CAPÍTULO 41

─Ya me aburrí ─suspiró Amelie, cerrando el libro que tenía entre las manos─. Y me duele la cabeza.

La joven bostezó y se sacudió los dedos; recostándose sobre la mesa. Eran poco más de las siete de la noche, pero el cielo ya se había oscurecido por completo. Los candelabros ubicados en las paredes, además de las velas que tenían sobre la mesa, alumbraban el estudio. Sin embargo, no eran lo suficientemente potentes como para permitirles leer a esas horas. Amy extrañaba demasiado la luz eléctrica. 

Amelie elevó el rostro, notando que Tristán ni siquiera la había escuchado. Ella chasqueó los dedos, tratando de llamar su atención. Él sacudió la cabeza, apartando la vista del libro, y mirándola con confusión. 

─¿Me dijiste algo? ─Preguntó, carraspeando─. Estaba distraído. 

─Sí, me di cuenta─. Ella resopló, cruzándose de brazos─. Es solo que estoy aburrida, y no he encontrado nada relevante en lo que estuve leyendo.

Tristán se acomodó en su asiento, inclinándose hacia adelante. Hacía un par de días que empezaron a revisar los libros que tomaron de la biblioteca, buscando descifrar el código de la piedra. Entre las historias y leyendas del lugar; apenas si pudo encontrar el significado de diez u once símbolos. Eso no era suficiente para leerla en su totalidad, y parecía que Amelie tampoco tuvo suerte en su investigación. 

─Yo tampoco avancé mucho; estos libros casi no tienen información─. Se quejó─. No comprendo cómo nadie ha escrito un diccionario con el significado de cada uno de los jeroglíficos de la estela.

Amy soltó una leve risa al escucharlo. A pesar de tener siete obras sobre las runas; ninguna explicaba a profundidad la forma en que debían interpretarse.  
─Eso sería demasiado fácil─. Ella rodó los ojos─. Y nada ha sido fácil desde que despertamos aquí─. Recordó cansada─. Descubrir el código no sería la excepción.

Tristán rio con amargura, sabiendo que ella no mentía. Tenían muy pocas pistas, y el temor de perderlas, lo inquietaba. Cada día parecía que se estancaban más.
─Después de todo lo que ha pasado, trato de mantenerme optimista─. Confesó, apoyándose en el respaldar de la silla─. No quiero perder la fe, no aún. 

Amy asintió con suavidad, poniéndose de pie. Caminó hasta llegar a su lado y se sentó sobre la mesa. La penumbra impedía que ella lo viera bien desde el lugar en que estaba. 
─Yo tampoco─. Secundó, cruzándose de piernas─. Pero deberíamos tomar un descanso. Sigue oscureciendo, y es complicado leer así.

Tristán asintió, cerrando el libro y moviéndolo hacia un costado. Él se había acostumbrado a desvelarse leyendo los libros de la universidad; estudiando y repasando. Sin embargo, la poca iluminación del estudio no le permitiría quedarse ahí hasta la madrugada. 
─Me arden los ojos─. Masculló, tirando la cabeza hacia atrás─. Pero no podemos rendirnos. Necesitamos continuar con esto─. Afirmó, intentando calcular cuánto tiempo más podría continuar con la luz de las velas.  

La joven lo miró con una leve preocupación. Ella también quería volver a su hogar, pero no sería bueno que continúen trabajando a esa hora. Amelie notó que él se encontraba bastante estresado, y quiso ayudarlo; sin saber cómo. En ese momento, extrañó las discotecas, y poder salir a bailar para olvidarse de todo lo demás.  
─¿Quieres que te dé un masaje?─. Ofreció, después de varios minutos─. Creo que te haría bien relajarte. 

Tris hizo una mueca, confundido. Le extrañó que Amelie le hiciera esa pregunta. 
─¿Acaso sabes dar masajes? ─Curioseó; considerando aceptar su ayuda. 

Amy negó, esbozando una sonrisa. Ella nunca tuvo buena mano para eso. 
─No puede ser muy difícil─. Mencionó divertida, remangando su vestido─. Gira tu silla hacia aquí─. Indicó.

Tristán asintió; ubicándose frente a ella. Su amabilidad todavía lo inquietaba por momentos, pero resolvió no pensar más en eso. Él se sentía realmente estresado, y creyó que sería bueno aceptar la ayuda de Amelie. Después de todo, nada malo podría pasar con un simple masaje. 

