MARZO -27-
Solo tengo ojos para el doctor, que frente a mí, se frota las manos despacio, esperando a que alguno reaccionemos.
Contengo la respiración por la falta de aire dejando mis pulmones apenas sin oxígeno, me cuesta respirar.
- ¿Y qué... qué ha pasado? ¿Como ha ido? - Consigo preguntar, cuando mi cuerpo ya está hecho un flan por los nervios de la situación
- Ha sido un éxito.
Vuelvo a respirar y dejo salir por mi boca todo el aire acumulado.
Esto es un gran alivio.
El doctor Pons nos mira orgulloso por su logro. Lo ha conseguido.
- ¿Ya no hay tumor? ¿Se acabó todo? - Pregunto, y él niega con la cabeza.
- Hemos conseguido extirpar el tumor, pero no descarte que se vuelva a reproducir. Esperemos que no, pero es algo que nunca se puede saber con certeza - afirma - , ahora, necesitará una larga recuperación, aunque es probable que no queden secuelas. Todo ha salido genial a pesar de las varias complicaciones a las que nos hemos enfrentado.
- Gracias. - Digo después de haber escuchado su explicación - ¿Cuándo podré verla?
- Necesita descansar, es preciso que esté en observación un par de días. No la trasladaremos a planta hasta que no despierte.
- ¿Tendré que esperar dos días para poder verla?
- No, no. Pueden venir mañana. Hoy descanse, seguro que usted lo necesita. Si ocurriese algo se lo haríamos saber. Márchese tranquila.
- Vale - contesto a la vez que subo y bajo repetidas veces la cabeza, justo cuando comienza a andar para irse - , gracias doctor.
Un alivio monumental recorre mi cuerpo, y las lágrimas amenazan con escaparse de mis ojos de la emoción que ahora tengo.
Megan me abraza con fuerza de forma espontánea, como si hubiese olvidado nuestra discusión.
- Esto es genial... - Susurra en mi oído sin haberme soltado aún. - Os dejo solos.
Nos mira a ambos, y mi amiga se marcha después de darme una palmadita en la cara, y nos deja a Ángel y a mi a solas.
Estoy contenta, y la satisfacción consigue apoderarse de mí.
Por fin.
Ángel me mira fijamente. No aparta sus oscuros y perfectos ojos de los míos, y puedo notar su calmada y tranquilizadora respiración.
Me sonríe.
En ese mismo instante, me estrecha entre sus brazos y me abraza con fuerza, consiguiendo descomponerme, sumergida en él.
La tensión que he pasado, hace ahora que las ganas de llorar vuelvan a mí. Me agarro a su camiseta e inhalo su dulce olor. Olor a Ángel. Ese olor que llevo días y días anhelando, echando tanto de menos. Y ahora por fin, lo tengo aquí conmigo.
Ahora sí me siento segura, me siento protegida.
Respiro hondo y el llanto que intentaba contener se apodera de mí, y soy incapaz de conseguir esconderlo ni un segundo más.
- Tranquila... Ya ha pasado todo... - Dice él estrechándome aún en un cálido abrazo - Ya estoy aquí. Todo va a salir bien...
No contesto y sigo llorando, mientras mi rostro se aprieta contra su pecho.
- Te prometo que va a salir todo bien - repite ahora - . Venga, vamos a casa, tienes que descansar y aquí no hacemos nada ya.
Asiento apartándome de él y me seco las lágrimas con los puños de las manos, aunque seguro que volverán a aparecer pronto.
- Te invito a tomar algo, venga, necesitas llenar ese diminuto estómago.
Me sonríe con la esperanza de que acepte. No me vendría mal, pero no me apetece comer ni beber nada ahora.
- No... De verdad que no importa... Vamos a casa mejor.
- No estaba preguntando, era una afirmación.
Tan cabezota como siempre.
No me apetece discutir en vano, y que acabe saliéndose con la suya, por lo que decido aceptar su invitación.
- Bueno... - digo no del todo convencida.
- ¿Bajamos a la cafetería?
- Vale - pero recuerdo que en esta cafetería trabaja Dan, y no tengo ganas de explicarle porqué el pesado del camarero me habla como si nos conociéramos de toda la vida - , bueno, pensándolo mejor, prefiero ir a otra parte - disimulo tratando de no levantar sospechas - , estoy ya harta de este hospital. Quiero salir de aquí.
- Muy bien, entonces vayamos a un sitio que no huela a médico - contesta con su sonrisa perfecta, de nuevo - , ¿qué te apetece?
- Lo que tú quieras.
Salimos del hospital, y no cogemos el coche. Y lo agradezco, porque meterme en él no es lo que más necesitaba ahora, pues ya me venía bien un poco de aire natural soplando en mi cara, fuera del agobio de esa habitación tan fría y cerrada.
Después de caminar en un tranquilizador silencio, unas dos manzanas desde nuestro punto de partida, llegamos a un pequeño local de color verde oscuro, en el que pone en su letrero: "The Tree".
El interior está decorado con colores verdes, como la fachada, y marrones de diferentes tonalidades. Las mesas y sillas están hechas con palés, lo que le da un aire recogido y acogedor.
