[ seven ]
─ Perdón la demora, ¿Ya comieron? ─ la castaña abrió la silla y se sentó en esta, miró a ambas chicas mientras que éstas la miraron con el ceño fruncido.─ ¿Pasa algo?
─ Yuna, le quedan menos de dos minutos al receso. ¿Acaso estabas transcribiendo todo el parcial?─ respondió Yeji de brazos cruzados sin quitarle la mirada de encima a su amiga.
Yuna mordió su labio inferior, bajó la mirada y volvió a esconder sus manos bajo la mesa, una clara señal de que sus amenazantes nervios la estaban atacando una vez más.
─ No es nada... Solo que, estaba-
─ ¿Con Park? ─ interrumpió Jimin ladeando su cabeza y una leve sonrisa de lado. Yuna tragó en seco y negó casi al instante.
─ ¡No! ¿Por qué dices eso? Claro que no estaba con él. ¿Por qué lo estaría? Que cosas se te ocurren YuJi~ ─ Hablaba rápido entre pequeñas risas incómodas.
─ Creo que Jimin tiene razón, Sunghoon entró a la cafetería casi al mismo tiempo que tú, sin contar que no te quitaba la mirada de encima mientras tú le dabas la espalda... A no ser qué... ─ Yeji se detuvo de hablar y pensó un par de segundos antes de abrir sus ojos sorprendida, agarró por el antebrazo a su Jimin dándole a entender lo que en ese instante había pasado por su mente.
La pelinegra dibujando la misma expresión que la rubia, ambas se juntaron a cada lado de la castaña presionando sus brazos.
─ ¿Pasó algo entre ustedes? Suéltalo todo Shin Yuna.─ preguntó Jimin directo arqueando una de sus cejas.
Yuna sintió sus mejillas arder y su corazón latir a mil por hora, nuevamente.
─ Sabemos que eres mala para mentir Yuna, así que más vale decirnos todo claro y conciso.─ le presionó Yeji mientras le apuntaba la nariz con su dedo índice.
─ Y-yo...
Para su suerte, la campana del recurso había sonado.
Sintió un fuerte alivio y agradeció a los maestros por salvarla de contar sus intimidades. Se sentiría tan avergonzada con ese par al primer segundo de regar una sola palabra de lo que había pasado entre ella y el azabache en el aula de clases, peor aún, lo que hicieron el fin de semana.
─ Lo siento chicas, ya tocó clases, algún día les diré por qué llegué tarde.
Se paró rápidamente de su asiento sin darle tiempo a sus amigas de decir "abc", quiso acelerar el paso hasta la puerta de salida y llegar al bendito salón.
Mientras que casi corría entre la multitud y pidiendo disculpas por los choques involuntarios, sin dejar de ver el suelo, parecía que la suerte no siempre estaba de su lado.
Una vez más, el destino la traiciona y chocó bruscamente contra un brazo, sintiendo como sus zapatos pisaban los contrarios confundiendo el paso y provocando así que el sujeto y ella perdieran el equilibrio. Estos cayeron de espalda sobre el grupo que en ese momento acompañaba a su víctima.
─ ¡Ey, ten más cuidado por dónde vas! ─ Exclamó levemente uno de ellos.
─ L-lo siento yo no-
Yuna subió la mirada y congelándose paró su habla.
─ Veo que a alguien ya se le hizo costumbre chocar contra mí, pero hoy ya fuiste demasiado lejos.─ El suave tono de la voz del azabache hizo que la piel de Yuna se ponga de punta y su corazón nuevamente vuelva a latir descontrolado. Él tomó postura así como la castaña hizo lo mismo.
─ D-disculpa... Iba distraída y-
─ ¿Siempre es así de tonta? ─ Yuna desvío su mirada hasta uno de los amigos del azabache, por supuesto, Hwang Hyunjin, no le sorprendía, pues siempre era un insolente sin modales y que haya preguntado de forma sarcástica era solo otra de sus características como personaje.
El azabache volteó hasta el rubio y dedicándole una fría mirada este se calló sellando sus labios en forma de burla, alzó sus manos como un símbolo de "paz". Sunghoon devolvió sus ojos hasta encontrarse con los de la castaña, expulsó un leve suspiro pues se había dado cuenta que todo esté tiempo no había soltado el agarre que tenía contra esta en su antebrazo, y sin sorprenderse, ella no lo había apartado.