Amy sonrió al ver a su amigo acercarse, y retrocedió con cuidado sobre la mesa. Necesitaba dejar más espacio para la silla. 
─Quítate la chaqueta─. Ordenó cuando él se volvió a sentar. 

Tris rio por el tono de voz que ella usó, y giró el cuello para verla. 
─¿Me saco la camisa también? ─Preguntó irónico.

─Si quieres─. Susurró en su oído, entre risas─. No tengo problema.

Tristán negó con la cabeza, divertido, y se acomodó en su asiento. Tiró el cuello hacia adelante, sintiendo las manos de Amelie en sus hombros. Él cerró los ojos, tratando de relajarse; sin embargo, le incomodaba la manera en que lo tocaba. Tris no sabía si ella siempre daba masajes de esa forma, o solo buscaba pellizcarlo. 

Amelie recorrió la espalda de Tristán con suavidad al inicio, sin saber bien qué hacer. Sus hombros eran anchos y fuertes; y ella recordó la vez que lo vio sin camisa en la habitación. Comenzó a masajearlo con fuerza, hundiendo los pulgares en sus omóplatos. 
─Joder, estás demasiado tenso─. Masculló, ejerciendo presión sobre él.

Tristán soltó una risa socarrona, confirmando que realmente, ella solo estaba pellizcándolo. No era un masaje en lo absoluto, pero no le dijo nada. Él no sabía si eso lo ayudaría a desestresarse; sin embargo, le divirtió el esfuerzo que hacía Amy. 

Amelie continuó dándole masajes por diez minutos más, escuchando la risa de Tristán. Creyó que le estaba haciendo cosquillas, y lo soltó cuando se cansó. Sentía los brazos pesados, y sacudió las manos antes de hablar. 
─Creo que me has pasado todo el estrés─. Se quejó en un murmuro─. Pero ya terminé─. Avisó. 

─Gracias─. Dijo sin mucho convencimiento. 

Amy asintió, ignorando el tono de voz que su amigo usó. Ella bajó de la mesa, tomando su abrigo y disponiéndose a salir. En verdad, tenía la impresión que había absorbido el estrés de Tristán, y solo quiso alejarse de ahí. Necesitaba aire fresco. 

El joven volvió a ponerse la chaqueta, notando que Amy caminaba por el lugar. 
─¿A dónde vas? ─Preguntó.

─Al jardín─. Mencionó, dirigiéndose a la puerta─. Estoy cansada de estar entre estas cuatro paredes. ¿Quieres venir?

Tristán negó, bostezando. La cabeza empezaba a dolerle, y solo quería descansar. 
─No; creo que ya iré a dormir─. Expresó, poniéndose de pie. 

Amelie asintió, despidiéndose con un movimiento de mano. Salió del castillo después de avisar que no cenaría, y se dirigió al patio trasero. Ella caminó tranquilamente, apreciando los tonos azules del cielo. El jardín se veía diferente en la oscuridad; sin la presencia de los empleados ni las criadas. Parecía la escenografía de una película romántica. 

Amy avanzó hasta el centro del lugar, sentándose en silencio. Elevó el rostro, observando las estrellas con asombro. La noche estaba tranquila, y le alegró notar que había luna llena. Se sintió tentada a recostarse sobre el pasto, y quedarse en la misma posición hasta que comience a darle sueño. Hacía mucho tiempo, que no se sentía tan tranquila estando sola.

─Pensé que estarías sentada en la banca─. Escuchó una voz masculina hablarle─. Siempre dices que detestas ensuciarte. 

Amelie se sobresaltó al escuchar esas palabras, pero sonrió al reconocer la voz. No esperaba ver a Tristán afuera del castillo; ni que él recuerde algo que ella mencionó semanas atrás.
─Y yo creí que estarías en el comedor─. Comentó, girando para verlo; y palmeó el pasto a modo de invitación─. Siempre  tomas café antes de ir a dormir. 

Tristán se encogió de hombros, avanzando hacia ella. Le sorprendió que Amelie se hubiese aprendido lo que le gustaba cenar.
─Preferí venir aquí un momento─. Dijo tranquilo, sentándose─. Lo pensé bien, y yo también necesito aire fresco.

Amy asintió despacio, sin decir nada. Respiró profundamente y volvió a elevar el rostro al cielo; gozando de la brisa. Ella observó las estrellas con detenimiento, y sonrió al notar lo hermoso que se veía el firmamento esa noche. Amelie ladeó un poco la cabeza, intentando encontrar alguna constelación. Siempre tuvo una fascinación por las estrellas.

