❧ Séptimo día; Confianza
Tema: Libre
Tiempo de la historia: AU(Universo Alterno) Anna y Ray son universitarios.
Escritora: celesteowu
N/A: Este cap puede tocar temas serios, si eres sensible evitar este capítulo <3
Una hermosa rubia y un guapo azabache iban caminando por el parque.
Era una de sus citas casuales, como una pareja normal.
El problema es que ambos llevaban casi diez minutos envueltos de un silencio inquietante.
"¿Qué se supone que diga?" pensaba estresado el azabache ya que su novia no había pronunciado ni una sola palabra, a lo mucho solo le dijo «hola, Ray» fue muy indiferente, eso lo preocupó.
— Sabes Ray...— La dulce voz capto inmediatamente la atención del chico.— Te amo.— Pronunció secamente de la nada, Ray hizo una mueca.
«te amo» Esa dulce palabra ya se lo habían dicho algunas cuantas veces pero esta vez... ella sonaba tan apagada, tan triste, como si estuviera preocupada o apenada por algo.
Empezaron a salir hace ya un año.
Pero ambos se habían conocido desde muy pequeños ya que eran vecinos, se tenían mucha confianza y cariño, conocían sus miedos, sus gustos, sus disgustos.
— ¿Quieres ha...— No pudo terminar de hablar cuando la joven lo interrumpió.
— ¿Vamos a la heladería?— Sonrió falsamente tratando de obviar el hecho que lo había interrumpido.
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Cuando llegaron a la heladería nuevamente nadie hablaba, Ray estaba inquietado y preocupado, por otra parte Anna trataba de sonreír mientras comía su helado de fresas.
¿En serio Anna pensaba que con un «No me pasa nada, tranquilo» seria suficiente para Ray?
Para Ray; Anna era un libro abierto.
— Ray, ¿Has pensado en casarte conmigo?— Interrogó.
Ray se sorprendió, por un momento pensó que era una broma y miró a su novia.
Estaba bastante seria.
— Bu-Bueno...— El azabache se sonrojo levemente pero asintió. — Mentiría si te dijera que no, lo he pensando demasiado a decir verdad, ¿Pero sabes? Creo que primero deberíamos terminar nuestra universidad y cumplir todas nuestras metas.— Sonrió mirando a su novia — Voy a pagar los helados, ya vuelvo.
Anna quedó sola en la mesa, entristeció la mirada y apretó los labios con fuerza.
Tomo aire e hizo un intento de sonreír esperando que su novio venga.
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— ¿Te llevo a tu casa?— Pronunció, ambos iban caminando por el parque, Anna seguía fingiendo, sin decirle lo que le pasaba a Ray.
Anna entristeció la mirada. — Déjame en cualquier parte pero no me dejes en casa...
Ray lo notó, su novia no estaba pasando por un buen momento, estaba consiente que había estado muy rara en su cita, él no es un idiota como Don.
— De acuerdo...— Murmuró Ray— Yo tampoco quiero volver a casa. — declaró, decido a estar a su lado hasta que se sintiese mejor.
La respuesta sorprendió a Anna, quién separó un poco sus labios, mirando de reojo al azabache
— Iremos a un lugar especial. — Le sonrió.
— ¿Lugar especial?
Ray asintió. — Siempre voy a ese lugar cuando me siento mal. — Confesó — ¿Sabes que puedes contar conmigo para todo Verdad?
Anna asintió.
Ray quedó inconforme con su respuesta pero no le diría nada, por lo menos no ahora.
— Primero vamos a por mi auto, lo bueno que mi apartamento está cerca.
— ¿El lugar es lejos?— Interrogó.
— Algo así— Respondió.
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Anna observaba las vistas que había al otro lado de la ventanilla.
Ray y Anna llevaban un buen rato en el coche, ninguno de los dos hablaba.
— ¿Quieres cenar?— La voz del azabache rompió el silencio que los envolvía.
— No. — Contestó, cortante.
— ¿Segura? Podríamos hacer una parada para pedir algo...
— Que sí, estoy segura— Gruñó la rubia.
Los ojos del azabache seguían clavados en la carretera, le sorprendió la forma en la que le hablo. Sin embargo, el azabache suponía que ella estaba actuando así como un mecanismo de autodefensa para evitar que la atormentase con preguntas.
