6
La noche para el menor no había sido para nada confortante, de lo contrario, era la peor noche en los pocos, pero largos días que llevaba en la enorme casa y en el mundo asfixiante que estaba obligado a vivir junto a Jungkook.
No dejaba de pensar en lo que llegaría a pasar si el pelinegro llegara a esforzarse por cumplir lo que le había pedido. Y es que luego de haberlo visto aparecer en la casa a las ocho de la noche esperando cenar juntos, era una pequeña prueba de que Jeon iba en serio.
La alarma de su celular suena a las seis y media de la mañana. Al primer tono, extiende su brazo izquierdo y con su mano toma el aparato electrónico que Jungkook le ha obsequiado.
Se pone de pie, camina hasta su ropero, escoge la ropa, la lanza a la cama y luego camina hasta la habitación de baño.
Se ducha intentando acallar su mente, sabía que llegaría pasar, tendría sexo con Jeon Raven Jungkook, aunque lo detestara con todo su corazón, era para lo que era vendido o alquilado y lo debía cumplir si quería recibir mas dinero de su actual esposo.
—Puedo hacerlo, puedo conseguir el dinero que quiera. Puedo conseguirlo —habla consigo mismo, mientras mira el reflejo de su rostro frente al espejo. —Vamos a sacarte de ese lugar, papá —dice saliendo del baño, solo con una toalla color vino enrollada en su cintura.
Se detiene al mirar a Jeon sentado sobre el borde de la cama, puede notar en su mirada como el deseo del pelinegro incrementa con el pasar de los segundos.
—Buenos días, corderito —escucha la voz del mayor.
El menor suspira, asiente, y sabe que debe hacer las cosas bien, sin dejar que el millonario lo humille.
—Buenos días, cariño —sonríe ampliamente el castaño, sorprendiendo a Raven. —¿Qué te trae a mi habitación tan temprano? —lo interroga Jimin, encaminándose hacia la cama, siendo observado por los ojos color negro de su comprador.
—Quería ver como habías amanecido, luego de dormir muchos días lejos de mí —responde Jeon, mirando con lujuria al menor.
—Muy gracioso —Park se gira, abre un pequeño cajón y saca su ropa interior.
Con cautela mira en el espejo la manera descarada en la que el pelinegro lo observa.
—Voy a odiarme por esto —dice en un hilo de voz.
Se acurruca un poco, alza su pie derecho y lo introduce en el orificio de la ropa interior, hace lo mismo con su pie izquierdo para luego lentamente empezar a subir su ropa interior, pasando por sus piernas, seguido por sus rodillas, continuando con sus muslos alzando la toalla en el proceso. Provocando de forma descarada a Jungkook.
El mayor relame sus labios al ver el abultado trasero de Jimin, se pone de pie y sin pensarlo camina hasta el castaño, su mano izquierda rodea la cintura del menor y su mano derecha se encarga de retirarle la toalla.
—Sé lo que estás haciendo, corderito —susurra Jeon, sobre el cuello de Park.
—¿Ah, sí?
—Claro que si —dice Jungkook, llevando su mano izquierda al cuello de Jimin, luego de haber dejado caer la toalla al suelo de la habitación. —Estas provocándome —continúa hablando el mayor, acariciando con la punta de su nariz el cuello del menor.
—Te equivocas.
Jimin se gira de forma lenta, sin alejar a Jeon, y sin deshacer el agarre del pelinegro.
—Solo estoy cambiándome, no es mi culpa que tu estés justo aquí cuando lo hago.
—Es mi casa, puedo entrar a la habitación que yo desee —habla Jungkook, viendo los llamativos labios del chico frente a él.
—No he dicho lo contrario —dice el castaño.
Sin decir mas nada, Raven acerca su rostro al de Park, espera que el menor lo rechace, pero no lo hace. Jimin traga grueso al saber que no es lo que desea hacer, pero que se ve en la obligación de hacerlo para poder controlar un poco al millonario.
Jeon junta sus labios con los de Jimin, los besa despacio, para luego ir aumentando el beso. Cuando el castaño siente que el ambiente empieza a cambiar decide romper el beso, alejando su rostro del de Jungkook.
—Tranquilo esposo, aun tienes mucho que trabajar —dice Jimin, llevando su mano derecha hacia el rostro del pelinegro.
—Claro —sonríe ladinamente el mayor.
—Joven Jimin —escuchan la voz de la sirvienta.