La joven suspiró, sintiendo una leve nostalgia. Aquel panorama le rememoraban más de una cosa. 
─Ver el cielo, hizo que recuerde en mi fiesta de graduación─. Amy comentó, distraída─. Cuando nos coronamos como reyes del baile; a pesar que tú ni siquiera ibas en mi escuela─ rio.

Tristán giró en su dirección, doblando las piernas. Hacía mucho que él no pensaba en lo que sucedió ese día, o lo tenso que estuvo el ambiente entre ellos al inicio de la velada. Él dio una rápida mirada a su amiga, y carraspeó antes de hablar. 
─Incluso estás vestida igual─. Señaló, tomando la parte inferior de la falda─. Ese día también llevabas un vestido rojo.

Amelie agachó la vista por un segundo, examinando su propia ropa. Ella rio, asombrada.
─¡Vaya!─ Exclamó, levantando una ceja─. No imaginé que recordarías el color de mi vestido; en especial, porque me devolviste la foto que nos tomamos en el local de la fiesta─. Le reprochó.

Tristán sacudió la cabeza, notando incomodidad en las palabras de Amelie. Jamás creyó que ella se habría molestado por eso.

─Tengo buena memoria, eso es todo─. Le restó importancia, frotando su cuello─. A todo esto, ¿por qué me invitaste a tu baile de graduación? ─Preguntó tras varios minutos─. Nunca supe por qué quisiste ir conmigo, y no con otra persona.

Amelie se acomodó en el pasto, volteándose para quedar frente a su amigo. Habían pasado dos años, y ahora le parecía ridículo el motivo que la llevó a obligarlo a ser su pareja. 
─Es una larga historia─. Comentó, acomodando su cabello─. ¿Estás seguro que quieres escucharla? ─Consultó, esperando que él diga que no. 

─Tenemos tiempo─. Tristán se encogió de hombros─. Después de todo, no hay nada mejor que hacer. 

Amy fingió ofenderse, y lo golpeó suavemente en la pierna. 
─Gracias por insinuar que solo hablas conmigo porque no tienes otra opción─. Rodó los ojos. 

Tris rio, cruzándose de brazos. 
─Estaba bromeando; no lo tomes tan en serio.  

Amelie fingió reír también, y mordió su labio; reuniendo valor para lo que diría. No sería fácil, y solo esperaba que él no se moleste. Ella ajustó su abrigo; sintiendo la noche estaba bastante fría.

─Está bien, te voy a contar lo que pasó. Pero debes prometerme que no te burlarás de lo que diré─. Lo apuntó, amenazante─. Y que tampoco me vas a juzgar. 

El joven asintió, tranquilo. No podía ser tan malo lo que ella le iba a decir. 
─Descuida; puedes confiar en mí─. La tomó de la mano, mostrándole su apoyo.

Amelie se aclaró la garganta, pensando en todo lo que sucedió cuando estaba en el último año de secundaria. Aún se estremecía al recordar ciertas cosas, y dio un gran respiro. Ella prefirió soltarlo, y no distraerse de lo que tenía en mente.

─Bueno, para empezar, en mis planes no estaba llevarte al baile─. Expresó, ordenando sus ideas─. Todo sucedió porque Stacy, una amiga mía, me dijo que tú le parecías atractivo. Y me pidió de favor conversar contigo, para pedirte que fueras su pareja.

Tristán hizo una mueca, confundido. Él estuvo presente cuando ella habló con Rebecca, y en ningún momento mencionó a alguna amiga. 

─Si era tu amiga, ¿por qué no le hiciste ese favor? ─Preguntó─. O, ¿acaso yo te gustaba? ─Se burló, repitiendo la pregunta que ella una vez le hizo─. Porque tú le dijiste a mi mamá que querías que fuera contigo al baile.

Amy achicó los ojos, fingiendo reírse. 
─Ya quisieras haberme gustado en esa época─. Se jactó, con superioridad, pellizcando una de sus mejillas─. Pero no, ese no fue el motivo. Stacy y yo éramos amienemigas; estábamos en una especie de guerra; una competencia intrínseca entre nosotras─. Expresó, haciendo señas con las manos.

El joven frunció el ceño, confundido. Apenas si comprendió lo que ella dijo. 
─¿Ustedes eran... qué? 

