16
Jungkook, abre sus piernas y atrae a Jimin más cerca sin dejar de besarlo. Las manos del mayor ahora recorren la espalda del castaño, se detienen en la curva de sus glúteos y poco a poco las desciende palpando con sus dedos el firme culo de su esposo.
Las bocas de ambos se separan por segundos y luego se juntan nuevamente, retomando lo que desean hacer.
El sonido del celular de Jimin los interrumpe, Jeon, suelta un bufido de protesta, siente las vibraciones del aparato en el trasero del menor.
Jimin, retira su brazo derecho del cabello de Jungkook, lleva su mano hacia el bolsillo trasero de su pantalón, rozando con la yema sus dedos la piel el antebrazo del mayor.
El menor toma su celular, abre su ojo y mira el nombre de su hermano sobre la pantalla de su celular.
—Debo atender —susurra el castaño, sobre los belfos de Raven.
El pelinegro deja de besar al chico, el menor da dos pasos hacia atrás y atiende la llamada.
—Chanyeol —articula respiración agitada, Park.
—Jiminie, soy papá —escucha al otro lado de la línea.
Los ojos de Jimin se llenan de lágrimas de felicidad, lleva su mano izquierda a su boca y la cubre con su palma, se gira dándole la espalda a Jungkook, mientras espera que la mezcla de emociones que siente le dejen poder articular bien una palabra.
—Papá —murmura el menor, ahogando un sollozo en la palma de su mano.
Raven se pone de pie, toma su saco y se dirige a la cocina en busca de algo que comer.
—Soy yo, Jiminie —le asegura su padre.
—¿Estás bien? —pregunta el castaño.
—Cansado, hambriento, pero feliz de volver a ver a tus hermanos y saber que estaremos juntos de nuevo.
Una sonrisa triste se posa sobre el rostro de Jimin.
—Estoy feliz papá, demasiado feliz —le hace saber el castaño.
—¿Cuándo podré verte? —inquiere su padre, mientras se escucha como sorbe su nariz.
—Voy a llamarte cuando pueda, por favor cuida de mis hermanos y recuperen a Anne —le indica a su padre.
—¿Qué hay de ti? —cuestiona asustado el señor, Park.
—Estoy y estaré bien papá, prométeme que recuperarán a Anne.
Un silencio se prolonga entre ambos, y eso a Jimin le molesta.
—Promételo, papá —exige.
—Lo prometo hijo, prometo que recuperaremos a Anne —habla su padre.
—Cuando nos veamos voy a explicarte todo, debo colgar —dice Jimin, limpiando su rostro.
—Gracias, Jiminie —habla en voz baja el señor, Park.
—Ya hice mi parte padre, hagan la suya, cuídate, te amo —son las últimas palabras del castaño.
Cancela la llamada, camina hasta la cocina, pero el único rastro de Jungkook, es su saco sobre una de las sillas del pequeño comedor de la cocina.
Toma el saco, apaga la luz de la cocina y sube los escalones hasta llegar a la segunda planta de la enorme casa.
Se dirige hasta la habitación de Raven, se queda de pie ante la puerta, alza su brazo izquierdo y con su mano hecha puño da dos toques sobre la madera.
—Pase —alza su voz, Jeon. L suficiente para que se escuche fuera de su habitación.
Jimin, lleva su mano al pomo de la puerta, lo gira hacia la derecha y abre.
Jungkook se encuentra sentado a la orilla de la cama, mientras come un pedazo de pastel de chocolate que Jimin ha preparado con las instrucciones de Camile.
—Entra y cierra —le pide el pelinegro, devorando el último trozo de pastel.
Cuando el castaño ha hecho lo que le ha pedido se queda de pie frente a Jeon, dándose cuenta que la camisa de Raven, está desabotonada dejando a la vista sus pectorales y parte de su abdomen.
—Mi padre está con mis hermanos —le comenta Jimin.
