CAPÍTULO 54

El ruido del televisor inundaba la habitación; haciendo imposible escuchar cualquier otra cosa. Las risas grabadas y la música incidental retumbaban en el cuarto, causando desorden. Dominic no recordaba dónde había dejado el control, y tampoco le importaba. Él no estaba poniendo atención. 

Brooke lo besó con pasión, aferrándose a su cabello. Nick estaba encima suyo, y la sostenía por la cintura. Él sonrió, bajando hacia sus pechos. Hacía quince minutos que ella llegó, y no habían perdido el tiempo. 

Dominic aprovechó que Gael estaba de viaje, y que sus padres salieron a una fiesta, para invitarla. Disfrutaba tener la casa sola, y le gustaban las nuevas condiciones que agregaron al acuerdo que tenían. A pesar que Brooke insistió que no se repetiría lo de aquella noche, fue ella quien lo buscó. Él sabía que eso podría pasar, y gozó continuar su aventura. Nunca antes imaginó lo bueno que sería tener una relación abierta. Solo era sexo, sin ninguna de las obligaciones de un noviazgo real. 

Nick volvió a besarla, sintiendo el teléfono vibrar en el bolsillo delantero del pantalón. Él bufó, levantándose para ver qué pasaba. Llevaba varios minutos sonando, y él pensó que se detendría si lo ignoraba. Sin embargo, comenzaba a hartarse de la vibración del celular. 

─Apaga eso─. Brooke se quejó, rodando los ojos─. Que te llamen mañana. 

Dominic se rio, revisando el equipo. Tenía tres llamadas perdidas. Quiso decir algo, pero lo interrumpió el sonido de otra llamada entrante. Vio que era Rosalie, y se extrañó. No sabía por qué lo llamaba a esa hora. 

─Ya vengo─. Mencionó.

Dominic salió del cuarto de la televisión, encerrándose en su propia recámara. Se aclaró la garganta, y contestó antes que se cortara. 
─¿Rosalie? ─Pregunto. 

Un ruido extraño extraño se escuchó al otro lado de la línea; similar a un sollozo.
─Do... Dominic─. Tartamudeó, con la voz entrecortada─. Dominic, te necesito. 

Dominic frunció el ceño, confundido. Ella sonaba realmente mal.
─¿Estás llorando? ─Preguntó, tratando de no alterarse─. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? 

─Hay un hombre en mi casa─ Rosie susurró, esforzándose por contener el llanto─. Por favor, ayúdame a salir de aquí. 

Dominic apretó los puños, y maldijo por lo bajo. 
─Dame cinco minutos─, habló atropelladamente─. Voy para allá.

Nick, no puedes venir por la puerta─. Ella añadió con nerviosismo─. Ayúdame a salir por la ventana.

Rosalie colgó antes que Dominic pudiera contestar, y él arrojó el celular sobre la cama. Pasó una mano por su cabello, preocupado. Rosalie era tan frágil, que temía que alguien pudiera herirla. Él salió de su habitación, furioso. Necesitaba sacarla de ahí antes que la lastimen realmente. 

Nick regresó con Brooke, viéndola sentada en el mueble. Ella había bajado el volumen, y cambió de canal. Dominic gruñó, quitándole el control de las manos. Apagó el televisor, y tomó su polo de la mesa de centro. Se cambió con rapidez, agradeciendo que todavía tenía el pantalón y las zapatillas puestas. 

─Tienes que irte─. Avisó, serio. 

Brooke se cruzó de brazos, levantando una ceja. 
─¿Qué? ─Inquirió. 

Dominic recogió la blusa de Brooke del suelo, tirándosela sobre las piernas.
─Vístete y vete─. Habló firme─. No te puedes quedar. 

La chica bufó, indignada. 
─Pasé veinte minutos en un jodido taxi para venir aquí─. Recriminó, levantándose─. ¿Por qué me echas?

