36
Jungkook entra molesto de nuevo a su oficina, bufa y luego camina hasta su escritorio, coloca sus manos sobre este y lanza algunas cuantas cosas al piso.
Joy corre hasta la puerta y la cierra, recarga su espalda sobre está y permanece estática viendo al pelinegro.
—Todo esto es tú culpa &la ataca Jeon, dándose la vuelta.
La mira con su entrecejo fruncido y rechinando sus dientes mientras se queda en silencio.
—¿Es esto lo que querías provocar? —la cuestiona, señalándola. —Te di la maldita oportunidad de que terminarás de trabajar este mes, y tú. ¡Maldición! —alza su voz, llevando sus manos a su cabello. —Joy —articula Jungkook, sin retirar su mirada del cuerpo de la mujer. —¿Cuántas veces debo decirte que no quiero nada contigo? ¿Cuántas veces tengo que recordarte que estoy loco por Jimin? ¿Qué debo hacer para que entiendas que nuestros encuentros terminaron? —la atiborra de preguntas el millonario.
Inhala, exhala y bufa molesto nuevamente.
—No me gustas Joy, no estoy, ni estaré enamorado de ti, mierda —hace una pausa Raven. —Lamento si creíste que por nuestros encuentros sexuales podría llegar a enamorarme de ti, no fue ese mi intención —se disculpa el pelinegro.
—Voy a hablar con él, le diré la verdad —habla la pelinegra con voz temblorosa.
—¿Y piensas que va a escucharte? Ni siquiera quiso escucharme a mí, pero como lo haría si tú estabas semi desnuda y yo me abrochaba mi cinturón —dice entre risas Jeon, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
—Debiste haberlo seguido —habla en voz baja, Joy.
—Y decirle de nuevo que no fue lo que parece, ¿tú en serio crees que Jimin creerá que no tuvimos sexo en mi oficina?
—Pero no lo tuvimos —replica la pelinegra. —Puedo decirle que no pasó nada, que yo intenté que pasará, pero que tú no quisiste al saber que era yo y no él —articula avergonzado.
—Claro, y Jimin va a creerte así por así —suelta frustrado. —Joy, todos mis empleados saben que entre tú y yo había algo, Jimin también lo supo y sí vas y le dices la verdad no va creerte —le explica el mayor.
—Pero se supone que te ama, él debe confiar en ti —acota Joy.
Raven suelta una carcajada.
—Si yo fuera él tampoco confiaría en mí, Joy —le aclara Jeon. —Te diré lo que harás, y no, está vez no cambiaré de opinión —le asegura Jungkook, caminando hacia la mujer—. Vas a comprar un boleto a cualquier país.
Joy niega al escuchar esas palabras.
—Te marcharas.
—No —susurra la mujer con lágrimas en sus ojos.
—Sí, vas marcharte, no te quedarás en Inglaterra porque si lo haces me encargaré de que seas miserable el resto de tu vida —el pelinegro se detiene a escasos centímetros de la mujer. —Y sabes que soy capaz de hacer lo que sea —espeta en voz suave, Jungkook.
—Raven —solloza Joy.
—Vete —le pide Jeon.
—Perdón por amarte tanto —confiesa la mujer.
—Basta, vete —le ordena el millonario. —Tienes este día y mañana para marcharte de Inglaterra —le específica el pelinegro.
Se aleja de Joy, y camina hacia la puerta, la abre y con sus ojos llenos de lágrimas espera a que la mujer abandone su oficina.
—Raven —murmura Joy.
—Solo vete —le pide Jungkook.
La mujer sale de la oficina limpiando su rostro, Jeon entra a pasos rápidos, coge su celular y luego sale de la oficina a toda prisa sin darle alguna orden a su recepcionista, trabajadores y accionistas.
Joy observa a Raven marcharse, regresa a la oficina, mira algunos reportes, bolígrafos y la laptop de Jeon tirados en el suelo, suspira, limpia sus lágrimas y empieza a recoger las cosas.
Intenta dejar todo en orden, se gira y observa hacia la esquina izquierda de la oficina en la parte de arriba. Ve el adorno de búho que Jungkook tanto detestaba, pero que había accedido a tener en su oficina complaciéndola.
Toma una silla y la arrastra hasta la esquina, se pone de pie sobre está y coge el búho, lo gira y retira la pequeña cámara que ocultaba el adorno.
Cuando la tiene en sus manos baja de la silla, la regresa a su lugar, toma un retrato de Jeon con el edificio de Raven Corp., de fondo, mira fijamente la fotografía y solloza.
—Lamento haberte lastimado —susurra la pelinegra, derramando algunas cuantas lágrimas.
—Sal de oficina —escucha la voz de otra mujer.
Joy se gira y mira a la rubia recepcionista, bajo el umbral de la puerta, sosteniendo la llave en su mano derecha.
—El jefe acaba de dar la orden para que no entres más a Raven Corp —le expone la rubia, haciéndose a un costado.
Joy asiente, se agacha y levanta su cartera del suelo, introduce la cámara y camina hacia la puerta.
—Ellos te escoltaran —le indica la recepcionista, señalando a los vigilantes del edificio.
La pelinegra no dice nada, sale del edificio siendo escoltado por dos vigilantes, al llegar a su auto, abre la puerta, entra y se coloca el cinturón y enciende el motor.
Saca la pequeña cámara de su cartera, detiene la grabación, coge su laptop del asiento trasero, la abre, toma el cable, conecta la parte más chica en la cámara y la parte más grande la introduce en uno de los orificios laterales de la laptop.