—Eso es bueno, quiere decir que si cumplieron —habla Jeon, chupando uno de sus dedos.
—Gracias por ayudarme, Raven —dice con toda la sinceridad del mundo el castaño. —Te traje tu saco —el menor, alza la prenda, camina hasta el cesto de la ropa sucia, lo introduce y luego camina en dirección a la puerta.
—Siéntate a mi lado —le pide Jungkook.
Jimin lo mira de reojo, asiente y cambia de dirección, toma asiento al lado de Jeon, sintiéndose un poco nervioso.
—Creo que debo salir antes del trabajo los días que visito la oficina —menciona el mayor.
—Sería una buena idea —concuerda Jimin.
—¿Crees que funcione? —pregunta el pelinegro.
—Funcionará, te lo aseguro, pero debes dejar de comportarte como si nunca hubieses visto o hablado con una niña. Luces patético e inmaduro —se suelta de lengua el menor, ganándose la completa atención de Jungkook.
—¿Siempre eres tan directo, corderito? —lo cuestiona Jungkook, alzando sus cejas, girando un poco su cuerpo hacia la izquierda, dirección en la que Park se encuentra sentado. —Porque también creo que funcionaria si dejaras de hablarme como lo haces, y en vez de eso me abrazaras, besaras y me trataras bien —agrega Raven, impidiendo que Jimin responda a su pregunta.
—Lo siento, no soy Joy —dice entre risas, el castaño.
—Tienes una linda boca, pero cuando la abres, todo se arruina —comenta Jungkook, haciendo que Jimin, se moleste.
—Bueno, tú no te quedas atrás, la diferencia es que tú no tienes necesidad de hablar, a simple vista se te nota lo imbécil, petulante, arrogante y presumido que eres —replica el menor.
Raven sonríe ampliamente y luego guarda silencio.
—Joy, siempre dice que me equivoqué al tomar mi decisión con respecto a ti —habla el mayor, mirando fijamente el rostro de Jimin.
—Lo que tú asistente diga, me tiene sin completo cuidado —le hace saber el castaño, manteniendo el contacto con Jungkook.
—Pero realmente pienso que no me equivoqué —confiesa Raven, acercando su rostro al del castaño.
—Lo dices para convencerte a ti mismo o para que yo te crea —habla en voz baja el menor, sintiendo como la respiración de Jungkook, se estrella contra su rostro.
—Por ninguna de las dos —susurra Jeon, sobre la comisura de los labios de Park.
Ambos juntan sus labios uno contra el otro, la lengua del mayor se abre paso en la cavidad bucal del menor, suspiros largos y deseosos escapan entre los besos.
De forma lenta, sin prisa alguna, el pelinegro empieza a posicionarse arriba del cuerpo del castaño, mientras Jimin, a recuesta su cuerpo contra el colchón de la cama del mayor.
Las manos del chico van al pecho ancho de Jungkook, las sube hasta los hombros y entre besos y toqueteos se deshace de la camisa del mayor.
Jeon posa sus manos bajo la camisa de Park, las asciende rozando la piel del estómago, tórax, costillas y pecho del menor, mientras besa su cuello y sus labios.
Los besos y toques no paran, no se detienen incluso aun cuando ambos se encuentran desnudos, tocando a su antojo el cuerpo del contrario, sintiendo y saboreando la piel del otro con los labios, succionando la piel blanca y falta de atención.
Jungkook, toma la barra de lubricante que haya sobre su mesa de noche, unta dos de sus dedos y los lleva a la entrada del menor.
Juguetea un poco para luego abrirse paso con su dedo índice en la entrada del castaño, el cual, al sentir la intromisión en su entrada suelta un pequeño gemido.
El dedo de Jeon, estimula y prepara la entrada de Jimin, para que luego reciba su miembro. Introduce un segundo dedo, mientras introduce y saca sus dedos, lleva su boca hacia uno de los pezones de Jimin.
