una promesa. Sin embargo, Rosalie se comportaba como si no quisiera volver a verlo jamás. No la dejaría irse hasta aclarar esa situación.
─¡Claro que estás jugando! ─Exclamó, viéndola a los ojos─. Primero me haces prometer que te cuidaré, y después me ignoras por completo─. Recriminó, elevando la voz─. Yo me he peleado con muchas personas por ti, Rosalie. Merezco una mejor explicación que esa.
Rosie agachó el rostro, sintiendo leves ganas de llorar. Ella no quería pelear, ni que Dominic se molestase con ella. Esa nunca fue su intención. Rosalie decidió alejarse porque creyó que así lo protegería de los planes de Frances, y disminuirían los problemas que tenía en su casa. No esperó que él se molestara por lo que hizo. No quería lastimarlo.
Rosalie suspiró, tomando una decisión. No encontraba las palabras precisas para explicarle lo que pasaba por su mente; pero resolvió que lo mejor sería separarse de forma definitiva. Cada uno debía continuar por su lado; tal y como acordaron al inicio.
─Te libero de tu promesa─. Ella alcanzó a decir, elevando la mirada─. Olvida todo lo que dije esa noche, y hagamos de cuenta que nada pasó─. Sentenció─. Quiero terminar nuestra amistad.
Rosie calló de golpe, y giró cuando terminó de hablar. Dominic era la persona en quien más confiaba, y el único que realmente la conocía. Sin embargo, ella prefería alejarse, y no causarle más inconvenientes. Sabía que Frances sería capaz de hacerle daño si pensaba que seguían frecuentándose.
Dominic frunció el ceño, apresurándose a tomarla por el brazo. Seguía sin comprender su cambio tan brusco de actitud, pero notó en su rostro que quería llorar. Algo ocultaba, e iba a descubrir qué era. Él ya conocía los gestos que ella hacía cuando se sentía mal.
─Dime la verdad; ¿qué es lo que sucede? ─Inquirió, quedando frente a Rosalie─. ¿Por qué estás así?
Rosie se movió con fuerza, soltándose. Ya estaba cansada de su insistencia.
─Porque cada vez que estamos juntos, algo malo pasa─. Sollozó, sin poder contenerse más─. Y yo no quiero que salgas lastimado por mi culpa. Ya no─. Se aclaró la garganta─. Desde que somos amigos, solo te he causado problemas. Primero con la policía, luego con tus padres, y después con tu novia─. Enumeró con los dedos─. Lo mejor para los dos, es que ya no nos veamos más─. Afirmó, limpiando sus ojos.
Dominic pasó saliva con dificultad, procesando sus palabras. Nunca esperó que ella se preocupara tanto por él, y le conmovió su actitud. De todo lo que mencionó, lo único que realmente lo afectó, fue que Michael le haya quitado el apoyo económico. Sin embargo, algo más llamó su atención en lo que Rosie dijo. Él no tenía novia.
─¿De qué novia estás hablando? ─Preguntó, tras varios minutos─. Yo no salgo con nadie.
Rosalie pasó una mano por su rostro, consternada. Por la forma en que la chica le habló, ella creyó que sí eran pareja.
─Me refiero a la joven de cabello negro, que se peina con una cola de caballo─. Describió, sin poder recordar su nombre─. La esgrimista.
Dominic resopló, rodando los ojos. Ella no le había vuelto a dirigir la palabra desde el día que la echó de su casa, y ni siquiera lo miraba durante los entrenamientos. No comprendió por qué Rosalie la mencionaba.
─¿Qué fue lo que pasó con Brooke? ─Cuestionó, aburrido─. Hace más de una semana que no hablamos. ¿Te ha dicho algo?
Rosie asintió con incomodidad, recordando lo sucedido. Hacía un par de días que se topó con ella, a una cuadra del restaurante. Estaba por empezar su turno, y no la reconoció al inicio. La chica la obligó a detenerse, y comenzó a hacerle preguntas sobre su relación con Dominic. Ella era bastante desagradable.
─Aléjate de Tristán─. Brooke la amenazó, apuntándola con el dedo─. Él es mío.