Me gusta.
Hay varios mostradores con al menos, veinte tartas diferentes, parece una pastelería más que un bar.
Nos sentamos en un banquito uno al lado del otro y cojo la carta del centro de la pequeña mesa.
- Uau... - digo cuando leo la cantidad de batidos y zumos naturales que hay.
Igual que las tartas, este sitio tiene una gran variedad de bebidas. Empezando desde comunes cafés, hasta exóticos zumos, y eso es algo que me llama la atención.
- ¿Te gusta? - Pregunta Ángel sacándome de mi indecisión.
- Sí, pero ahora tengo el problema de que no sé que pedirme - hay varios batidos que me han gustado y tengo una indecisión terrible - , ¿cual crees que estará mejor? ¿Batido de oreo, de chocolate blanco o de fresa y papaya?
Comienza a reírse y su risa consigue contagiarme al momento.
- ¡En serio! - exclamo dejando de reír - ¡Ayúdame a decidir!
- A ver, ¿cuales son los que quieres?
- Este, este y este. - digo señalando los tres batidos en la carta.
- Muy bien, ¿te parece si decido por tí? Así será sorpresa.
- Eso estaría genial, es un gran peso que me quitarás de encima. - Bromeo.
Una camarera de ojos azules y tez demasiado blanca de la cuenta, se acerca a nosotros, sujetando una libreta y un bolígrafo para apuntar nuestro pedido.
- ¿Que vais a tomar?
Observo a Ángel intrigada por qué batido me pedirá finalmente.
- Un batido de oreo, otro de papaya y fresa, y otro de chocolate blanco.
- ¡Muy bien!
La camarera se va arrancando la hoja donde ha escrito y guardando la libreta y el boli en uno de los bolsillos del mandil verde que lleva. Aquí es todo verde. Verde y marrón.
- ¡¿Los tres?! - Digo cuando ya no puede oírnos.
- Exacto.
- Yo no puedo beberme tres Ángel...
- En realidad te beberás uno y medio, compartimos los tres, ¿quieres? Así no habrá problema para decidirnos por cual nos gusta más.
Me observa juguetón mientras habla y en verdad, me parece algo divertido compartir tres batidos.
Un granito diminuto de felicidad se introduce en mi interior. Gracias a él.
Después de tanto, la persona que tengo en frente ha conseguido sacarme mi más sincera sonrisa, y eso para mí es algo demasiado importante. Y venir desde tan lejos, solo para acompañarme... Joder, ¡ha viajado desde Londres a toda prisa por mi! Es más, tenía un juicio de por medio y aún así, ha venido. Sin importarle la resolución, ni lo que pudiese pasar, cuando la custodia de su hija estaba en juego, ¿cuántas personas han hecho eso a lo largo de la vida por mí? Diría que nadie. Eso tiene que ser una señal del futuro que me dice que todo saldrá bien y que esta vez he acertado con mis decisiones, ¿no? Seguro.
¡El juicio!
- Aquí tenéis los tres batidos - dice la camarera dejándolos sobre la mesa.
- Gracias. - Dice él, y me alegro de que en seguida se marche, porque así vuelvo a centrarme en mis últimos pensamientos, interrumpidos por esta chica.
Había olvidado por completo que Ángel tenía un juicio esta mañana, ¿como puedo ser tan tonta? Pensará que no me preocupo por sus cosas o que no me importan directamente, pero no es así, es sólo que se me ha olvidado por completo con tanto agobio.
- Ángel... - digo para preguntarle - No me acordaba del juicio, perdona de verdad, tengo la cabeza en las nubes con todo esto... ¿Cómo ha ido?
Me mira completamente neutral y no sé como interpretar su expresión. Es probable que haya ido mal y que ahora sea la bruja de Ana, quién cuidará de Sofi, y por eso habérselo recordado haya sido una metedura de pata por mi parte. Pero claro, como su gesto es tan poco descifrable, no sé que pensar...
- ¿Ángel? - Insisto para llamar su atención y que conteste.
- Sí, dime. - ¿No me ha escuchado?
- ¿No me estabas haciendo caso?
- Perdona, perdona... Me he quedado... embobado, ¿qué decías?
- Te he preguntado, por el juicio - vuelvo a decir por segunda vez - , con tanta tensión, había olvidado por completo preguntarte... Dime, ¿como ha ido?
Esta vez si me ha escuchado, y después de dar un sorbo de cada uno de los batidos, con total tranquilidad (al contrario que yo), al fin se dispone a abrir la boca, para contarme que es lo que ha pasado.
- Bff... - Dice tocándose la nuca.
¿Bff? ¿Eso qué significa?
-----------------------------------------------------
¡Hola de nuevo!
Siento mucho no haber podido ser constante estos días, pero con las vacaciones me ha sido imposible. A partir de hoy, volveré a subir un capítulo diario exceptuando el fin de semana.
Y hoy prometo subir otro capítulo.
Espero que os haya gustado este, ¡gracias por los votos y comentarios!
SCPink.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top