—Aaah —jadea el menor, llevando una de sus manos al cabello del pelinegro, desordenándolo y tirando de pequeños mechones, al sentir la estimulación que Raven, le proporciona a su pezón con la boca y a su entrada con sus dedos.
El pelinegro deja un camino de besos en el pecho de Jimin, besa de igual manera su cuello hasta detenerse en los belfos rojos e hinchados de Park.
Saca sus dedos y prepara su miembro, colocando la punta sobre la entrada del castaño.
Los ojos deseosos de Jimin hacen contacto con los ojos lujuriosos de Jungkook, sin dejar de mirarse el uno al otro, el mayor introduce su miembro mientras el menor lo recibe.
—Uum —gime Jimin, sobre el cuello de Raven.
Luego de unos segundos, Jungkook, empieza a embestir al menor, entra y sale mientras su miembro es apresado y recibido por la entrada apretada del castaño.
Los cuerpos de ambos cubiertos de sudor, mientras dejan que el placer y el deseo los embriague.
Jeon se detiene, sale de la entrada de Jimin, se masturba mientras toma asiento en la cama, el menor con sus piernas temblorosas gatea hasta el pelinegro, se coloca ahorcajadas del mayor, sosteniéndose de los hombros de Raven, baja sobre la polla de Jungkook, y empieza a subir y bajar en el momento que siente como las manos grandes de Raven, se posan sobre sus glúteos.
—Aaah —gime el menor, desciendo sobre el falo de Jeon.
Jimin, intenta acelerar, pero le es difícil cuando una de las manos de Jungkook, está en su miembro apunto de hacer que se corra.
El menor coloca su barbilla sobre uno de los hombros de Raven, su respiración es acelerada, siente el cosquilleo en su estómago y el placer mezclado con dolor que recibe en cada embestida profunda y rápida que le brinda, Jeon.
—Uum —suelta un gemido Jeon, corriéndose en la entrada del menor.
El mayor acaricia la espalda sudada de Jimin, baja sus manos al culo del mayor, coloca sus manos nuevamente sobre los glúteos del menor, cubriéndolos con sus manos, los acaricia y luego los estruja con sus dedos.
—Aah —gime bajo Park, sobre los labios de Raven.
Cuando han descansado, ambos se acomodan en la cama sin articular una sola palabra.
Jimin, alza su cabeza, mira a Jeon con sus ojos cerrados, recoge su ropa interior, se pone de pie y se la coloca.
Recoge el resto de sus prendas y sin mirar atrás, está listo para salir de la habitación de Jungkook.
—¿Adónde vas? —escucha la voz ronca de Raven.
Gira su rostro hacia la derecha y de reojo observa como el pelinegro lo mira.
—A mi habitación —responde Jimin, sin mirarlo.
—Está es tu habitación, eres mi esposo —le recuerda el mayor.
—Las sábanas están sucias —se excusa el castaño, caminando hacia la puerta.
Jungkook no dice más nada, lo ve salir y suspira.
Se pone de pie, busca uno de sus pantalones de seda cómodos para dormir, se lo talla, se coloca sus pantuflas y sale de su habitación.
Camina hasta la habitación de Jimin, sin tocar, ni anunciarse, abre la puerta, entra y se queda en silencio al ver al castaño acostado sobre la cama vestido con una camiseta y su ropa interior.
Cierra la puerta de la habitación y camina hasta la cama, toma asiento, se retira sus pantuflas y luego se acuesta.
Se acerca al cuerpo de Jimin, coloca su boca sobre la comisura de la oreja del chico, inhala y exhala. Y se queda quieto, escuchando el sonido de las respiraciones del castaño.
—Buenas noches, corderito —susurra Raven, para luego acomodarse al otro extremo de la cama, utilizando su brazo derecho como almohada, mientras el izquierdo lo coloca sobre su abdomen descubierto.
Cierra sus ojos y se concentra en el sonido de las respiraciones de Jimin.
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