─Él y yo somos amigos─ Rosie repitió, sintiéndose intimidada─. Te juro que no tengo otras intenciones con él.
─Si no quieres nada con Tristán, ¿por qué los vi saliendo juntos por tu ventana? ─Inquirió, levantando una ceja─. ¿Disfrutaste escabulléndote con él?
Rosie carraspeó, nerviosa. No quería meterlo en más problemas.
─Todo es un malentendido. Por favor, no desconfíes ni de Tristán ni de mí─. Pidió, viéndola a los ojos─. Nada pasó entre nosotros.
Brooke rio, burlona. No creía en sus palabras.
─No dejaré que te interfieras en lo nuestro─. Aseveró, irritada─. Tú eres una zorra, y eso nadie lo va a cambiar.
Rosalie negó con la cabeza, y la abofeteó, indignada. Las ganas de llorar desaparecieron, y sintió rabia en su lugar. El miedo que Brooke le causó en un inicio se convirtió en cólera, y ella solo quiso defenderse. Ya no dejaría que nadie se aprovechase de ella, ni la vieran vulnerable. No permitiría que la volvieran a insultar.
Rosie se alejó de ahí antes que la chica pudiera responderle algo más, e ingresó al restaurante. Entró al baño después de saludar al gerente, lavándose el rostro. Su pulso seguía agitado, y todavía no podía creer lo que había hecho. Era la primera vez que se defendía, y le gustó. Aunque todo era nuevo, y sus manos aún temblaban, se sentía feliz de no haber llorado frente a Brooke. Quizás, ella sí lograría estar bien sin Dominic a su lado.
─Rosalie, respóndeme─. Nick tronó los dedos, sacándola de sus pensamientos─. ¿Qué fue lo que pasó con Brooke?
Rosalie suspiró, sentándose en una banca cercana. Sabía que él no la dejaría irse pronto, y tomó valor para enfrentarlo. Después de todo, ella ya había empezado hablar; y esperaba que Dominic la comprendiera.
─Brooke me exigió alejarme de ti─. Confesó, viéndolo a los ojos─. Me dijo que yo era una zorra, y que no interfiriera en su relación.
Dominic soltó un gruñido, molesto por lo que escuchó. Brooke siempre actuó de forma paranoica, impidiéndole siquiera conversar frente a los demás. Ella era quien más insistía en mantener su aventura en secreto. No comprendía por qué fue a reclamarle a Rosalie cosas sin sentido. Necesitaba aclarar las cosas con ella; y hacerle entender que no tenía ningún derecho sobre él.
─Brooke y yo no tenemos ninguna relación─. Reafirmó, sentándose a su lado─. ¿Es por esa tontería que me has estado evitando? ─Inquirió.
Rosie negó, mojando sus labios.
─No es solo por Brooke, sino por todo lo que ya te dije─. Musitó─. Los gritos de tu padre se escucharon hasta mi casa ese día; sé que él tampoco quiere vernos juntos─. Recordó, apenada─. Eres mi único amigo, Dominic, y te quiero─. Habló sincera─. Es por eso que creo que lo mejor es mantenernos alejados. No deseo que ninguno de los dos se siga metiendo en problemas.
─A mí nunca me ha importado meterme en problemas─. Nick se encogió de hombros, recostándose sobre el respaldar─. Además, mi relación con Michael ha estado mal desde que desperté en este mundo─. Carraspeó─. No ha dejado de gritarme desde que salí del hospital.
Rosalie esbozó una débil sonrisa, observando a Dominic. A pesar que ella le daba mil argumentos por los cuales debían alejarse, él se empeñaba en ignorarlos todos. Su amistad parecía ser más importante que lo demás. Con lo poco que conocía, Rosie podía afirmar que Nick era la definición perfecta de mejor amigo.
─¿Por qué no quieres que terminemos nuestra amistad? ─Consultó ella en voz baja─. Después de todas las cosas malas que nos han pasado, ¿por qué no quieres que nos alejemos?
─Porque eres la primera amiga real que tengo─. Dominic respondió con soltura, sin siquiera verla─. Antes de ti, yo nunca comprendí la amistad entre un hombre y una mujer.
─¿A qué te refieres?
