ABRIL -42-
Aquella noche, dormí en casa de Ángel. Cenamos y vimos una película antes de irnos a la cama. Al día siguiente, también comimos, cenamos y dormimos juntos, pero esta vez en mi casa. Y los días sucesivos, igual. Nuestra relación parecía avanzar a pasos casi agigantados y cuando estoy con él noto que la confianza ha aumentado de forma increíble desde el día que nos vimos hasta hoy, lo que me hace pensar que pronto tendré una respuesta para poder darle.
Miro a Mari al entrar en el centro. Ella ha llegado la primera y se ha ocupado de abrir y poner todo en orden mientras yo llegaba, como casi siempre.
- ¡Buenos días Abi! - Me dice con simpatía.
La saludo con la cabeza. Yo no tengo esa misma simpatía esta mañana. Mi humor no ha mejorado desde que Megan y yo hemos terminado nuestra relación como amigas y compañeras de piso y trabajo. No puedo estar tan alegre y contenta como lo está Mari. Ella no tiene culpa y no quiero que pague los platos rotos, así que la dedico una leve sonrisa, pero se da cuenta de que algo me ocurre y suelta los papeles que tiene en las manos para aproximarse hasta mí.
- ¿Que te pasa?
- Nada Mari, no te preocupes. - Se toquetea una cadena de plata que lleva puesta, y hace dar vueltas al pequeño corazón que hay colgado de ella.
- Sé que te pasa algo. Sabes que puedes confiar en mí, no hace falta que te lo guardes todo dentro... - Hace una breve pausa y mira de repente alrededor como verificando que solo estamos ella y yo, y que todo esto es muy extraño. Entonces me mira, y dice: - ¿Y Megan? - Sabía que me diría eso. Lo sabía.
Era obvio que me preguntaría por ella. ¿Cómo no me iba a preguntar? Trabajamos las tres juntas y hemos sido amigas desde hace años. Es verdad que Megan y yo hemos tenido un vínculo especial, pero las tres eramos amigas, siempre hemos estado juntas en todo y es lógico que no podría ocultárselo, porque la dije que retomaría el trabajo esta semana.
Me mira esperando impaciente mi respuesta. Ha dicho que puedo confiar en ella, siempre lo he hecho. También creí que podría confiar en mi mejor amiga y me ha decepcionado y traicionado como nunca antes lo había hecho nadie. Ni siquiera me dolió tanto cuando Ángel me dejó. O sí. No lo sé. Pero son cosas diferentes y Ángel no es lo que ahora está en mi mente atormentándome, es Megan. Y confiar en la única amiga que me queda y que tengo delante ahora mismo, es lo único que puedo hacer. Sí o sí.
- Bff... -resoplo y me aclaro la garganta para poder hablar - No va a venir más.
- ¿Cómo? - Sus ojos se abren de la sorpresa y se fijan aún más en mí. - ¿Cómo que no va a venir más?
- Pues verás...
Recopilo toda la información que ha sido capaz de almacenar mi cerebro y se lo cuento todo. Desde el día en que Ángel llegó y su precipitada propuesta de matrimonio, mi ruptura con Mario y los encontronazos con él, la aparición de Ana y su romance con Mario, la traición de Megan y su embarazo de a saber quién, mi supuesta boda y dudas de ella... Todo. Sin olvidar ni el más mínimo detalle de todo lo que me ha pasado estos últimos meses. Porque las cuatro personas de las que la hablo guardan relación entre sí y para que todo cuadre en su cabeza mientras escupo auténticas palabras de dolor, tiene que saberlo al cien por cien.
- Dios... - Dice cuando he terminado de hablar. - No sé como has podido soportar todo esto tú sola... Joder... - Mira al suelo y a continuación me vuelve a mirar a mí y me da un abrazo espontáneamente.
- Supongo que las cosas se superan tarde o temprano...
- Ya, pero ha sido a la vez... Y lo peor de todo es lo de Megan... Es increíble... Joder. No sé ni que decirte sobre ella.
- Ya, ya lo sé... No te imaginas el daño que me ha hecho...
No contesta. Sólo aprieta los labios y me acaricia el hombro.
- Bueno, pero dentro de lo malo... ¡Es posible que haya una futura boda! - Exclama divertida con la intención de subirme el ánimo. - ¿Qué le vas a decir? ¿Que sí?
- No lo sé... Eso es otra cosa que mantiene ocupada mi cabeza todo el tiempo. No sé que decirle. Aunque últimamente estamos tan genial juntos... Que pienso que lo mejor es dar un paso más y por muy precipitado que sea, decirle que sí... Pero después me paro a recapacitar y hay aún tantas cosas que me oculta...
- Ya... Los mensajes y llamadas misteriosas...
- Exacto. Eso, y a veces su comportamiento también misterioso, hacen que piense que es probable que me oculte más cosas de las que ya creo.
- ¿Y por qué no hablas con él?
- ¿De qué?
- ¡De todo Abi! Habla con tu pareja de las dudas que tienes y de como te sientes pensando que te oculta algo o de que piensas que lo hace.
- Es que no es tan fácil... - Digo agachando la cabeza.
