Capítulo 08
08 | Sopa instantánea
El césped junto a la cancha multiusos era como un lienzo donde la tarde se pintaba de un color anaranjado entre las edificaciones de la universidad. El viento les llegaba refrescándolos del sol más Taehyung parecía no disfrutarlo mucho, envuelto en una sudadera gris que le quedaba grande. Jugaba distraídamente con un puñado de pasto, mientras Jennie le contaba cómo le había ido en una cita que tuvo con un alfa de la fiesta.
—Te lo juro, el tatuaje que llevaba parecía hecho en la cárcel, — describía dramáticamente entre risas; —se lo perdono sólo porque es guapo, pero ya estoy buscándole sesiones láser.
—Podrías tatuarte la misma rosa, serían match— bromeó Taehyung, aunque un estornudo salió de su nariz. —No puedo creer que salgas con un compañero de Jeon.
— ¿Por qué no? Los del hockey están para arrodillarse, y no precisamente a rezar, —respondió pícaramente, el omega rodó los ojos, aunque no pudo evitar reír. —Además, no seas descarado, tienes una cita con Yoonnie, y Jungkook te enseñó a patinar. Esos son dos jugadores del equipo, ¿o quieres divertirte tú sólo?
Las mejillas de Taehyung se sonrojaron. —Fue una clase de patinaje, todo profesional. Y la cita con Yoongi es el sábado— aclaró, como si fuese un político.
Por el frío, el omega se hizo más hacia el sol, donde la sombra del árbol no le llegaba. El gorro de su sudadera voló hacia atrás, mostrando su cabello despeinado.
—Sabes, ¿no has considerado en serio lo del cambio de look? Creo que te quedaría bonito el rubio— sugirió Jennie, mirando como el sol se reflejaba en la piel y cabello del omega. —Ahora que estás en racha con los alfa, podrías intentar algo nuevo, más fresco.
—No estoy en ninguna racha, son solo mensajes, — un ligero estornudo interrumpió su discurso, se sentía algo abrumado, como si estuviese mareado.
— ¿Solo mensajes?— preguntó apuntando con su barbilla a un par de alfas que los miraban del otro lado de la cancha. —Vamos, señorito popular, incluso a mí me hablan ahora. Somos celebridades en el campus de ciencia— exageró con una sonrisa inocente.
Con el sol en la cara, el castaño tuvo que poner su mano sobre sus ojos para hacer sombra y distinguir a la figura que se acercaba hacia ellos. Sus feromonas ya le habían advertido de su presencia alrededor, al igual que su lazo. Sentía a su lobo mover la cola feliz ante la presencia del alfa que se acercaba a ellos. Le dio una sonrisa y saludó con la otra mano.
Jennie, quien no se había dado cuenta por mirar el celular, seguía hablando. —... además, que te vayas a ver con Yoonnie el sábado dice mucho.
—Hola— saludó Jimin parándose frente a ellos. Se veía radiante, feliz, contagiándole sus emociones al omega. — ¿Interrumpo algo?— preguntó, habiendo escuchado a Jennie.
—Nada— respondió Taehyung, haciéndole espacio para que se sentara junto a él.
El aire que parecía danzar entre ellos llevaba el aroma a limón de Jimin hacia Taehyung, quien escondía una sonrisita. Y es que estaba feliz de que el alfa volviera a su vida. Ambos se habían extrañado, no tenían ni que decirlo, lo sentían.
Cuando retomaron la conversación sobre el patinaje sobre hielo, Jimin intervino.
— ¿Y no se pone celoso Jeon?— preguntó el alfa, intentando sonar casual. Su tono era ligero, pero había un brillo de curiosidad en sus ojos. —Digo, de que vayas a salir con otro alfa.
El omega quedó en blanco por un segundo. Mierda, habían hablado de tantas cosas cuando retomaron contacto, que se le había olvidado aclarar el asunto de Jungkook.
Antes de que Taehyung pudiera responder, Jennie se adelantó. — ¿Por qué se pondría celoso? Últimamente Jungkook ve más a Tae que yo, son como uña y mugre.
Hubo cierta tensión en el aire que actúo más rápido de lo que Jimin y Taehyung podían controlar sus sentimientos. El omega se sintió algo incómodo ante las emociones de Jimin, sabía que no le agradaba Jeon, en parte era por ello que no hablaban de él desde el día de la discusión.
Jennie los miró, sintiendo la electricidad de lo no dicho. —Me tengo que ir, — la pelinegra se levantó del césped sacudiendo sus jeans y tomando sus cosas—. Tengo taller de yoga, hay que cumplir los créditos. Adiós— se despidió con un tono que parecía más de excusa que dé una explicación real.
Jimin se sentó junto a Taehyung, quien abrazaba sus rodillas a la par que acariciaba sus brazos, se veía como si tuviera frío y sorbía sus mocos. Tomó el gorro de la sudadera contraria para ponérselo de vuelta en la cabeza.
—Pareces cansado— notó Jimin, notando como los ojitos de Taehyung estaban algo ojerosos y su nariz estaba roja de tanto frotarla. — ¿Has descansado bien?
Se sentía algo culpable sabiendo que últimamente han estado jugando en línea a horas indecentes para unos simples mortales.
—Sí, sólo que el profesor Jung me tiene corrigiendo ejercicios como si fuera un maratón y he tenido que mover mis tutorías más..., —otro estornudo lo interrumpió—, más tarde.
—Necesitas descansar más tiempo, no puedes estar todo el día en la universidad.
—Mira quien habla, señor si no me desvelo no término mi maqueta— se quejó Taehyung, robándole una sonrisa a Jimin.
—Sí, pero yo no me estoy ahogando en mocos— respondió dándole un suave toque con su hombro, en ese espacio de comodidad que siempre tenían cuando estaban juntos.