Dominic se acomodó en su asiento, girando el rostro hacia ella.
─Antes, yo solo me acercaba a una chica porque me parecía bonita, y quería tener sexo con ella─. Comentó, sin darle mucha importancia─. Pero, tú eres diferente. No sé por qué, pero es fácil conversar contigo, y confiar en ti sin buscar algo a cambio─. Concluyó.
Rosalie sintió sus mejillas arder debido a la vergüenza, y desvió la mirada. No sabía cómo tomar las palabras de su amigo, y solo atinó a asentir. El concepto de amistad también era nuevo para ella; haciéndole difícil recordar alguna experiencia previa. En Sarauta, su mejor amiga era Annelise.
─Tú también eres el primer amigo que tengo, Dominic─. Repuso, después de varios minutos─. Eres el único que me hace sentir que no estoy sola en este lugar.
─¿Te sientes sola? ─Consultó─. ¿Todavía no te acostumbras a estar aquí?
Rosie sacudió la cabeza, aclarándose la garganta.
─Nací y crecí en un castillo, con mis padres y tres hermanas más. Viví rodeada por personas que me amaban, y harían cualquier cosa por mí─. Susurró─. La guardia real siempre estuvo ahí, lista para defenderme del primer peligro que pudiera atacar el reino─. Suspiró con pena─. En cambio, no tengo a nadie aquí. La única persona que se supone que debería quererme, me trata como basura; y yo ya no la soporto...
Dominic notó que Rosalie empezó a sollozar, y se aproximó a abrazarla. Sintió que ella ocultó el rostro en su pecho, aferrándose a él con fuerza. Nick acarició su espalda, tratando de calmarla. Todavía le molestaba escuchar a las personas llorar, pero no quiso decirle nada. Le daba pena verla sufrir, y no sabía cómo ayudarla.
─Echo de menos a Annelise, a Patrick, y a mis verdaderos padres─. Rosie musitó sin soltarlo─. Extraño tener alguien con quien conversar; y jugar con mis hermanas más pequeñas─. Continuó, con la voz entrecortada─. Pero, sobre todo, extraño la vida que tenía antes; extraño ser Rosalie Duboisse.
Dominic permaneció en silencio, frotando su cabello. No sabía qué decirle, y solo la escuchó. Él se había acostumbrado con rapidez a la vida de Tristán, y disfrutaba la libertad que tenía. Desde que pudo recuperar la movilidad de la pierna, su vida mejoró con creces. A él le gustaba más ese mundo, que el Valle de Kauyen.
Rosie se separó de él, viéndolo a los ojos.
─Estoy cansada de esta vida, de seguir fingiendo ser alguien que no soy─. Comentó, con el rostro empapado─. Detesto trabajar en el restaurante; y estoy harta de tener que hacer todo en casa, porque Frances ni siquiera puede prender una hornilla sin quemarla─. Se quejó, dolida─. Pero, más que nada, aborrezco vivir con ella. Frances ni siquiera merece que la llame madre. Una madre jamás colocaría a un hombre sobre sus hijos─. Sollozó─. Y yo ya no puedo con esto, Dominic. Ya no puedo más.
Rosalie volvió a abrazarlo, llorando con más fuerza que antes. Llevaba semanas sintiendo lo mismo, y finalmente podía dejar salir toda la pena que guardaba. Los ojos le ardían, pero no le importó. En ese momento, solo necesitaba que Dominic la abrace, y le dijera que todo estaría bien. Por un instante, anhelaba volver a sentirse como ella misma.
Nick besó su cabello, antes de tomarla por los hombros, y alejarla de él. La observó a los ojos, y trató de limpiar sus lágrimas. Quería verla sonreír de nuevo, y escuchar su risa de niña. Él no se explicaba por qué, pero le dolía verla sufrir.
─Yo te voy a cuidar, Rosie─. Reafirmó su promesa, acariciando su rostro─. Yo me voy a encargar de que nada malo te pase.
Rosalie esbozó una leve sonrisa, secando su rostro con las mangas de la chaqueta. Sabía que él no la defraudaría, y que cumpliría su palabra. Dominic era bueno.
