☀️Capítulo XXIV☀️


VALERIA

Sol, playa y brisa.

Lo que yo merezco y estoy disfrutando en estos momentos en la isla de San Andrés. Convencí a mi novio de disfrutar de unas vacaciones lejos de todos, solos él y yo.

Siete meses de relación en los que no me puedo quejar porque hasta ahora Mauricio ha sido un buen novio. Es amable, complaciente, buen amante, no tanto como mi Gansito, pero lo es. Me ha dado a respetar ante los chismes que se formaron cuando se supo lo que sucedido, e incluso despidió a una de las modelos porque se atrevió a insultarme llamándome perra trepadora. Esa vacante la ocupó mi amiga Angie, gracias a mí.

¿Puedo llegar a quererlo?

Si, ya lo hago.

¿Amarlo?

Tal vez, si no fuera tan aburrido, adicto al trabajo, perfeccionista y rutinario, en estos momentos estaría muy enamorada de él.

Cómo todo no puede ser perfecto, mis vacaciones han terminado y aquí estoy, empacando mis maletas de regreso a Bogotá por culpa de unos asuntos que Mauricio debe atender personalmente y que son muy urgentes, razón por la cuál mañana mismo debemos estar allá.

-Amor, no te pongas así. Siento arruinar nuestras vacaciones, te lo compensaré, lo prometo. -dijo Mauricio abrazándome por la espalda y dándome un beso en mi cuello.

-Está bien amor, la pasé muy bien aquí contigo, ya es hora de volver a nuestras responsabilidades. -Sonreí y le di un beso en los labios.

-¿Y si nos despedimos del hotel? -Propuso.

-Me parece bien -Mordí mi labio y dejé caer mi vestido al suelo mostrando el conjunto de ropa interior roja que él mismo compró para mí-. Y bien, ¿Cómo se me ve? -Me miró de arriba abajo con deseo provocando que me excitara.

Me acerqué muy despacio moviendo mis caderas sensualmente, su amigo se levantó al instante y sus ojos ardían del deseo por mí. Pasé mi lengua por sus labios y él se apoderó de mi boca cargándome para llevarme a la cama donde nos devoramos, no puedo negar que lo disfruté mucho.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

La vida es muy injusta, ayer estaba en el mar disfrutando de todo, y hoy estoy aquí aburrida en esta empresa luciendo un horrible diseño, espero no lo aprueben para el desfile de la colección otoño/invierno.

Me he sentido muy estresada, cansada y enredada, tengo hambre y me duele la cabeza. Se lo informé a Mery, y la muy estúpida se atrevió a regañarme porque estaba incomodando a las otras con mi actitud. Me sacó disque para que me relajara y volviera cuando estuviera dispuesta a hacer bien mi trabajo. Bajé a la cafetería, comí algo y luego me dirigí a la oficina de mi novio para pedirle que me dejara ir a casa, en verdad no quería trabajar ho...

-¡Auch!, fíjate por dónde corres mocosa. Casi me tumbas. ¿Por qué corres aquí? -dije fastidiada cuando la niña chocó conmigo y cayó al suelo al rebotar.

-Lo siento -Se disculpó, se colocó de pie, se limpió y luego fijó sus ojos en mí. -¿Trabajas aquí? -No respondí porque sus ojos me recordaron a aquellos que tanto me gustaban mirar, la reparé con detalle e incluso noté cierto parecido.

-¿Cómo te llamas?

-Melissa.

-Melissa, ¿Qué haces aquí sola?

-No estoy sola, Kira me trajo porque no tenía escuela, mi hermano está trabajando y mi tía no está en casa.

-¿Kira? Dices que vienes con e... -Fui interrumpida al escuchar a Kira llamar a la niña.

-Adiós -dijo y se fue corriendo hacia ella, me oculté para que no me viera cuando la niña me señaló.

Siguieron hasta entrar a la oficina de Sebastián, aproveché y entré a la de mi novio quién estaba en la ventana hablando por celular.

Volteó a verme cuando notó mi presencia y me sonrió, al terminar su llamada vino hasta a mí para saludarme con un beso.

-Hola amor, creí que estabas con Mery.

-Estaba, pero no me siento bien amor, quería pedirte que... -Mi curiosidad pudo más-. Amor ¿Recibiste una visita hoy?

-No. ¿Por qué la pregunta? -Se sentó en su silla y me miró fijamente.

-Acabo de ver a Kira por estos lados y creí que había venido a verte. -Expliqué.

-¿Sol está aquí? -Asentí-. No lo sabía y no creo que venga a verme por si eso es lo que te trajo aquí.