Dominic sacudió la cabeza, alterado. No tenía tiempo para el berrinche de Brooke. 
─Algo sucedió─. Elevó la voz, viéndola a los ojos─. Necesito que te vayas. 

Brooke masculló algo indescifrable; colocándose la blusa. Recogió su bolso del piso, y guardó su celular. No podía creer lo que acababa de pasar. Salió sin despedirse, azotando la puerta principal. Estaba furiosa, e indignada. No perdonaría a Tristán con tanta facilidad. 

Dominic pasó una mano por su cabello, ignorando la rabieta que hizo la chica. Él necesitaba pensar rápido, y encontrar la forma de ayudar a Rosalie. Entró con prisa al cuarto de Gael, recordando que su ventana daba al árbol que conectaba ambas casas. Corrió las cortinas, y sacó la cabeza por ahí. Gruñó molesto, notando que no podría usar esa salida. Las ramas del árbol estaban a casi dos metros de distancia. 

Nick regresó al interior, tratando de pensar qué hacer. Resolvió salir de la casa, y tomó las llaves de la entrada. Se dirigió hasta el tronco del árbol, comenzando a trepar por este. Hacía mucho no trepaba, pero agradeció que las ramas fueran gruesas. Llegó a la parte de arriba, sosteniéndose con fuerza. Por suerte, la ventana de Rosalie estaba abierta. 

Dominic continuó avanzando con cuidado, apoyándose en la pared de la casa. Colocó un pie en el marco de la ventana, y tomó impulso. Cayó dentro de la habitación, golpeándose contra una silla. Permaneció varios segundos en el suelo, recobrando la estabilidad. El salto lo aturdió. 

Nick escuchó un ruido cerca suyo, y vio que Rosalie elevó el rostro. Ella estaba sentada en el suelo, a un lado de la cama. Tenía los ojos hinchados, y la nariz roja. Dominic gateó hasta ella, tomando su rostro entre sus manos. Rosalie lloró con más fuerza al verlo, y se abalanzó sobre él. Lo abrazó de inmediato, aferrándose a su cabello. No quería que él la suelte. 

Dominic la protegió con sus brazos, sin comprender qué pasaba. Acarició su espalda, escuchándola sollozar en su oído. Se le erizó la piel, notando algo diferente en su llanto. No era como las veces anteriores, donde todo parecía un berrinche. Ahora, había dolor en sus lágrimas. Ella estaba herida, y él haría pagar al responsable. 

Nick se separó un poco de ella, escaneando su rostro. Vio su labio partido, y el moretón que empezaba a formarse en su mejilla. Él bufó, furioso. No podía creer que alguien hubiera sido capaz de lastimarla. 

─Rosie, ¿qué te pasó? ─Inquirió, apretando los dientes─. ¿Quién te golpeó?

Rosalie negó con la cabeza, sollozando. Se soltó de su agarre, retrocediendo un poco. Después de la reacción que tuvo Frances, tenía miedo de volver a contar lo ocurrido. Temía que él la ignorara, así como su madre lo hizo. 

─Ayúdame a salir─. Pidió, cabizbaja─. Por favor. 

Él gruñó, golpeando el suelo con la mano. 
─No nos iremos hasta que me digas la verdad─. Aseveró, viéndola a los ojos─. ¿Quién te lastimó?

Un fuerte estruendo se escuchó en la parte de abajo de la casa, seguido de varias risas. Rosie tembló con el sonido, retrocediendo en el piso hasta chocar con la pared. Ella volvió a llorar, escondiendo su rostro entre sus manos. Quería tomar valor para contarle todo a Dominic, pero no pudo. 

Nick notó la reacción de su amiga, y jaló sus dedos con suavidad. Su muñeca también estaba lastimada.
─Él sigue en la casa, ¿verdad?

Rosalie asintió con lentitud, sorbiendo por la nariz. Ya no podía más. 
─Es el novio de mi mamá─. Susurró.

Dominic se levantó, iracundo por lo que escuchó. Avanzó hasta el ropero, moviéndolo con rapidez para liberar la puerta. Él no dejaría que las cosas se quedaran así. Lo haría pagar por haberla golpeado. 

