Capítulo 32

Bas

¿Alguien me puede decir cómo una persona a la que ves todos los días de pronto se vuelve un completo fantasma?

Va al colegio, sale con Jason y Lily, habla con Abby, y sigue siendo popular en la escuela. Pensaría que ha desaparecido de la noche a la mañana, pero todo el maldito mundo sabe que sigue aquí.

De no ser porque me fastidia hasta no dar más, diría que es una perfecta maestra en el arte de esconderse. No la he visto ni hablado con ella ni una sola vez desde que se fue llorando de la discoteca. Nadie me quiere decir nada de ella. 

No puedo creer que haya caído en la misma trampa de nuevo. Juro que si no es porque estoy loco por ella desde hace meses, ahora mismo la estaría odiando por sacarme de su vida sin darme ninguna opción a decidir por mí mismo. ¡Por favor! ¿Qué es eso de "te haré mucho daño si seguimos con esto"? Es parte de la vida que te hagan daño, joder. No puedes venir a este mundo y pretender salir indemne, sin una sola herida. Solo los ingenuos y estúpidos creen que eso es posible. Pero, claro, nunca me dio la oportunidad de explicárselo. Maldita sea ella y toda la influencia que tiene en las personas. No puedo creer que hasta Abby y April, que la aborrecen, se hayan puesto de su lado. 

Dios Santo, si hubiera sabido que esto iba a pasar, jamás hubiera dejado ir tan fácilmente.

—Eh, Bas. Ya basta. Supérala —me dice Abby, sacándome de golpe de mis pensamientos—. Han pasado tres semanas.

—¿Y crees que eso es suficiente para sacármela de la cabeza? Pues te digo que es difícil hacerlo, y lo es aún más si no quiero —le espeto—. ¿Y sabes qué más? Odio que te hayas puesto de su parte, sabiendo lo mucho que te desagrada.

Ella no se ofende por mi tono, ni siquiera se inmuta. Solo me mira aburrida, lo que solo hace que me enoje aún más.

—No te enojes conmigo, pero eso me lo has dicho más de diez veces. ¿No puedes inventarte algo mejor?

Sigue pasando las hojas de una revista de moda que tiene en las manos tranquilamente y yo me paso la mano por el cabello con frustración. Tiene razón.

—¿Cómo te sentirías tú, si de repente Peter o Marc, y no me mientas porque sé que te gustan ambos, te dijeran lo mismo que Raquel me dijo a mí, y luego todo el mundo te impide hablar, ver o saber de ellos? Dime Abby, ¿cómo te sentirías?

Ahora sí se quedó de piedra. Abby es mi mejor amiga desde hace años. No puedo creer que pensaba que podía ocultarme que le gustan dos chicos que, además, también son amigos míos.

—No es lo que piensas, juro que no lo es —me suplica con la mirada y sé que dice la verdad. Por más que Raquel se empeñe en creer que Abby es mala y sin corazón, no es cierto. Abby es una de las niñas más dulces que he conocido en mi vida, sino que al igual que todos, tiene su modus operandi, y a algunas personas no les gusta.

—Lo sé, te creo —me rindo, suspirando. Espero a que siga explicándome su situación cuando ella se muerde el labio y me mira con ojos dudosos. Sé que cuando esté lista, me lo dirá, así que no la presiono. Por otro lado, realmente sería bueno que por fin se comportara como lo hubiera hecho antes de conocer a Raquel y se ponga de mi lado.

—Está bien —cede—. Hay una forma en que tal vez la puedas tomar desprevenida y no tenga más opción que hablar contigo —apenas puedo ocultar la emoción. ¡Por fin!—. Aunque estoy segura que después intentará enterrarme viva.

Un temblor recorre su cuerpo y yo hago una mueca. Sí, Raquel da miedo cuando se lo propone y ambos lo hemos presenciado. Pero, sé que no sería capaz de hacerle daño a nadie que le importe al menos una pizca. Pasamos dos minutos en silencio completo hasta que me animo a hacerla hablar. Está claro que no quiere darme la idea por voluntad propia.

—Como sabes, la boda es el martes siguiente. —¡Oh, la boda! ¿Por qué no lo pensé antes? Es la oportunidad perfecta para una emboscada.