Ambos se recostaron en el pasto mirando hacia el cielo. Taehyung tenía una ventana en este horario, por esa razón el alfa había venido, aunque los campus estaban lo suficientemente cerca para que no fuera un sacrificio. Jimin se sentía algo culpable de haber ocasionado que se alejaran, se lo había confesado cuando fueron al café. Si bien habían hecho amigos en estos tres años que llevaban estudiando en Seúl, cuando llegaron eran sólo ellos dos, eran lo único que tenían.
Los ojitos avellana de Taehyung se fijaron en el perfil de Jimin, su mandíbula era suave, sus labios carnosos y bien definidos, su nariz era recta y proporcionada y sus ojitos se perdían siempre que sonreía. Extrañaba estar así de cerca con él, se sentía tan tranquilo y sentir las emociones del otro a través del vínculo era lindo, cuando no tenía que controlar a su corazón, claro está.
Otro estornudo de Taehyung fue suficiente para que Jimin frunciera su ceño y le dirigiera su mirada. —Taehyung, estás enfermo.
—No es nada, Chim— mintió, el mismo sentía como la temperatura de su cuerpo no estaba bien.
—Te descuidas mucho— reprochó con ese tono protector y cariñoso que siempre usaba con Taehyung. —El otro día por extender tus tutorías te fuiste a casa a las ocho, quizás te estás sobre esforzando con Jeon.
El ceño de Taehyung se frunció y relajó en menos de un minuto, una mueca acompañaba a su expresión. Bueno, no era mentira, pero tampoco es como que estuviera obligándose a hacerlo. Quizás era porque a veces cuando estaba con Jeon ejecutando el "plan amor" le decía a Jimin que estaban en tutoría, o porque su vínculo le gritaba que no le agradaba Jeon. Pero no sabía bien cómo reaccionar, estaba en conflicto consigo mismo.
Quizás la impresión que le dio al alfa en su primer encuentro no era la mejor, y quizás ambos eran demasiado prejuiciosos, por algo eran mejores amigos. Pero ahora que conocía más a Jungkook, sabía que el alfa no era un chico malo. Jimin sólo había conocido una de sus muchas facetas, pero él había descubierto que Jungkook era más de lo que mostraba por fuera. Se habían vuelto amigos y de verdad disfrutaba de su compañía. Si Park lo conociera realmente, pensó, tal vez cambiaría de opinión.
Un escalofrío lo hizo salir de su transe, la mirada del alfa analizándolo le hizo enderezarse en su lugar. Park lo miraba como si quisiese decir algo, como si hubiese notado en su expresión que estaba del lado de Jeon, pero algo en la mirada de Taehyung lo detuvo. Se levantaron para entrar al interior del edificio de medicina. Jimin despeinó su cabello como siempre que se encontraba frustrado, advirtiendo a Taehyung que debía ir al médico.
—Oye, TaeTae— dijo el rubio acomodando su garganta. A punto de cortar la atmósfera de tranquilidad que los rodeaba. —Ya te lo había dicho, pero Jeongyeon quiere conocerte.
Treinta segundos. El marcador seguía empatado. Los Osos de Seúl sólo necesitaban este partido para clasificar a la siguiente etapa, al igual que el equipo rival.
Jungkook respiraba entrecortadamente, el sudor resbalando bajo su casco. La tensión era electrizante. Cada mirada, cada movimiento de sus compañeros estaba cargado de adrenalina pura. El público contenía la respiración, el silencio era una bomba a punto de estallar.
Quince segundos.
El disco pasó de compañero en compañero con una precisión milimétrica. Jeon lo recibió en una diagonal imposible, esquivando dos defensas que intentaban bloquearlo. Un movimiento, dos movimientos, el tiempo parecía ralentizarse.
Diez segundos.
Un defensa se le echó encima. Jungkook giró, casi imposible, el disco casi resbalándosele. Un movimiento de muñeca, un disparo que parecía desafiar las leyes de la física.
El disco atravesó el aire como un misil.
El silbato final sonó cuando el disco tocaba la red. Gol.
El gimnasio estalló: los Osos de Seúl habían clasificado en su propia casa.
Sentía su corazón volver a latir, sus oídos captando por fin el ruido externo y una sonrisa de orgullo pintaba sus labios. Sus compañeros se abalanzaron sobre él, un mar de abrazos, gritos, euforia pura. Esto era el hockey sobre hielo, pasión pura. Incluso entre el caos, Jeon captó la mirada de Yoongi. El capitán, serio como siempre, asintió. Un gesto breve pero que lo decía todo: aprobación.
Aún eufórico, no pudo evitar reír ante el gesto, no eran precisamente los mejores amigos, pero el equipo era sagrado, una familia, estaban juntos en esto. No importaba su encontrón antes del partido, cuando los rumores sobre el omega de aroma a miel y él siendo más cercanos de lo que parecían admitir.
No era como que Min tuviera algún derecho, pero sentía como si el alfa que tenía una rivalidad ficticia en su cabeza por el puesto de capitán se estuviera riendo de él a sus espaldas. Cuando le había enfrentado por ello, Jungkook había decidido que los rumores llegaron demasiado lejos. No pasaba nada entre ellos, sólo eran amigos, él no estaba interesado en ningún omega, su única relación a largo plazo era el hockey.
No, en estos momentos cuando el público rugía y los compañeros de equipo saltaban, se abrazaban y gritaban, era que Jungkook sentía la adrenalina corriendo por sus venas, su respiración agitada, el sudor resbalando por su frente. Esta era su pasión, no se había desviado del camino, seguía siendo el chico que llegó a Seúl persiguiendo un sueño. Los rumores y las especulaciones de Gyeom y sus compañeros eran sólo eso: rumores.
Los vestidores hervían de adrenalina, testosterona y feromonas alfa. Se podía oler la emoción, aunque no de una manera tan agradable. Jungkook apenas podía moverse entre los abrazos y gritos de sus compañeros.
Jackson, conocido por sus comentarios más que subidos de tono, levantó una toalla como bandera de victoria. — ¡Sodomizamos a los Dragones de Hielo! ¡Literalmente les metimos el disco por donde no les cabe!
