MARZO -26-
Estar sola no me gusta. La compañía de Megan al menos me hacía distraerme un poco, pero haber traído a Dan... Ha sido un gran fallo por su parte y ha conseguido sacarme de mis casillas.
Sigo enfadada. Probablemente haya sido un enfado excesivo, pero lo merecía. Ahora que se vaya con su nuevo amigo y recapacite un poco, que la vendrá bien. No puede ser tan impulsiva y pensar siempre en ella, existen más personas y el mundo no gira alrededor suyo.
Por ese tipo de acciones, de creer que sus actos no tendrán consecuencias, es por lo que ahora ha roto su vida en mil pedazos, y ha hecho daño a Marco.
Pero sigue sin escarmentar, por lo que parece...
Son ya casi las 12 del mediodía. No sé nada de Ángel, no sé nada de mi abuela, no sé nada de nadie.
El sándwich que me ha traído Megan antes de marcharse sigue tal y como lo ha dejado, encima de una mesa que tiene las revistas del corazón, esas típicas de todas las salas de espera.
No tengo hambre, y creo que se me ha cerrado el estómago de tanta tensión acumulada. Y tampoco sé que hacer. Es aburrido esperar aquí, solo sirve para comerme la cabeza cada vez más y más, a la espera de noticias que no llegan.
Decido salir de esta habitación llena de silencio, e ir a preguntar en la recepción de la planta si saben algo nuevo a cerca de mi abuela.
- Perdone - digo cuando llego a una mesa donde hay una enfermera de espaldas al otro lado - , quería preguntarla una cosa.
La chica se da la vuelta y me observa con una radiante sonrisa, blanca y perfecta.
- Dígame.
- Mire, llevo horas y horas esperando saber algo de mi abuela, la están operando y necesito que me diga como va todo... Cualquier cosa que me calme.
- ¿Me puede decir su nombre, por favor?
- Miriam Paris Paris.
- Un segundo.
Coge una serie de papeles apilados, y rebusca en ellos. Yo la observo inquieta y esperando, mientras ella lee lo que sea que hay escrito en ellos.
Cruzo los dedos.
- Veamos... - empieza a decir - Nada, aún sigue en quirófano.
- Ya... Eso ya lo sabía...
- Tranquila... Es una operación un poco larga... Las esperas son mortales, lo sé, pero tenga un poco de paciencia, prometo que la avisaré en cuanto sepa algo.
Esta chica consigue tranquilizarme, de todas las enfermeras que hay en este sitio, creo que es la única que tiene la simpatía formando parte de su cuerpo. Y eso es algo que cualquier persona en mi situación, agradecería.
- Vale - contesto devolviéndola la sonrisa - , muchas gracias.
- ¡De nada! Cualquier cosa que necesite, no dude en decírmelo.
Asiento con la cabeza, y vuelvo a la sala.
El resto del día pasa tan despacio como lo había previsto. He ido un par de veces a más a preguntar, pero la respuesta ha sido la misma. Tampoco he comido absolutamente nada, solo he bebido agua de una máquina expendedora que hay en el pasillo.
Tanto esperar y esperar, ha hecho que me coma la cabeza más que de costumbre. Primero empecé pensando en mi abuela y las complicaciones de las que el médico que vino hace horas, hablaba. Y he terminado pensando en el paradero se Ángel y mi precipitada declaración de sentimientos.
Debería haberme esperado a tenerle aquí para decirle lo mucho que le quiero. Es posible que haya pensado que soy una cobarde por usar la vía telefónica para decírselo, en lugar de cara a cara como tendría que haber sido.
Vuelvo a levantarme y a dar pequeños paseos por la sala. Echo de menos la compañía de Megan, ¿por qué no ha vuelto? Ya se me ha pasado el enfado. Debería venir y acompañarme un rato.
El sonido de mi teléfono atrapa mi atención, y lo cojo directamente sin mirar quién llama, con la certeza de que será Megan.
- Megan, estoy muy bien sola - digo fingiendo que aún me dura el enfado - , sigo muy enfadada contigo...
- ¿Conmigo también? ¿O prefieres que te haga compañía un ratito?
La voz que suena al otro lado de la línea, no guarda ningún parecido con la de Megan, y es que, con la persona que es dueña de esa voz, si que me apetece estar ahora mismo.
- Ángel, eres tú... ¡Al fin!
- Soy yo, y acabo de recoger mi teléfono en casa de mis padres. Estoy yendo ahora mismo para allá.
- ¿En serio? ¿Cómo ha ido todo? ¿Cuánto tardas en llegar?
- Cuando llegue te cuento, ¿vale? Tardaré unos veinte minutos más o menos.