El semáforo marcó luz roja, haciendo que Ray se detenga y aprovechará en ver a Anna.
Cuando la miró observó que su expresión irradiaba la tristeza y melancolía.
"¿Que le estaba pasando? ¿Y por qué si él es su novio no se dió cuenta que pasaba por un mal momento?”
Se sintió frustrado al pensar que Anna no sentía suficiente confianza como para decirle sus problemas.
Ray volvió a mirar fijamente la carretera.
La rubia quería llorar, apoyo una mano en la pierna de Ray inconscientemente.
— Perdóname... solo no estoy en mi mejor momento...— Pronunció arrepentida, cabizbaja.
Ray por su parte arqueó las cejas, sorprendido, y sintió un hormigueo por su cuerpo bajo el cariñoso tacto de su novia.
— Oye... No me metas la mano mientras conduzco. — Bromeó.
La rubia se sonrojo intensamente y apresuró en quitar la mano, avergonzada.
— L-Lo siento... Yo no...— Ray la interrumpió cuando colocó una mano sobre su cabeza para alborotarle el cabello.
— Pase lo que pase confía en mí, ¿Está bien?— Hablo con una sonrisa, risueña, una sonrisa que la reconfortaba tanto.
Los ojos de Anna brillaron, y sonrió, su primera sonrisa verdadera en todo el día. —Seguro...
Pasaron unos minutos y la chica miró a su novio, este sonreía.
— ¿En qué piensas?
— En nada ¿Por qué?
— Estás sonriendo...
— Tú también estás sonriendo— señaló el joven.
Anna dejo salir un leve suspiro de incredulidad: — Supongo que sí...
El resto del trayecto lo hicieron en silencio, disfrutando tranquilamente la compañía que podían ofrecerse el uno al otro.
Ya eran aproximadamente las 9 cuando el coche pasó junto a una señal que indicaba que estaban saliendo de la ciudad, lo que atrajo curiosidad a la rubia.
— Tranquila— Murmuró Ray cómo respuesta a la expresión sorprendida de Anna. — Dejé los secuestros hace mucho tiempo.
Anna soltó una risita.
— Si tú lo dices...— Se burló.
Ray rio— Quiero enseñarte una cosa.
El coche se desvío de la carretera y comenzó a subir una pendiente que parecía subir lo alto de una pequeña montaña.
— Cerca de la cima hay un templo, en aquél templo la gente solía ir a rezar a menudo aunque en estos tiempos ya casi nadie viene por aquí. — Explicó Ray— Ahora estos caminos solo lo utilizan los turistas que están interesados en la importancia religiosa del templo.
— ¿Está abandonado?— Inquirió Anna curiosa.
— Qué va, de hecho, allí vive un viejo que fue sacerdote, quizá te lo presente algún día.
— ¿Nos vamos allí?
Ray negó con la cabeza.
— ¿Conoces el mirador?
— Una vez Natt me quiso llevar ahí pero estaba ocupada haciendo un proyecto que tenía que presentar en pocos días.
Ray sonrió con satisfacción— Entonces yo seré el primero en llevarte.
Ray detuvo el auto aún lado del camino, salió del coche para encontrarse a la fresca brisa que azotaba la montaña.
Anna lo siguió y sintió helado todo su cuerpo, definitivamente si hubiera sabido que iban a un sitio tan fresco se hubiera abrigado mucho más. Ray sonrió tiernamente cuando la vio encogerse y le pasó un brazo por encima de los hombros para atraerla en su cuerpo y que su novia entrara en calor.
Anna se acurrucó bajo el brazo protector del muchacho y dejo que la condujera hasta el mirador.
Una pequeña parcela de tierra que sobresalía de la carretera y que contaba con un telescopio color blanco y dos bancos de piedra arropados por un pino alto.
— ¿Sabes que hace este sitio tan especial?
— ¿Las vistas?— Respondió Anna, señalando el desfile de luces que componían los edificios del pueblo, las cuales parecían luciérnagas danzando en la oscuridad.
— Incorrecto— Se burló Ray y Anna lo miro confundida.
Ray alzó un dedo para señalar al cielo.
Anna siguió con la mirada la dirección que señalaba su novio y sus ojos no tardaron en toparse con un firmamento pulcramente estrellado en el que destacaba una estela de color púrpura.
