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─ Si sigues así, terminarás haciendo una piscina con toda la baba que destilas, Yuna.─ La rubia de gatunos ojos, posó su mano encima del hombro de la mencionada. Suspiró y dirigió la vista hasta lo que con tanto anhelo apreciaba su amiga.

Y ahí estaba él, ese apuesto azabache que vestía de manera juvenil combinando perfectamente los colores que le favorecían sumando a eso el frío clima de aquél tiempo, arreglaba su cabello antes de echarse a carcajadas por algún chiste que se aventó uno de su grupo de amigos; Park Sunghoon, ese era su nombre, el muchacho más lindo que los ojos de Yuna hayan podido ver antes, creería presenciar la existencia de un hombre ficticio como si fuera sacado de algún libro, ese brillante y oscuro cabello, esos ojos lindos y marrones, una encantadora sonrisa alineada por blancos dientes, y una figura corporal tan bien trabajada por el deporte que practicaba en la institución.

Creería nunca acercársele por la larga y extensa fila de mujeres que le rodeaban hasta poder sostenerle la mano, y no como amigo, sino como su pareja oficial. Sin embargo, muchas de ellas eran fríamente rechazadas sin interés alguno, quedando con el corazón roto pero no con las esperanzas abajo. Shin no quería arriesgarse a la pasar la vergüenza más grande de su vida, mucho menos que la persona que le gustaba sea el causante de sus próximas burlas si llegara a pasar: La tonta castaña que fue rechazada por el apuesto jugador de fútbol americano del instituto de Seúl, Park Sunghoon.

Ese aterrador y largo nombre sería exagerar la situación, y de hecho Cha Hyemi quien se había declarado al pelinegro dos semanas antes -y que por cierto, también rechazó sin dejar migajas- se ganó ese enorme apodo una semana entera, todo si círculo "amistoso" y de conocidos la molestaron a más no poder.

─ ¿Qué acabas de decir?─ El azabache puso su mano detrás de su oreja en señal de que la más baja repita aquellas frases que le dedicó hacia unos segundos.

─ Q-que... ¡Qué me gustas Park Sunghoon! Y... ¡Y quiero que seas mi novio!...

El mayor negó con la cabeza y reía bajo desviando su mirada hacia otro lado, luego llevó ambas manos hasta los brazos de la chica; está por su parte creía ver una luz de esperanza gracias a la acción del contrario, ¿Ya tendría la partida ganada?...

Pues no.

─ ¿Acaso me crees idiota o algo parecido? Yo JAMÁS andaría contigo, grábate eso en la hueca cabeza que tienes...─ La miró de arriba hacia abajo, y no lo negaba, era muy guapa y podría darle una oportunidad si no fuera porque esperaba a que alguien más a la altura que deseaba se lo pidiera.─ Yo espero a otra persona, así que, si me disculpas...

─ No soy yo Yeji, te lo juro... Es Hussey.

─ ¿Vamos a empezar con las personalidades, Yuna?.─ La castaña arrugó su nariz y escondió su rostro entre sus brazos y el escritorio.

─ Aconséjame una cosa Hwang, ¿Creerías que estoy loca si me quiero declarar a Sunghoon este viernes en el cerezo?.─ Yeji frunció el ceño y rodó sus ojos con disgusto. Sabía que su amiga estaba perdidamente enamorada de ese cínico hombre, que le conocía perfectamente y lo que pasaría si intenta confesarle sus sentimientos a ese desalmado.

Park Sunghoon también se le conocía entre su círculo amistoso como el recolector de corazones, por su extensa lista de rechazos. Llegando a provocar a muchos la pregunta del por qué no acogía a ninguna hermosa chica de la institución o fuera de esta. Su último registro en relación a una fémina fue hace ya 4 años, cuando mentía una relación amistosa con la morena Jennie Kim, quién desafortunadamente obtuvo una beca en Alemania para culminar sus estudios de secundaria.

Kim era la única mujer con quién se le pudo llegar a ver a Park, aunque no llegaron a nada amoroso más allá de la amistad que ambos sostenían.

Y alrededor de esto, los estudiantes formaron dos teorías:

1. Estaba o sigue estando enamorado de su amiga, por eso rechaza a todas las chicas que se le declaran. Y esto surgió gracias a las palabras que le dedicó a su última víctima, Cha Hyemi: "Yo espero a otra persona".

2. Era Gay.

─ Sin reprocharme, por favor.

─ Te aconsejo que te olvides de ese tipo.─ Yuna Bufó por la seria respuesta de la rubia y agachó la cabeza.

─ No le llames "tipo", su nombre es Sunghoon.

─ No me importa cual sea el nombre de ese T I P O, yo no quiero que te relaciones con él. Sabes muy bien como terminan las chicas que le confiesan su amor y como son molestados por todo el instituto luego de eso.─ Shin dibujó un puchero en sus labios decepcionada.

Ella quería mucho a su amiga, si no fuera porque es la única que le comprende y con quién tiene más confianza, podría dejarla ahí tirada e ir a buscar una mejor consejera que no fuera Yeji.

─ Gracias, consejera Hwang...

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─ De verdad quisiéramos saber qué pasa por tu mente Sunghoon; has rechazado un centenar de mujeres hermosas con las que yo fácilmente aceptaría, inclusive por una sola noche.

─ No tengo respuesta para eso, simplemente...─ Se bajó del escritorio y se dirigió hasta la silla donde se sentó posando sus pies nuevamente en el mueble de madera.─ Ninguna se me antoja, a diferencia tuya Hyunjin, que no te importa si se trata de la tipa más fea de este centro, te la cogerías sin pensarlo dos veces, yo sí tengo decencia.─ El resto de chicos que le rodeaban, emitieron un bajo sonido gracias a lo dicho por el azabache hace unos segundos.