─Lamento haber ignorado tus llamadas, y no contestado tus mensajes─. Se disculpó, sorbiendo por la nariz─. Yo también te quería proteger; pero ahora sé que lo mejor es continuar con nuestra amistad. No quiero perder contacto contigo.
─No lo harás─. Dominic le sonrió, poniendo un mechón de cabello tras su oreja─. No importa que ya no vivas en la casa de al lado; siempre podrás contar conmigo. Lo prometo.
Rosie lo abrazó una vez más, y besó su mejilla. Las palabras de su amigo le hicieron recordar algo que ella llevaba pensando por varios días, y quiso comentárselo. Él era el único que podría ayudarla.
─Nick, hay algo más que quiero decirte─. Habló bajo, sacando un pañuelo de su mochila─. Me he dado cuenta, que no tengo nada estable en esta vida. El empleo es temporal, y me aterra la idea de vivir con Frances el resto de mis días─. Aclaró su garganta─. Sé que sonará complicado, pero me gustaría irme de aquí, y comenzar desde cero en otro lugar.
Dominic arrugó la frente, confundido.
─¿Lo dices en serio? ─Consultó─. ¿De verdad te quieres ir?
─No hay nada para mí en esta ciudad─. Contestó, mojando sus labios─. Descifré que, si voy a pasar mi vida trabajando, lo mejor sería hacerlo en un lugar diferente. Lejos de Frances, y los que me han hecho daño─. Afirmó, viéndolo a los ojos─. Quizás te parezca extraño, porque también lo es para mí; pero quisiera que me ayudes. Ayúdame a encontrar un trabajo en cualquier otra región─. Pidió.
Nick asintió lentamente, asimilando sus palabras. Estaba feliz por verla más tranquila, y creyó que lo correcto sería apoyarla. Él conocía su situación y, a pesar que ella era frágil, comprendía que estaría mejor en cualquier lugar lejano de ahí. Rosie merecía una nueva oportunidad.
─Si eso es lo que quieres, entonces te apoyaré─. Sonrió, con verdadera emoción─. No sé cómo, pero encontraremos la forma de sacarte de esa casa.
Rosalie le agradeció, dándole la mano. Ella tenía miedo por la decisión que acababan de tomar, pero confiaba en que algo bueno le aguardaba. Contaba con la ayuda de Dominic, y eso le bastaba.
─Rosie, me tengo que ir─. Él avisó, revisando su reloj─. Mi entrenamiento comenzará dentro de poco.
─¡Qué genial! ─Exclamó, fascinada─. ¿Ya se acercan las regionales?
Dominic negó, sonriendo.
─Todavía falta, pero debo entrenar si quiero ganar─. Comentó, rascando su nuca─. Sabes que mi objetivo es llegar a las nacionales.
Rosalie pasó una mano por el rostro de su amigo, sonriéndole.
─Sé que lo harás─. Aseguró, tranquila─. Eres el mejor esgrimista que he visto, tú podrás derrotarlos a todos.
Dominic respiró profundo, sintiéndose confiado por sus palabras. Le gustaba que alguien creyese en él de forma genuina, y sin condición alguna. Se despidió de Rosalie, y avanzó hasta su casa. Se dio un baño rápido, preparándose para ir a la academia. Tenía menos de una hora para llegar.
Nick empezó a cambiarse, cuando encontró el polo de Rosalie en su cajón. Lo guardó al fondo de la gaveta, y continuó buscando su ropa. Recordó el día que Rebecca lo descubrió, y sonrió. Al menos, las cosas con ella empezaban a mejorar.
Rebecca le preguntó de dónde salió la prenda, y por qué estaba manchada de sangre. Él se negó a responderle, alegando que ella no le creería, aún cuando decía la verdad. Su madre insistió por más de diez minutos, hasta que Dominic accedió a contarle lo que sucedió. Después de todas las peleas, ya le daba lo mismo lo que ella piense.
─El polo es de Amelie─. Confesó, viéndola a los ojos─. Un hombre la golpeó, y ella me llamó a pedir ayuda. Fue por eso que la traje aquí, y le permití dormir en mi cuarto─. Explicó, serio─. Yo nunca me acosté con ella; pero ustedes no quisieron escuchar.
