Capitulo 2

Después de la escuela iba caminando hasta la tienda, eran solamente unas cuantas calles, al llegar saludé a la señorita Rita, ella era la dueña del negocio y trabajaba por las mañanas.

-Hola (Tn) _______, ¿Cómo estuvo tu dia?- preguntó mientras iba a la trastienda a buscar su bolso.

-Lo de siempre, ya sabe, el chico de mis sueños se derrite por mi y yo me hago del rogar- le dije mientras ella salía riéndose.

-Niña no se por que dices que no tienes amigos, eres tan divertida-, dijo despidiéndose con un rápido beso en la mejilla.

No tengo amigos porque me la paso en su tienda, pensé en contestarle pero ya iba saliendo.

En realidad no me molestaba trabajar en la tienda, del cero al diez era menos punto cinco en dificultad, ademas ayudaba a mamá.

Simplemente a veces desearía ser diferente, un poquito más alta, con un mejor peinado, con un conocimiento innato sobre maquillaje, con más confianza y una capacidad para socializar sin dificultad.

¿Era mucho pedir?

Negué con la cabeza mientras sacaba los libros de la mochila y comenzaba otra tarde de mi vida.

En la manta que anunciaba los días que faltaban para la graduacion habia un seis rojo, tenia un sentimiento extraño en el pecho, en un instante deseaba terminar, preparar mis cosas e ir a la universidad, sabia que extrañaría a mamá pero cuando me licenciara podría hacer que ella se mudara a un lugar mejor. Cuando pensaba que todo mejoraría otra parte de mí deseaba que no llegara la graduacion, pues todavía faltaban unos días, aun podia verlo y quizás, sólo quizás, él me vería, se convencería que todo este tiempo habia un mensaje privado entre nosotros, que él me llevaría al baile, que empezaríamos de nuevo juntos, que...

La campanilla de la entrada de la tienda sonó sacándome de mis ensoñaciones.

Levanté la vista de mi libreta y parpadee varias veces para asegurarme que era Harry quien entraba y se ponía a mirar los osos de peluche en la estantería de la izquierda.

¿Y ahora qué? Pensé mientras reprimía el impulso de acomodar mi coleta, lo miré extender una mano hacia un osito panda pequeño.

-No puedes tocarlos, se ensucian- le dije remilgada y señalé el letrero de arriba.

Él me miró con el ceño fruncido un momento y guardó sus manos en los bolsillos de los vaqueros, llevaba una chaqueta de mezclilla y una camiseta negra, se veía estupendo un sueño.

Pasaron cinco minutos más antes de que él dejara de mirar a los osos.

-¿Cuánto cuestan?- preguntó.

-Depende de cual- le dije sin despegar los ojos de la libreta, como si estuviera leyendo algo de suma importancia.

-Si no puedo tocarlos, ¿Cómo te digo cual quiero?- dijo divertido y yo lo miré rodeando los ojos.

-Señálalo- le dije con voz de tonta, él miró hacia arriba sonriendo.

-El panda- dijo señalando el peluche que habia querido tocar antes.

-Ese es caro, quizás tu papá no te haya dado tanto dinero, ¿seguro que tu novia lo vale?- le dije en parte para fastidiar, en parte por curiosidad.

Él lo tomó retándome y lo puso sobre el mostrador.

- Me lo llevo guerrera y envuélvelo en un buen papel- dijo sonriendo de esa forma con la que yo soñaba.

-Será un placer- le dije con una mueca.

Para mi fastidio las manos casi me temblaban cuando acabé de hacer el regalo, él no habia dejado de mirar mis movimientos, le cobré incluso un poco más de lo normal y él lo pagó sin rechistar, cuando me dio las gracias con un gesto burlón y se giró para la puerta casi se me cae la máscara, de todas las cosas horribles preparar un regalo para el chico que el chico que te gusta se lo regale a otra era...

abrió la puerta y yo bajé la cabeza antes de oír la campanilla.

-Es para mi hermana, odia estas cosas, será su regalo de cumpleaños perfecto.

Habia levantado la vista cuando oí su voz de nuevo, nuestros ojos se encontraron y una sonrisa especial casi secreta se formó casi en sus labios, una que me vi respondiendo a pesar del papel de enemiga que habia representado todo el tiempo.

Él se fue dejándome mirando a la puerta por mucho, mucho tiempo.

El poder de aquel gesto, de aquella pequeña sonrisa me hizo sentir una felicidad expectante por días, incluso la noche anterior habia soñado con una posibilidad... imposible.

Él bailaba conmigo, todo lo demás era difuso pero sabía que él bailaba conmigo y sabía que eso era lo que yo queria, no sabia como era mi vestido pero era uno de graduacion, lo sentía igual que miraba el traje de Harry, fue un sueño muy bonito.

Me miré en el espejo de los sanitarios de la escuela y negué con la cabeza. Debía de dejar de soñar despierta, me regañé aunque sonrei de nuevo.

-...sabía que se lo pediría a ella-, le decía una chica a otra cuando abrieron la puerta, pasaron sin mirarme y siguieron hablando.

-Jennifer estaba tan segura que ni siquiera se sorprendió, Harry no tiene novia, cualquiera tenía una posibilidad-, dijo una mientras la segunda entraba en un cubículo.

Yo miré mis manos en el agua, cerré la llave y tragué, sentía un vacío en el estómago.

-Todos esperaban que la invitara a ella- dijo su amiga casi gritando, la otra me miró de reojo y yo salí de ahí casi corriendo.

Jennifer era la niña rica de la escuela, tan bonita como para ser la capitana de porristas pero tan esnob que decía que aquello no estaba a su nivel.

Avancé por el pasillo y me topé de frente con la vista del cartel que anunciaba los días faltantes para la graduacion.

-Tres días, guerrera- dijo una voz a mis espaldas, casi se me formó un nudo en la garganta.

-Ve a decirle a alguien que le interese- le espeté sin mirarlo y seguí caminando, respirando hondo y dejando atrás a Harry y a mi sueño secreto.

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