—¿Qué quieres? —la cuestiona Jeon.
—Hope, ha despertado —le informa la mujer.
—Gracias, voy enseguida —interviene Park, al ver la mirada molesta de Jungkook.
—Odio que interrumpan —suelta Raven, luego que la sirvienta se ha marchado.
—Sí, pero es más incómodo que te interrumpan cuando estas follando —confiesa Jimin, ganándose la atención de Jungkook.
—¿Disculpa? —articula Raven, viendo como Park se talla su pantalón.
—Ay, no me digas que no te han interrumpido —bromea el menor, mientras sube el cierre de su pantalón y luego lo abotona—. Pasó con mi anterior dueño, fue vergonzoso, pero …
—¿Qué crees que haces? Suéltame —le pide exigente Jimin, al sentir como las fuertes manos de Jungkook, lastiman la piel de sus antebrazos.
—Me perteneces, ¡me escuchas! —alza su voz el pelinegro. —No me interesa saber sobre tu pasado, estamos en el presente. Y en el presente me perteneces —dice Raven, molesto, mirando los ojos color café de Park fijamente.
—No te equivoques, Raven. Te pertenezco debido a un contrato el cual debo cumplir, no soy pertenencia de nadie, me pertenezco a mí mismo. Así que hazme el favor de soltarme.
—Eres mío Jimin, te guste o no, me perteneces —habla ahora más calmado, soltando los brazos de Jimin.
—¡Oa! —grita Hope, en la entrada de la habitación, luciendo su pijama de princesas, sus pequeños y adormitados ojos y su hermoso cabello rubio revuelto.
—Hola, hermosa —habla emocionado el menor.
Toma la camisa de su cama, se la coloca y camina hasta la pequeña.
—¿Cómo amaneciste? —le pregunta el castaño, luego de haberla tomado en brazos.
—Ben —responde, haciendo reír a Jimin.
La mirada de la pequeña rubia se detiene y se concentra en el aquel hombre pelinegro, dentro de la habitación del castaño.
—Saluda a tu tío —le ordena el menor a la pequeña.
—Oa —articula tímida, agitando su manita de un lado hacia otro.
—Hola, Hope —le devuelve el saludo, Jeon, acercándose poco a poco hasta donde Jimin se encuentra.
—Cárgala —le pide el castaño a Raven, el cual niega. —¿Por qué no? —lo interroga, molesto.
—No puedo —se limita a responder Jeon, provocando que Jimin se ría.
—Todos podemos, ahora cárgala —le repite el menor.
—Tú lo haces bien —se excusa el mayor.
—Debo secar mi cabello y colocarme los zapatos. Carga a Hope, por favor —le pide nuevamente el menor.
Jungkook asiente, alza sus brazos y los extiende un poco. Al ver esa simple acción, los ojos de la nena se ensanchan y un hermoso brillo se posa sobre ellos, mueve su cuerpo en dirección a su tío aceptando felizmente ser cargada por el pelinegro.
—Date prisa —le ordena Raven, al castaño.
Mientras Jimin seca su cabello, observa discretamente como Jungkook mira a su sobrina, puede notar el miedo del pelinegro y la forma en la que se resiste en hacer algunas cosas.
Toma sus zapatos, y se los empieza a tallar, en el proceso escucha una fuerte risa de parte de Hope, alza su rostro en dirección a Jeon, y puede notar como juega con ella a tengo tu nariz, haciendo carcajear a la pequeña.
Cuando ha terminado de alistarse, se queda de pie frente a ambos en silencio simplemente mirándolos.
—¿Cuánto llevas de pie sin hacer nada? —le pregunta Jungkook.
—Acabo de terminar —miente.
—Si, claro.
Jeon se pone de pie cargando a Hope.
—Ves que, si puedes cargarla, pareces una buena persona con Hope tu lado.
—Tomalá.
Le entrega a la niña.
—Vayamos a desayunar —agrega el mayor.
Jimin se sorprende, alza sus cejas y mira a Hope.
—Escuchaste, tu tío te dará el desayuno —le dice a la pequeña, la cual asiente sin tener idea de lo que le ha dicho el castaño.
—Yo no dije eso —se defiende Jungkook.
—Si lo hiciste —habla decidido el menor.
Jimin baja con la pequeña, mientras que por su parte, Raven entra a su habitación, toma su maleta mediana, luego baja y camina directo al comedor en el cual ya se encuentra el castaño y su sobrina.