-No, no fue eso, pero no niego que me causó curiosidad qué estuviera aquí, pensé que había venido a rogarte y... ¡Ay olvídalo! Quiero irme a casa ¿Puedo?

Un grito de emoción de una niña llamó nuestra atención. Mauricio se levantó e intentó ir a curiosear. Me interpuse porque sabía que era Melissa y no quería que Mauricio se viera con la estúpida de Kira.

-Amor, no me siento bien. De eso quería hablarte.

-Yo te veo bien. Dame un momento y ya hablamos de eso, voy a ver. -Salió de la oficina dejándome ahí, no tuve más opción que seguirlo.

Y justo lo que no quería, ahí estaban; la niña con una sonrisa de felicidad, Sebastián a su altura y la estúpida de espaldas a nosotros.

-Quiero helado de vainilla con chispitas de chocolate. ¿Me lo vas a comprar Sebas?

-Claro Princesa, te compraré el más grande -respondió Sebastián y se colocó de pie.

-Yupiiiii -gritó la pequeña mientras saltaba-. Vámonos rápido a comer helado- Los tomó a ambos de las manos y jaloneó.

-Sebas no creo que sea buena idea darle tanto dulce, aún no lo come y mírala como está. -dijo Kira.

-No, por favor Kira. Quiero el más grande. No seas malita.

-Si, sol, solo será uno.

-De acuerdo, pero te advierto que me lavaré las manos, te echaré toda la culpa de su imperatividad.

-¡Vamos! -pidió de nuevo la niña.

Sebastián nos vio observarlos, luego miró a Kira y ella se volteó. Me miró directamente a los ojos y después a Mauricio.

-Hola Sol, que gusto volver a verte. ¿Cuando llegaste? ¿Estás de vacaciones?

-Hola Mauricio, estoy bien gracias, llegué hace varios días y...

-Hola Kira, gusto en saludarte. -interrumpí su conversación, me abracé al brazo de mi novio muy sonriente.

-Valeria, que pena que no pueda decir lo mismo. -respondió con ironía.

-Te ves diferente Sol, tu cabello ha crecido mucho y... ¿Te estás ejercitando? Te ves... hermosa.

«¿En serio él acaba de decir eso?

Pues no es cierto. Se ve horrible con ese overol negro. Su pelo está despeinado y sus zapatillas no son de marca. ¿Cómo se atreve a venir vestida así a una empresa de modas?» pensé molesta.

-Gracias. -dijo la estúpida.

-Si Kira, te sentó "bien" el extranjero. ¿Cuándo te regresas?.

-Me quedaré -respondió de mala manera.

-¿Algún motivo en especial? -Quería estar segura de que no fuera por Mauricio.

-¡Sabes que si Valeria!, hay un motivo muy especial por el cuál decidí volver, es un maravilloso motivo. -Sonrió-. Bueno, si me disculpan, nosotros ya nos vamos. Hasta luego -dijo la estúpida dándonos la espalda, tomó la mano de la niña y siguió su camino.

Sebastián se despidió con la mano y se fue tras ellas.

Lo que dijo la estúpida esa me intrigó mucho ¿Será un hombre? Debe ser, o si no, ¿Que otra cosa podría ser?.

Tenía muchas preguntas, especialmente sobre la niña, dijo que tenía un hermano ¿Será él el motivo del que habla?

Claro, se la está cogiendo por eso cuida a la niña.

Mauricio y yo entramos a la oficina de nuevo, esta vez fui yo quién se sentó en el sillón, aún las palabras de "esa" rondaban por mi cabeza, o más bien en el hombre.

«¿Quién será?»

-¡Valeria! -El llamado de Mauricio me sacó de mis inquietudes.

-Eh ¿qué? ¿Dijiste algo amor?

--Si, te pregunté por... ¿En qué piensas que estás distraída?

-En lo que dijo tu ex. -Me levanté y fui hasta él-. Es un hombre amor, Kira está enamorada, tiene una nueva pareja.

-No lo creo.

-Entonces se está acostando con alguien, se le nota ese brillo en los ojos de que se la están cogiendo bien.

-No digas tonterías, Sol no es de esas. -El tono que usó no me gustó.

-Eso es lo que crees tú, es mujer y tiene necesidades sexuales, estoy segura de que tu ex-mosca muerta se está abriendo las piernas para a un hombre, el hermano de la mocosa.

-¡Ya Valeria Basta! ¿Por qué no te vas y me dejas trabajar? -Se molestó.

