MARZO -11-

- ¿Qué haces tú aquí? - Me dirijo fulminante a Ángel y le apunto con el dedo.

- Tranquila Abi, Ángel ha venido a vernos. 

Mi abuela tan inocente como siempre. Pero a mi su cara bonita y sonriente no consigue convencerme del todo, sé que trama algo. Le miro esperando una respuesta convincente e intentando leerle el pensamiento.

- Megan me dijo lo que había pasado. - Dice por fin. 

- ¿Como coño has hablado con Megan?

- Fui al centro a buscarte y me contó el porqué no estabas allí... 

Claro, la maldita Megan no sabía nada de lo ocurrido con Ángel, pero joder, tampoco tenía que darle explicaciones sobre mi vida privada a un tío que conoce de un día. Si no sabía nada, el porqué no lo sabía, era evidente, ¿no?

- Vete de aquí por favor... - le digo mientras me froto las sienes por el dolor de cabeza que me está produciendo a la vez que intento mantener la calma como puedo.

- Vale yo... Te he traído algo de comer, en esa bolsa tienes...

- ¡Que te vayas he dicho!

Se levanta por fin agachando la cabeza con gesto de frustración. No quiero su maldita comida, quiero que se vaya por donde ha venido y se la lleve con él.

- No se va. - Mi abuela interviene. 

Los dos la miramos extrañados. ¿Que no se va?

- ¿Perdón? - Es lo único que consigo decir.

- Ya me has oído. El chico ha venido preocupado y te ha traído algo de comer, no tiene porqué irse y mucho menos tienes tú el derecho de decirle que se marche.

- Gracias Mimi... - Así es como llaman a mi abuela, Mimi. Pero el no tiene que llamarla así. No. No. No. Y tampoco tiene que estar aquí ni poner a mi abuela en mi contra.

- ¿Que no se va? - me dirijo a ella amenazante. 

- No. 

- Muy bien, pues me voy yo. 

Ambos me miran ahora perplejos. Pero me da igual, no me importa en absoluto. No quiero estar en la misma habitación donde esté él, es algo fácil y rápido de entender, pero al parecer, a ella no la ha quedado claro.

- Cariño por favor - dice mi abuela intentando suavizar mi ataque de ira -, no hagas de esto un mundo, sólo ha tenido el detalle de venir a vernos...

-¿El detalle? ¡Quiero que se marche y punto!

- Me iré, si así estás más tranquila... - dice él.

- No, no te vas por un berrinche de mi nieta. - ¿Un berrinche? ¡¿Un berrinche?!

- No quiero causar molestias, de verdad, yo...

- Vale de acuerdo, quedaos aquí los dos. Disfrutad del día, yo me largo.

Me observan mientras salgo por la puerta, pero no pienso darme la vuelta ni siquiera para despedirme. Y no lo hago.

Monto en el coche, pero la verdad, que con el agobio que tengo, ir a casa no es lo que más me apetece, pero no tengo idea de a dónde puedo ir. Lo único que me apetece, es romper cosas, pero no creo que sea lo más eficiente que puedo hacer.

Durante el camino, observo todo lo que voy pasando para evadirme de mis pensamiento (o intentarlo), pero no hay nada interesante. Árboles, pisos, coches, carretera, ciclistas, más árboles, más pisos, más carretera, más coches... Pero en la puerta de mi bloque, me quedo pensando antes de entrar al garaje mirando en bar que hace esquina. Digo yo, que beber hasta caer en coma no es lo correcto, pero un trago no me vendrá mal y realmente es lo que me apetece.

Ya dentro, me siento en la barra sobre un taburete. La camarera tiene cara de pocos amigos, pero no me importa en absoluto.

- ¿Qué te pongo?

- Un whisky. 

- ¿Cuál?

- El que quieras. - No me importa, solo quiero beber.

Me sirve un vaso con un par de hielos dentro y me lo bebo de un trago. Pero no es suficiente y pido otro sin tardar en vaciar de nuevo la copa. Y otro más. Pero este me lo bebo más lento. ¿Qué se piensan esos dos? ¿Se están riendo de mí? ¿Yo qué soy? Ah sí, soy de la que todo el mundo se ríe. Sí, esa soy yo.

- Otro, por favor. - Acerco mi vaso vacío para que me lo vuelva a llenar.

Han creído que me pueden tomar el pelo, pero já, no lo van a conseguir. Que mi ex y mi abuela se unan contra mí, es la gota que colma el vaso. Pero no lo voy a permitir, claro que no.

Horas después la cabeza me da vueltas. ¿Estoy borracha? Probablemente. Intento levantarme con la intención de irme, pero tropiezo al ponerme de pié y caigo al suelo. 

- ¿Estás bien? - Un señor con barba viene corriendo a mí para ayudarme a levantarme.

- Ssssí. Puedo yo sola, ¿vale? Déjeme en pazzz.

El hombre se aparta inmediatamente dejándome en la misma posición. Al parecer no le han gustado mis modales, pero me importa poco. 

Salgo fuera y en lugar de entrar en casa, me siento en la acera y empiezo a contar las farolas que hay en la calle. Pero bajo de inmediato la vista porque me deslumbran y cuando cierro los ojos un poco me siento mareada. Pero peor mareo me produce Ángel y su existencia. Pero no voy a pensar en Ángel, claro que no. Voy a pensar en Dan, el chico del bar. Y lo guapo que es. Voy a llamarle.