─Amienemigas─. Amelie rio, recordando lo común que era usar ese término en la secundaria─. Es cuando eres amigo y enemigo de alguien al mismo tiempo─. Explicó ligera─. Es casi una relación pasivo-agresiva, con mucha hipocresía de por medio.

Tristán se cruzó de brazos, tratando de entender lo que acababa de oír. Era la primera vez que escuchaba algo tan absurdo como eso. 
─¿Y cómo te sentías cómoda con una amistad así? ─Consultó, intrigado. 

Amy resopló, encogiéndose de hombros. Confiar en ella fue de los peores errores que cometió.
─Stacy era alguien a quien no quería de enemiga; pero era mucho peor tenerla de amiga─. Confesó, negando con la cabeza─. Ella me hizo algo muy malo un mes antes la graduación, y fue por eso que no quise ayudarla. No podía darle la satisfacción de ganar─. Aseveró entre dientes; intentando no enojarse─. Por eso, le dije que tú me confesaste que estabas enamorado de mí cuando conversamos, y que solo irías al baile si era conmigo.

Tristán guardó silencio, analizando todo lo que ella dijo. Evitó responder algo de inmediato, pero le molestaron sus palabras. Él sabía que Amelie solía mentirle a Rebecca para conseguir favores; pero jamás creyó que lo enredaría a él también en sus engaños.

─¿Acaso me veían a mí como un premio? ─Inquirió, tratando de no elevar la voz─. ¿Cómo terminé en medio de su pleito?

Amelie tragó saliva con dificultad, recordando todo el daño e inseguridades que Stacy le causó. Ella tuvo que reunir valor por días para hablar con Rebecca, y armar un plan que nadie descubra. Nunca se sintió orgullosa de lo que hizo; en especial porque detestaba a Tristán en ese momento, pero era la única opción que tenía. Amy no dejaría que nadie más vuelva a intentar pasar sobre ella.  

La joven tomó una gran bocanada de aire, notando que él sí se estaba molestando por sus palabras. Después de lo que habían pasado juntos en los últimos meses, ella decidió no mentir más; y contarle cómo sucedieron las cosas. No quería arruinar la amistad que estaba formando con Tristán. 

─Jamás fuiste un premio; pero todas nos moríamos por ir con un universitario a la fiesta. En especial, si tenía moto o auto─. Rio, tratando de aliviar la tensión del ambiente. Él permaneció serio─. Yo era muy estúpida en esa época─. Admitió, frotando su brazo─. Además, te dije que era largo de contar.

Tristán pasó una mano por su cabello; sin saber qué le molestaba más de las palabras de Amelie. Si el hecho que ella viera a las personas como objetos; o el motivo tan superficial por el cual se le acercó.
─De acuerdo─. Asintió, inclinándose hacia adelante─. En ese caso, termina de explicarme qué fue lo que pasó─. Pidió, serio─. ¿Qué ganabas mintiendo?

Amelie suspiró, dándose cuenta que había sido una pésima idea continuar esa conversación. Tristán estaba molesto con ella; pero no podía juzgarlo. Comprendía la indignación de su amigo; y solo esperó que el también la comprenda cuando comience a decirle la verdad. 
─Cuando estaba en mi último año de secundaria, salía con un chico llamado Kendall─. Relató, tomando aire. Ya no había vuelta atrás─. Él terminó conmigo un mes antes de la fiesta, sin darme explicaciones de nada. Un par de días después de eso, Cheryl, una amiga mía, me contó que lo había visto besándose con Stacy en las afueras del colegio. Ellos estuvieron mintiéndome todo ese tiempo─. Susurró, adolorida.

Tristán escaneó el rostro de su amiga, notando la incomodidad en sus palabras. Amelie no parecía ser el tipo de chica a quien engañaban, y creyó que ellos no eran tan diferentes como pensó. Él también sabía lo dura que era una infidelidad; sin embargo, no consideró que fuese motivo suficiente para caer en una red de mentiras. 
─Amelie...

Ella hizo un ademán, pidiéndole que se calle. Necesitaba concluir la historia. 
─Me enteré que Kendall planeaba llevar a Stacy al baile, y yo estaba lastimada por todo eso─. Tragó saliva con dificultad─. Fue entonces cuando Stacy me pidió hablar contigo, y aproveché eso en mi favor. Ella ya tenía a Kendall y luego te tendría a ti─. Masculló─. Tú y yo no éramos amigos, pero no podía permitir que Stacy siga ganando a costa mía. 