─Lo mataré─. Sentenció, empujando la cómoda hacia un lado─. Te juro que lo voy a matar.

Rosalie lo alcanzó con prontitud, sosteniendo a Dominic por el brazo. Se colocó frente a él, evitando que termine de sacar la cómoda. Trataba de mirarlo a los ojos, pero seguía moviéndose. Nunca antes lo había visto así. 

─Dominic, no─. Sollozó, luchando por elevar la voz─. Por favor, no hagas nada.

El joven negó, soltándose de su agarre. 
─No, Rosalie. Mira cómo te ha dejado─. Masculló, enojado─. No voy a permitir que ese hombre golpee.

Rosie esbozó una sonrisa, sintiendo que sí podría confiar en él. A diferencia de Frances, él sí le creería. Dominic no ignoraría la situación. Sin embargo, debía hacerlo cambiar de opinión. No podía exponerlo a Joseph, ni dejarlo cometer una locura. No se arriesgaría a lastimar a su mejor amigo. 

─Dominic, por favor escúchame─. Pidió, sorbiendo por la nariz─. Yo no quiero que termines preso por culpa de ese hombre, ni que nada malo te pase─. Habló suavemente, tratando de empujarlo─. Prometo que te contaré todo, pero primero ayúdame a salir de aquí. 

Dominic la abrazó, tratando de calmarse. Hervía de cólera, y solo tenía ganas de golpear al bastardo que la lastimó. Rosalie era demasiado buena, y le daba pena todo a lo que estaba expuesta. Ella no merecía la vida que le tocó vivir. 

─Vámonos─. Susurró, jalándola hacia la ventana. 

Nick salió primero, aferrándose a una de las ramas. Avanzó un poco, estirando una mano para darle confianza a Rosie. Ella demoró en salir, y trepaba con temor. Dominic escuchó un leve crujido, y se apresuró en terminar de bajar. Esperaba que el árbol aguantara el peso de los dos. 

Dominic fue el primero en llegar al suelo, y atrapó a Rosalie cuando le dijo que salte hacia él. Solo estaba a metro y medio del pasto; pero ella tenía miedo. Rosie volvió a abrazarlo con ímpetu, escondiendo el rostro en su pecho. Ella disfrutó la brisa de aire que corría, y elevó la vista al cielo. Finalmente estaba en la calle. 

─Entremos a mi casa─. Él mencionó bajo, tomándola de la mano─. Necesitamos hablar. 

─Está bien─. Asintió. 

Dominic sacó las llaves de su bolsillo, abriendo la puerta con prisa. Guio a Rosalie hasta su habitación, y cerró la ventana con seguro. Hizo lo mismo en el cuarto de su hermano, y regresó con su amiga. Ella estaba sentada en su cama, compungida. 

─Ya estás a salvo, Rosalie─. Habló fuerte, acomodándose a su lado─. Nadie podrá entrar aquí. Todo está cerrado. 

Rosie le sonrió con pena, secando su rostro. Las ganas de llorar regresaron. 
─Muchas gracias, Nick─. Susurró─. No quiero volver a esa casa; en serio no quiero.

Dominic la vio romperse de nuevo, y acarició su cabello. Pasó una mano por su mentón, observando los golpes en su piel. La rabia volvió, pero trató de disimularlo. No quería discutir con ella. 

─¿Ya me dirás que sucedió? ─Consultó, intentando no gritar─. Estamos solos, no tengas miedo. 

Rosalie asintió, usando la manga de su polo para limpiarse los ojos. Ella respiró profundo, tomando valor para contarle la verdad. Le costaba hablar, y se aclaró la garganta varias veces. Nunca antes había pasado por algo como eso, y la sensación de asco todavía la embargaba. Fue la peor experiencia de su vida. 