Introduce su contraseña y luego abre la carpeta de las grabaciones, busca las del día de ahora y reproduce el vídeo desde el momento que ella entra a la oficina de Jungkook de forma sigilosa con los tacones en su mano junto a su carrera, se retira su camisa, luego su falda, dejando caer las prendas al suelo, deja su cartera y tacones sobre la ropa y camina en lencería hasta la silla en la que Raven yace dormido.
Pausa el vídeo y cierra la laptop. Desconecta la cámara y la introduce de nuevo a su cartera.
Arranca el auto y sale del estacionamiento, cuando pasa frente al edificio de Raven Corp., lo mira con nostalgia, conduce a toda prisa, en una parada busca la información sobre la última casa que Jungkook adquirió.
Introduce la dirección en el GPS, y conduce hasta las afueras de Londres.
Al llegar a la dirección, estaciona el auto frente a la casa color beige, cierra sus ojos y luego asiente decida a enfrentar a Jimin, aunque eso implique ser abofeteada o insultada por el castaño.
Joy saca la cámara de su cartera, toma la llave del auto y sale, camina por el jardín delantero de la casa, sube dos escalones y llega a la puerta principal, observa el timbre, alza su brazo izquierdo y lo presiona una vez.
Espera unos segundos, pero nadie abre, se gira empezando a cambiar de opinión mientras mira su auto, escucha la puerta abrirse y se queda perpleja.
_¿En qué puedo ayudarla? —le pregunta Sana.
—Yo... Yo —tartamudea la pelinegra, girándose nuevamente.
—¿Se encuentra, Jimin? —inquiere Joy, nerviosa.
—No, mi hermano no vive aquí —responde la chica.
—Por favor entrégale esto —le pide, dándole la cámara a la hermana del castaño.
—¿Quién eres? —la cuestiona Sana, confundida.
—Joy, me llamo Joy —acota la pelinegra.
—Ok —articula la chica, mirando la pequeña cámara.
—Dile que lo siento, que lo siento en serio —agrega Joy.
Sana alza su vista y mira a la mujer una vez más.
—Eres Joy —la señala con la mano que no sostiene la cámara. —La Joy que trabaja para el millonario con el cual, mi hermano está casado —recita la castaña, recordando las cosas que Jimin le había contado.
La pelinegra asiente dos veces seguidas.
—Claro, eres la maldita que se le mete al millonario y la que lastimo a mi hermano —dice Sana, molesta.
Joy está por decir algo, pero una fuerte y estrepitosa abofeteada por parte de la hermana de Jimin se lo impide.
—Eso es por meterte con mi hermano menor —le hace saber la castaña, frunciendo su ceño en exceso, tanto que pareciera que sus cejas se unen. —Si vuelves a intentar acercarte a Jimin, voy a romperte la cara, zorra —la amenaza Sana.
—Muéstrale el vídeo de ahora —articula con dificultad, Joy.
—Lárgate antes de que pierda el control y te rompa la cara —le ordena Sana, dándose la vuelta para entrar de nuevo a la casa.
La hermana mayor de Jimin enciende la cámara, retrocede lo grabado y luego lo reproduce.
—Maldita zorra, hija de puta —alza su voz Sana, al ver a Joy desabotonando el pantalón de Raven mientras duerme.
Camina hacia la puerta nuevamente, abre, pero Joy no se encuentra frente a la puerta, observa como el auto se pone en marcha y se aleja.
Por su parte, Jimin, baja de la camioneta, saca a la niñas y luego baja las bolsas con la ayuda de Mark.
Mira la casa, suspira, y sube los escalones mientras carga a Hope con su brazo izquierdo y con su mano derecha sostiene un par de bolsas con Anne muy de cerca y Mark, atrás de él.
El castaño golpea la puerta con su pie izquierdo dos veces de forma fuerte, Annne lo imita y luego se detiene.
La puerta se abre y Jimin sonríe débilmente para la persona frente a él.
—Hola papá —articula con un nudo en su garganta.
El señor Park, abre la puerta de su pequeño cuarto a solo unas cuadras de su tienda, retira la bolsas que su hijo carga y las lleva hacia dentro.
Baja a Hope de su brazo y mira hacia atrás observando a Mark.
—Vayan adentro —les ordena a las niñas.
Las pequeñas asienten y obedecen.
—Sé que te voy a pedir mucho, pero podrías no decirle que me trajiste aquí —le suplica el castaño al chófer.
—¿Estás seguro? —lo cuestiona Mark, entregándole el resto de bolsas.
—Solo necesito pensar bien las cosas —contesta Jimin.
—Entiendo —habla el chófer. —No te preocupes —añade Mark.
—Gracias, Markie —agradece en voz baja el castaño.
Se da la vuelta, le entrega algunas bolsas a su padre y luego entran juntos al pequeño cuarto. El menor cierra la puerta y se queda a dos pasos de esta, de pie, mirando el suelo del cuarto.
Deja caer las bolsas al suelo, Anne, Hope y el señor Park lo observan.
Su padre deja las bolsas con el resto, camina hacia su hijo, levanta las bolsas del suelo y las deja junto las demás, regresa hacia Jimin, lo mira por uno segundos sin decir nada.
El castaño cierra sus ojos y dos lágrimas recorren su rostro, el señor Park lo abraza de forma fuerte, el chico corresponde el abrazo y se aferra al cuerpo de su padre, mientras llora por un momento.
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🐾Love Myself, Love Yourself🐾
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