Y vaya que no mentía, Hyunjin era un mujeriego imparable con una calentura a tope, recuerda que incluso llegó a cogerse a la maestra de informática a cambio de redondearle la nota a siete, así evitaba que sus padres lo matasen.

─ Idiota.

─ Escupe lo que quieras, no es peor que traer colgada de tu pene a una señora de 40, y cambio de dos milésimas de puntos.─ Un pelirrojo de grandes ojos quiso interponerse. Ese par dentro de aquel grupo, solían llevarse como agua y aceite aunque se consideraban amigos a muerte, pero la más minúscula palabra los ponía hirviendo el uno al otro. Quizá hasta tal punto de quererse estrellar los puños.

─ Bien, yo creo que ya estamos suave, ¿Verdad?.─ El más bajo puso ambas de sus manos sobre el pecho de Hwang, queriendo evitar que de acercara más al pelinegro; aunque la mesa les separa, era la capaz de pasársela encima nada más para agarrar al otro del cuello y guindarlo ahí mismo.

─ ¿Con qué ya comenzaste a sacar tus Aires de grandeza, no cierto?.─ El rubio apretó sus puños, fulminando con la mirada a su "ami-enemigo".─ ¿Crees que no eres hombre? Venga, no me digas bobadas. Todo hombre se babea por cualquier mujer con escote que se le pare enfrente.─ Sunghoon arqueó una de sus cejas y sonrió de lado sin quererle dar importancia mínima a lo que el otro de recalcaba.

─ Vierte todo Hwang, yo no caigo fácilmente ante la presencia de una mujer, por más guapa o fea que esté.

─ Ah, ¿Eso crees?. Pero si les rompes el corazón, ¿No es así?.─ El azabache asintió con la cabeza y sin dejar de sonreír.─ Eres igual de sin vergüenza que yo, me dirás que me acuesto con todas las tontas de este instituto, pero tú te la pasas humillandolas con palabras y rechazando a todas de la peor forma.

─ Prefiero mil veces rechazar y ser sincero, antes que acostarme con una mujer que no me interesa.─ Hwang rió.

─ No soy tonto Hoon.─ El rubio rodeó el escritorio y acercándose de apoco hasta el oído del menor le susurró.─ Se que fuiste tú, quien le tomó las fotos en el vestidor a Minatozaki.

Sunghoon frunció rápidamente el ceño y atónito apartó de un solo empujón a Hyunjin, quién solo volvió a reír de forma cínica.

Hace una semana, un estudiante de último año llamado Kim Taehyung llegó a hablarle, nada más para pedirle una de las cosas más perversas y sucias que a Park le habían propuesto antes. Tomarle una foto a una chica mientras se cambiaba, a cambio de cien mil won, dinero mísero pero que podía mover a cualquier mono.

Lo único que no sabía el azabache, era que aquel sucio joven era uno de los amigos de Hwang, quién sin pelos de vergüenza le confesó y mostró al menor su horrendo encargo.

Lo había hecho, aprovechó que la muchacha extranjera siempre era la última en entrar a los vestidores, y le tomó una foto en interiores.

─ Quién fue el imbécil que te dijo semejante barbaridad.

─ No tengas vergüenza, ahora ves que ambos tenemos la misma mentalidad. Pero...

─ Mejor cállate, no quiero seguirte escuchando balbucear.

─ Te ofrezco el doble de cantidad si te acuestas con alguna chica de este salón.─ Park rodó sus ojos y negó con la cabeza. Los otros chicos sólo pudieron taparse la boca debido al asombro.

Hyunjin era una persona con plata de sobra, su padre era dueño de una empresa de talentos sumamente grande en el país, y su madre una abogada respetada entre la ley, así que no era sorpresa si se le veía portar millones diarios en el colegio o regalando un billete a quién se le parase enfrente.

─ Ni loco, Hwang.─ El mencionado levantó una de sus cejas, camino un par de pasos hasta llegar al escritorio y se sentó en el borde de este.

─ Si no lo haces, le diré a Minatozaki Sana que fuiste tú el culpable de esa vergonzosa foto de ella, que ahora estuvo circulando por el muro oficial del instituto.

─ Eres un..─ Sunghoon apretó sus puños y levantó uno al aire con la intención de clavarlo sobre la cara del mayor. Sin embargo, este se le adelantó y la apartó con brusquedad a otro lugar.

Bendito sea el día que se movió por una misera cantidad de billetes.

Se acomodó la ropa y aclaró su garganta antes de hablar, ya calmado.

─ Con quién debo hacerlo...

Hyunjin sonrió de lado, se giró rápidamente y analizó el salón en busca d una presa fácil de manejar para el azabache. Aunque no era muy variado el menú, pues todas las mujeres ya se le habían declarado antes, algo que no tendría gracia si ese desalmado te rechazó y luego te busca para tener una noche de sexo como si nada.

Hasta que logró divisar entre todo el desordenado salón a dos:

Hwang Yeji y Shin Yuna.

Era imposible que Yeji cayera por él, primero porque esa amargada era su hermana y la conocía perfectamente, y segundo, porque ella repudiaba a Park gracias a su comportamiento hacia las chicas.

Pero Shin, era la única de la lista que nunca se le ha acercado a Park, era perfecta.

─ Si logras acostarte con Shin Yuna, te daré dos millones de wones, tómalo o déjalo.

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