Rebecca no le dijo más, y salió de su cuarto después de dejar la ropa. Ella evitó volver a sacar el tema en la conversación, pero Dominic supo que ella comprendió que esa era la verdad. Después de eso, siempre le dejaba un billete de diez escondido entre sus libros. No era mucho, pero él intuía que era un comienzo. Michael era el único que no daba su brazo a torcer.
Dominic llegó a la academia quince minutos antes, agradeciendo el haber encontrado a Brooke dentro. Debía aclarar las cosas con ella, y pedirle una explicación por lo que hizo. No dejaría pasar por alto ese incidente.
─Brooke, tenemos que hablar─. Avisó firme, deteniéndose a su lado.
─A menos que hayas venido a disculparte por lo de la otra noche, no tenemos nada de qué conversar. Todavía estoy enojada contigo─. Ella repuso con apatía, buscando algo en su mochila─. Además, sabes que no podemos conversar aquí. Los demás podrían sospechar.
Dominic rio con sorna, sorprendido por su hipocresía.
─Me importa un carajo si sospechan. Tú y yo vamos a conversar.
Brooke se cruzó de brazos, elevando el rostro.
─Habla rápido─. Ella rodó los ojos─. La clase empezará pronto.
─Quiero que me expliques por qué fuiste a gritarle a Rosalie─. Exigió, señalándola─. ¿Qué tenías en la cabeza?
Brooke soltó una leve carcajada, sacudiendo la cabeza.
─¿Acaso ya te fue con el chisme? ─Se burló, levantando una ceja─. ¿Te dijo también que me golpeó?
Dominic corrió una mano por su cabello, acomodándolo hacia atrás.
─No estoy de humor para esto─. Masculló─. ¿Por qué la insultaste?
─Porque estaba enojada contigo─. Brooke se encogió de hombros─. Cuando me echaste de tu casa, pensé que sería por algo realmente importante. No para meterla a ella.
Nick carraspeó, empezando a perder la paciencia.
─Creo que te has olvidado cómo es esto, Brooke─. Se jactó, cruzándose de brazos─. Yo te llamo, y tú vienes. Tú me llamas y yo voy─. Le recordó, inclinándose hacia adelante─. Solo era sexo, sin compromiso ni ataduras. Lo que yo haga con mi vida personal, a ti no te debe de importar.
─¿Y eso te dio derecho a echarme de tu casa para acostarte con tu vecina? ─Gruñó, enojada.
─Para acostarme con ella, y con quien yo quiera─. Dominic se burló, tratando de molestarla más─. Mi relación con Rosalie no es de tu incumbencia. Tú y yo no somos nada.
Brooke pasó saliva con dificultad, tratando de no mostrarse afectada.
─Entonces, ¿están juntos? ─Inquirió, titubeando.
─No comprendo por qué mi noviazgo con Rosalie te molesta tanto─. Habló con sorna, viéndola fijamente─. Si no me equivoco, tu novio se llama Zack; o eso me pareció la última vez que te revisé el celular─. Rio─. Es a él a quien deberías reclamarle este tipo de cosas.
Brooke acomodó su cola de caballo, y negó. Ella había pensado en oficializar y hacer pública su relación con Tristán después que él llegase a las nacionales. Sabía que eso haría que el status de ambos se dispare.
─Terminé con él hace poco─. Masculló, avergonzada─. Te lo iba a decir la otra noche.
─¿Acaso lo hiciste por mí? ─Dominic cuestionó divertido, acariciando su rostro─. ¿Esperabas que tú y yo nos hiciéramos pareja? ─Inquirió, riendo─. ¿Querías que caminemos tomados de la mano por toda esta jodida ciudad?
Brooke se movió con brusquedad, alejándose de él.
─Eres un imbécil─. Espetó, furiosa─. Ojalá que la pelirroja esa te haga sufrir por lo que me hiciste.
Dominic se alejó de ella, riendo. Aunque extrañaría el sexo con Brooke, no se arrepentía de la pelea que tuvieron. Además, sabía que ella se equivocaba. Rosalie era su mejor amiga. Confiaba en que ella nunca le haría daño.
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