─El novio de mi madre me tocó y trató de besarme─. Musitó, agachando la cabeza con vergüenza─. Luego me golpeó, y yo traté de escapar. Pensé que Frances me defendería, pero no lo hizo─. Sollozó─. Ella solo repetía que debía disculparme con él, y yo me escondí en mi cuarto. Después de eso, te llamé. 

Dominic enmudeció varios minutos, meditando en lo que escuchó. La rabia volvió, pero ahora también estaba enojado con Frances. No comprendió por qué ella no defendió a Rosie, y pensó en Anna. Ella habría sido capaz de dar la vida por cualquiera de sus cinco hijos. 

Rosalie lloró una vez más, y abrazó a su amigo. Escondió su rostro en su pecho, y sollozaba con dolor. Sentía que se quedaría sin lágrimas en cualquier momento.
─¿Por qué mi madre no me defendió? ─Cuestionó entre llantos─. ¿Por qué Frances no me quiere?

Dominic atinó a acariciar su espalda, y seseó. No tenía las respuestas a esas preguntas, y prefirió no decir nada. Él carraspeó, notando el dolor que sentía Rosie en ese momento. Aunque le parecía extraño, se arrepintió de todas las veces que la hizo llorar en el pasado. Quizás, Rosalie llevaba sufriendo los mismos abusos por meses, y apenas se atrevía a contarlo. 

─Tranquila, Rosie ─él besó su frente─. Estás a salvo aquí─ repitió─. Además, puedes quedarte a dormir si deseas─. Ofreció. 

Rosalie se separó un poco de él, viéndolo a los ojos. Ella jamás había dormido fuera de su hogar, pero prefería pasar la noche con Dominic, a regresar con Frances. Rosie confiaba en él; sabía que no la lastimaría. 

─¿Lo dices en serio? ─Consultó, con esperanza en la voz─. ¿No hay problema si me quedo?

Él sacudió la cabeza, rogando que Michael y Rebecca no regresen a dormir. 
─Mis padres salieron─. Explicó, acomodándose en el colchón─. No sé a qué hora volverán, pero tendrás que irte al amanecer─. Pidió con seriedad─. Lo mejor será mantenerlo en secreto. 

Rosie asintió, esbozando una sonrisa. Eso era mejor que nada. 
─No te preocupes, Nick─. Ella lo tomó de la mano─. Yo me iré en el momento que me indiques─. Afirmó─. Muchas gracias por todo. 

Dominic hizo un gesto tranquilo, y se levantó de la cama. Caminó hasta su armario, empezando a buscar algo dentro de este. Sacó una camiseta de color negro, y lo arrojó sobre el colchón. Le incomodaba ver a Rosalie con la ropa manchada de sangre. Tarde o temprano, lograría enfrentarse al tipo que la golpeó. 

─Cámbiate─. Habló neutro, viéndola a la cara─. No creo que quieras estar toda la noche con ese polo sucio. 

Rosie tomó la prenda con lentitud, examinando el estampado que tenía. Eran unas siglas, pero no sabía que significaban. Le gustaba la textura de la tela; era suave. Ella llevó la vista a su propia ropa, dándose cuenta del estado en que estaba. No se percató que la sangre había salpicado en varios lugares, ni de las marcas que dejaron sus lágrimas. 

Ella asió la camiseta, aclarándose la garganta. Le ardía después de haber llorado tanto. 
─¿Podrías invitarme un poco de agua? ─Pidió. 

Dominic asintió, ayudándola a levantarse. Bajaron a paso lento, y Rosie se acomodó en una de las sillas de la isla de la cocina; dejando la prenda frente suyo. Nick sacó un vaso de la alacena, llenándolo por completo. Regresó al lado de su amiga, entregándoselo en las manos. Notó que sus dedos temblaban, y la sostuvo antes que se le cayera. Sin embargo, ambos terminaron mojándose. 

─Lo lamento─. Rosalie musitó─. Todavía estoy nerviosa. 

Él rio, alegrándose que el vaso no se hubiera quebrado. 
─Descuida─. Él se sentó junto a ella─. ¿Quieres más?

