Capítulo 8

Anne estaba agotada de tener que ignorar al insoportable fantasma acosador

— Clientaaaa! No me ignores!!!— Yue revoloteaba por todos lados hasta que la rubia decidió salir de la biblioteca y buscar algo de paz.

—... ¿Y tú que estabas haciendo?— Anne pensó mucho antes de formular una pregunta personal al pervertido.—Nunca te separas de mi.

—Entonces, ¿me extrañaste?

—No te hagas ilusiones— Anne no vio los pucheros que se suponía que su proveedor estaba haciendo, ella ya había salido del lugar y se encontraba caminando por los pasillos cercano a los patios, esperaba no perderse entre estos porque la escuela es demasiado grande, ridículamente grande.

Al girar a la esquina, la ojerosa rubia chocó con algo bastante tieso, el golpe le hizo retroceder varios pasos hacia atrás y esto le había colmado ya la paciencia, miró con enojo pero, le sorprendió encontrarse con una persona muy agradable.

—Tio Aizawa— Pronunció la menor con una sonrisa pequeña en su rostro.

—¿Vagando por los pasillos? ¿No deberías estar en clases?— Respondió el pelinegro con ese tono desganado de siempre— Además te he dicho que no me llames así en la escuela— regaño con poquísima severidad con la menor.

—Lo tendré en cuenta.

Sin más, Anne se olvido de que andaba acompañada por Yue y comenzó a seguir al adulto que caminaba vagamente por los pasillos, muy similares ambos.

—¿Y que hace... Aizawa-sensei?— Lo último no le salió para nada natural.

—Vengo de una clase con los de segundo año y ahora me toca supervisar una clase de rescate para los de 3re año A— Pero el pelinegro cargaba consigo una carpeta y su taza de café (la cual le había regalado por navidad del año pasado).

Anne no mencionó lo obvio, porque ya conocía al adulto y su forma tirana de torturar a sus estudiantes. Tampoco quería meterse en asuntos que no le compete, pues ya suficiente con solo preguntarle a Yue por su día.

La menor le preguntó si podía acompañarlo y el otro aceptó, en el camino podían conversar tranquilamente de temas bastantes provechoso.

—Entonces, las nanofibras a partir de quitina son más flexibles que mis sogas. Suena tentador, pero no pienso cambiarlas.

—Suena razonable, pero debería intentarlo. Conozco buenas compañías que proveen el material, pero el sábado hay una exposición.

—¿Fukkukado te llevará?

—No, tiene que ir a una exploración de campo con su salón—Anne suspiró, recordó lo emocionada que estaba su hermana mayor, hasta la invitó pero sabría lo agotador que era.

—... No prometo nada, pero hablaré con ella.— Anne no podía estar más feliz, su estoico rostro reflejaba una bella sonrisa, una genuina y radiante sonrisa.

En ese momento había entrado al salón del 3-A y Anne aún sonreía felizmente. Antes de que cualquier otro alumno se fijara en ella, Aizawa se puso delante y Yue se había aferrado a los hombros de la rubia.

—¿Qué haces?— Preguntó en voz baja con un toque de enojo.

—Control anti-idiotas, ahora vuelve a ser la amargada Anne.—Aseguró el ser transparente.

Antes de poder replicar lo absurdo que sonaba Yue, Aizawa ya había desquitado un poco de su odio con los jovenes próximos a graduarse.

—Se supone que deberían estar ya con sus trajes de héroes afuera del centro de simulaciones.—Habló el profesor mientras bajaba la taza sobre su mesa correspondiente.— ¿Qué esperan? Vayan a cambiarse.

Algunos estudiantes ya habían salidos despavoridos por la expresión severa de EraserHead. Pero también había otros que no le temían a la muerte.

—Sensei! ¿Quién está atrás suyo?— Preguntó energéticamente una chica de cabellos celestes. Nejire, una de los 3 grandes estaba curiosa por la ojerosa escondida detrás del amargado profesor.

—Mi ayudante— dijo a secas, pero suspiró y prefirió introducir a la chica para no tener que responder más preguntas más adelante.— Anne Fukukkado, estudiante del 1-H.

Sin embargo, eso levantó más y más curiosidad en sus entrometidos estudiantes. Pero antes de que soltaran más preguntas, decidió amenazarlos y salir en dirección al campo de simulación. Anne iba a seguir al adulto, pero el saludo demasiado amistoso de la peliceleste la detuvo momentáneamente, pero solo asintió y continuó.

—Esta clase va a ser divertidísima, fufu~.

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