Capítulo 5
—Día normal—
Dentro de su taller se encontraba el intenso ruido del taladro, luego unas cuantas chispas y finalmente, Anne levantaba su máscara de hierro para luego apreciar su primer invento oficial en la academia.
—¿Qué es? ¿Qué es?— El pelinegro apareció desde el techo y comenzó a revolotear alrededor de la cansada rubia.
—Un queti— Dijo Anne con suma seriedad.
—¿Que es un queti?—Dijo dudoso Yue mientras miraba a la menor.
—Que te importa—Soltó sarcástica sin regresarle a ver, pero ya suponía que el pelinegro estaba haciendo un puchero.
—Que grosera— Reclamó este apartándose mientras la rubia se levantaba del taburete y dejaba su maravilloso prototipo—Uhm... y para que es esa cosa—Volvió a hablar el ojiamarillo mostrándose en realidad bastante interesado.
Anne suspiró con cansancio.
—Si te lo digo, te callarás— La ojerosa lo miró con su ceño fruncido— Y no acepto un no por respuesta— El pelinegro solo asintió— Es un dron espía hecho de fibra de carbono, un material bastante liviano, además su modelo es ideal para misiones de espionaje para los héroes— Anne sostuvo entre sus dedos manchados su invento, su tamaño no pasaba de un Ipod.
—Oh! Que curiosa máquina— En realidad los ojos sorprendidos de Yue fueron algo que a Anne le resultó extraño.
—No es la gran cosa—Volvió a colocar el dron en el mesón y caminaba hacia su mesa de trabajo para terminar el control.
Por otra parte Yue flotaba cerca del mesón y sus ojos aún estaban clavados en la cajita, quiso tomarlo pero observó como su mano lo atravesaba... una mueca un poco triste apareció en sus labios y soltó un corto suspiro.
Pero, una explosión lo exaltó, provocando que gritara y de paso terminara por romper la concentración de Anne, los circuitos que iba a unirlos acabaron por desgarrarse. La ojerosa se levantó sumamente molesta y tomó su llave francesa para arrojarsela al intangible fracaso de adulto fantasma.
—¡Cállate de una vez!— Soltó frustrada mientras volvía a pararse y caminaba hacia la salida de taller para auxiliar a la cabeza de chicle de Mei.
No solo ella había escuchado la explosión por el pasillo, sino que su maestro estaba ahí mientras sacaba a Mei entre el humo negro—¡Eso ha sido peligroso Hatsume!— se quejaba el maestro mientras la chica alzaba su rostro un poco machado de polvo negro.
—¡Solo fue una pequeña fallita en mi baby!— La chica tenía toda la intención de volverse a meter, pero sus ojos enfocaron a la silueta de su superior—¡Senpai!— Anne mostró una mueca descolocada.
"Se suponía que ella me llamaría senpai después de ayudar su inútil trasero... como sea"
Su neutral expresión no cambió, Anne caminó hasta la puerta sumamente dañada al igual que el interior del laboratorio de Hatsume, su cabeza negó mientras soltaba un suspiro.
—Espera, Fukukado es peligroso— El sensei no quería que otra de sus alumnas salga lastimada.
Pero fue lo contrario que ambos esperaron, Anne alzó su mano y movía sus dedos los cuales estaban un poco iluminados de una ligera aura verde. Anne terminó por activar el sistema de ventilación y modificando su potencia, así que rápidamente el humo negro se desvaneció. Por otra parte, el taller estaba un poco destrozado y terminó por reparar la caja de iluminación mientras arreglaba y colocaba nuevamente las cosas tecnológicas en sus respectivos lugares.
Anne limpió el desastre en cuestión de minutos, dejando boquiabiertos al maestro y a Hatsume. La rubia se giró hacia ellos y con su expresión aburrida, agregó.
—Espero que no explotes tu taller, Hatsume— La pelirrosada tenía una estúpida sonrisa junto a su mirada que destellaba felicidad. El maestro soltó a la irresponsable y se acercó hacia la rubia—¿Hmm?—
—No esperaba que fueras así de buena... controlando tu quirk— Power Load-sensei estaba impresionado, aunque ya tenía un conocimiento de la Tecnoquinesis, no esperaba que su habilidad estuviera tan pulida.
"Ella está a nivel de la academia de I-Island" Pensó, pero se enfocó en conversar con su estudiante.
—Haz sido de muchísima ayuda, Fukukado— Dijo aliviado el pelinaranjo. La rubia pálida solo negó con su cabeza—¿Cómo podría recompensarte?— Soltó en manera de broma, pero la seriedad de Anne lo asustó.
—Si usted insite, desearía dos cosas—Habló segura— Primero, no estaría mal un café cargado con un botecito de crema— Señaló con su dedo—Segundo, llámeme Anne, mi apellido es muy largo y no me gusta perder el tiempo—El adulto estaba impactado por esa actitud un tanto sobrada de la chica, pero en esos ojos verdosos azulados no había ninguna señal de creerse la gran cosa.
