Capitulo 3
Terminé de comer mi trozo de pizza y recogí el plato sin mirar a mamá, sabia lo que me encontraría, su rostro preocupado, lleno de impotencia, dolor y confusión, ella se había creado sus propios motivos por los cuales yo había decidido no ir al baile de graduación.
Sí, no tenía dinero para comprar un vestido de marca.
Sí, no tenía pareja de baile.
Sí, no quería dejarla sola en nuestras últimas cenas juntas.
Pero ninguna era la razón por la que me había quedado en casa, la realidad es que en secreto, quería quedarme con una única imagen en mi cabeza, la de Harry y su sonrisa aquella tarde en la tienda, aunque no significara nada.
No quería observar como bailaba con Jennifer como ella se regodeaba de tenerlo del brazo, simplemente no quería ver que finalmente la escuela había terminado y mis fantasías no se hacían realidad. Eran fantasías absurdas y aún así había esperado por ellas todos los días, en cada frase intercambiada con él en cada discusión infantil.
Fui a mi habitación y encendí el televisor lo que solo me provocó un poco de jaqueca, volví a la sala donde mamá estaba leyendo con los anteojos puestos, ella se parecía mucho a mí, aunque lo correcto sería decir que yo me parecía mucho a ella.
Tenía el cabello negro, largo y lacio, los ojos color miel, me medio sonrió cuando levantó la vista, tenía la intención de sentarme con ella un rato y sólo conversar sobre cualquier cosa pero simplemente mis piernas no se movieron, miré hacia la puerta de la entrada de la casa, solamente a unos metros y luego a mi madre de nuevo.
-Estaré afuera- le dije mientras miraba hacia la pared que queda en el frente de la casa y luego a mí, en sus ojos encontré los sentimientos que había esperado evitar, solo asintió al tiempo que yo huía de todo.
Habitualmente, solía sentarme fuera de la casa y observar la calle al atardecer, prácticamente el cielo se había vuelto negro, un azul oscuro estrellado.
Esta vez no me senté, no me detuve después de cerrar la puerta, mis pies ya no estaban pegados al suelo, simplemente querían avanzando, querían algo, cualquier cosa.
Sabia que había sido mi orgullo el que me había impedido asistir al baile pero al llegar a mi habitación y ver la mochila descartada, con los libros que no volvería a usar, supe que no lo volvería a ver y eso me pareció más impensable e imposible de soportar que cualquier otra cosa.
Me debía saber el camino de memoria pues no noté gran cosa hasta que estuve en el inicio del estacionamiento de la escuela, había muchos más autos que en un día normal y a plena luz del día.
Me detuve algo cansada y jadeando por el esfuerzo, una parte diminuta de mi cerebro me recordó que debía regresar, mamá se preocuparía cuando se diera cuenta que había desaparecido, sin embargo seguí ahí mirando la fachada de esa construcción conocida, lo más probable es que él estuviera dentro, de pronto ya no tenia fuerzas de nuevo.
Iba a girarme para regresar a casa diciéndome tonta todo el camino cuando mis pies volvieron a tener vida propia, me detuve en seco y miré mis zapatos, giré y respirando hondo caminé hacia el edificio.
Aún me faltaba una fila de autos cuando lo vi.
Harry no estaba bailando con Jennifer como me lo imaginaba cada diez segundo, estaba cerrando la camioneta que generalmente llevaba a la escuela, no sabía si era de él o simplemente un préstamo de sus padres, tal vez la camioneta familiar o algo así.
Me detuve por completo, incluso contuve la respiración por un segundo, con la poca luz del faro a distancia parecía incluso misterioso y tan atractivo que quitaba el aliento.
Me obligué a recordarle a mi cuerpo que ya habíamos cumplido la misión y que ya podía obedecer y volver a casa pero fue demasiado tarde.
Él me vio, lo supe porque se detuvo y se recargó contra el auto para después de un caminar hacia mí.
Giré mi cabeza en ambas direcciones, di la vuelta y comencé a caminar hasta alejarme a la siguiente fila de autos, me recargué en un tsuru que había sido nuevo hacia varios años.
Escuché sus pasos, un susurro de pies y ropa solamente, poco después Harry estuvo frente a mí, llevaba pantalones y chaqueta oscura y una simple camisa blanca.
Quizás era mejor que el esmoquin que yo me había imaginado.
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