-¿Qué? ¿No me digas que te duele saber que ya coge con otro? ¿Qué te olvidó y todo ese amor que decía tenerte no era tan cierto?. Siete meses y ya dejó de amarte, eso sí de verdad te amó, porque ya ves, ya se está acostando con el hermano de la niña.

-¡Sal de mi oficina! Ahora -gritó enfurecido.

-¡No me voy! -levanté la voz-. Me voy a quedar aquí a restregarte en tú cara, que la estúpida esa no es tan santa como crees. -Reí con burla-. ¿En serio creías que después de ti no se acostaría con nadie más? Pues ya ves que no, la estúpida se está acostando con otro hombre, como la zorra que es y... -Sentí el ardor en mi mejilla.

Me golpeó, me golpeó por ella. Mis lágrimas corrieron de ardor, y no me refería al dolor de la piel, sus ojos se humedecieron al darse cuenta de lo que había hecho y quiso acercarse.

-Perdón, perdóname amor yo... No sé que me pasó, nunca jamás había hecho algo como eso te lo juro, por favor-. Se dejó caer al piso de rodillas abrazándose a mis piernas.

No le respondí nada, me aparté de él y salí de la oficina lo más rápido que pude en cuanto reaccioné, estaba indignada, ofendida, con mi ego pisoteado y con heridas cerradas queriendo renacer.

Bajé al estacionamiento para buscar mi auto, al entrar en el lloré con más fuerza de la ira porque recordé cuando papá me golpeaba por no hacer las cosas como quería, o por no traer las cervezas para él y sus amigos cuando lo pedían, amigos que me manoseaban y me morboseaban cada vez que tenían oportunidad. Lo odie por eso y a mamá también por permitirlo, por eso me fui de casa en cuanto cumplí la mayoría de edad y nunca más volví.

Cerré mis ojos y me recosté en el volante para desahogarme, entonces los ojos mieles que tanto me gustaban aparecieron al instante, mi mente me llevó a aquellos momentos en los que me sentí amada y aunque no lo quería reconocer, fueron los más felices que viví. Tomé mi teléfono y busqué su número que aún conservaba guardado con otro nombre.

«¿Y si no responde? ¿Si no quiere hablarme?»

Lo dudé un momento, pero marqué, timbraba y cuando creí que se iría al buzón escuché su voz.

-Hola -No me atreví a hablar-. Bueno. Hola, oiga no tengo tiempo para juegos.

-Hola -dije por fin.

-¿Valeria, eres tú?

-Si gan... Damián. Yo... -Me quedé en silencio dejando salir mis lágrimas.

-¿Estás llorando? ¿Te pasó algo?

-No, yo solo... ¿Podemos vernos? Me gustaría hablar contigo.

-¿Sobre qué?

-Me gustaría saber de ti, de tu vida y si tú conoces a...

-¡Valeria amor!, espera por favor hablemos. Perdóname, sal del auto y hablemos amor. Yo, lo siento, no quise lastimarte -Las súplicas de Mauricio me interrumpieron, coloqué el celular en entre mi oreja y mi hombro, subí el vidrio y arranqué el auto.

-¿Discutistes con tu novio y por eso me llamas? ¿Para que te consuele?-reprochó.

-Necesito verte por favor Damián. Te espero en mi departamento. ¿Dime qué irás?

-No Valeria, no iré. Mejor arregla las cosas con tu novio y por favor, no vuelvas a llamarme.

-Gansito por favor. -Supliqué, en realidad lo necesitaba conmigo.

-Ya no soy tu Gansito, y menos tu paño de lágrimas. Adiós Valeria - colgó.

Me dolió, pero sabía que había sido una ilusa al creer que sería como antes, que me escucharía y correría a verme como solía hacerlo. Lo necesitaba, necesitaba su compañía, necesitaba su abrazo y que me hiciera olvidar como solo él sabe hacerlo, pero entendía que estaba enojado conmigo y tenía todas las razones del mundo para estarlo.

Eso me agradó un poco y sonreí, eso significaba que aún me ama.

En cuanto llegué a mi departamento, aventé las llaves en el sofá y me metí a darme una ducha. Mi teléfono no paró de sonar y salí a contestarlo creyendo que era Damián para decirme que vendría, pero no, era Mauricio quién insistía y como sabía que no dejaría de hacerlo, decidí apagarlo. Llamé a portería para pedir que no lo dejaran pasar si venía, lo último que quería ahora, era verlo.

Estaba furiosa con él.

«Mauricio Macías, esto te va a salir muy caro, ya verás».

Buenas, buenas.

Muchas gracias.

Bendiciones.

Dejen sus comentarios que yo los leo.

😘😘

(05-07-23)

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