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JaeYoon suspiró leve saliendo del avión, había sido un vuelo bastante largo y la mujer detrás de él quejándose de todo no ayudaba mucho, ni dormir pudo.
Un largo mes había pasado, las cosas en Seúl se habían calmado un poco, RyuJin había sido internada, HeeSeung ya no le quería matar y su trabajo se había aligerado un poco.
Con respecto a Jay, cada día estaban en contacto, el mayor colocándole al tanto de su cachorro y él colocándole al tanto de sus amigos y familia.
JongSeong estaba por cumplir seis meses y medio, y luego de tantos planes, finalmente Jake había comprado un boleto para ir a visitar al Omega unos días, claramente con el consentimiento del estadounidense y el tío de este.
Caminó a la cinta eléctrica y agradeció que su maleta fuera la primera en salir, la tomó y caminó hacía el área de salida donde se supone que el tío del Omega iría a por él.
Miró alrededor y vio la foto que Jay le envió actualizada para saber a quien buscaba, nuevamente miró alrededor y abrió leve su boca viendo a cierto Omega buscarle con la mirada.
Rió leve y negó antes de caminar al rubio quien le miró y sonrió saludando.
-- Se supone que deberías estar en casa, descansando, no aquí bonito --Le miró, el más bajo negó riendo.
-- Quise recibirte, además si te dejaba solo con mi tío, lo más probable es que te abandonara en algún lado y me dijera que no viniste --Dijo como si nada-- Es bueno verte en persona finalmente.
-- Digo lo mismo, estás precioso, aunque siempre lo estas la verdad --Sonrió el Alfa, logrando su cometido de sacarle un sonrojo al más bajo quien negó rodando los ojos.
-- Estoy gordo, parezco pelota de playa --El más bajo acarició su pancita de casi seis meses y medio.
Jake mientras sintió que casi se moría de ternura, ¡Vamos!, el Omega de su sueños estaba allí, vestido con aquel bonito overol de jean, camiseta rosa, acariciando su pancita donde estaba un cachorro de ambos.
Era un milagro que siguiera vivo la verdad.
-- No lo estás, estás rellenito de amor, ya verás que habrá valido la pena --Sonrió dejando una caricia en la mejilla del de menor rango quien sonrió leve mirándole antes de tomar la mano del australiano y jalarla levemente.
--Vamos, mi tío nos espera.
-- Diosa luna allá te voy.
-- ¿Y si le agregó veneno?
JongSeong miró incrédulo a JaeYoon quien miraba inseguro su desayuno preparado por su tío.
-- ¿Y esa loca teoría de donde salió? --Alzó una ceja para darle un sorbo a su batido.
-- Tu tío me sonrió cuando me dio la comida, te juro que esa sonrisa era de todo menos buena Jong --tembló-- ¿Y si mejor como algo fuera?
-- Te matará, así de fácil --Soltó el más bajito-- Así que deja tu drama y termina de comer rápido que debemos irnos al chequeo.
-- Está bien --puchereó leve y dio el primer bocado.
Bien, no sabía mal...
Uh, ¿eso era orégano?
Y ese toque picante estaba bueno...
Aguanten, ¿por qué aumenta el picante?
Jay miró como el rostro del australiano se tornó totalmente roja y este comenzó a sudar antes de correr a buscar agua al refrigerador.
-- ¡Pica! --Chilló y tomó directo de la jarra antes de hacer una mueca y casi llorar-- ¡Está salada!
-- ¡Tío James! --Chilló el Omega.
Los pasos del mayor de la casa se escucharon y le vieron entrar riendo, casi que retorciéndose por la risa.
-- Oh joder, tenía tantas ganas de hacer eso --Se secó una lágrima que se le salió por la risa.
-- ¡Casi lo matas! --El rubio miró mal a su tío, ignorando como Jake se atragantaba con la leche de cartón.
-- Me la debía --Sonrió como si nada el adulto.
A Jay casi que le da un tic nervioso en el ojo derecho.
-- Inhala y exhala, uno, dos, tres, cuatro, cinco... --Murmuró bajo el Omega tomando aire y exhalando mientras salía de la cocina para no matar a su tío allí mismo.
El adulto rió negando y miró al Alfa australiano tomar aire ya más calmado.
-- Bien, más te vale cuidar de mi sobrino, de lo contrario a la próxima serán agujas en la comida --Le señaló, el castaño asintió cansado, realmente ya se le hacía raro que el adulto no le dijera nada en sus días allí.
Él como había estado haciendo, solo se dejaba hacer, aceptando cualquier mal comentario u castigo por todo lo ocurrido.
Aunque eso no evitó que se sobresaltara al ver un zapato aparecer de la nada y golpear en la nuca al hombre mayor.
-- ¡Te escuché maldito viejo lame botas! --El grito de Jay resonó, el hombre se quejó y él solo rió bajito.
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