Ray sonrió levemente al ver el frimamento reflejado en los hermosos ojos azules de Anna.
— Es la vía láctea. — Explico Ray sin apartar los ojos de Anna.— En verano se ve mucho mejor, pero desde luego es algo que no se puede apreciar desde la aburrida ciudad de Japón.
— Ray, es maravilloso...— Hablo asombrada.
Y por primera vez en todo el día Anna no sintió miedo, ni se sintió lastimada..., solo una joven enamorada que se dejaba abrazar por su chico bajo un cielo estrellado.
Y si Anna hubiera tenido el poder para sobreponerse a la voluntad de Dios, hubiera detenido el tiempo para vivir aquel momento eternamente: sin preocupaciones, sin miedos, sin dolores...
— ¿Sabes qué más puedes hacer aquí que no puedes hacer en la ciudad? — continuó Ray.
El azabache se separó de ella para colocarse junto a la valla de madera que lo separaba de una caída mortal. Pues bajo el mirador se extendía un pequeño barranco.
Ray cerró los dedos en torno a la bara de madera, cerró los ojos y cogió aire.
— ¡Que se jodan todos los profesores que tengo en la universidad! — Rugió de repente, rompiendo el pacífico silencio que poblaba la montaña, y su eco fue la única respuesta que recibió
Cuando Ray se giró, se fijó en que la chica se había quedado pretificada, el azabache no pudo evitar soltar una carcajada.
— ¿Qué? Nadie va a escucharte— Afirmó— Y si lo hacen que se vayan a ya sabes dónde.— Sonrió y le extendió su mano. — Ven.
Anna dudó antes de aceptar la.mano que le ofreció Ray, y se colocó frente a él.
Ray tomó las manos de la joven y las colocó sobre la baranda de madera, pegó su cuerpo al de Anna y estudió con ella el panorama que se extendía ante ellos.
— Este sitio es perfecto para decir lo que verdaderamente piensas— explicó Ray.— Aquí nadie puede juzgarte ¿Confías en mí?
Anna apresuró a asentir con la cabeza, y sintió cómo se le aceleraba la respiración cuando notó el cuerpo del azabache pegado a su espalda.
— Yo también confió en ti— sonrió Ray — ¿Algo que confesar?
A la rubia no le llevó mucho tiempo pensar en algo, tomó aire y se asió con fuerza a la baranda.
— ¡Odio al profesor Kim!
— ¡Que le den por culo a las leyes que prohíben quemar alguna casas!
— Pero Ray... — Anna dejó escapar una risita y Ray se unió.
— ¡Quiero ver el mundo!
— ¡Quiero ser el mejor fotógrafo del mundo!
— ¡Adoro ésto!
— ¡ Natt eres un odioso!
Anna volvió a soltar una risita.
— ¡El NorEmma es real!
— ¡Eso lo sabe todo el mundo! — Aseguró Ray.
— ¡Gracias por todo Zack!
— ¡Búscate novia Natt!
— ¡O tal vez novio!
— ¡Don es un idiota!
— ¡Quiero ser la mejor cirujana del mundo!
— ¡ Anna, pase lo que pase estoy contigo, nunca lo dudes!— Ray sintió como su novia se tenso,este sonrió ampliamente— ¡Te amo!
Gritó con firmeza su amor, diciéndole que el siempre va a estar a su lado, acompañándola en sus buenos y malos momentos, porque cuando Ray siento que el se iba a rendir, Ann estuve con él, cuando él lloro Anna lo cuidó, y él no dudará en hacer lo mismo, el ama a Anna con todo su ser y jamás dudaría en decirlo.
Por qué el iba a casarse con ella, con Anna la chica que más ama en todo el mundo y por eso el quiere hacerla feliz.
La rubia volteó a verlo espectante.
Los hermosos ojos azules de la rubia se veían cristalinos, está quería llorar, desahogarse, el azabache simplemente cubrio sus brazos al cuerpo de la rubia y lo pego más a él, dándole un fuerte abrazo.
La chica lloraba desesperadamente, sintiéndose tan frustrada.
El azabache se dedicaba a sobarle su espalda poco a poco, mientras le decía que todo iba a estar bien, que la amaba y que pase lo que pase iba a estar con ella.
