[ two ]
─ Ese tonto de Hyunjin, no hay un solo día en el que esté buscando pelear.─ Pronunció Yeji con fastidio a la vez que daba la espalda ante la escena de su hermano discutiendo con el apuesto Crush de su amiga.
─ Y... Si le hace algo a Sunghoon, Yeji detenlo por favor~ ─ Yuna tomó del brazo a la rubia y la comenzó a mecer desesperada.
Ambas sabían el desagradable temperamento que se cargaba el mayor de los Hwang, conocían muy bien que si a él se le pintaba la gana acabaría por echársele al azabache a golpes, y este último tampoco se quedaba de brazos cruzados.
Aunque al rubio nunca se le vio pelear dentro del plantel, Park fue un caso contrario; hace menos de un mes recibió un reporte y castigo gracias a que se abalanzó contra golpes a un par de estudiantes de último año que emitían comentarios despectivos sobre él. Le costó también un par de días de suspensión.
"Es increíble cómo el entrenador decidió acoger maricas en nuestro equipo de fútbol americano. Ese idiota de Park cree que va a jugar con el estómago".
─ Suéltame Yuna, ni creas que me voy a meter en las peleas infantiles de Hyunjin.
La castaña volvió su vista y pudo ver como el mayor ahora perdía la suya entre todos los alumnos, como si estuviera analizando a cada una de las personas que yacían en el aula, y al cabo de unos pocos segundos, el grupo de amigos había vuelto a su mood de siempre.
Yeji suspiró pesado y se echó en su silla.
─ Ya ves, esos dos siempre son lo mismo. Ya hasta parecen pareja con problemas maritales.
─ ¡No digas eso Yeji, Sunghoon no es Gay!.─ Yuna chilló y empujó del hombre a la rubia, quién riendo solo quitó la mano de su amiga de encima suyo.
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La cabeza de Sunghoon estaba hecha un nudo gracias al coraje y el estrés que provocó hace unas horas el chantaje de Hyunjin. Se maldecía una y las veces posibles, aquel momento donde se inclinó a tomarle esa foto a la japonesa a cambio de unos dólares. Si hubiera sabido que el bicho raro de Kim era cercano a Hwang, nunca habría aceptado semejante babosada.
Ahora debía acostarse con una chica con la que nunca antes habló, y así ese rubio bocón no lo delate con la extranjera.
Yuna... Shin Yuna.
La conocía de miradas y al ser compañeros de curso, sin embargo, entre palabras y números no ha habido un contacto relacionado en ese aspecto. Bien podría ser otra que esté locamente enamorada de él, y si así fuera mucho antes se le pudo declarar y la rechazaba con facilidad.
No quería en lo más mínimo perder su virginidad con una extraña; él estaba seguro que podía guardarse hasta que la persona que ama volviera. Y es que Sunghoon estaba fielmente enamorado de quién hace 4 años era su amiga, Jennie Kim.
Nunca confesó sus sentimientos a la morena y ella mucho menos le dio señales de interés amoroso por él, algo que también le desanimó al azabache.
─ Sunghoon, si algún día regreso y todavía seguimos siendo amigos... Si todavía mantenemos la misma confianza, hablaré contigo de algo muy importante.
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Yuna aceleraba el paso y casi que corriendo, pues quedaban menos de cinco minutos para que la sirena de clases sonara y la inspectora Yoo se pare en la entrada a tomar los atrasados; lo que menos quería la era un reporte.
Sin embargo, una vez llegó al borde de la vereda y esperando a que el semáforo marque el paso, junto a su lado se posó ese apuesto azabache y que gracias a su sola existencia provocó que los latidos de Yuna incrementaran y un enorme nerviosismo le invadiera completa. Le vio un par de veces por reojo pues no era capaz de echarle bien la mirada, aunque él se le adelantó y giró su cabeza sonriéndole; era evidente que se había dado cuenta que le intentaba mirar pero su pena no le dejaba.
─ Hola.─ Le saludó de manera simpática.
Espera. Park Sunghoon le estaba dirigiendo la palabra por primera, ¿O tal vez estaba alucinando por el apuro de ingresar a la institución antes que la inspectora Yoo tomara nota?.
Suspiró y parpadeó rápidamente. Se volteó con valentía y tragando fuerte quiso responderle el saludo.
Para su mala suerte, el semáforo ya había marcado el paso y el mayor se dio cuenta. Dio un paso, no si antes tomar la mano de la castaña y llevarla consigo.
Esta sola acción dejó a Yuna embobarse casi al instante y admirar la increíble existencia del pelinegro, solo desde atrás. Su espalda que cargaba la mochila llena de libros, y su cabello peinado que gracias al viento dejaba escurrir ese mentolado aroma hasta la deseosa nariz de Yuna.
Entraron justo a tiempo.
─ ¿Vas al salón o...? ─ Él volvió a hablarle, y ella casi sin saber que decir se relamió los labios antes de contestarle.
─ No... D-digo, creo... O sea si... Si voy-
El se rió levemente por su tartamudeo.
─ ¿Nos vamos juntos?. Yo también voy, debo revisar bien mis apuntes antes de que empiece la clase, hoy me toca exponer y lo que menos quiero es una mala nota.
Yuna asintió y sonrió. Ambos tomaron paso hasta el aula.
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─ Shin Yuna, debes explicarme qué es lo que acaban de ver mis ojos y si no estoy alucinando.─ Yeji tomó por los hombros a su amiga, quién también apurada llegaba hasta su banca y tomó asiento.
─ Es justo lo que acabas de ver Yeji; estaba en la parada esperando a que el semáforo me diera paso y justo llega él... Entonces... Me sonrió, me saludó... Tomó mi mano para cruzar y... Me quiso acompañar hasta el aula.
─ Quizá seas la primera chica con la que Park haya tenido el más mínimo contacto.
─ Tal vez...─ La castaña sonrió leve y escondió su rostro entre sus manos.
Por otra parte, y algo desanimado, Sunghoon llegaba hasta su silla y echaba la mochila de mala gana sobre la mesa, que a la par Hwang se giraba frente a él y reía en tono burlón.
─ Maldición Park, al final sí tienes los huevos suficientes. Eres un desalmado total.
El mencionado le miró con cierto desprecio sin decir una sola palabra. Sin embargo, por dentro sentía una inevitable gana de echársele a golpes sobre el cínico rubio y terminar con su ridículo chantaje, que le diga a la japonesa que fue un total imbécil porque aunque haya pasado a penas unos minutos de su tortura, ya no podía seguir más.
─ Ya quiero ver la carita de esa pobre infeliz cuando le robes la virginidad y que al final todo fuera una mentira... ¿Y por qué?, Porque el sucio señor presente fue un estúpido que bailó por un par de dólares.─ Y volvió a reír.
─ Escúchame, si no cierras tu jodida boca juro que me paro y te acabo la maldita existencia a golpes.─ Hyunjin alzó una ceja y llevando su lengua a un lado de su mejilla bufó.
─ Lo que digas, Park. Mira, ya va a empezar la clase, cuidado y terminas ojeado por la penetrante y enamorada mirada de esa chiquilla.─ Le señaló hasta atrás y el sin pensarlo le siguió el camino.
Pues ahí estaba la ingenua castaña volviendo a echarle pequeñas miradas incompletas y claramente con las mejillas más pintadas de un lindo color rojo tomate.
Suspiró sin ganas y le sonrió, cosa que ella logró captar y se la devolvió de la misma forma, aunque al cabo de un segundo de giró avergonzada.
─ No lo arruines Park, o todo el plantel sabrán que eres un cerdo pervertido.
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