CAPÍTULO 14

El doctor Clarke revisó los electroencefalogramas una vez más, intrigado. Los resultados eran normales; no apreciaba nada extraño en la actividad cerebral de los pacientes. La cabeza le dolía de tanto pensar cuál sería la causa del cambio súbito de comportamiento de los dos jóvenes, tras despertar del coma. El caso de Amelie Taylor ya le parecía bastante complicado, cuando le asignaron también a Tristán Powell, el joven que se accidentó con ella. 

A pesar de no ser el jefe del área de neurología, todos lo alababan por ser el mejor de su especialidad; aunque él no estaba seguro que lo dijeran en serio. Muchos se valían de eso para darle los casos más difíciles y riesgosos; pero el que tenía ahora, se estaba convirtiendo en un caso extremo. Jones, el colega que solía tratar a Tristán, dijo que se daba por vencido con el muchacho. No lograba avanzar en los exámenes, pues el joven no cooperaba en absoluto. Jones se negó a seguir, sobre todo por la actitud prepotente y arrogante de Tristán. Nada bueno salía de su boca y solo insultaba a los demás. Tras una larga charla con su superior, este accedió a buscar un nuevo neurólogo para el joven; y Clarke fue la primera opción. 

Creo que ni siquiera sus padres lo soportan─ se quejó Jones cuando le entregó el expediente médico de Tristán. Atiéndelo tú, porque yo no quiero volverlo a ver.

Las pocas palabras que Clarke pudo intercambiar con el joven, le bastaron para saber que su colega no mentía. Tristán estaba convencido que era un príncipe, y que por eso podía tratar mal a las personas. Clarke sospechaba que él estaba experimentando un cuadro de esquizofrenia, y planeó derivarlo al área de psiquiatría. Si las pruebas salían negativas, tendría que seguir investigando lo que ocurría en la mente del joven. Además, le pareció que, si no hacía llorar a las psicólogas, él quizás podría tratar sus problemas de ego y narcisismo en el hospital. 

Por otro lado, Amelie estaba peor. Ella decía que era una princesa, y que necesitaba ver a sus verdaderos padres. Se negaba a reconocer a Frances, y rompía en llanto cuando trataban de explicarle que ella era su madre. Aunque Fran juraba que su hija era habladora e impulsiva; la chica que despertó en la camilla era demasiado sensible. Ronald Clarke creyó que, la prudencia que le faltaba a Tristán, le sobraba a Amelie.

Los señores Powell tocaron con suavidad la puerta del consultorio, atrayendo la atención del doctor. Clarke les hizo una seña para que avancen; y la mujer entró primero. Ambos parecían buenas personas, bastante amables y tratables; todo lo opuesto a su hijo. Él los mandó a llamar para conversar con ellos sobre el cambio de doctor y los nuevos estudios que planeaba hacerle. Aunque sabía que ellos conocían a Frances, prefería manejar a las familias por separado. Cada paciente era único, y no quería interferencias; todavía no. 

─Buenos días, doctor Clarke─ saludó Michael, estrechando su mano.

─Michael, Rebecca, me alegra que hayan llegado tan rápido─ dijo con una sonrisa─. Por favor, siéntense─ señaló las sillas. 

La pareja se sentó con tranquilidad. A pesar de haber conversado con él el día anterior, todavía no les decía el diagnóstico completo de su hijo. Clarke insistió en que les explicaría todo después de tener una reunión en su oficina.

─Bueno, como ya saben, soy el nuevo doctor de su hijo─. Ronald comentó─. Espero poder ayudar a que la recuperación de Tristán sea más rápida y él pueda retomar sus actividades cotidianas. 

─Nosotros esperamos lo mismo─ Michael sonrió─. Por cierto, nunca supimos por qué el doctor Jones dejó de tratar a Tristán. ¿Usted conoce la razón? ─Preguntó, acomodándose en su asiento. 

Clarke hizo sonar sus nudillos antes de contestar. Buscó las palabras correctas para responder la pregunta, y se inclinó hacia adelante. No podía decir que su colega no quería tratar a su hijo porque no soportaba el comportamiento del muchacho.

─Él no se sentía del todo preparado para llevar su caso─ explicó, encontrando una excusa─, es por eso que me asignaron a mí. Además, yo también estoy tratando a la señorita Amelie Taylor.

─Frances lo mencionó─ Rebecca le dedicó una mirada triste─. ¿Cómo está mi hijo, doctor?

─Bueno, la situación de Tristán es... complicada─ dijo tras una pausa─. Y bastante nueva para mí. Nunca antes había visto un caso como el de su hijo. Verán, cuando hay este tipo de accidentes, o algún traumatismo cerebral, es muy normal que los pacientes olviden ciertas cosas o padezcan de un cuadro de amnesia que puede ser tratado con un especialista como yo...