Tristán se sintió confundido por todo lo que escuchó, y respiró pesadamente. Cuando él terminó la secundaria, fue a la fiesta con una amiga; y las cosas no se veían tan complicadas en ese momento. Resolvió disculparla por lo que ocurrió, creyendo que cada uno vivió las cosas de manera muy distinta. Además, él no ganaría nada peleando por algo que sucedió hace años. 

Él se aclaró la garganta, y ajustó su chaqueta antes de hablar.
─Lamento oír eso. Pero, ¿nunca les dijiste nada? ─Ella negó─. ¿No los enfrentaste?

Amy bufó, rodando los ojos. Ella había peleado por chicos en el pasado; sin embargo, ahora sentía vergüenza de eso. Nunca volvería a hacerlo, y se alegraba de no enfrentarse a Stacy el día de la fiesta. 
─No servía de nada reclamarles─. Se encogió de hombros─. Solo iba a demostrar que todavía me dolía lo que me hicieron, y ellos se burlarían de mí. No les iba a dar la satisfacción de saber lo mucho que me destrozó su engaño─. Confesó.

─Te afectó mucho lo que pasó, ¿verdad? ─Curioseó, notando la incomodidad en su voz. 

Amelie asintió, acercándose más a él. Se ubicó a su lado, respirando profundo. Ella necesitaba ponerse fuerte, no iba a llorar frente a Tristán.
─Kendall fue el primer chico que amé─. Confesó melancólica─. Yo creí que estaríamos juntos por mucho tiempo. Me dolió saber que Stacy se vio con él por todo ese tiempo─. Masculló─. Yo quise ponerlo celoso durante la fiesta; pero las cosas no salieron como pensé.

Amelie se recostó en su hombro, pensativa. Tristán se movió un poco y la abrazó, rodeando su cuerpo con el brazo izquierdo. Ella se acurrucó en su pecho; más aliviada después de narrarle cómo sucedieron las cosas. Amy estaba feliz de sentir que, a pesar de todo, Tris seguía brindándole apoyo. 

Tristán meditó lo que su amiga acababa de contarle, pensando qué decir. Todo lo que pasó el día de la fiesta le pareció extraño, y él recién entendía el por qué. Muchos recuerdos volvieron a él; cosas que prometió olvidar.
─Espera─. Habló tras varios minutos, soltándola para verla─. ¿Fue por eso que estuviste tratando de besarme toda la noche?

Amelie asintió con ligereza, girando el rostro en su dirección.
─Sí─. Habló despreocupada─. El problema fue que Kendall jamás volteó a mirarnos─. Se quejó.

Tris rio con el comentario, sacudiendo la cabeza. Él siempre supuso que Amelie tendría algún motivo especial para haberse acercado tanto a él esa noche. 
─Ahora comprendo muchas cosas, en especial lo del auto─. Pensó en voz alta, con cierto fastidio.

Amelie se separó de él por completo, doblando las piernas. Por como terminaron las cosas en el pasado, ella jamás creyó que Tristán buscaría hablar de eso. 
─Vamos─. Sonrió, golpeándolo en el hombro─. No me vas a decir que no te gustó lo que hicimos en tu auto─. Se burló con picardía, inclinándose hacia adelante─. Porque recuerdo muy bien lo rápido que me quitaste el vestido para poder tocarme─. Susurró, cerca de su oído. 

Tristán negó, esperando que ella vuelva a sentarse antes de decirle algo. Todavía le parecía gracioso como pasaron de odiarse a besarse en cuestión de segundos, y gruñó. Amelie había sido la única chica con la que tuvo sexo dentro del auto, y pensó en lo que pasó después de salir del local. Por mucho tiempo, él pretendió que nada ocurrió.

─Y yo recuerdo lo rápido que ambos nos volvimos a vestir cuando descubrí que estabas tratando de tomarnos fotos─. Le reclamó, desviando el tema─. Nunca entendí por qué lo hiciste.

Amy sintió un leve bochorno al escucharlo, y fingió una sonrisa. Ella solo quería capturar una imagen de ellos besándose, no algo realmente comprometedor. A pesar que ya no veía las cosas como en la secundaria, no le daría la razón a Tristán. Él exageró lo sucedido, y no dejaría que continúe con su falso sentido de moralidad. 

