Capítulo 3: Hamartia
Lo hizo.
Fue el pecador y el verdugo...Thomas fue la víctima.
Con cuidado se apartó del rubio quien seguía con la expresión paralizada. Sus piernas encontraron fuerza de donde no sabía que aún tenía, arrastrándolo al centro de la habitación a una distancia donde aquel inminente y desastroso rechazo lo golpeara con menor vigor.
-Dylan-El británico tragó saliva, finalmente saliendo de su trance-Mira, yo...-Por más que lo intentaba, aún no daba con las palabras adecuadas.
-Está bien-Interrumpió con suavidad-No es necesario que...
-Déjame hablar-El rubio desvió la mirada, arrugando su entrecejo tanto como le fue posible-Eres una de las personas más importantes en mi vida, sabes que lo eres-Afirmó el chico parándose del mueble-Esto no cambiará eso, eres mi amigo y...
-Por favor para-Pidió con esa lastimera sonrisa ladina tallada en su cara, el último recurso que le impedía romper su fingida calma-Sé que intentas no hacerme sentir tan miserable...pero no te alcanzas a imaginar el cuanto me lastima cada vez que dices esa palabra.
Thomas enderezó su espalda, soltó un largo suspiro y se relamió los labios con ansiedad-Dylan, lo siento-Pudo haberlo frenado, tal vez debió hacerlo, no obstante necesitaba oírlo de su boca-Te amo...pero no del mismo modo.
-Lo sé-Contestó casi al instante, bastante consciente de la situación-Siempre lo he sabido.
El rubio avanzó en un impulso y lo sujetó desesperadamente por los hombros-No sé...no sé qué debo hacer o decir-Admitió Thomas avergonzado, apoyando la frente contra su pecho-Lo lamento....lo lamento.
-No lo hagas...no es tu culpa-Susurró el menor-No quiero que estés afligido por esto, es mi problema-Intentó reconfortarlo paseando una de sus manos por la espalda del contrario-Eres mi persona favorita en el mundo...de haber tenido la oportunidad lo hubiese dado todo para hacerte feliz...
El rubio emitía leves sollozos mientras estrujaba su camisa-Desearía poder sentir lo mismo...Dylan, lo siento yo...yo no...
-Está bien...yo soy el peor-Contestó con voz robótica, contraria a los ríos cristalinos que volvían a caer desde sus cuencas-Si tan solo no hubiese sido tan estúpido como para enamorarme, quizás...quizás podríamos volver al bar y tomar otra cerveza; tú me hablarías de tus nuevos proyectos y yo del partido de los Mets...luego vendríamos aquí, ordenaríamos una pizza y veríamos una película cualquiera en la Tele.
-Podemos¡-Exclamó el rubio ilusionado-Jugaremos Mario Kart, recordaremos viejas historias, pasaremos un buen rato como en los viejos tiempos-Insistía Thomas respirando con agitación-Esto no cambiará lo que siento por ti, lo prometo¡
Correspondió la sonrisa, para después peinar con delicadeza el flequillo blondo de su compañero-Si sintieras lo que yo...sabrías que eso no es posible por mucho que así lo desee.
-Dylan te necesito, por favor-Suplicó el británico-Puede que sea difícil ahora, pero con el tiempo todo mejorará...
-Te he amado de esta manera por más de un año...el tiempo solo lo ha empeorado-Confesó como si hablase de una terrible enfermedad-Cada vez que nos distanciábamos pensaba: "Es transitorio, ya se me pasará, el tiempo lo cura todo ¿No?". Pero no importaban los días, semanas o meses...siempre que volvía a verte, regresaba al punto inicial
Thomas se separó de él, era evidente que expresarle sus sentimientos tan directamente le causaba cierta incomodidad, no obstante sus lagrimales le habían traicionado-Pero ahora que lo sé, podemos intentarlo juntos-Habló el rubio, implorando con la mirada.
Dylan podía apenas hacerse una vaga idea del atentado emocional que cometió al corazón, cuerpo y alma del inglés y aun así, ya era muy tarde para detenerse.
-Lo he intentado...teniendo que atragantarme con este amor incorrecto cada vez que te veo reír...Quererte como lo hago sabiendo que jamás sentirás lo mismo...duele tanto que ya ni siquiera puedo recordar cómo era tener una vida feliz...
-Dyl...si necesitas tomarte tu tiempo, lo comprendo-Intentaba de nuevo el mayor-Vuelve a estados unidos y descansa...yo iré a visitarte cuando creas pertinente; podemos hablar de esto o ya sabes...no hacerlo, como prefieras. Quizás reunirnos con los chicos y pasar el rato. Tomaremos las cosas al ritmo que desees-Thomas sonrió débilmente-Solo dime que es lo que debo hacer...
-Mátalo-Rogó Dylan, apretando los puños tanto como sus uñas se lo permitían.