Le sonrió cálidamente y alejó su mano de esta, guardándola en el bolsillo de su pantalón otra vez.
─ No te preocupes, se ve que ibas con apuro.─ Yuna asintió nerviosa, pues no sabía cómo responder o reaccionar ante las palabras que le decía el más alto.─ Pero mira, ¿No quieres que te acompañe?
Yuna tragó en seco, una vez más y entre abrió sus labios antes de echar una respuesta.
─ ¿Se van apurar? Tenemos clase con el anciano aburrido de biología y saben cómo se pone cuando no llegamos a tiempo.─ se quejó otro más del grupo.
Sunghoon rodó sus ojos.
─ Debiste largarte hace rato, no te tengo pegado a la suela del zapato Bang.─ replicó el azabache.
─ Sunghoon... S-si quiero que me acompañes.─ respondió Yuna bajo, cosa que si logró escuchar el mayor. Nuevamente le sonrió y le hizo una seña con su hombro para que avance.
─ Lidera el camino, linda.
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[ MOMENTOS ANTES ]
─ Sunghoon...
─ ¿Ibas para algún lado? ─ el más alto dio un par de pasos hasta la menor haciendo que está retrocediera en su camino, ingresando nuevamente en el aula.─ ¿Me estás huyendo, Yuna?
─ No, no te estoy huyendo ¿Por qué lo dices? ─ respondió la mencionada sin dedicarle una sola ojeada a su presencia.
─ Entonces por qué te alejas cuando me acerco a ti.
─ Esa pregunta es muy obvia... P-podrías tropezarte... Además, ¿Por qué te me estás acercando tanto? ─ el azabache rió bajito y se inclinó un poco, quedando a solo unos cuantos centímetros de la cara de Shin.
Llevó su manos hasta el mentón de la castaña y le obligó a alzar la mirada antes de encontrarse con la suya.
─ Cuando hablas con alguien lo miras a los ojos. ─ Le sugirió sin dejar de sonreírle de forma cálida, gesto que derretía internamente a la menor y provocaba que en ella aumente más el deseo de echarsele encima y abrazarlo con fuerza sin dejarlo ir con facilidad.─ Me acerco a ti, porque quiero verte más de cerca... ¿Te han dicho que tienes unos ojos muy lindos, Yuna? ─ Ella se quedó estática sin pronunciar una sola palabra dejando todo el diálogo a merced del contrario.─ Son grandes, oscuros, tienes unas pestañas largas y preciosas... Todo tu rostro es lindo.
Yuna se sorprendió por el corto halago de Sunghoon, que sin un aviso previo, su cara entera comenzó a pintarse una vez más de ese chillón tono rosado que ardía también sobre sus mejillas.
─ También me gusta cuando te sonrojas, veo que no estás acostumbrada a que te digan cosas lindas.
─ P-por qué me estás diciendo todo esto, Sunghoon...
─ Me gusta ser sincero, y tú eres muy linda. ¿Te molesta?─ Ella negó rápidamente.
─ ¡No! Si me gusta... Digo, es la primera vez que alguien me lo dice... Y tú... Tú lo haces más especial.
─ ¿De verdad? ¿Puedo saber por qué?
─ Ah... Yo- ¡Agh!
Yuna tomó su postura y escapó de la pequeña prisión en la cual el azabache la había encerrado, camino unos cuantos pasos más lejos de él aún cerca del escritorio del profesor. Sunghoon inhaló y dio media vuelta hasta la puerta corrediza y la cerró aplicando el seguro en esta.
Yuna sin darse cuenta, pues también le estaba dando la espalda nerviosa, no se atrevía a verle a la cara.
El muchacho se dispuso a acercarse otra vez hasta la chica y se paró otra vez frente a ella.
─ Quiero hablar sobre lo que pasó entre nosotros el sábado.
Yuna se sorprendió, pues era el tema que menos esperaba hablar con alguien y peor con él que fue gracias a este que estuvo pensando todo el domingo en su cama echada sin hablar con alguien al celular o tomarlo en cuenta, por la vergüenza eterna que se asomó en ella desde entonces.