Rosie asintió, esbozando una sonrisa. Sacudió sus manos, esforzándose por que no se le cayera el vaso. Bebió con lentitud, disfrutando cada gota. El agua nunca le supo mejor. Ella dejó el vaso en la mesa, escaneando el lugar con la vista. Le gustaba la despensa blanca que estaba sobre el lavabo. 

─Tu cocina es muy bonita─. Comentó, caminando por el lugar─. Es más grande que la mía. 

─Yo no suelo entrar aquí con frecuencia; a Rebecca no le gusta que ensuciemos─. Dominic respondió, siguiéndola─. Pero sí sé dónde guardan los dulces─. Rio. 

Nick abrió una de las puertas de la alacena, tomando dos chocolates de un frasco de vidrio. Le entregó uno a Rosalie, y abrió el otro, comiéndolo de inmediato. Ella agradeció, comiéndolo también. Rosie adoraba los chocolates, y comenzaba a sentirse mejor. Haber llamado a Dominic fue lo mejor que pudo hacer. 

─Nick, ¿dónde está el baño? ─Consultó. 

Dominic recogió la camiseta de la mesa, indicándole a Rosalie que subieran la escalera. Él la llevó al baño de visitas, y le encendió la luz. Rosie entró con tranquilidad, observándose en el espejo. Sus ojos estaban hinchados debido al llanto, y el moretón en su mejilla era más visible que antes. Pasó un dedo por su rostro, suprimiendo un gesto de dolor. El golpe fue peor de lo que creyó. 

Rosalie abrió la llave, mojándose el rostro con cuidado. Disfrutó el agua fría, y continuó hasta empaparse por completo. La hinchazón en sus ojos descendió un poco, y ella suspiró. No quería recordar lo sucedido, ni volver a llorar. Ella estaba tranquila, y quería continuar así. Miró su reflejo una vez más, pensando que era la primera vez que alguien la golpeaba. Se entristeció, deseando que esa situación no se volviera a repetir. Ya no quería ser una víctima. 

Dominic permaneció recostado sobre una pared, observando a Rosalie lavarse. Notó que ella giró en su dirección, y tomó el polo de sus manos. Él lo soltó, y retrocedió un paso cuando Rosie cerró la puerta. Nick regresó a su habitación, cambiándose también. Guardó los jeans en su armario, poniéndose un pantalón deportivo. Faltaba poco para que fuera a dormir, y quería estar cómodo. 

Nick se sentó en la silla del escritorio, revisando la hora en su celular. Notó que le habían llegado varios mensajes, pero no tenía ganas de leerlos, ni conversar con nadie. Todavía continuaba intranquilo por lo que sucedió con Rosalie, y no tenía cabeza para nada más. Dominic no solía preocuparse por los demás, y le extrañó la sensación que tenía. Ni siquiera con sus hermanos le pasaba eso. 

Rosie regresó a la habitación, con su polo en la mano. La ropa de Dominic le quedaba grande, y ella estaba cómoda con eso. Rosalie vio que él señalaba el cesto de ropa sucia, y dejó la prenda ahí. Se sentó en la cama, haciendo un gesto para que Nick se acerque. Ella lo vio deslizarse usando las ruedas de la silla, y soltó una leve risa. 

─Dominic, quiero hablar contigo─. Sonrió, carraspeando─. Me gustaría pedirte un favor. 

─Claro, Rosie─. Él asintió─. ¿Qué pasó?

Rosalie respiró profundo, preparándose para decirle todo en lo que pensó.
─Después de lo que sucedió esta noche, tengo miedo de seguir en este mundo─. Confesó, luchando por que no se le quiebre la voz─. Las personas son malas, y siento que solo puedo confiar en ti─. Continuó, tomando valor─. Es por eso que quisiera que me prometas que me vas a cuidar─. Sollozó─. Prométeme que no dejarás que nadie me haga daño.