─Pero el doctor Jones desestimó la hipótesis de la amnesia antes de irse─ ella lo interrumpió. 

─Lo sé, y a eso quería llegar; aunque yo no he descartado del todo la amnesia─ repuso sacando el expediente médico de Tristán─. En un primer momento, se creyó que podía tratarse de una amnesia global postraumática─ leyó─; pero al momento de conversar con él, nos dimos cuenta que su hijo sí tenía recuerdos, pero estos recuerdos no eran suyos, por así decirlo─. Elevó la vista─. Él está convencido que es otra persona; y no sabe cómo llegó aquí. 

─¿Es por eso que él asegura llamarse Dominic? ─Preguntó Michael, consternado─. ¿Por eso actúa extraño? 

El doctor asintió.
 ─Tras entrevistarlo, y leer las notas de mi colega, logré crear un perfil de la nueva personalidad que su hijo demuestra─. Manifestó, cambiando la página del expediente─. Él dice llamarse Dominic Van Dijk, y ser el príncipe del Valle de Kauyen. Su pasatiempo es montar a caballo y hacer carreras con sus amigos en las afueras del castillo. Tiene tres hermanos menores los cuales, en sus palabras, son "más irritantes que una pulga"─. Hizo comillas con los dedos─. También comenta que es el siguiente en la línea de sucesión al trono debido a que su hermano mayor murió hace algunos meses─. El doctor alejó un poco su silla de la mesa y soltó un suspiro, cansado.

Michael estaba perplejo por lo que escuchaba. Nada de lo que el médico decía, coincidía con la personalidad de su hijo. Él había observado cambios en las actitudes que su hijo demostraba, como altanería y egocentrismo; pero no pensó que el golpe hubiera hecho que Tristán desarrolle un alter ego. 

─Disculpe, pero nada de esto tiene sentido─. Respondió Mike, asustado─. Todo lo que usted nos ha dicho parece sacado de un cuento para niños. Mi hijo jamás diría cosas así. 

─Ese es el problema, Michael─ Clarke se aclaró la garganta─. Si vemos las cosas desde la perspectiva del chico, él ya no sería su hijo. En esencia, él ya no es Tristán.

Rebecca sintió una opresión muy fuerte en el pecho. Ya era lo suficientemente duro observar a su hijo inconsciente por semanas; como para tener que verlo desconocerla todos los días. 

─¿A qué se refiere con que ese chico no es mi Tris? ─Preguntó, tratando que su voz no se quiebre. 

Clarke se tomó el puente de la nariz y cerró los ojos un momento. Él tampoco sabía qué decirle a la familia con exactitud. En todos sus años de médico, nunca tuvo casos así. Decidió decirles la nueva teoría que manejaba, esperando que los señores Powell queden satisfechos con la respuesta. 

─Bueno, como les repito, él está seguro que es otra persona─ declaró, intentando verse tranquilo─. Eso nos llevó a pensar que, es muy probable que su hijo esté pasando por un cuadro de psicosis esquizofrénica. Eso podría explicar su cambio de actitudes y los delirios de ser alguien más. 

Rebecca comenzó a sollozar al oír el diagnóstico. Además de los problemas físicos y la terapia que tendría que llevar, su hijo también pasaría el resto de su vida con problemas mentales. 

─¿Es posible que nuestro hijo haya desarrollado la esquizofrenia por el accidente? ─Inquirió Michael, entregándole un pañuelo a su esposa. 

─La mente es muy prodigiosa, y muy frágil a la vez─. Explicó, colocando ambas manos sobre la mesa─. No hay dos pacientes iguales, y los diagnósticos pueden variar mucho de persona a persona. Sí existen registros de pacientes que desarrollan algunos trastornos por traumatismos encéfalo craneanos. En el caso de Tristán, la esquizofrenia es solo una posibilidad─. Aseveró─. Es por eso que mañana le realizarán una evaluación psiquiátrica. Dentro de un par de días, tendré los resultados.

Michael asintió sin mucho convencimiento. El doctor habló mucho, pero no dijo casi nada. Aún así, le aterraba pensar que su hijo pasaría el resto de su vida asediado por una enfermedad mental. 

Rebecca secó su rostro y se acomodó en su lugar antes de hablar.
─¿Qué pasaría si sale positiva? ─Cuestionó ella, conteniendo las lágrimas.

─En ese caso, comenzaríamos el tratamiento de su hijo con los medicamentos pertinentes─. Repuso Clarke─. Lo derivaríamos por completo al área de psiquiatría y ellos se encargarían de continuar con el proceso.

─Y si eso ocurre, ¿usted cree que se quede internado de por vida? ─La preocupación inundaba la voz de Michael─. ¿O le darán el alta en algún momento?

