Me gustaba ir a biblioteca, quizás porque podía perderme horas ahí dentro, me gustaba tener el portátil y los libros a la mano y me gustaba hacer casi todo lo referente a la universidad.

Seguía siendo una excelente alumna y ya no había nadie que me criticara, en eso la escuela parecía solo un juego lejano, en la universidad a nadie le importa las calificaciones que obtengas, todos viven sus vidas buscando un objetivo en concreto; algunos buscan éxito, otros el titulo, otros simplemente diversión, pero gratamente nadie se metía contigo mientras no te cruzas en esa competición de caminos hacia el futuro.

Ya no existía esa sensación de estar siendo juzgada, la realidad era que no me había vuelto hermosa en estos años, no me había vuelto perfecta ni mucho menos, pero ya había hecho las paces con mis inseguridades, era bonita porque yo creía en mis puntos buenos.

Sí, la carrera era hasta ahora estupenda... o casi estupenda.

Entré a la biblioteca y me dirigí a mi lugar preferido mientras reprimía interiormente cualquier reacción visible en mis movimientos cuando vi a Harry a dos mesas de distancia.

Pensé que si me sentaba lo suficientemente rápido y me ponía a trabajar no lo notaria más, pero cuando dejé mi mochila sobre la mesa él levantó la mirada.

Por un segundo solamente, nuestros ojos se encontraron después él desvió la vista sin ningún indicio de nada y yo rodé los ojos y me senté comenzando a trabajar.

Traté de concentrarme, leí y releí, busqué en Internet y suspiré mientras me daba por vencida y miraba de reojo, él estaba guardando sus cosas, tenía el rostro serio y casi molesto.

¡Era un lugar público! Yo podía estar ahí tanto como él.

Volví a mirar de reojo hacia su dirección solo para descubrir que Harry ya se había ido.

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El viernes siguiente por la tarde, casi una semana después del plan infructuoso con logan, tuve que volver a su dormitorio, me había olvidado de uno de mis cuadernos de anotaciones.

Me dije que solo seria por unos minutos, por regla general no veía a Logan entre semana, para nada sería de las que desperdiciaban clases por pasar tiempo con un hombre y además, aunque a veces no lo pareciera, Logan tampoco quería perder sus clases.

Llegué hasta el edificio y varios chicos que ya me habían presentado antes me saludaron, caminé hasta la puerta del dormitorio de mi novio y respiré hondo.

Después de dos toques Logan abrió con una sonrisa de lado y el torso desnudo, parpadeé y si, miré aquel cuerpo finamente delineado con músculos perfectos, repasé todo hasta llegar a la cintura de sus vaqueros.

-Deja de mirarme o yo querré una vista igual- murmuró Logan recargándose en el marco de la puerta, le rodé los ojos y él se rió.

Esperé a ver si él me daba el cuaderno pero solo entró al dormitorio.

-Pasa- dijo en voz alta y yo gruñí interiormente, avancé lentamente al interior, él volvió a sentarse frente a su portátil y se pasó una mano por el cabello.

-Sano y salvo- dijo señalándome el cuaderno en su cama.
Lo cogí y miré hacia él.

-¿Qué haces?- pregunté acercándome para mirar sobre su hombro.

-Terminar una página web, me esta fastidiando no poder colocar un vídeo a modo de intro- explicó en voz baja concentrado.

-Por eso yo prefiero los libros- le dije y él me miró de reojo.

-Anticuada- sonrió y me besó fugazmente en los labios.

-Lo siento... ¿Interrumpo?- murmuraron a nuestras espaldas.

Ni siquiera miré a Harry mientras recogía de nuevo mi mochila.

La burla en su tono me había puesto nerviosa y furiosa en igualdad de proporciones.

-No, ya me iba, de repente necesito salir de aquí- le dije con una sonrisa.

-Fantástico- contestó Harry mientras se sentaba en su cama.

Había ocasiones en que después de una conversación cortante, una de muchas desde que Logan "nos presentó", casi lo escuchaba decirme guerrera, pero no era cierto, pues esa palabra formaba parte de un pasado que yo me había esforzado por olvidar y que ninguno de los dos había llegado a contar.