Un estallido de risas brutales inundó el lugar. Algunos jugadores chocaban los cinco, otros hacían gestos obscenos.
— ¡Jeon los dejó sin ano! — gritó otro compañero. —Ese último gol fue más violento que mi primer encuentro sexual.
Más carcajadas. El ambiente era una mezcla de adrenalina, sudor y humor alfa crudo.
Yugyeom, se acercó con esa sonrisa pícara que Jungkook conocía tan bien últimamente. Entre risas, le dio un codazo.
— ¿Vas a celebrar con tu novio académico? Con Kim, digo—, susurró casi cantando. Desde que los había pillado chateando no había parado.
Jungkook rodó los ojos. —No digas estupideces.
Luego, mientras sus compañeros se daban una ducha y él guardaba su equipamiento con una sonrisa engreída de haber ganado la lotería, el entrenador lo llamó aparte.
Su rostro estaba serio, lo cual hizo al jugador número diez enderezar su postura. Pero luego el entrenador Choi no pudo evitar su risa orgullosa. —Buen trabajo, Jeon —, dijo secándose el sudor con una toalla. —Ese último gol fue perfecto, serás la estrella de la temporada. Y tengo más buenas noticias.
Jungkook sacudió su cabello mientras lo miraba expectante, parecía niño en navidad. —Dígame, coach.
—Hablé con tu jefe de carrera. Tus calificaciones han subido significativamente. Esa A en tu uniforme te la has ganado a pulso. Sigue así y mantendrás la beca.
Le dio unas palmadas en el hombro para luego despedirse por el pasillo. La satisfacción de Jungkook fue tan inmensa que dio un pequeño salto de celebración. Todo lo que había trabajado, las tutorías con Taehyung, la presión de mantener su lugar en el equipo, estaba dando frutos.
Habían rumores de que en la siguiente etapa ya llegarían los scouts profesionales, incluso podrían estar los representantes del team korea. El futuro se veía prometedor.
Al salir de los vestidores, acomodó su bolso en su hombro cuando vio a un omega recostado en una de las paredes. Era alto, delgado, con la camiseta del equipo contrario. Pero por lo que sabía, ellos ya se habían ido, su ducha de la victoria le hizo ser uno de los últimos en abandonar los vestidores.
—Gran partido, número diez —, dijo el omega, su voz casi un ronroneo. El aroma a sandía llenaba el espacio. —Vine con los "dragones de hielo", pero no apoyo perdedores.
El alfa soltó una risa seca, el chico era bastante directo. Miró a su alrededor, no había nadie más y sus feromonas lo confirmaban. No era la primera vez que alguien le esperaba después de un partido, fácilmente podría convertirse en una rutina. Luego de todo el estrés de un partido, un encuentro casual era todo lo que necesitaba para despejar la mente. Sin complicaciones, sin compromisos. Un encuentro breve, intenso, sin mayores consecuencias.
Luego de unos minutos de plática sobre el partido, encontraron camino a la camioneta del omega, que para su suerte tenía los vidrios blindados, no fue problema llevarla a un lugar apartado del campus y de la presencia humana. Luego de unos minutos los vidrios se encontraban empañados, respiraciones agitadas y la mezcla de sus aromas. Sin duda iba a volver a la ducha, aunque fuese por tercera vez en el día.
La camiseta del alfa se deslizó devuelta su sitio, ocultando su perfecto abdomen marcado. Aquello había estado bien. Se acomodó el cabello antes de salir del auto, despidiéndose coquetamente. Si, él no había cambiado en nada.
Camino de vuelta al campus por su auto, pero cuando revisó su celular, la realidad lo golpeó. Un correo del profesor de ética anunciando que daría un día más de plazo para la entrega del ensayo grupal, a petición de los alumnos. Corriendo la entrega para el día siguiente.
Revisó rápidamente sus chats para ir al de su grupo trabajo para darse cuenta de un hecho que hizo desvanecer su euforia: lo habían echado del grupo hace una semana. Joder.
Se dirigió lo más rápido que pudo hacia su auto para conducir hacia el departamento de su primo, donde residía. Antes de que Yugyeom pudiera preguntar dónde estaba tomó su laptop para revisar las condiciones de entrega, sólo para enterarse que el imbécil de su primo no había pagado las facturas del internet.
Mierda, estaba frito. Justo hoy, cuando pensaba que al fin estaba avanzando. No podía permitirse perder lo que había ganado.
Necesitaba solucionarlo rápidamente. Su mente voló instantáneamente a Kim Taehyung. Necesitaba ayuda. Urgente.
Sin pensarlo dos veces, tomó su teléfono y marcó el número de su tutor hecho de hielo.
Kim Taehyung no podía creer que sus compañeros de carrera lo consideraran un genio. Estaba más cerca de ser un desastre andante a ello. Su resfriado mal cuidado podía dar testimonio. Su cuerpo era zona de desastre, el pronóstico era una temperatura que parecía arder y el dolor de cabeza intenso.
Se había excedido, lo sabía. Salir bajo la lluvia, entrar a una pista de hielo y luego pasar una noche de Seúl entre cambios bruscos de temperatura y creer que no habría consecuencias era una estupidez que había pospuesto.
Se sentía particularmente patético siendo estudiante de medicina. Pero tenía que ser honesto consigo mismo, se estaba exigiendo demasiado. Se había concentrado demasiado en sus clases, tutorías y el plan de Jeon, descuidando su propia salud. Jimin le había advertido, y si hubiese seguido su consejo, probablemente no estaría seguro de que había evolucionado a una bronquitis.
Para su mala suerte estaba solo en esto. Odiaba enfermarse, odiaba sentirse como un cachorrito vulnerable que necesitaba cuidados, culpaba a su familia por ello. Particularmente a él la fiebre lo volvía exageradamente débil tanto física como mentalmente. Usualmente llamaría a Jimin, pero su mejor amigo ahora tenía novia y los límites estaban claros. Podría llamar a Jennie pero no serviría de mucho, sus padres la habían llevado a una conferencia médica al otro lado de Seúl.