─Lo mejor sería no adelantarnos a los hechos ─contestó tranquilo─; pero déjenme decirles que con la prescripción adecuada, su hijo podría salir de aquí pronto y llevar una vida normal. 

Clarke tomó un lapicero y sacó una hoja de su escritorio. Se trataba de un cuestionario que había impreso recientemente y necesitaba hacerlo a los padres de Tristán. Él mismo lo elaboró basándose en las respuestas del muchacho, y le ayudaría a tener más claro el panorama sobre el delirio en que vivía su paciente. 

─Señores Powell, quisiera hacerles unas preguntas sobre su hijo─. Continuó, sonriendo─. Serán breves─. Ellos asintieron─. Perfecto, lo primero que necesito saber es si ustedes tienen alguna idea de dónde su hijo pudo tomar el nombre de Dominic.

─Nunca escuché ese nombre antes─ repuso Rebecca─. Y el apellido que dio también es bastante extraño. No sabemos por qué él decidió llamarse así. 

Clarke anotó las respuestas con prisa.
─¿Y ustedes saben por qué se cambiarían de nombre, o de identidad?

─No, lo lamento─. Michael respondió esta vez─. Tristán era un chico con una vida normal. Él se dedicaba a sus estudios y siempre mencionaba lo mucho que se esforzaba para estar en los primeros puestos de su carrera. No creo que, antes del accidente, mi hijo haya querido ser alguien más.

─Comprendo─. Clarke volvió a tomar el expediente, y lo leyó antes de continuar─. Tristán mencionó que, el último recuerdo que tiene, es haber caído de un caballo mientras montaba con sus amigos. Dijo que después de eso, despertó aquí─. Elevó la vista─. ¿Qué pueden decirme de eso?

Rebeca rio bajo al oír eso. Muchos recuerdos llegaron a su mente. 
─Mi hijo les tenía miedo a los caballos. Estoy segura que él no lo recuerda, pero cuando tenía dos años, lo llevamos a una feria. Tristán se asustó cuando vio a un caballo bailar marinera, debido a los fuertes galopes que daba. Desde eso, él les ha temido─. Sonrió con nostalgia─. Es imposible que él haya ido a cabalgar. 

El doctor se asombraba cada vez más con lo que escuchaba. Esperaba que la evaluación psiquiátrica dé un resultado positivo; de otro modo, él se volvería loco. Le daba la impresión que, de un momento a otro, el joven se había convertido en otra persona. 

─Doctor, ¿usted cree que Tristán vuelva a la normalidad en algún momento? ─Rebecca consultó.

─Haré todo lo que esté a mi alcance porque así sea─ prometió─. Y es en pos de su mejora que quería proponerles hacer un experimento social con su hijo─. Confesó con nerviosismo.

Michael se sintió intrigado con las palabras del galeno.
─¿Qué clase de experimento? ─Curioseó─. Porque no quisiera que mi hijo vaya a terapia de electroshock.

─Bueno, yo no había pensado en ese tratamiento aun─. Ladeó una sonrisa─. Lo que yo proponía era algo más sencillo─. Cerró el expediente y los observó a los ojos─. Desde el accidente, su hijo y Amelie Taylor no han tenido contacto alguno, ¿verdad? ─ellos asintieron─. Bueno; quisiera organizar un encuentro de los chicos en una habitación monitoreada por cámaras de vigilancia con audio incluido─. Explicó─. Quisiera ver si ellos se reconocen entre sí, o qué clase de interacción tienen. Tal vez, eso nos ayude a descubrir con más facilidad qué es lo que está pasando. 

─Amelie está pasando por una situación similar, ¿verdad? ─Intervino Becca.

─Algo así─ confirmó Clarke─. Su madre ya aceptó que el encuentro se lleve a cabo. Necesito su autorización también para gestionar el espacio y el momento en que se efectuará la reunión. 

Rebecca observó fijamente a su esposo y él asintió. Después de todo, el experimento no sonaba peligroso para su hijo. 
─Aceptamos, doctor─ Michael habló decidido─ tiene nuestro consentimiento. 

Clarke les agradeció y los hizo firmar unos documentos. Se despidió de ellos con cordialidad y les pidió cerrar la puerta al salir del consultorio. El dolor de cabeza volvió; y él resolvió salir y comprar algo de comer. Él confiaba en que, las nuevas pruebas que ordenó para los jóvenes den más resultados que los electroencefalogramas. Y que el encuentro entre ellos pueda, por fin, darle una pista real de lo que estaba pasando. 


¡Hola!

¿Qué les pareció el nuevo cap? ¿Qué creen que suceda cuando Dominic y Rosalie se conozcan?

No se olviden de votar, comentar y compartir.
Les mando un abrazote

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top