Estaba siendo honesta.
El adulto suspiró.
—Esta bien— Dijo poniéndose en marcha hacia la cafetería— Igualmente, gracias por la ayuda.
—¡Sensei, yo también quisiera— Mei quería correr con la misma suerte de su senpai, pero ni siquiera pudo terminar de hablar, ya que se ganó una aterradora mirada de Higari-sensei.
—¡Tú no estás en derecho de pedir nada, Hatsume!—Dijo enojado— Acabas de dañar propiedad de la academia y atentar a tu vida. Debería castigarte, pero tu compañera te salvó a tiempo— Y otra parte es que ahora el pelinaranja no debería tener que cuidar a su loca estudiante.
—Pero— Mei aún en el suelo, ella le sería de mucha motivación un café.
—Nada de peros— Y sin más se marchó pisando fuertemente y refunfuñando.
Solo era el primer día de talleres y ya hubo una explosión. En cambio, Anne solo suspiró, para ella esto sería un día normal en su academia.
Las horas pasaron hasta que el turno de su clase debían marcharse, lo que implicaría sacar a Mei de su taller a rastras.
"¿Qué debería usar? La pistola electrificadora, o un dardo tranquilizante... o que tal utilizar ese paralizador que hice en casa por error..." Pensaba la rubia mientras caminaba hacia el pequeño cuartito que tenía su taller para cambiar su sucio uniforme deportivo por la incómoda falda pero con su hoodie favorito negro con dibujitos de circuitos.
Pero su tranquilidad fue interrumpida por una insistente mirada hacia ella, se detuvo a mitad de subir su blusa de tiras y subió su mirada hacia el par de ojos amarillentos que la miraban sobre el locker.
—Serás copa A... o -A— Dijo dudoso.
Anne sacó de su mochila su fiel llave francesa y se la lanzó sin dudarlo, pero para su mala suerte esta solo le atravesó, pero a Yue le dolió.
—¡Agresiva!
—¡Maldito fantasma pervertido!— Estaba molesta de su infantil actitud, ahora si pensaría seriamente en algo para volverlo tangible y golpearlo con todas sus fuerzas.
—¿Senpai?— Anne detuvo su discusión y miró a la puerta... ¿Acaso Mei salió sola de su taller?— ¿Senpai, se encuentra adentro?— Anne estaba un poco impresionada.
Abrió la puerta de su vestidor y observó que la pelirosa estaba dentro de su taller admirándolo como si fuera un templo místico. Sus suspicases ojos recayeron en la pequeña cajita y un control a medio armar.
—¡Wow! ¡Esto es un dron de espionaje!— Hatsume regresó a ver a su querida senpai en sus ropas holgadas de trabajo— ¡Genial! Esto se necesita bastante habilidad y tener un amplio conocimiento de...— Sus ojos amarillos se desviaron a la pizarra con anotaciones exactos de como colocar las piezas, los papeles regados y el envase del café terminado sobre la mesa de trabajo.
—Solo es un prototipo— Dijo sin ninguna emoción la ojerosa.
Simplemente, Mei Hatsume por primera vez en su vida sintió que alguien de su edad la superaba por creces, su pecho pinchó un poco al pensar que su senpai tiene un trabajo impecable a pesar de solo ser un prototipo, en cambio... todo lo que termina armando acaba explotando o al poco tiempo falla y se queda estancada...
Su mirada optimista cambió a una pesimista mientras bajaba su rostro, Anne no quería admitirlo, pero le preocupó y se tomó la molestia de acercarse.
—Fukukado-senpai, todo lo que usted hace es increíble— Soltó la de cabellos color chicle— Y no solo eso, reparó en cuestión de minutos mi taller, construyó un excelente prototipo de alto rango y... creo que ha superado a toda la clase... no a toda la academia—Mei presionó su falda, pero sintió que su mano era tomada por otra.
Alzó su mirada y se encontró con esos ojos verdosos profundos, las cejas un poco fruncidas y la mirada seria de la senpai.
—No soy perfecta— Soltó Anne— Cometo errores como cualquiera, y aún hay cosas que no puedo manejar— Anne la soltó, pero no dejó de mirarla—Si vas a seguir llamándome senpai, no quiero ver tu fea cara de perdedora. Eso no es el sentimiento... plus ultra— Mei recuperó su sonrisa y no pudo evitar abrazar a la rubia.
—¡Suéltame, que apesto!— Se quejó arisca mientras trataba de apartar a su boba amiga.
—¡Senpai usted es la mejor!— Dijo Mei mientras reía, su mirada se llenó de optimismo—¿Puedo llamarla Anne-senpai?— Se apartó un poco.
—Haz lo que quieras, pero suéltame— Finalizó agotada la rubia pálida.
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