─¿Cuidarte? ─Preguntó en un susurro, aturdido por sus palabras. 

Rosie asintió, tomándolo de la mano. 
─Aquí, yo me encuentro sola─. Musitó─. No está mi padre, ni la guardia real, ni nadie que pueda defenderme. Tú eres lo único que tengo, mi mejor amigo─. Ella lo vio a los ojos─. Por favor, dime que puedo contar contigo─. Suplicó. 

Dominic pasó saliva con dificultad, nervioso. Él era malo para mantener o cumplir promesas, y no sabía qué responder. No quería que Rosalie continúe sufriendo, pero tampoco se sentía bien dándole falsas esperanzas. En el pasado, él solo prometía cosas para conseguir algo a cambio, y luego se desentendía de todo. Mentía demasiado. 

Rosalie notó la confusión en el rostro de su amigo, y temió haberlo asustado. Esa no era su intención. 
─Nick, por favor dime algo─. Pidió, nerviosa─. No te quedes callado.

Dominic acarició su rostro, viendo los moretones una vez más. Él sabía que sería difícil, pero haría lo posible por cumplir su promesa. No dejaría que la vuelvan a lastimar. 

─Está... está bien─ titubeó─. Ya no tendrás que preocuparte, Rosalie. Yo te voy a cuidar. 

Rosie sonrió, abrazándolo con fuerza.  Él le devolvió el abrazo, y ella besó su mejilla. Rosalie intuía que todo se complicaría después de su pelea con Frances, pero la tranquilizaba saber que siempre podría contar con Dominic. Le alegraba haberse amistado con él.

─Y, ¿qué sucederá mañana? ─Consultó Nick, después de soltarlo─. ¿Cómo regresarás a tu casa?

Rosalie negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. 
─No lo sé─. Susurró─. Quizás me quede en la casa de una amiga por un par de días, hasta que todo se calme─. Teorizó, recordando a Cheryl─. Pero no quiero pensar en eso ahora. Me gustaría estar tranquila el resto de la noche. 

Dominic asintió, retrocediendo con la silla. 
─¿Te gustaría ver una película? ─Preguntó, cambiando de tema─. Creo que sería bueno distraernos. 

Rosalie dio una ojeada rápida al cuarto, arrugando la frente. 
─Pero no hay televisor aquí. 

Dominic rio, señalando su laptop. 
─En la computadora─. Completó. 

Rosie asintió, sonriendo. 
─Está bien─. Respondió─. Tú eliges la película. 

Dominic se acercó al lado izquierdo de su escritorio, sacando la mesa plegable que tenía. La acomodó a los pies de la cama, y empezó a buscar algo para ver. No sabía qué elegir, y terminó abriendo una película que parecía de comedia. No tenía ánimos de algo triste. 

Nick acomodó la laptop sobre la mesa; conectando el cargador. Cerró la puerta y apagó la luz, antes de echarse al lado de Rosalie. Ella ya se había acomodado junto a la pared, dejando la otra mitad libre para él. Por suerte, la cama era grande. 

─Hay un olor extraño─. Dominic habló después de media hora, pausando la película─. Como a cerveza. ¿No lo sientes?

Rosalie elevó el rostro, viéndolo a los ojos. 
─Soy yo─. Contestó bajo─. Mi pantalón se manchó durante la pelea. ¿Te incomoda? ─Consultó, avergonzada. 

Él rio, negando con la cabeza.
─No; tranquila. Olvídalo. 

Rosalie sonrió, volviendo a su posición original. Empezó a sentir sueño, y se movió en la cama con cuidado. Dominic notó que ella se acurrucó a su lado y sonrió; abrazándola. 

─¿Estás bien? ─Preguntó él, por última vez.

─Sí─. Rosie respondió con seguridad─. Ahora lo estoy.

Y con este capítulo, llegamos al final de la maratón

Espero le haya gustado mucho, y ya saben que pueden dejar sus teorías aquí.

No se olviden de votar y comentar.

Nos leemos pronto.
Bye

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