─Tú me viste desnuda, y yo a ti. Ambos disfrutamos en el asiento trasero de tu auto─. Habló con cinismo, sin dar su brazo a torcer─. No me digas que nunca pensaste en tomar una foto para recordar lo que pasó.

Tris sacudió la cabeza, cruzándose de brazos. A él no le gustaban ese tipo de cosas.
─Si ambos hubiésemos querido recordar, o repetir lo que pasó; yo habría ido a verte a tu casa─. Afirmó, frunciendo el ceño─. Además, tú me dijiste que eran para enviárselas a alguien más─. Él la miró, serio─. ¿No pensaste los problemas que eso nos pudo haber causado?

Amelie se encogió de hombros, restándole importancia. Ella quería enviarle esas fotos a Kendall, para demostrarle que consiguió a alguien mejor en menos tiempo; pero no pudo. Jamás alcanzó a tomar alguna.
─Tenía diecisiete y estaba enojada─. Se excusó, abrazándose a sí misma─. No pensaba con claridad.

─Ya, mejor olvidémoslo─. Tristán resopló. No quería seguir hablando de lo mismo─. Hacía mucho que no pensaba en eso.

Amy acomodó su cabello, y apoyó su cabeza sobre su mano, inclinándose hacia adelante. Antes de terminar la conversación, necesitaba preguntarle una cosa más.
─Yo tampoco─. Ella mojó sus labios─. Pero, ahora que al fin estamos conversando de esto, ¿puedo preguntarte por qué me devolviste la foto? ─Cuestionó, viéndolo a los ojos─. ¿Tanto te enojaste conmigo para no querer tenerla?

Tristán soltó un largo respiro, recordando el motivo por el cual fingió que nada ocurrió entre ellos. Él jamás se enorgullecería de nada de lo que hizo durante esos meses. 
─Yo salía con una chica en ese entonces, y le estaba siendo infiel contigo─. Confesó, agachando la cabeza─. Ella sabía que no nos llevábamos bien, y se enojó porque no quería que yo fuera a la fiesta. Le prometí que no pasaría nada entre nosotros. 

Amy sintió su respiración detenerse, impactada. Apenas se enteraba de eso. 
─No lo sabía─. Habló bajo, notando la tensión del ambiente─. ¿Terminaron después de eso?

Tris negó con la cabeza, y rio con amargura.
─Ella nunca lo supo, pero yo me sentía culpable. Por eso te devolví la foto─. Expresó, volviendo a elevar el rostro─. Luego descubrí que ella también me engañó, pero eso es otro tema─. Hizo una mueca.

─Lo lamento─. Amy lo tomó del brazo─. ¿Quieres hablar de eso?

─No realmente─. Sacudió la cabeza; creyendo que merecía lo que le pasó. Nunca debió ser infiel─. Y, ¿por qué te molestó tanto que te devolviera la foto? ─Curioseó, tras varios minutos─. No creí que te incomodaría una tontería como esa.

Amelie se encogió de hombros, debatiéndose entre sí contarle o no. Se sentía cómoda conversando con él; pero había cosas que prefería guardar para ella. Aunque él le inspiraba confianza, era mejor mantener esa respuesta en secreto. A la mala, aprendió que no era bueno decir todo lo que pensaba. 

Amy jamás entendió por qué, pero el engaño de Kendall hizo que pierda la confianza que tenía en sí misma. Entre los problemas con Frances, y los cursos de la escuela; Amelie sintió que su mundo de derrumbó al descubrir la infidelidad. Realmente lo amaba, y él solo jugó con ella.

Amelie empezó a cuestionar muchas cosas de sí misma, tratando de entender por qué Kendall prefirió a Stacy. Su madre continuaba repitiéndole que ella solo serviría para casarse con alguien, y muchas cosas retumbaban en su cabeza en ese momento. Empezó a creerse fea e insignificante; y que por eso, nadie nunca la tomaría en serio. Kendall sabía algunos de los problemas que tenía, y solo los usó para lastimarla más. 

Para Amelie, haber tenido sexo con Tristán representaba un logro que ni siquiera ella misma imaginó. Si consiguió que un chico que la odiaba le hiciera caso; cualquiera lo haría. Sin embargo, verlo aparecer la mañana siguiente en la puerta de su casa, hizo que vuelva a sentirse miserable. Cuando Tristán le devolvió la foto, y dijo que no volverían a hablar de eso; ella pensó que jamás sería suficiente para alguien.