El doctor le había dado licencia médica, pero el tratamiento no había sido nada efectivo. La aguja en su trasero había tenido menos efecto que una gota de agua en el desierto.
Estaba destinado a quedarse solo en la miseria de su departamento, que olía a enfermedad y desamparo, una mezcla de medicamentos químicos y el aroma característico de un omega luchando contra un resfriado aparentemente más terco que él.
Su celular vibró por quinta vez en los últimos diez minutos. Revisó los mensajes para responderle a Yoongi. Se sentía mal por haberle cancelado la cita. Había sido algo tonto en verdad rechazarla para luego aceptarla y volverla a rechazar. Esperaba que no lo odiara luego de ello. Al final, la clase de Jungkook había sido en vano.
Sin embargo era ese tormentoso nombre el cual llenaba sus notificaciones.
Jungkook🏒 [7.05pm]: Taehyung.
Jungkook🏒 [7.08pm]: KIIIIM.
Jungkook🏒 [7.08pm]: Es una emergencia nivel dios.
Jungkook🏒 [7.14pm]: Me van a reprobar 😭.
Jungkook🏒 [7.15pm]: Es sobre el ensayo de ética médica.
Jack Frost🥶 [7.16pm]:
No estoy en el campus, no puedo ayudarte hoy.
Un ataque de tos interrumpió su momento de dramatismo. Jungkook no tardó en responder.
Jungkook🏒 [7.16pm]:
Mándame tu ubicación, tampoco estoy en el campus, necesito a mi tutor.
Jungkook🏒 [7.16pm]:
Esos bastardos me echaron del grupo😡.
Jungkook🏒 [7.16pm]:
Y gyeom no ha pagado el internet😭.
Jungkook🏒 [7.17pm]:
Es para mañanaa😭 estoy desesperado.
Jack Frost🥶[7.18pm]:
Jeon, ahora no puedo. Estoy enfermo.
La televisión mostraba un programa cualquiera, interrumpido por los sonidos de Taehyung sorbiendo sus propios mocos. De repente, el tono de llamada lo sobresaltó, nuevamente Jeon Jungkook.
—Jungkook, en serio estoy enfermo— respondió con voz ronca, parecía cantante de rock luego de un concierto.
—Lo sé, lo sé— aclaró Jungkook, con un tono que oscilaba entre la desesperación y preocupación. Aunque dudaba que fuera por él, y estaba en lo correcto. —Pero eres mi única esperanza. El profesor Chen me odia por dormirme en clases y mi promedio va a bajar...
—Uno más a la lista, —respondió tosiendo. — ¿No hay nadie más que te ayude?
—No, eres el único, —dramático como siempre, suspiró. —Lo siento, supongo que seré tu primer fracaso en tu carrera como tutor. Jungkook, el jugador de hockey que tuvo que dejar la universidad porque su tutor estaba muy ocupado estando enfermo...
Taehyung rodó los ojos, un movimiento que le tomó más energía de la que esperaba, aunque no podía evitar sentir compasión por el alfa. —Eso es manipulación emocional.
— ¿Está funcionando?
—No— respondió con una leve sonrisa divertida.
Observó a su alrededor, su hogar era un desastre. Cientos de pañuelos desechables se descarrilaban del bote de basura junto a su cama. Las sábanas estaban desechas puesto que no tuvo la energía para hacer su cama. Rememorando, había trastes en la cocina sin lavar y el living...
—Por favor, precioso— la voz manipuladora de Jungkook sonaba más melosa que de costumbre. —Haré lo que sea.
—No es buena idea— respondió mirando la televisión para ignorar el desorden. —Y no creo que haya nada que puedas darme.
— ¿Chocolates?— preguntó dudoso al otro lado de la línea. —Espera, ¿Qué tienes? ¿Te duele la cabeza? ¿Tienes fiebre? Puedo llevarte medicina, preparo una sopa de pollo que te cagas. Vamos, Tae, por tu alumno favorito...
El estómago de Taehyung rugió ante la mención de comida. Maldición, no había podido alimentarse bien por sentirse como la mierda. ¿Jungkook realmente sabía cocinar o era otro intento de manipulación?
—Necesito esa sopa— habló, a este punto controlado por la temperatura de su cuerpo. Mordió su labio fuertemente antes de hacer una pausa dramática. Invitar al alfa a su departamento en estos momentos, y en cualquier otro, no parecía una buena idea. Era su territorio, su hogar. Pero su estómago seguía rugiendo y el alfa en serio lo necesitaba.
—Ugh, está bien, Jeon. No dirás nada sobre mi desastre, no husmearas en mis cosas y sólo te quedarás dos horas.
— ¡Eres el mejor!— exclamó Jungkook con tanto entusiasmo que Taehyung tuvo que alejar el móvil de su oreja. —Mándame tu ubicación, estaré ahí antes de que te puedas arrepentir.
El pitido de la llamada finalizada molestó en su oído. Genial, Jungkook se unía a la fiesta de los mocos. Al menos traería comida, eso para él contaba como ofrenda de paz.
A cuestas se levantó de su cama, se quejaba mientras hacía el más mínimo movimiento para cerrar la bolsa de basura con sus mocos dentro. Necesitaba acomodar un poco el desastre. Estiró las cobijas de su cama con desgano, echó un poco de desinfectante y cuando estaba sirviéndose un vaso de agua, consternado por lo frío que se sentía el vidrio entre sus dedos, la puerta sonó fuertemente.
¿Qué era? O él estaba muy lento, o Jungkook de verdad había podido volar hasta su departamento. Taehyung daba pasos flojos, su cabello castaño estaba revuelto y sus mejillas estaban sonrojadas por la temperatura.