─ No sé que decir... Estoy muy avergonzada. T-tu hermana casi nos encuentra y yo...─ Ella aclaró su garganta y cubrió sus mejillas con pena.─ Perdoname, por favor.─ Sunghoon frunció el ceño y ladeó su cabeza confundido. Por segunda vez llevó una de sus manos hasta el mentón de ella, quitando las suyas manos y alzando su mirada, mientras posaba la otra sobre la cintura de la más baja.
─ Ey, ¿Por qué me pides disculpas? Antes debería ser yo, porque fui yo quien te besó y después pasó aquello entre nosotros.─ siguió el azabache expresándose con serenidad ante la asustada castaña.─ Yuna, no quiero que te sientas incómoda con mi presencia, si quieres olvidar lo que hicimos solo dilo y yo te respetaré por ello. Lo que menos quiero es que vivas con esa vergüenza gracias a mí.
Yuna suspiró.
─ No lo quiero olvidar, pero tampoco te quiero mentir Sunghoon, si es verdad que me da vergüenza verte a la cara después de aquello, un poco de incomodidad y miedo por como me ibas a tratar hoy lunes regresando a clases... Pero veo que ha sido todo lo contrario.─ la voz de la menor estaba más calmada, parecía hablar con más claridad y comodidad frente al más alto.─ Sunghoon, te lo vuelvo a repetir; me gustas mucho, para mí eres un chico increíble sin importar lo que algunos digan de ti.
La cara de Sunghoon mostraba una sonrisa amplia y amorosa frente a esta chica, pero por dentro se sentía tan opuesto, culpable y horrible por la declaración de ella, pues todo era lo contrario a como lo pintaba.
Él no era un chico increíble, no tenía ni una pizca. Tan solo un idiota que está desperdiciando la honestidad y sinceridad de una pobre chica enamorada de él. Solo pensar en el daño que causará en ella cuando se entere de la verdad, provocaba que su corazón se encogiera del coraje y la tristeza.
─ Shin Yuna, ¿Puedo tener tu permiso para besarte? ─ Ella lo miró a los ojos perpleja y relajó sus cejas antes de asentir con la cabeza y una pequeña sonrisa.
Sin perder el tiempo Sunghoon la tomó por la nuca y la atrajo para juntar ambos labios en un profundo beso, empezando con un ritmo lento permitiéndose a ambos sentir cada silueta carnosa que se les permitía saborear en ese rato, el dulce sabor de la boca de la más baja y el embriagador movimiento de sus labios hacían que el azabache se perdiera de a poco en sus pensamientos mientras jalaba suavemente de su blusa para pegarla más a su cuerpo. Yuna por su parte enredó sus dedos entre los finos cabellos del mayor y apretando levemente estos exigiendo así aumentar la profundidad del beso.
El azabache dejando a un lado su cordura, se atrevió a tomarla con ambas manos por la cintura y sentarla sobre el escritorio del profesor, algo en lo que Yuna no puso objeción y se dejó llevar en ese momento, pues también se había perdido en la pasión de sus labios siendo devorados por el contrario. Las manos del azabache bajaron con lentitud dibujando su recorrido hasta los expuestos muslos de la menor, los cuales acarició sin temor levantando unos cuantos centímetros su falda dándose más paso a la extensión de estos.
Después de un par de minutos separaron sus bocas y con desespero el mayor recorrió con besos las mejillas de la castaña bajando hasta su cuello el cual también soltó una pequeña dosis del dulce aroma de su perfume, cual lo embriagó locamente exigiéndole por más caricias. Yuna jadeó bajo y llevó sus inocentes manos hasta el pecho aún cubierto del muchacho, sintiendo su respiración agitada y pesada a pesar de solo brindarse unos cuantos besos a ambos, pero claro, la excitación y el repentino deseo del momento le estaban haciendo efecto de manera brusca.
Sunghoon metió sus traviesas manos bajo la blusa de la muchacha y se deleitó acariciando nuevamente cada centímetro ciego de esa suave piel.
Aunque ambos se habían atontado por la calentura, Yuna tomó conciencia a fuerzas antes de parar sofocante clima que los golpeaba a ambos.
─ S-sunghoon, tenemos que parar... E-estamos en el instituto... No es correcto-
Él mencionado paró al instante y se acomodó nuevamente.
─ Joder.─ Él se acomodó el cabello viendo con pena a la castaña.─ C-creo que debemos salir.
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