ABRIL -38-

No se han percatado de mi presencia ni quiero que lo hagan.

Cuando los he visto, he pensado en partirles la cara a los tres y decirles las cuatro cosas que tengo en mente. Pero siendo sentata, lo mejor es que me quede escondida detrás del muro que nos separa, intentando averiguar de que trata tal reunión.

- Esa zorra tiene que pagar por todo lo que me ha hecho, como sea. - Dice la persona más repugnante que hay sobre la faz de la tierra: Ana.

¿Yo tengo que pagar? ¿Yo? Creo que los papeles están confundidos en su conversación, porque la que debería pagar por todo es ella. Tengo un cúmulo de odio hacia ella que comenzó hace años y que cada día aumenta más.

- Creo que está todo claro, ¿no? - dice ahora Mario, cortando las risas de ellas dos.

¿Qué es lo que está claro?

Rezo para mis adentros que sigan hablando porque quiero saber que es lo que pretenden hacer, y a la vez, rezo también para que no me descubran aquí escondida escuchando su conversación.

- Tarde o temprano se acabará enterando... - Interviene Megan con un tono de escasa preocupación.

- Sí, ¿y qué mas te da a ti? Llevas diciéndome todo lo que hace desde hace semanas, deberías haberte enterado de que no sois amigas desde hace mucho tiempo. No debería importarte lo más mínimo.

Mario. El imbécil y asqueroso Mario. Lo odio con todas mis fuerzas. Pero en este momento no es él quién acapara mi atención, sino esa a la que llamo "mejor amiga", esa a la que di trabajo y esa a la que he acogido en mi casa.

- Ya, pero aún así, a veces pienso que sospecha algo... Que me da igual, por supuesto, y claro que no me importa... Pero es mejor que aún no sepa nada, o lo joderá todo. Cuando llegue el momento llegará.

- No ha querido abrir los ojos por las buenas, pues habrá que hacer que los abra a mi manera.

- Sí. - Afirma Ana. - Y espero que se arrepienta de haber sido tan zorra.

Me siento traicionada, engañada y utilizada. Y la forma en la que Mario habla, tiene tanta rabia contenida, que me da miedo.

- ¿Has traído lo que te pedí? - pregunta mi odioso ex-novio a mi odiosa ex-amiga.

- Sí, pero... ¿para qué las necesitas?

- Eso ya lo verás. Eso es la clave para poder zanjar todo por fin. Es la única manera.

- Mmm... Vale. Toma.

Megan les entrega algo pero si me asomo para ver que es, descubrirán que les estoy escuchando.

La respiración se me acelera de pensar la cantidad de cosas posibles que pueden estar planeando. Esos dos chalados y la enferma de mi amiga serían capaces de cualquier cosa por lo que veo... Bueno, por lo que escucho.

- Vale - termina diciendo Mario aclarándose la garganta - , entonces nos vemos en una semana. Procura que no se entere de nada hasta entonces.

- Descuida. No creo que me dirija la palabra siquiera.

- Si quieres podemos quedar nosotras para tomar algo antes - dice la muy zorra de Ana - , ¡así me cuentas que tal te está yendo!.

- ¡Claro! Escríbeme mañana y concretamos.

¡Y para colmo se van a ver! Yo no alucino más porque no es posible hacerlo. 

Al final me acabarán escuchando por el sonoro estallido que está a punto de dar mi corazón.

Escucho como se despiden y cerrando los ojos, junto las mano como si estuviese rezando, pidiendo en silencio que Megan no retroceda e intente entrar en casa. Sino, sabría que he escuchado su corta conversación.

Por suerte, oigo sus pasos alejarse y entonces salgo del portal.

Ando más rápido de lo que debería. Hasta me fatigan mis pasos mientras camino atormentada con las imágenes y palabras de la traición de mi mejor amiga, reproduciéndose una y otra vez en mi cabeza.

Unas lágrimas llenas de impotencia quieren salir de mis ojos.

Mi sesión de spa y masaje al garete. No quiero ir.

Las ganas que tenía de tomarme un día de relax se me han quitado de escucharles hablar. Y lo que más me apetece es andar sin rumbo y sin nadie a mi alrededor.

¿Por qué nada me puede salir bien? 

Este es uno de esos momentos en los que de verdad puedo pensar en lo sola que estoy y en las pocas personas en las que se puede confiar. Muy pocas. Incluso a veces, según tengo comprobado, en nadie.

Reviso el móvil y observo que no tengo ninguna llamada de Ángel. No sé si él es de esas personas con las que puedo contar, pero engañándome a mí misma, o tal vez no, quiero pensar que sí. Se supone que sí.

Me adentro en el parque y sin detenerme, marco su número impaciente por que conteste.

En apenas cinco segundos, oigo su voz al otro lado de la línea.

- Dime Abi.

- Ángel...

Cuando termino de pronunciar su nombre y sin terminar la frase, las lágrimas caen por mis mejillas y las palabras se me cortan por la ansiedad que siento.

No soy capaz de hablar.

- ¿Abi? - Pero no contesto - Abi háblame, ¿que pasa?

- Yo... Escuché... Megan... - Consigo decir entre pausas y sin sentido alguno.

- ¿Qué? No te entiendo. ¿Dónde estás?

Dejo de hablar poder respirar hondo e intentar calmar mi respiración sofocada.

- Tranquila, cálmate - me dice - , dime donde estás, iré para allá ahora mismo.

- En... El parque - respiro hondo una vez más y continúo diciendo: - ... En el parque... Debajo de casa.

- Vale, espérame, no te muevas. Siéntate. En cinco minutos estoy allí.

Cuelga y me siento como él me ha dicho, en un banco que hay a mi lado, y dejo caer el móvil sobre él sin ningún tipo de cuidado. Subo las piernas, las encojo y las pego contra mi pecho para así poder rodearlas con los brazos. 

La gente que pasa se me queda mirando. Pero no intento ni disimular, no me importan lo más mínimo sus descaradas miradas, aunque me resulta incómodo ser el centro de atención del parque que está en frente de mi casa.

Aprieto las piernas un poco más y agacho la cabeza para apoyarme en mis rodillas. Así mi llanto no será tan fuerte y no me observará cada persona que pase por mi lado.

- Abi...

Levanto la cabeza y veo a Ángel sentado a mi lado. Me rodea con los brazos y bajo las piernas para poder apretarme ahora contra él en un necesitado abrazo.

- Abi... ¿Qué ha pasado? - Pregunta sosteniéndome la cara con sus manos.

Pero niego con la cabeza y me aparto de sus manos para así poder volver a pegarme a él. 

No quiero hablar ahora. Sólo quiero un lugar para refugiarme unos minutos. Porque aunque solo sean minutos, durante ese minúsculo tiempo, puedo desahogarme y llorar. Lo necesito. Y en este momento, Ángel es mi refugio y mi hombro en el que llorar.

Esperaba que insistiese en preguntar el motivo de porqué estoy llorando, pero no lo hace y se lo agradezco. En lugar de hablar, su abrazo sigue y esa acción transmite mucho más que unas simples palabras.

Cuando estoy con él, me siento segura. 

---------------------------------------------------------------

¡Lo siento, lo siento y lo siento por haber tardado tantísimo en actualizar! Estoy un poco liada últimamente, pero... ¡Prometo que no volverá a pasar!

Quiero adelantaros que la recta final se acerca y... ¡Se irá desvelando poco a poco todo! ^^ Pero calma y paciencia, que aún quedan capítulos por leer.

¡Gracias por leerme!

SCPink.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top