Cuando pudo abrir Jungkook entró a su departamento como un tornado. O así lo veía él a través de sus mareos. Sacó sus zapatos dejándolos en la entrada y colgó su chaqueta. Su mochila estaba media abierta, hojas de papel sobresaliendo, una bolsa de compras en mano y su ropa holgada de descanso arrugada que exclamaba estoy en una emergencia universitaria.
—Wow Tae, luces terrible— las palabras sutiles del futuro kinesiólogo salieron sin pensar. —Quiero decir, ¿estás bien?
—Viviendo mi mejor vida— respondió Taehyung sarcástico, envolviéndose en la manta de su sofá como un capullo. —Tú no te ves mejor, parece que te alcanzó el apocalipsis en la universidad.
—Al parecer tu lengua todavía funciona— respondió el alfa cerrando la puerta tras él.
El castaño sonrió débilmente. Bueno, se sentía bien ver y oír al menos un rostro conocido luego de dos días solo en su madriguera. La fragancia acanelada de Jungkook golpeó levemente su nariz, ya se estaba acostumbrando a sentirlo con sus feromonas a su alrededor.
Ambos decidieron ignorar sus nervios, era algo íntimo que un alfa fuera a la casa de un omega, y viceversa, pero con todo lo pasado y su nivel de cercanía, suponían superarlo pronto. Una amistad de ayuda mutua.
Jungkook nunca había estado en el departamento de Taehyung, y la curiosidad lo invadía mientras cruzaba el umbral. El espacio era exactamente como se lo imaginaba, las luces cálidas y colores tierra predominaban, era pequeño pero acogedor. Pero todo se veía opacado por el desorden de no tener fuerzas para asear. Había libros por doquier, tazas de café a medio beber y las cortinas semi-abiertas junto al dulce aroma intenso a miel advertían de que no había podido ventilar.
No eran las circunstancias en las que le hubiera gustado conocerlo, pero hey, estaba en su departamento.
Jungkook ya había sido advertido de no opinar sobre él, y si el omega no estuviera sumamente débil ya lo habría echado por su mirada juzgona. Esquivó como pudo los libros y lápices tirados alrededor de la mesita de centro para llegar hasta el sofá, tomando lugar al lado de Taehyung.
—No te acerques—se quejó, haciéndose un ovillo en sus mantas. —Soy un foco infeccioso, te voy a contagiar.
—Por favor hazlo, si eso hace que me den más días para entregar el ensayo— pidió sacando las cosas de su mochila. —Es el momento ideal para que te rindas y me compartas tus babas, cariño.
—Jeon, eres asqueroso— respondió Taehyung desde su capullo haciendo una mueca.
El alfa entonces se volteó hacia él con una sonrisa. Tocó su frente con suavidad, sintiendo como el omega ardía bajo su mano. Taehyung se removió ante el frío toque, su lobo soltó un gemido lastimero.
—No me dijiste que tenías, pero por tu voz parecía un resfriado— dijo sacando algunas medicinas que tenía en su casa, aunque se había detenido en la farmacia para comprar pastillas masticables para dolor de garganta y jarabe para la tos, ya que su tono ronco en la llamada lo había delatado.
—No tenías por qué molestarte— confesó algo apenado por la molestia.
Jungkook preguntó por los medicamentos que estaba tomando, faltaba poco para que le tocara el que se encargaba de bajar su fiebre, así que seguramente por ello se veía como el mejor soldado de Dios. El alfa puso alarma en su móvil para enterarse de los horarios de la medicina, ya que le preocupaba que el omega no fuera capaz de cuidarse apropiadamente. Taehyung no podía creer que el casanova fuera tan considerado.
No refutó, se sentía lo suficientemente mal para dejarse ayudar. Cosa que sorprendió a Jeon, ya que esperaba más resistencia de parte de Míster hago todo yo solo.
Taehyung cuando pequeño era bastante enfermizo, y su abuela siempre solía cuidarlo en aquellos momentos. Nunca le faltaron sabanas limpias, una almohada fresca y una sopa de pollo para sentirse mejor. Cuando creció, Jimin cumplía ese rol, mimándolo cuando estaba afiebrado. Era una de las muchas cosas que lamentaba extrañar. Se sentía solitario en la capital, lejos de su familia y distanciado de su mejor amigo.
El pelinegro sacó su computadora y apuntes, pidiéndole la clave del wifi. —Me echaron del grupo la semana pasada al parecer. Ni siquiera me avisaron, simplemente me eliminaron del chat y...— se detuvo al ver a Taehyung temblar. — ¿Tienes frío?
—No, estoy en modo vibración— murmuró Taehyung, enterrándose más en el sillón.
Jungkook se acercó más a él, con genuina preocupación. — ¿Has tomado algo? ¿Comido?
—Jungkook, el ensayo— le recordó Taehyung, tosiendo. —No viniste a ser mi enfermero. Ensayo, sopa y adiós.
El alfa asintió no muy confiado. —Cierto, cierto— Jungkook comenzó a teclear en su laptop, aunque le lanzaba miradas preocupadas cada vez que tosía. —Es sobre ética médica. El profesor Chen quiere que analicemos el caso de...
Mientras Jungkook explicaba, Taehyung notó que el alfa parecía realmente perdido. Sus apuntes eran un desastre y su argumento principal tenía más agujeros que un queso emmental.
—Para, haces que mi dolor de cabeza aumente— interrumpió Taehyung. —Primero que nada, mezclas el principio de autonomía con el de beneficencia. Eso no tiene sentido.
— ¿Ves? Por eso te necesito, — Jungkook se revolvió el cabello con una mano, notablemente frustrado.
— ¿Qué harás si acabo en el hospital?— preguntó, muy en su rol de salvador académico de Jungkook, algo egocéntrico.
—Llevaré mis apuntes a la sala de emergencia— musitó con una leve sonrisa. —No te librarás tan fácil de mí, Kim.
Taehyung quiso reír, pero su intento terminó en un ataque de tos. Jungkook se levantó instintivamente, pero el omega levantó una mano para detenerlo.
—Estoy bien, — jadeó—, dame un momento.