La joven pasó saliva con dificultad; comprendiendo lo que motivó a su amigo a hacerlo. Todo era diferente ahora, y Amelie agradecía que su forma de pensar había cambiado también. 
─No eran buenos días para mí─. Se limitó a decir, con la vista perdida en el cielo─. Le di más importancia de la que merecía. 

Tristán asintió con lentitud, estirando las piernas sobre el pasto. El largo silencio en que estuvieron le hizo creer que había algo más detrás de sus palabras, pero no quiso interrogarla más. Después de todo lo que confesaron, prefirió que no dijeran nada por unos minutos. 

Amelie suspiró, agradeciendo mentalmente que Tristán no le haya hecho más preguntas. Se sintió aliviada después de contarle todo lo que pasó con Kendall y Stacy; y esperaba que el tema quede cerrado. No quería volver a hablar sobre ellos dos. Su nueva vida era bastante buena, y no se arruinaría la noche pensando en estúpidos como los que conoció.

Amy cerró los ojos un segundo, tranquila que las cosas hubieran terminado bien. Ella repasó las palabras de Tristán, y esbozó una sonrisa al recordar algo. Se acomodó en el pasto, volviendo a quedar frente a él. Quería molestarlo.
─Ahora que lo pienso─, comentó; relamiendo sus labios─. Me parece gracioso que insinuaras que me hubieras buscado en el pasado─. Ella levantó una ceja, cruzándose de brazos─. En especial, porque dijiste que nunca te fijarías en mí. 

Tristán se sorprendió por su reclamo, y rio. Habían pasado dos años desde aquella conversación; y creyó que ya no tenía sentido discutir por eso. Él se inclinó un poco hacia adelante, sintiendo las palabras de Amelie flotar en su mente. Supuso que ella lo hacía por jugar.
─Y tú dijiste que jamás saldrías con alguien como yo─. Recalcó, mirándola a los ojos.

Amy sostuvo su mirada; arrodillándose. Los recuerdos del auto volvieron, y ella avanzó un poco más.
─Y no he cambiado de opinión; no toleraría estar contigo─. Susurró, enredando una de sus manos en el cabello de Tristán─. Eres el mismo mojigato de siempre; no importa en qué mundo estemos.

Tristán soltó un leve gruñido al sentir los dedos de la chica acariciar su cuello. Colocó una mano sobre la pierna de Amelie, jalándola más cerca suyo.
─Y tú eres una egoísta presumida─. Recriminó, junto a sus labios─. Solo te has preocupado por ti desde que llegamos─. Masculló─. Nunca has hecho algo que no sea para beneficio tuyo.

─¿Acaso esperabas que actúe como una esposa abnegada? ─Preguntó burlona, rozando su nariz con la de él─. Porque te recuerdo que esta relación es una farsa. Nuestro matrimonio no existe.

Tristán ladeó una sonrisa, desviando el rostro. Amy sujetó su cabello con más fuerza, y él solo giró en su dirección.
─Me queda claro que esto es falso─. Gruñó, tomándola de la cintura─. Jamás me casaría con una malcriada prepotente como tú.

Ella sonrió al sentir su agarre, y mordió su labio.
─Ni yo con un idiota como tú─. Espetó, llevando la segunda mano a su cabello─. Estúpido niño rico...

Tristán la calló, buscando sus labios con desesperación. La acercó más a él, acortando la poca distancia entre ellos. La besaba con pasión, sosteniéndola por el cuello. Él no supo en qué momento los reclamos se volvieron coqueteo, pero ya no quería hablar; sólo besarla. Asió su cintura con más fuerza, rozando su lengua con la de ella.

Amelie continuó el beso de inmediato, soltando un leve suspiro. Se aferró a Tristán, recordando que fue ella quien lo besó cuando discutieron en el auto. Disfrutó lo mucho que las cosas cambiaron, y sintió su respiración agitarse. Amy llevaba esperando que él la bese desde el día de la coronación.

Ella se separó de él con lentitud, en búsqueda de aire, y sonrió sincera.
─¿Por qué lo hiciste? ─Consultó, en voz baja.

Tris negó con la cabeza, sin saber qué decirle. No quería darle ninguna excusa.
─No lo sé─. Confesó, manteniendo su mirada en ella─. Solo quise hacerlo.

Amy acarició su rostro, pasando el pulgar por los labios del chico.
─Hazlo de nuevo si quieres─. Susurró en su oído─. No me voy a molestar.