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Ya casi eran las 11 de la noche, el azabache estaba sentado junto a su novia dentro del auto.
Ray abrazaba a la rubia fuertemente.
— Anna, ¿Me contarás lo que te pasó? Ya dije varias veces que puedes confiar en mi...
La rubia suspiró, se separó del abrazo y tomó la mano de su chico.
— Yo iba a suicidarme...
El azabache se quedó procesando un par de segundos lo que dijo Anna, este abrió sus ojos completamente y quitó la mano la cual sostenía la rubia, miró a Anna, pensando que era una broma, ella estaba a su lado cabizbaja.
— ¿Q-Qué? ¿Te ibas a suicidar? ¿Por qué?— Ray estaba sorprendió y enfadado pero consigo mismo, sin creer lo que dijo su novia.— ¿¡Anna, estás consiente de lo que acabas de decir?! — Alzó la voz frustrado.
La rubia miró temerosamente a Ray pero se sorprendió al ver que este tenía unas cuantas lágrimas en los ojos.
— ¿Por qué lloras?
El azabache rápidamente secó sus lágrimas con sus manos.
— Perdón por gritarte... ¡Es que me da mucha impotencia al escucharte decir eso!
Anna lo miró tristemente y lo abrazó.
— Perdón...
Ambos se quedaron unos cuantos minutos más abrazados, hasta que
Ray la separó y volvió a tomarla de la mano.
— ¿Quieres que te cuente todo verdad?
— Sí...
— Hace casi un mes, fui a entregar un proyecto que me pidieron...
— ¿El proyecto que te habían pedido sobre las células y que casi toda el aula quería copiar tu trabajo? — Interrogó con su ceja levemente fruncida.
La rubia asintió.— Ese día todos estaban en el aula, el profesor explicó la clase y al final, casi a la hora de salir dijo que dejáramos el proyecto en su escritorio, yo dejé mi proyecto y salí pero el señor Kim me detuvo y me dijo que quería hablar conmigo en la sala de los profesores...
El azabache de tensó, sabía que el profesor Kim era un viejo asqueroso, frunció el ceño al recordar cómo miraba la parte de atrás de una estudiante, cosa que lo molestó mucho.
— El me toca...
— ¿Qué?
— Ese día... Me amenazó.— Los hermosos ojos azules de la rubia salieron lágrimas.— Me dijo... Que el me podría expulsarme... y Sabes mi situación económica... Tengo una beca la cual tengo que mantener... No quería decepcionar a mi madre...
El azabache se quedó estático al entender lo que había pasado, apretó fuertemente su puño, al ver cómo su novia lloraba.
— ¡Me tocó! ¡Me dijo que si yo no decía nada me dejaría en paz! ¡Pero el seguía haciéndolo! ¡Una y otra vez!— Gritó desesperada, mientras sus lágrimas salían.
Ray la abrazó inmediatamente, sobaba su cabeza dulcemente, tratando de calmarla.
La chica balbuceaba, y mojaba por completó la camisa que traía el azabache, Ray no sabía que decir...
Su novia se encontraba mal, había sido abusada.
— Ray... Ayúdame.— Imploró su novia en un leve susurró mientras temblaba y trataba de controlar sus lágrimas.
Ray se armó de valor, separó a la chica poniendo sus manos y ambos hombres de la rubia, Anna se sorprendió, de sus dulces ojos seguían brotando lágrimas.
El corazón de Ray se estrujó e hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para que la confesión de Anna no le afectara; Si Anna lo veía flaquear en estos momento no podía seguir considerandose el pilar que servía como soporte en estos momentos.
Tomo aire e hizo un intento de sonreír.
— Superaremos esto juntos, Anna, ¿Estoy de tu lado de acuerdo?.— El azabache la miró con mucho cariño.— Seguro sufriste mucho ¿No es así?.
Anna se lanzó de inmediato hacia al chico, seguía llorando pero ahora tenía un peso menos, Ray iba a estar con ella, el la iba a ayudar, se sentía protegida.
— Te amo Anna, nunca digas que te quieres suicidar ¿Sí? Yo voy a hacer todo lo posible para que ese viejo de mierda se pudra en la cárcel.— El bache besó la cabeza de la rubia.— Lo prometo.
¡Espero que hayan disfrutado de este día!
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