—No armará una escena en la boda de su padre. Le importa demasiado su reputación para hacerlo. Y yo tengo una invitación que ella en persona me dio, no hará falta colarme —completo por ella.

Abby asiente despacio, seguramente arrepintiéndose de haberme dado la idea. Yo la abrazo y le doy un beso en la frente.

—Eres un genio, Abigail Hartley.

Ella hace una mueca de asco, frotándose la frente. Sonrío, eso es algo normal en ella.

—No me llames así, sabes que no me gusta. Y, por favor, hazle entrar en razón ⎼⎼diría por su tono que le ha tomado cariño, pero luego dice algo más que hace que las dudas se disipen al instante—: Es insoportable tener que verla así de deprimida y con cara de perrito mojado todos los días. Estoy segura que mamá también ya se ha cansado.

Frunzo el ceño, pensativo. ¿Será que le dijo? Es una posibilidad remota, pero no pierdo nada intentando. Después de todo, si ya se aliaron para dejarme fuera de su vida, tal vez le haya dicho algo más.

—¿Te dijo por qué decidió hacer esa estupidez? —ella me mira directamente a los ojos y niega con la cabeza.

—No le ha dicho a nadie sus razones. Ni siquiera a Lily —. Eso es bastante, porque si sus razones son de mucho antes de que comenzara a confiar en alguien, es que tiene que ver con su madre o su hermano, y ella es demasiado reservada con respecto a esos temas—. Pero hay más —regreso al presente—. Creo que mamá y Victor saben algo. El otro día las escuché hablar en susurros y ellas jamás lo hacen. No alcancé a escuchar nada porque enseguida se dieron cuenta que estaba allí. Eso es muy extraño. Además, un día que llegaba a casa pasada la noche, Victor hablaba por teléfono. Mencionó a Raquel, a su madre y algo sobre la muerte de la última.

Suspiro y pienso en lo que me dijo.

—Lo último no tiene nada de extraño, la madre de Raquel murió de un infarto después de la muerte del hermano y ella... lo tuvo bien complicado —termino, porque es muy fuerte todo lo que Raquel me contó y siento que decirle más a Abby sería traicionar su confianza, aunque de todas maneras creo que ya lo sabe.

A Abby se le suaviza el rostro.

—Lo sé, pobre chica.

—Exacto, pero jamás te atrevas a decir eso frente a ella —le hago prometer. Lo cierto es que Raquel odia la compasión, pero Abby no lo dice por eso, sino porque ambos sabemos lo que se siente perder a un padre.

Ella asiente y luego le digo que ya tengo que irme porque mamá ya se estará preguntando donde estoy. Salgo de su habitación, y me demoro un poco en las escaleras, tratando de toparme con Raquel, pero sé que es inútil. Si ella no quiere verme, no lo hará a menos que se vea obligada a hacerlo. Es tan frustrante.

—Kiell, ¿ya te vas? Espera, por favor —. Nora va a la cocina y regresa un minuto después para darme un cuaderno rebosante de notas—. Dale esto a Kitty por favor, ella sabrá qué hacer —dice ajetreada y luego intenta despedirse, pero se lo impido. Primero tengo que preguntarle sobre Raquel.

—¿Sabes por qué Raquel decidió sacarme por completo de su vida?

No debería hacer esto con mi madrina, pero de algún modo tengo que intentar averiguarlo. Ella no me va a decir nada, aunque tal vez me dé alguna pista.

Una sonrisa triste se forma en sus labios.

—Le prometí que no le iba a decir a nadie, Kiell —. Hmm. Entonces sí sabe a lo que me refiero y Abby tenía razón—. Aunque estoy segura que te lo dirá algún día —me guiña un ojo y me despide. 

Resoplo.

Supongo que finalmente tendré que averiguar por mi cuenta qué es lo que pasa por la mente tan complicada de esa chica. Como siempre. 

Hola lectores :) Paso a decirles nada más que sigan leyendo el siguiente capítulo porque es probable que sea uno de los más importantes.

¡Gracias por leer! No olviden votar y comentar si les gusta.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top