El alfa puso sus ojos en blanco, Taehyung era muy terco. Podría estar en su lecho de muerte y aun así diría a los demás que no se preocupen. Pero tenía el efecto contrario, parecía un cachorrito de ojos brillantes abandonado en la carretera.
Aprovechó de ir a la cocina mientras el castaño tosía como si fuese la época victoriana y tuviese la peste negra. Allí vio que se encontraban varios envases de galletas o jugos abiertos, pero no había muestra alguna de haber cocinado. Prendió el hervidor y se quedó allí por unos minutos.
Ver a Jungkook moverse con tanta familiaridad en su espacio personal lo desconcertaba. Su departamento era casi un santuario, un territorio donde solo Jimin y Jennie habían tenido verdadero acceso, y ahora este alfa que había empezado siendo una molestia absoluta se movía entre sus cosas como si siempre hubiera pertenecido allí. Taehyung lo observaba entre la fiebre y la sorpresa, notando cómo Jungkook recolocaba un libro fuera de lugar o limpiaba discretamente una superficie, sin que pareciera una invasión, sino casi un cuidado silencioso que lo hacía sentir extrañamente protegido.
Cuando sonó el hervidor, el alfa llegó con dos tazas de té en las manos.
—Mi mamá dice que el té de jengibre ayuda con la garganta— respondió la mirada curiosa del castaño.
— ¿Tu mamá te enseñó a hacer té?
—Soy un alfa de muchos talentos, —Jungkook sonrió coqueto, acomodándose nuevamente junto a Taehyung, tomando su laptop. —Se hacer té, y hervir agua.
—Wow, que encantador, no me digas que también haces la cama— bromeó, tosiendo por su propia broma.
Trabajaron durante la siguiente hora, Taehyung guiando a Jungkook a través de los conceptos básicos de ética médica mientras luchaba contra su fiebre. Jungkook, por su parte, alternaba entre momentos de concentración intensa y pausas donde insistía en que Taehyung bebiera más té o se arropara mejor. Cuando llegó la hora de tomar sus medicamentos, decidieron tomar una pausa.
Mientras Jungkook se desplazaba hacia la cocina, Taehyung no podía dejar de observarlo. Nunca había imaginado una visita del alfa a su departamento. Era extraño, no precisamente malo pero... si, extraño. Hace unas semanas lo consideraba un completo idiota, y ahora... bueno, seguía considerándolo algo idiota, pero uno peculiarmente atractivo y considerado.
Había llegado el momento de cumplir su promesa: hacerle una deliciosa sopa. Como pudo, Taehyung acomodó la pequeña mesita comedor. El alfa no tardó mucho hasta traer una sopa de fideos, pero antes de que pudiese tomar la cuchara, Jungkook lo interrumpió tomándola él.
—Di "A"— pidió vacilón, aprovechándose de su vulnerabilidad.
—Jungkook no me vas a hacer el avioncito— se quejó Taehyung mientras el alfa trataba de darle la cucharada en la boca. Algo terco, Jungkook pudo hacerlo, haciendo que Taehyung casi escupiera antes de tragar. — ¿Es sopa instantánea? Podría haberla hecho yo, Jeon.
La cara de incredulidad de Taehyung merecía una foto. No, el maldecía a todos los alfas, todos mentirosos y manipuladores.
—Te dije que sabía hervir agua— respondió divertido. —No seas juzgón, precioso, pruébala bien. Te juro que la preparé con cariño.
A regañadientes Taehyung comió más sopa, está bien, era buena. Jungkook le había echado crema, cebollín, huevo, entre otras cosas. Para no haberse alimentado en todo el día, aquello se sentía como caviar en su paladar.
—No me mires así —advirtió Jungkook estrechando sus ojos—. Sé que estás pensando en burlarte.
—Ni se me pasaría por la cabeza —mintió Taehyung, con una sonrisa pícara.
Habían normalizado la tensión entre ellos. Cuando estaban juntos se mezclaba una cercanía que ninguno de los dos había planeado, con una química que parecía surgir de la nada. Jungkook seguía siendo un alfa molesto, deportista y medio casanova. Taehyung seguía siendo un omega sarcástico, frío y egocéntrico. Pero algo había cambiado.
Un estornudo del omega interrumpió el momento.
—Salud —dijo Jungkook, pero el estornudo volvió a repetirse. —Dinero y... vamos Tae, falta el amor.
La risa de Taehyung le provocaba ahogarse un poco, joder, necesitaba un descanso de parte del virus en su ser. —Gracias, ahora vete de mi departamento.
—Claro que no —Jungkook se acomodó más cómodamente—. Alguien tiene que cuidarte.
El omega se quedó comiendo en su mesa, insistiendo en que el alfa avanzara su ensayo, para luego volver al sofá donde Jungkook trabajaba. Se veía más débil que nunca, su tono pálido resaltaba sus mejillas como pinpon, y aunque trataba de no mostrar su malestar, su cuerpo tiritaba y hacía pequeñas muecas con sus labios. Sus ojos lucían adormilados por los medicamentos, y Jungkook notó como se le hacía un doble párpado en el ojo derecho.
—Suficiente, Mr Zombie, te vas a la cama— ordenó Jungkook, poniéndose de pie cruzando ambos brazos. No aceptaría un no por respuesta.
—Pero, y ¿tu ensayo?
El alfa apartó la pantalla de su laptop de aquellos ojos verdosos. —No, déjalo, en la última corrección me hiciste reescribir lo que llevaba. Estaré bien por mi cuenta.
—No te dejaré libre por mi casa mientras estoy en mi habitación— reclamó, aunque su espalda moría por recostarse. Sus miradas se cruzaron, pero Taehyung no tenía fuerzas para desafiarlo. Solo podía verlo a él y sus deltoides, bíceps y tríceps contraídos, maldito alfa guapo y considerado. —Bien, pero tu vienes conmigo.