- ¿Sí? -Contesta de inmediato.

- Hola.

- ¿Quién eres?

- Sssolo han pasado horasss y nooo te acuerdas de mííí... -le digo arrastrando las palabras mientras hablo.

- ¿La chica del bar?

- Puede ssser... - Vacilo un poco.

Pero la conversación se alarga poco más, porque mientras que diciendo algo, que no entiendo ya que no estoy prestándole atención, en mi dirección viene Ángel. Y mis ojos no quieren verlo, pero ahí está.

- ¿Qué haces aquí sentada a estas horas?

Cuelgo la llamada dejando a Dan con la palabra en la boca y me empiezo a reír descontroladamente sin saber saber el motivo. El individuo que tengo delante me mira perplejo, lo que hace que me ría aún más.

-¿Quééééé quieressss? 

-¿Estás borracha?

- Claro que nooo... - Miento.

- Venga vamos, te llevaré a casa.

Suelto una carcajada. No pienso ir a ninguna parte con él.

- Ni lo sueñesss.

- Venga vamos - me coge de un brazo para levantarme - , levántate Abi.

- ¡He dicho que no! - le grito intentando apartarme de él arrastrándome por la acera.

- Abi...

- No quiero escucharte. - Me tapo los oídos con las manos para hacer que no le oigo.

- Tú lo has querido.

Sin esperarlo, me coge y me coloca encima de su hombro boca abajo como si fuese un saco de patatas. Y aunque pataleo y le doy golpes con los puños en la espalda, consigue abrir el portal y montarme en el ascensor, donde no me suelta, pero me tranquilizo un poco.

- ¡Suéltameeee!.

- No quiero.

- No pienso ir a tu casa. Como me le llevesss... te juro que...

No termino la frase, porque antes de hacerlo, estoy tan cerca de él y su olor es tan agradable, que consigue que me excite. No pongo más resistencia ni intento que me suelte. Espero a que el ascensor se abra y me lleva a su casa sin decir ninguna palabra más.

Me tumba en su enorme cama perfectamente hecha, sin una arruga. Es tan perfecto... Que aunque le odie, me encanta.

- Toma, ponte esto. 

Me da un pijama suyo, que seguramente me esté enorme. Cierra la puerta y me deja sola. Miro el móvil y son las 01:00 y el mes de febrero acaba de terminar. Estamos en marzo y he estado toda la noche bebiendo, pero al menos he pasado el rato ahogando mis penas de la peor forma posible que podría hacerlo, en alcohol.

No quiero ponerme ese pijama, aunque huela a él y eso me encante. Pero se me ocurren otras cosas que hacer. No sé si será el alcohol, pero decido dejarme llevar por mis impulsos. Al menos esta noche. 

A toda prisa, me levanto de la cama tambaleándome, me quito la ropa sin ponerme el pijama y me coloco detrás de la puerta que está cerrada.

- ¡Ánnnnngel vennnnn! ¡Date prisaaaa!

Pocos segundos después, la puerta se abre y al no verme en la cama, mira hacia donde estoy detrás de la puerta y la cierra a su espalda.

- ¿Qué haces así? Ponte la ropa anda...

Me observa un poco alucinado, pero no me importa ni su mirada ni sus palabras a las que no hago caso, e instintivamente, me acerco a él de la forma más seductora posible que puedo en mi estado de embriaguez excesiva. 

Está sin camiseta, pero al contrario que yo, lleva los pantalones del pijama ya puestos. Le recorro el brazo con los dedos y eso hace que se le erice el vello, y me encanta. Me acerco un poco más a él hasta pegar su cuerpo contra el mío y mis labios rozan su cuello, donde empiezo a besarle.

- Para Abi... No es... El momento... De esto...

- Shhh... - Le pongo un dedo sobre la boca para que se calle y continúo besándole el cuello, esta vez con mucho más ímpetu.

- A la mierda. 

Me coge por la cintura, subiéndome encima de él y me pega contra la pared. Sus manos recorren mi cuerpo con suavidad y eso hace que me excite, y a él también. Desabrocha mi sujetador y lo lanza por encima de nosotros empezando a besarme ahora los pechos. Le tiro del pelo y me aprieto bruscamente contra él, lo que hace que su respiración sea más fuerte. 

De la forma más rápida posible, me baja al suelo, se deshace de sus pantalones y también de mis bragas, quedándonos completamente desnudos y retoma la posición enseguida, volviéndome a coger. Ahora estamos pegados de nuevo. Sus manos bajan hasta mi sexo y me toca con delicadeza, haciendo que suelte un gemido. Me agarro a su espalda como puedo, y mientras sube sus manos hasta mis caderas, se introduce dentro de mí y me embiste contra la pared. 

No es la mejor forma de empezar el mes de marzo. Seguro que mañana amaneceré arrepentida por esto, pero estoy borracha y no quiero pensar en nada más ahora. 

Sólo quiero disfrutar este de momento tan intenso y deseoso con él, que probablemente no se repita nunca más. 





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¡Hola a todos! 

Espero que os guste el capítulo 11 de la novela. 

Comienza un nuevo mes del libro que trae nuevas sorpresas y creo que os dejarán con ganas de más en cada capítulo. La complicada vida de Abi y su círculo de amores, no acabará pronto y es que marzo, viene cargado de emociones que no dejarán indiferentes a nadie.

¡Mil gracias por el apoyo en comentarios y votos!

- SCPink. -









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