- Vale.
- ¿Te llevo algo de comer?
- No, no. Ya he comido - miento - , tranquilo, trae algo para ti.
- Vale, no has comido, ¿verdad?
- Si he comido - observo el sándwich que está aún sobre la mesa - , un sándwich que me ha traído Megan de la cafetería antes de irse. De verdad, yo no tengo hambre, no te preocupes.
- Está bien. - Sé que no se lo ha tragado - Nos vemos en un ratito, no tardaré.
- Es en la última planta, la sala de espera de operaciones. No tiene pérdida.
- Vale Abi, te llamo si no lo encuentro.
- Vale, adiós Ángel.
Cuelgo y me siento con tranquilidad, cuando en realidad, lo que me apetece es dar saltos como una loca. Que Ángel venga, es la primera noticia buena que tengo desde que empezó todo esto, y es reconfortante. Necesitaba su apoyo, y en pocos minutos lo tendré. Ya no estaré sola y seguro que es capaz de levantarme el ánimo, pues ya lo ha hecho sin verle, es más, una gota de alegría empieza a extenderse dentro de mi cuerpo, gracias a él.
Me tumbo de nuevo como esta noche, ocupando varias sillas y encogiéndome en ellas todo lo que puedo.
Si duermo, esperar a Ángel será más corto. Así no me pasaré todo el tiempo dando vueltas, física y mentalmente. Y no me vendrá mal un pequeño descanso para cargar pilas.
- ¿Abi?
Abro los ojos y veo que Megan entra despacio y acercándose a mi.
Adiós a mi pequeña siesta.
No digo nada y me incorporo para poder mirarla. Lleva todo el día desaparecida y me gustaría saber de su paradero desconocido.
Me mira, y a juzgar por su expresión confusa, parece que medita sobre que decir.
- Perdón, ¿vale? - arqueo las cejas todo lo que puedo, sin dejar de mirarla - , no sabía que te iba a sentar tan mal que Dan viniese.
- Era obvio que después de no haber querido tomar café con él, tampoco quisiera que estuviese aquí, ¿no?
- Ya, bueno... Pero no pensé que te resultaría tan incómodo... A ver, que luego lo he pensado y sí, tienes razón. Además que Dan me ha dicho que me he precipitado un poco...
- ¿Has estado con él todo el tiempo? - la interrumpo.
- Emm... Sí.
- ¿Y...?
- ¡Ay Abi! -exclama sentándose a mi lado, para contarme ansiosa su nueva aventura - Es tan maravilloso... Es mi media naranja, lo he notado nada mas verle y ya cuando nos hemos besado... He sabido que era él. Él es el hombre de mi futuro, lo sé.
- ¡¿Qué?! ¿Os habéis besado?
- ¡Sí!
- ¿Tan rápido ha pasado Marco a la historia? Creí que estabas extremadamente dolida, pero vaya, veo que tus decepciones amorosas duran poco.
- Oye, oye, ¡que estoy muy dolida!
- ¡No lo dudo! - afirmo con el tono más irónico que soy capaz de poner - y dime, ¿no le importa que estés esperando un bebé sin saber quién es el padre?
- Bueno, eso es un dato que de momento he omitido... ¡Ya se lo diré!
- Ya, como si no fuese a importarle...
- No debería... Es más, es algo que se puede pasar por alto.
Empiezo a reírme descontroladamente con aire sarcástico, mientras ella me mira perpleja por mi reacción. Es exagerada, eso lo sé, pero también completamente necesaria.
- ¿No le va a importar? Permíteme que lo dude... - Consigo decir al finalizar mi risa.
Antes de que consiga abrir la boca para contestarme, la mirada de ambas se desvía hacia la puerta, donde el mismo doctor que esta mañana vino a avisarme, se encuentra ahora mirándonos a la espera de que le escuchemos.
Me levanto de mi asiento a toda prisa y me coloco de frente a él.
- ¿Doctor? ¿Hay noticias? - Pregunto.
Megan me sigue y se sitúa a mi lado cogiéndome una mano con fuerza, intentando transmitirme su apoyo.
Mi pregunta conlleva a un silencio descomunal, seguido también, de la esperada entrada de Ángel en la sala.
Ya está aquí, al fin está aquí.
Sin decir palabra, se coloca a mi lado igual que ha hecho Megan, intrigado por la escena y la tensión palpable del ambiente. Me rodea con el brazo y me aprieta el hombro levemente, acción que consigue reconfortarme algo.
Ahora todos los ojos están fijos en el doctor Pons, que tantea antes de hablar, hasta que después de tocarse las sienes y recolocar sus gafas, dice:
- La operación ha finalizado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top