La sonrisita traviesa de Jungkook fue suficiente para escupir un "No te emociones". Taehyung fue hasta su habitación con Jungkook a sus espaldas. El alfa miraba todo con atención, era como estar en territorio prohibido. La habitación era de colores suaves, el olor a miel era mucho más intenso allí, Taehyung utilizaba lámparas y luces colgantes cálidas para no usar la luz directa, su armario estaba empotrado a la pared que mostraba una fila de camisas planchadas, lo cual contrastaba con las sabanas revueltas y el revoltijo de libros sobre el escritorio. Cuando juntó la puerta tras de sí, notó fotografías pegadas en ella.
En varias fotografías salía sonriendo de pequeño con la que suponía era su familia, su manera de sonreír era tan tierna, no había cambiado ni un poco, sonreía mostrando todos sus dientes, ampliando sus labios formando una especie de rectángulo. Se fijó también en sus fotografías con Jimin, en la playa, en el cine, en su graduación...
—Deja de husmear mis cosas y haz tu tarea— interrumpió Taehyung desde su cama, ya acostado bajo sus tapas.
Jungkook quería lanzarse por la ventana. — ¿Cómo planeas ser médico si no puedes cuidar de ti mismo? — preguntó con molestia, acercándose a la cama. Levantó las tapas que cubrían al omega recibiendo una queja, las extendió, metiendo el borde de ellas bajo el colchón para asegurarlas y acomodó sus almohadas, en un intento de medio-hacer la cama.
El alfa buscaba como acomodarse dentro de ese pequeño escritorio lleno de libros de anatomía, apuntes, álbumes de foto y más cosas. Su acción fue interrumpida por Taehyung, que a regañadientes le dijo: —Siéntate a mi lado, puedes quedarte hasta terminar tu ensayo, pero si contagias a todo tu equipo no me haré responsable.
El alfa sonrió, Kim Taehyung era su ángel salvador. —Te dedicaré mi diez.
El tiempo fue pasando, Jungkook notaba como la medicina de noche causaba que el omega a pesar de luchar contra el sueño, lo iba dominando. Su voz se hacía más suave, su respiración más lenta.
En la comodidad del silencio, sin saberlo, ambos reflexionaban deliberadamente. Taehyung pensaba en que quizás Jimin tenía razón, quizás pasaba mucho tiempo con Jeon pero ¿y qué más daba? Ambos estaban de acuerdo, era una amistad, una que estaba disfrutando. Y Jeon por su parte pensaba similar, ¿Qué tenían que opinar los demás? A la mierda los rumores, necesitaba de Taehyung al igual que el contrario de él.
Jungkook continuó escribiendo, pero la curiosidad lo consumía. Miró a Taehyung, quien seguía despierto pero claramente adormilado.
—¿Quiénes son los de la foto? —preguntó, señalando una imagen pegada en la pared de la habitación.
—Mi abuelita y mis hermanos pequeños —confesó Taehyung, dejando de lado el celular al sentirse agotado—. Los extraño.
—¿Vives aquí solo?
—Sí, soy de Daegu. Antes vivía con Jimin, pero me mudé este semestre. Por tu acento, apuesto que eres de Busan.
Jungkook sonrió. —Sí, antes vivía en Busan, pero en realidad nací en Estados Unidos.
Taehyung frunció el ceño, genuinamente sorprendido. —¿Qué? ¿Eres americano? Pero... tu cara es muy coreana.
—Soy coreano-americano —explicó Jungkook—. Mi padre alfa nació en Estados Unidos, pero mis abuelos son coreanos. Nos vinimos a Corea cuando era pequeño, tenía unos ocho años. Nos cambiamos después de que mi papá falleciera.
Taehyung suavizó su expresión. —No sabía, lo siento.
—Está bien —Jungkook se encogió de hombros—. Fue hace mucho tiempo. Al final me terminé criando en Busan con mi mamá, su pareja y mi hermano. Ahora vivo aquí con Yugyeom y su gato.
—Amo los gatos —comentó Taehyung con una débil sonrisa.
Jungkook soltó una carcajada. —Si te invita a presentártelo, no le creas.
Un silencio cómodo se instaló entre ellos. Jungkook tecleaba en su computador, pero su cuerpo ya no estaba tan tenso como antes. Cuando estaba con el omega, sentía que ninguna tarea era tan compleja, y el estudio no se sentía tan pesado.
Había arremangado un poco su camiseta, siempre usaba mangas largas y es por ello que Taehyung no había notado la tinta en sus brazos, tenía mucha curiosidad sobre el alfa, pero antes de poder preguntar, un mensaje de Jimin captó su atención.
—Hablando de presentaciones— murmuró, los oscuros ojitos curiosos de Jungkook lo miraron, si, él seguía siendo un chismoso. —Necesito un consejo del doctor amor.
—Claro, siempre estoy dispuesto a escuchar un buen chisme y esparcir mi conocimiento.
Su mirada volvió a su celular por un segundo. —Jimin quiere presentarme a su nueva novia, y no estoy seguro de que sea buena idea...
—¿Eso te molesta?— preguntó con cautela, decidiendo dejar el mal comentario hacia el alfa rubio solo en su mente.
—Si, pero no es precisamente. Es sólo que sus novias anteriores siempre se volvían locas por el asunto de su marca en mi cuello, eran algo... intensas.
Jungkook alzó una ceja. —¿Intensas cómo Joe Goldberg de You o como Cassie de Euphoria?
La risa de Taehyung valía la pena los comentarios tontos. —Más tipo Cassie. Una intentó convencer a Jimin de que yo era una amenaza. Como si fuera una especie de roba novios que lo obligó a marcarme.
—¿Y Park?— preguntó fingiendo indiferencia.
—Les aclara que soy su mejor amigo, y que yo siempre vengo primero— había cierto cariño y convicción en sus palabras. Aquel era su pacto, luego de la marca, ambos habían acordado ello.
—¿Siempre?— el ceño de Jungkook se fruncía escépticamente, tuvo que tragarse un gruñido. Incluso su lobo estaba molesto. —Suena más como un bombero pirómano que apaga los incendios que el mismo provoca.