- ¡Claro que lo es! ¡Es más fácil de lo que tú crees! ¿No has pensado que por lo que te estás comiendo la cabeza quizá sea la tontería más grande del mundo? Y si no lo hablas, no lo sabrás. Y si todo va tan bien entre vosotros como me has contado, cuando aclares las dudas que te impiden avanzar, si yo estuviese en tu lugar le diría que sí. Porque no hay nada más bonito, que escuchar lo que nuestro corazón siente para poder resolver las dudas que nos atormentan.
Tiene razón. Debería haber hablado con él sobre lo que vi en su móvil desde el primer momento. Dejarlo pasar no me ha hecho bien y cabe la posibilidad de que como ella dice, después de que me dé una explicación, sea la tontería más grande del mundo. Pero decirle que sí no es tan fácil como ella lo pinta. Primero arreglaré la confusa situación con él para poder pensar con más claridad, y después decidiré.
- Intentaré arreglarlo todo cuanto antes. - Digo casi sonriendo.
La mañana se me pasa volando hoy gracias a la compañía de mi amiga y en seguida llega la hora de comer.
Mari está terminando con una clienta y yo cojo la fregona y termino de limpiar las gotas y manchas que han quedado en el suelo para hacer tiempo antes de irnos a comer.
Cuando termino, escucho que la puerta se abre, pero ya está cerrado y no atendemos a más clientes cuando pasan las dos y media.
- ¡Abi! ¡Creo que te buscan a ti! - Grita Mari antes de que me de tiempo a girarme para mirar quien ha entrado.
Ángel está en es recibidor y es evidente que si que me busca a mí.
Me acerco a él e intento descifrar su cara para saber si lo que viene a decirme son buenas o malas noticias, pero como la mayoría de las veces, su gesto es inexpresivo. O quizá hemos quedado para comer juntos y no lo recuerdo.
- ¿Ha pasado algo? - Me precipito a decirle sin saludarle. Niega con la cabeza y me da un beso en los labios.
- ¿Podemos hablar un segundo?
- Claro, ¿qué pasa?
- Pero aquí no Abi...
Iba a salir con Mari, pero no creo que la importe que vaya con Ángel ya que ha venido y así podamos hablar más tranquilos.
Me acerco hasta ella.
- ¿Te importa que salga con Ángel? Tiene que decirme algo. - La explico susurrando todo lo que puedo.
- Claro, no te preocupes. Cierro yo. Vete tranquila.
- ¡Gracias! - Exclamo y vuelvo hasta Ángel.
Salimos y para no ir muy lejos del centro nos sentamos en una terraza que hay cerca. Pedimos dos refrescos y dos raciones para compartir y así comer algo.
- ¿Y bien? ¿Qué pasa? - Él es así de misterioso para todo. Me cuesta saber que es lo que piensa, y como ahora, cuando tiene que decir algo, tarda lo suyo en hacerlo.
Durante unos minutos, se queda en silencio con la mirada perdida. Y yo espero impaciente por dentro pero aparentemente con calma a que comience a hablar.
- Te dije que te tomaras tu tiempo, lo sé. - Dice por fin. - Y que no quería presionarte... Y en verdad no lo quiero hacer. No quiero obligarte a decidir, ni mucho menos, pero yo no puedo aguantar más esta incertidumbre... Necesito una respuesta Abi.
No entiendo el por qué esta conversación no ha podido esperar para poder hablar en casa. Ya hemos tenido la misma discusión otras cientos de veces sobre el mismo tema, y al final siempre sacamos en claro lo mismo: que yo aún no me he decidido y que él esta impaciente por saber mi respuesta.
- Pero es que aún no sé... No he podido decidirme...
- Pero no puedo más... Es como una agonía que nunca acaba y nunca acaba, Abi...
- Déjame pensarlo. Necesito pensar con tranquilidad y en frío.
- ¿Y cuánto más tiempo necesitas para pensar? - Me pregunta con la voz dolida sin mirarme.
Sé que es difícil para él. Comprendo perfectamente por lo que está pasando y quizá me esté comportando de un modo egoísta al alargar tanto el momento de decirle que es lo que he decidido.
- Poco... Te prometo que poco, esta vez de verdad.
- No Abi. No puedo esperar más. Siento mucho el someterte a tanta presión ahora mismo, y el haberme presentado así, pero no paraba de dar vueltas en casa y de pensar una y otra vez lo mismo.
- Ya... ¡Si te entiendo! Pero entiéndeme...
- Que no - me interrumpe - , ya te he entendido este tiempo... Creo que esta vez te toca entenderme a ti... Necesito una respuesta.
- Vale, mira, hagamos una cosa - digo para intentar calmar la situación y ganar un poco de tiempo - , vamos a comer tranquilos, y te prometo que esta noche te doy una respuesta.
- ¿En serio?
- Sí. Esta noche te diré sí o no. No lo pensaré más, lo prometo.
Bajo presión no se puede decidir nada, pero ya he tenido el tiempo suficiente para hacerlo, y ha llegado la hora de armarme de valor y tomar una decisión.
Esta noche tendrá su respuesta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top