Episodio 12: De Vuelta a Casa

[Time Skip, 2 días]

Izuku miraba por la ventana del taxi como pasaban los edificios y las personas, sumido en los profundo de sus pensamientos, mientras que la pequeña pelo grisáceo estaba sentada en su regazo, también mirando por la ventana.

Ambos estaban vestidos con ropa proporcionada por el hospital. El pelo verde estaba usando sus viejos tenis rojos, el pantalón de su uniforme escolar y una camisa que decía "pantalones", trato de no juzgar la camisa ni pensar en el pésimo sentido de la moda del que la compró.

Y Eri, a palabras del mismo Izuku, era... Simplemente adorable.

Lo primero eran unas botas marrones para el invierno, unas medias negras que cubrían por completo sus piernas y un largo vestido rojo sobre una camisa blanca. Aparentemente esta era la ropa vieja de la hija de una de las enfermeras del hospital, fue muy útil.

Pudo sentir como la pequeña en su regazo descansaba su cabeza en su pecho.

Eri: ¿Ya llegamos? -pregunto sin apartar la vista de la ventana-

Una pequeña sonrisa creció en su rostro, notando como en esas 2 palabras se escondía la esperanza que caracterizaba a un niño ilusionado. Movió uno de sus brazos para asegurar su lugar en su pecho, sintiendo como movía sus pequeños brazos para abrazar el suyo.

Miro por la ventana antes de responder, tratando de recordar los edificios y calles por las que pasaban.

Izuku: Ya casi. -respondió, sintiendo como la pequeña pelo grisáceo se acomodaba en su regazo-

[Time Skip, 2 minutos]

El taxi se detuvo justo delante de un conjunto de departamentos.

Taxista: Llegamos. -volteándose para ver a sus pasajeros y congelarse ante lo que vio-

La pequeña, Eri si recordaba bien, miraba el edificio con algo de asombro y esperanza. Como cuando un niño mira un dulce que le darán en caso de que prometa portarse bien.

Pero la reacción del chico, eso... Fue lo que lo preocupo.

El chico miraba el lugar con dolor y tristeza reflejada en sus ojos esmeralda, como si el simple hecho de mirar el edificio le traía un montón de recuerdos que había olvidado hace mucho tiempo, y que no había apreciado en su momento.

Llego a incluso ver como nacían unas lagrimas en las esquinas de sus ojos, solo para después deslizarse por sus mejillas pecosas.

No sabia que hacer, este no era un escenario recurrente en su carrera de taxista y no tenia experiencia tratando con jóvenes llorando de dolor.

Afortunada o desafortunadamente, el pelo verde se paso la mano por los ojos, quitándose las lagrimas sutilmente a espaldas de la niña en su regazo, quien seguía viendo el edificio con esperanza.

Las siguientes palabras del joven sacaron al taxista de su estupor.

Izuku: Muchas gracias. -agradeció mientras abría la puerta y salía del auto, con Eri en uno de sus brazos- Realmente se lo agradezco. 

Dijo para entonces cerrar la puerta y darse la vuelta, empezando a caminar hacia los departamentos.

Taxista: Eh, si, claro. No hay de que. -hablo viendo al chico alejándose con la niña en brazos-

No sabia por lo que había pasado el chico, pero claramente estaba sufriendo al estar en este lugar, cosa de la que se dio cuenta al ver como el pelo verde vacilaba por un segundo cada vez que daba un paso.

Sus pensamientos se dirigieron a la niña que el chico llevaba en brazos.

Solo esperaba que ella estuviera ahí para el.

Poniendo fin a sus pensamientos, volvió a arrancar el auto y comenzó su regreso al hospital.

[Complejo de Departamentos]

Izuku camino por los pasillos desiertos del edificio, dado que era de noche y probablemente todos los residentes estaban en sus hogares. 

Aun vacilando por un segundo antes de dar el siguiente paso.

Eri, por supuesto, no llego a darse cuenta de su vacilación y de que los brazos del pelo verde temblaban ligeramente. Estaba demasiado ocupada observando cada rincón del pasillo que podía, absorbiendo cada detalle que su cerebro era capaz de procesar en este lugar desconocido para ella.

Pero no para el.

Podía recordar, cuantas veces camino por estos mismos pasillos, cuantas veces se tropezó debido a las heridas en sus piernas, cuantas veces camino llorando para deshidratarse y no preocupar a su madre por sus lagrimas.

Para este punto, ya ni siquiera se estaba concentrando en caminar, demasiado ocupado en sus pensamientos. La única razón por la que seguía caminando era por la memoria muscular que pensó que había perdido.

Hasta que finalmente se detuvo frente a una puerta.

Miro la puerta como si ella le estuviera apuntando con una pistola.

Bajo la mirada y vio el tapete que estaba frente a la puerta. Era de color verde que decía "Bienvenido" en un tono de verde mas oscuro.

Se agacho y dejo a Eri en el suelo, levanto el tapete por un costado para revelar una llave debajo.

Agarro la llave con una mano temblorosa y se paro, metió la llave dentro de la cerradura y la giro, escuchando como el mecanismo de la puerta respondía a la llave y la abría para revelar el departamento.

Estaba oscuro, casi vacío y frio. Pudo llegar a ver como los pocos muebles que quedaban estaban cubiertos de polvo, debido al tiempo sin una limpieza adecuada, o siquiera una limpieza.

Izuku se quedo parado, inmóvil mientras sus ojos registraban lo que era su hogar, inconscientemente movió su mano para agarrar la de Eri y ella le respondió.

Sabia que lo que pensaba era idiota, ya se lo habían dicho e incluso mostrado las noticias.

Pero su corazón se negaba a aceptarlo hasta que lo comprobara el mismo.

Eri: ¿Deku? -pregunto viendo como el pelo verde no se movía para entrar y empezaba a llorar-

El mencionado ignoro las palabras de la pequeña, abrió la boca para hablar, ignorando la sensación de lagrimas bajando por su rostro.

Izuku: Y-ya he... -trato de hablar, para detenerse al sentir un nudo en la garganta-

Se detuvo por unos segundos para respirar y tratar inútilmente de calmarse. Sus lagrimas ya estaban mojando el tapete bajo sus pies, volviendo los colores verdes a un tono mas oscuro.

Izuku: He vuelto a casa... -finalmente pudo decirlo-

Y espero una respuesta...

...

...

...

Y espero...

...

...

...

Su respuesta fue el silencio de una casa, en la que no había nadie.

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