Taehyung captó la "sutil" crítica. —Me protege, —defendió, aunque sus palabras carecían de la convicción de antes. Decidió desviar la conversación. —Como sea, nunca es un momento precisamente cómodo.
—Mira, bonito— dijo Jungkook, suavizando su voz. —Si algo, cualquier cosa, se siente mal en ese encuentro, me llamas. Llegaré allí más rápido que un diagnóstico de apendicitis.
Ya estaba odiándolo por hacerlo reír tan seguido, planeaba ahogarlo con su propia tos. —¿Desde cuando eres mi caballero con armadura de hockey?
El alfa preguntó por la fecha, con esa sonrisa que le hacía cuando quería conseguir algo. Taehyung cedió, diciéndole que se verían el día martes, cuando su licencia acabara. "Por si acaso", habían dicho.
La conversación se fue desviando hasta que Jungkook notó que Taehyung lo miraba con una mezcla de curiosidad y cansancio.
—Oye, quería preguntar, ¿Extrañas Estados Unidos?— la delicadeza en su voz era lo único que se escuchaba en el departamento.
—La verdad, no mucho —respondió Jungkook, con honestidad. —Llegué siendo muy niño. Mis recuerdos son más de Busan que de allá.
—¿Y tu padre? —Taehyung se mordió el labio, consciente de que podría estar tocando un tema delicado.
Jungkook no pareció molesto. Miró hacia el techo, algo melancólico pero con una sonrisa. —Mi padre era un alfa muy genial. Lo extraño mucho. Era deportista, siempre me llevaba con él a todas partes. Fue él quien me enseñó a jugar hockey.
—¿Por él juegas?
—Si —Jungkook sonrió—. El hockey era lo nuestro, los deportes de invierno en general. Cuando estoy en la pista, siento que vuelvo a estar con él. Me gustaría honrar su memoria siendo un jugador profesional, aunque ya no este allá.
Taehyung tenía una sonrisa en sus labios, como hablaba Jungkook de su familia era lindo, cálido. Imaginaba las escenas que Jungkook le contaba de cuando aprendió a patinar, y mientras imaginaba los escenarios en su cabeza, se le escapó un bostezo, sus ojos comenzando a cerrarse. Jungkook notó como luchaba contra el sueño, resistiéndose a quedarse dormido.
—Descansa —murmuró Jungkook, ajustando suavemente la almohada de Taehyung.
—No estoy dormido —protestó Taehyung débilmente, pero ya su voz sonaba adormilada.
Jungkook contuvo una risa. La medicina, la fiebre y el cansancio estaban ganando la batalla contra la terquedad de Taehyung. Tocó su frente con suavidad, notando que la fiebre había bajado, se permitió suspirar pero cuando retiró la mano no pudo evitar despejar el cabello de su frente, sus cejas oscuras estaban fruncidas y sus labios rosados se abultaban al estar apoyado en la almohada.
— ¿Qué haces? — murmuró Taehyung, medio dormido, sin abrir sus ojos.
—Mi mamá dice que los mimos curan más rápido— respondió Jungkook en voz baja, acariciando su cabello.
—Tu mamá dice muchas cosas, —Taehyung sonrió débilmente, dejándose llevar por el sueño y las caricias.
Sin pensarlo mucho entre ellos se había tejido algo más que una simple dinámica de tutor-estudiante. Su relación de amistad les daba una seguridad inigualable. Pese a las palabras brutas y coqueteos sugerentes, lo que hablaba entre ellos eran las acciones. Sin importar cuan enfermo u ocupado estuviera, Taehyung siempre encontraba una forma de ayudarlo con sus estudios, con una dedicación que iba más allá de lo académico. En su contraparte, Taehyung había descubierto algo en Jungkook que pocos alfas mostraban, una lealtad genuina que no dependía del sexo o compromiso. El alfa no sólo quería que su plan funcionara, quería que estuviera bien. Cada gesto le demostraba que no lo veía sólo como un objeto de conquista o un tutor; era alguien por quien realmente se preocupaba.
Jungkook se movió para seguir escribiendo, con el aroma a Taehyung bailando en su nariz, se sentía inundado en él en el confort de su habitación. Ahora que el omega estaba dormido, sentía que quizás era momento de ir al sofá a terminar el ensayo, sólo faltaba la conclusión. Pero cuando hizo el amago de levantarse, Taehyung dormido en un acto inconsciente agarró en un puño el buzo de Jungkook, impidiéndole irse.
Su pecho subía y bajaba y sus mejillas estaban rojas. El alfa cubrió su boca para aguantar la leve risa nerviosa que brotaba en sí, Taehyung no podía ser más adorable, aunque estuviese bajo el efecto de la fiebre. Trató de soltar el agarre de su mano en el buzo, pero el omega se removía, sus manos se deslizaron sobre el brazo que lo agarraba, volviendo a acariciarlo.
Terminó rindiéndose, cediendo a acariciarlo hasta que le soltase. Jungkook continuó el suave movimiento, olvidando por completo su ensayo. La respiración de Taehyung se volvió más profunda y regular, y antes de darse cuenta, ambos se habían quedado dormidos
El ensayo, casi terminado, brillaba olvidado en la pantalla de la laptop, junto a una taza de té frío y varios pañuelos usados.
NOTA:
No soy fan de actualizar sin revisar JAJAJS, pero prometí capítulo hoy y hoy lo tendrán (en alguna parte del mundo)
Espero les guste♡ si corrijo o cambio algo se los haré saber.
Ahorita quería saber, ¿que deporte les gusta? ¿Practican alguno?
Es gracioso porque escribo sobre hockey sobre hielo y apenas y puedo patinar. Además quitaron la pista de mi ciudad TT. Pero me gustaría patinar sobre hielo de nuevo. Aprender truquitos.
Si alguien quedó fuera del grupo de whatsapp y quiere unirse me avisa para subir el link a mi instagram.
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