El brillo húmedo en sus ojos le permitía diferenciar a duras penas la silueta del inglés, aun así sabía que el chico lo miraba con una intensidad y nostalgia semejante. Así tenía que ser ese momento que retrasó como un eterno idiota, su única salida de ese laberinto.
-No...no entiendo lo que dices-Le contestó el rubio en su confusión.
-El ser deplorable y cruel en el que me he convertido por amarte-Su suplica brotó con una estela de miseras mortificaciones-Si alguna vez has sido mi amigo, mátalo por favor...
Thomas abrió sus ojos por completo sacudiendo la cabeza, con una inmensa expresión de incredulidad y miedo que halló tierna pese a las circunstancias.
-A sido mi culpa-Alegó con firmeza dando un paso adelante-Que nuestra amistad se vaya a la mierda es mi maldita culpa-Escupió con disgusto hacía sí mismo-Dilo.
-¿Qué?-Balbuceó el mayor sin querer comprender lo que le pedía-No...eso no es así, tu...
-¿Quieres ayudarme? ¿Terminar con mi sufrimiento?¡-Chillaba inhalando excesivamente-Entonces deja de ser tan bueno conmigo, para de decirme que estaré bien y que seremos los mismos de antes¡. Se realista Thomas y dime de una jodida vez lo que ambos sabemos que es cierto...ES MI CULPA¡.
-No lo haré¡-Se rehusó el británico con ligeros vestigios de irritación-¿Cómo puedes pedirme eso?. Eres mi mejor amigo, te amo como a mi propia familia¡-Alegaba acercándosele también-Nunca te diría algo tan horrible como eso¡.
-Lo prometiste¡-Masculló arrojándole tanto enojo como su voz endeble resistía-Prometiste qué harías lo que fuese necesario¡-Su garganta volvía a arder al igual que sus escleras, pero no pensaba detenerse-Por mi culpa ya no habrán noches de Pub¡, por mi culpa no nos vestiremos juntos en Halloween¡; por mi culpa cada vez que recuerdes esta noche sentirás rabia y decepción por ese amigo que estropeó la mejor amistad que has tenido¡.
-NO¡-Lloró Thomas tan alterado que una de las venas de sus sienes resaltaba sobre su tersa piel-NO LO HARÉ¡.
Incluso si lo entendía por completo, su gentileza y condescendencia no le bastaba como solución a su infierno. Necesitaba el desprecio y la recriminación casi tanto como ansiaba su afecto desmedido; sabía que era la única manera en que eliminaría toda minúscula esperanza que residía en su imperfecto corazón.
Tal vez si no hubiese tenido ese nivel de alcohol en la sangre, pudo haber pensado en otra alternativa, una que no se convirtiera en una de las peores equivocaciones que cometería en su vida; una que no destruyera lo que ambos habían construido con cariño y devoción, una que no obligara a la persona que más amaba a hacer lo que menos anhelaba en el mundo.
Pero ese no fue el caso y obtendría lo que tanto aborreció y buscó con ahínco, hundiéndolo en un remordimiento pestilente peor del que pudo pronosticar.
Lo agarró por los brazos jalándolo con brusquedad tan cerca que sus narices se rozaron-DÉJATE DE ESTUPIDECES, PUTO COBARDE¡-Lo insultó arrebatadamente-ESTOY TAN CANSADO DE VER TU ASQUEROSA CARA TODO EL TIEMPO PRETENDIENDO SER "AMABLE" Y "ESTILIZADO"¡, ACTÚA COMO UNA PERSONA NORMAL POR UNA MALDITA VEZ EN TU VIDA¡.
Sintió que sus manos quemaban por la ira que pretendió reflejar, la sensación lo asustó tanto que alejó al británico de golpe, pudiendo así apreciar claramente el terrible estado de su amigo. Thomas tenía la ropa arrugada por su rudeza, el rostro pálido empapado y gimoteando silenciosamente sin señas de poder detenerse.
-¿Por qué?-Preguntó el rubio desconsolado-¿Por qué me haces esto?-Susurró Thomas tartamudeando y tropezando con sus propias palabras-No entiendo...dices que me amas...¿Entonces por qué?¡
Era muy tarde para arrepentirse, pensó flagelándose por cada vocablo dicho. Quería retirarlo todo y disculparse, arrodillarse e implorarle que hiciesen lo que el británico propuso; aun si no funcionaba al menos así podría permanecer a su lado. No importaría que le diera migajas o sobras con tal de que no lo abandonará, pues no concebía un mundo sin Thomas junto a él.
-Porque estoy harto de tener que soportarte-Contestó mordiéndose los labios para no gritar lo contrario, todo por lo que su conciencia le recriminaba no luchar-¿Cuántas veces tendré que decirlo, suplicarlo, deletrearlo?¡-Expresó frustrado-DEJA DE SER TAN INÚTIL Y TERMINA LO QUE TIENES QUE HACER¡.