—No pasara —niega el pelinegro, al ver a Hope sentada en su sillita al lado de la suya.
—Oh, claro que si —sonríe seguro, Jimin.
—Dije que no.
—Dejare que me beses cuando quieres.
Raven, alza su ceja izquierda, toma asiento y toma la pequeña cuchara color rosa de su sobrina.
—Vamos a desayunar, Hope —llena la cuchara con un poco de cereal para niños, para luego llevarla a la boca de la pequeña.
Jimin sonríe y asiente, no se alegraba de lograr conseguir que el millonario accedería a sus peticiones, pero si se alegraba de ver la sonrisa de Hope y la forma en la que Jeon intentaba hacer las cosas bien, aunque las hiciera solo porque obtendría algo a cambio.
—Felicidades —aplaude Park, al ver que la pequeña termino su desayuno.
La niña lo imita, y aplaude unas cuantas veces.
—Debo viajar por días —le informa Jungkook.
—Ok —es lo único que dice, Jimin, para luego beber su zumo de naranja.
—Te dejare dinero —verbaliza, sacando una tarjeta de su cartera—. Puedes utilizarla sin limitaciones, ya di la orden.
—¿No es demasiado? —pregunta un poco temeroso el menor.
Necesita dinero, pero tampoco esta dispuesto a provecharse del engreído y grosero Raven.
—Eres mi esposo, se supone que debes estar rodeado de lujos al igual que yo —el pelinegro se pone de pie.
Toma la tarjeta con su mano derecha y camina hacia Park.
—Mark va a cuidarte y acompañarte a donde vayas, ¿entendido?
El castaño asiente.
—Intentare llamarte —balbucea, haciendo reír a Jimin.
Sabe lo que eso significa, no lo hará, no llamará, es lo que todos sus anteriores dueños le decían y nunca cumplían.
—¿Qué te causa risa? —lo interroga Raven, elevando el rostro de Jimin con su mano izquierda.
—Nada —susurra, al ver demasiado cerca el rostro y los labios del pelinegro. —¿Y? —alza sus cejas el menor—. Vas a besarme o...
Jungkook une sus labios con los de Park. No es un beso como el de la habitación, este es mas fuerte y lleno de deseo. Jimin lo sigue, es su deber complacer a su comprador luego de haber sido comprado y asegurarle de que tendrá vía libre para besarlo.
—Raven, es hora de irnos —escuchan la voz de Joy.
Jimin rompe el beso y observa al mayor por unos segundos.
—Vas a follártela, ¿verdad?
—Ten —Jeon le entrega la tarjeta al castaño, ignorando el comentario del chico.
—Eso es un maldito sí, no debí dejar que me besaras —el menor apuña la tarjeta en su mano izquierda y se pone de pie.
—Raven.
—Ya escuché Joy, no estoy sordo —habla molesto Jungkook, tomando su maleta.
—El chofer nos espera —le informa, mirando con superioridad a Jimin.
—Recuerda que es mi esposo, Joy —la señala el castaño.
El menor se acerca al pelinegro, le acomoda la corbata y luego ambos hacen contacto visual.
—Y tú. Recuérdame, cariño —el brazo izquierdo de Jungkook, rodea la cintura delgada de Park, acercándolo por completo a él.
Nuevamente junta sus labios con los del castaño, Joy presiona su mandíbula fuertemente al ver la imagen de su jefe besando al chico que ha comprado.
—Se nos hace tarde, Raven —insiste, intentando detenerlos.
Jimin rodea el cuello de Jungkook con sus brazos, profundizando más el beso.
—Raven —lo llama la pelinegra, molesta.
—Mierda, Joy —masculla el mayor, alejando sus labios de los de Jimin.
—Te estoy diciendo que llegaremos tarde —lo confronta la mujer.
—No me interesa y lo sabes. Ahora guarda silencio por unos segundos —le ordena, llevando nuevamente su atención al castaño. —Besas delicioso, corderito —susurra Jeon.
—Lo sé, puedo hacer muchas otras cosas de forma deliciosa, pero solo las descubrirás si cumples mis condiciones.
Raven muerde su labio inferior.
—Debo irme —dice Jeon.
—Buen viaje, cariño —el castaño se para de puntillas y deja un casto beso en los delgados labios del pelinegro, para luego alejarse.
Toma a Hope en brazos, y hace que se despida de su tío.
—Vuelvo en dos días —es lo último que dice Raven, para luego abandonar su enorme casa en compañía de su asistenta.
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