- tengo...- comenzó casi hablando para si mientras yo luchaba por alejar la nube de letargo.

-Condones... yo tengo condones... compré un paquete hace un mes- dije sin detenerme a pensar de cómo sonaba aquello, él despegó su boca de la mía y lo miré a los ojos.

-¿Los usaste?-preguntó haciendo que nuestras caderas volvieran a rozarse.

Gemí sin poder evitarlo.

-¿Importa?- pregunté una parte de mi adoraba discutir con Harry, otra no estaba preparada para decir la palabra con "V".

-No- dijo bruscamente antes de besarme de nuevo, para mi sorpresa el beso fue lento, casi reverencial mientras caminaba hasta dejarme recostada contra la cama.

No dejó de besarme mientras desabrochaba mis jeans separándose solamente para quitarme la blusa, sonrió cuando notó el broche delantero de mi sostén acaricio mis pechos sobre la tela con sus manos, desabrochó la prenda y la quitó.

Me mordí los labios mientras él se inclinaba para besar la piel entre ellos y después lentamente recorrer con su lengua todo el contorno, era demasiado para cuando sus manos jugaron con mis pezones al tiempo que su boca se unía a ellas.

-Harry- dije entre una queja y una suplica y él terminó de quitarme la ropa mientras me miraba preguntando con sus ojos.

-En el buró- le dije mientras él se estiraba hacia el mueble, si observó que aunque abierto, el paquete de condones estaba lleno, no lo mencionó, se quitó la camiseta y los pantalones con movimientos descoordinados y luego más lentamente me dejó observar como se deshacía de su bóxer y se colocaba el preservativo. Por un momento pareció que luchaba asi que me abrí a él sin pensarlo.

Estiré mis brazos y él me encontró a medio camino, ambos gemimos por la espera y la excitación, nos besamos enredando nuestras piernas y luchando por encontrar nuestro lugar.

Llevó una mano a mi entrepierna y me acarició lentamente, solo un momento antes de dirigir la punta de su erección contra mi entrada. Alcé mis caderas en un acto reflejo y él buscó mis labios mientras yo le daba la bienvenida en mi cuerpo. Lo abracé cuando el dolor traspasó por un segundo al placer, besándolo cuando los movimientos parecían casi insoportables y adorando y buscando aquel clímax que comenzaba a crecer en mi interior de nuevo, haciendo que las fantasías perdieran color frente a la realidad.

Era indescriptible... me aferré a él, con la piel vibrante y el corazón latiendo completamente sin control, besaba mi cuello mientras sus manos vagaban por mi cuerpo trazando círculos indefinidos contra mi piel. Busqué sus labios necesitando que me besara, necesitando que me uniera por completo a él.

El aire era insuficiente, jadeamos juntos mientras seguía moviéndose, incluso más allá de mis ilusiones más secretas, aquellas no eran de un color rosa lustroso sino de un rojo vibrante.

Él se separó mirándome a los ojos, el color verde de sus ojos lleno de preguntas inexpresadas, sabia lo que pensaba pero sencillamente no habia nada en el mundo que no me hiciera no compartir ese momento único y completo en mi vida con él, solo con él.

Lo atraje hacia mí para otro beso abrasador pero él negó con la cabeza y pronunció mi nombre de esa forma tan especial, casi secreta entre nosotros.

Entonces supe que estar despierta valía la pena.