Tristán llevó un mechón del cabello de Amy tras su oreja, pensando en sus palabras. Él quería continuar besándola, y sentir sus labios rozarse. Sin embargo, temía que las cosas se tornen incómodas entre ellos después de eso. Tris no sabía si ella querría que lo suyo fuera formal; porque el tampoco estaba seguro de querer iniciar una relación. Si algo salía mal, no sabría cómo verla a los ojos la mañana siguiente. 

─Seguiremos siendo amigos después de esto, ¿verdad? ─Preguntó finalmente, esperando que ella no malinterprete sus intenciones.

Amy asintió, feliz del acuerdo en el que parecían estar. Después de mucho, comenzaban a entenderse. 
─Sí─. Ella entrelazó sus dedos con los de él─. Las cosas no tienen por qué cambiar.

─Bien─. Sonrió, apreciando el brillo de sus ojos celestes.

Tristán escaneó brevemente el rostro de Amelie, acercándose a ella con lentitud. Quiso intentar algo más, y besó su frente y mejillas antes de llegar a su boca. La besó con suavidad, probando sus labios como si fuera la primera vez que lo hacía. En ese instante, no quería pensar en nada más que en ella.

Amelie disfrutó la forma cálida y dulce en que Tristán la besaba; notando lo diferente que se sintió del anterior. Era la primera vez, en mucho tiempo, que alguien la besaba de esa manera; como si realmente la quisiera. No por deseo, no porque iban a tener sexo; sino, solo por cariño. Ella acarició su rostro, gozando de sus labios. Ella no quería más; no necesitaba más.

Amelie se recostó sobre el pecho de Tristán después de varios minutos; creyendo que pasó una eternidad unida a los labios del chico. Cerró los ojos un instante, y notó que los corazones de ambos estaban acelerados. Amy sintió que él la abrazó por la espalda, y suspiró. Aunque le costaba admitirlo, ella estaba feliz.

Los jóvenes permanecieron en la misma posición por algunos minutos, antes que Amelie empiece a bostezar. No sabía qué hora era, pero el sueño comenzaba a apoderarse de ella.
─Tris─, lo llamó; soltándose de su agarre─. Creo que ya iré a dormir─. Comentó, volviendo a arrodillarse─. Se está haciendo tarde, y tengo un poco de frío.

El dobló las piernas y asintió, tranquilo. Le hubiera gustado pedirle que se quede más tiempo con él, pero decidió no hacerlo. También estaba cansado, pero todavía no quería irse.
─Yo me quedaré un poco más aquí─. Afirmó, ladeando la cabeza─. Necesito aclarar algunas ideas.

Amy se acercó a su rostro una vez más, dándole un beso en la mejilla a modo de despedida. Lo observó por un breve momento, y acomodó su cabello; volviéndolo a peinar. Nunca antes lo vio más guapo, que en ese momento.

─Deberíamos hacer esto más seguido─. Él insinuó, tomándola de la mano.

─¿Qué cosa? ─Preguntó Amy entre risas─. ¿Conversar?

─Sabes que no me refiero a eso.

—Yo tampoco— ella rozó su nariz con la de él, jugando—. No eres tan amargado como pensé en un inicio.

—Y tú no eres tan pretenciosa como creí.

—De hecho, sí lo soy. Es solo que, aquí no he tenido la necesidad de fingir nada— Amy le dio varios besos cortos, escuchándolo reír—. Hasta mañana, idiota.

Tristán ladeó una sonrisa, soltándola con suavidad. Ella lo llamaba así con tanta frecuencia, que ya no se sentía como un insulto. 
─Hasta mañana, presumida─. Se despidió.

Amelie sonrió con sus palabras, poniéndose de pie. A ella empezaba a gustarle que él le diga así. Amy avanzó lentamente hasta su habitación, y se lavó antes de colocarse el pijama. Disfrutó estar en su cama; abrigándose con las sábanas después de cerrar las ventanas y apagar las velas. Ella pensó en Tristán de nuevo y, por primera vez, se permitió soñar con él.


¡Hola!

¿Cómo están? ¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

Espero les haya gustado, y les tengo noticias sobre el grupo de Facebook que mencioné. ¡Sí habrá grupo! ✨
Entre viernes y sábado estaré subiendo el siguiente capítulo, y ahí les dejaré el link para que puedan unirse 👑

No se olviden de votar, comentar y compartir la historia para que siga creciendo. 
Los quiero mucho.
Nos leemos pronto 💕

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