-¿ES ESO LO QUE QUIERES?-Lanzó el rubio enardecido, apuntándole con uno de sus temblorosos dedos-¿QUÉ TE DIGA QUE TODO ES TU CULPA, QUE ENAMORARTE DE MÍ FUE UN ERROR Y LO PEOR QUE HAS PODIDO HACER?¡.
Asintió dejando de respirar y se preparó para recibir lo que tanto imploró.
-BIEN¡-El rubio se detuvo unos instantes examinando si en su cara se vislumbraba duda, señal alguna de retractación. A su pesar no encontró ninguna-No debiste enamorarte de mí, fue un estúpido error¡-Le gritó por poco embistiéndolo-Este no eres tú y este no soy yo¡. ¿Tienes idea de lo que nos has hecho?¡. Dylan...TODO ES TU CULPA¡.
El azabache sonrió con cinismo conteniendo la jauría de emociones que se devoraban unas a otras como caníbales dentro de su pecho. Sus colmillos se deleitaban con la sangre y piel de su boca, dolor que le ayudaba a acabar de convencerse de que Thomas tenía toda la razón.
-ESTÁBAMOS BIEN, FUIMOS UN EQUIPO POR 7 AÑOS. ¿QUÉ ERA LO QUE ESPERABAS CONFESÁNDOME ESTO AHORA?¡-Reclamó el británico con la voz desgarrada-¿FORZARME A HERIRTE SABIENDO QUE ES LO QUE MENOS DESEO?¡...¿CÓMO PUEDES SER TAN MALDITAMENTE EGOÍSTA, DYLAN O'BRIEN?¡-El rubio se abalanzó sobre él jaloneándole el cuello de la camisa-CONFIÉ EN TI CIEGAMENTE Y TODO PARA QUE ME OBLIGUES A HACER ALGO TAN ESPANTOSO, ALGO QUE SABES ME DUELE TANTO COMO A TI¡-Las lágrimas corrían alimentadas por la cólera-AHORA MISMO ME LASTIMA Y ENFURECE VERTE¡-Le asestó el mayor fuera de sí-SOLO LARGARTE DE MI CASA¡.
Existen momentos en la vida que duran tan poco y aun así se sienten como una eternidad; donde las cosas buenas y hermosas mueren en cuestión de segundos y solo se puede mirar sumisamente mientras sucede. Inhalando y exhalando en un congelado Tic Tac que se consume en sí mismo y que cuando llega a su fin, se rompe estrepitosamente como un cristal hecho pedazos.
Su accidente en el Set de The Death Cure fue uno, otro cuando se enteró que su abuela materna falleció mientras dormía. El tercero sucedió allí en Londres, de pie en el centro de la sala de estar de su Co-estrella, en una noche sin luna ni estrellas en la que el angelical y joven rostro de Thomas Sangster explotó junto a él hecho trizas, terminando de arrastrarlo al agujero del que ilusamente intentó salir.
La oscuridad lo envolvió totalmente; ya no podía sentir las yemas de sus dedos, tampoco la helada brisa nocturna o el sabor metálico en su boca. Sabía que estaba vivo porque la visión del mayor no desaparecía de su alcance, mas aparte de eso era como si flotara en el vació y su única luz se desvaneciera hasta cegarlo en el olvido.
La falta de aire lo sofocaba, su corazón apenas retumbando repitiendo cada frase sentenciada por su mejor amigo; tatuándolas en cada recuerdo, cada imagen que conservaba de ambos hasta que la última oración quedó arraigada en cada célula de su cuerpo. Fue ahí cuando la fachada estoica que aparentó se desvaneció mostrándose tal cual le había dejado la declaración que él mismo provocó: devastado, lúgubre y destruido.
Thomas se distanció por si solo dispersando la ira en cuestión de milésimas y dando paso a una expresión deformada por el profundo arrepentimiento. El británico se cubrió los labios con los ojos deshechos en llanto, las rodillas le temblaban escasamente soportándole el peso, su pecho se levantaba y retraía tan agitadamente que parecía se desmayaría en cualquier momento.
-Dyl...Dyl, lo sie...
El rubio no pudo continuar, sus 5 sentidos quedaron detenidos en el tiempo y espacio cuando los desgastados labios de Dylan se estrellaron sobre los suyos.
Había fantaseado innumerables veces con ese idílico momento y ahora que lo vivía no era pasión, desenfreno o felicidad lo que sentía. Las chispas en su vientre no lo embelesaron y enviaron a otro mundo de maravillas como describían los Fanfics que en su búsqueda por consuelo, solía leer sobre él y Thomas.
En ese momento entendió que la ternura y exquisitez del beso que añoró solo supo a amargura, una devastación que se esparcía con cada segundo que seguían en contacto.
La lágrima solitaria de Thomas que se perdió entre la unión de sus bocas, asesinó la suavidad de los labios del británico, los mismos que se movían con la fuerza y vitalidad de un terreno baldío.
En eso los había convertido, en dos extraños cuyos cuerpos no se reconocían en absoluto.
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