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-¿Adónde me llevas? - le pregunté con curiosidad.

-Mira que eres impaciente - rió ella ante mi pregunta - Espera un poco, ya llegamos.

-Vamos April, dímelo - le insistí.

-No - me sacó la lengua.

Caminamos unas manzanas más. Ella siguió mi ritmo en todo momento para no dejarme atrás y estuvo siempre alerta de que yo marchara bien.

Llegamos al poco rato. Un pequeño establecimiento apareció ante mis ojos, y lo observé extrañado. Poseía una cartelera verde, y el interior se veía muy simple, pero agradable a la vista. ¿Era allí?
April sacó una llave de su bolsillo, abrió la puerta y entramos. Era una pequeña consulta.

-¿Qué es esto? - pregunté.

-Aquí es donde trabajo - anunció - Soy fisioterapeuta.

-...

-Sorpresa - levantó las manos con una sonrisa.

-...

-Voy a ayudarte, ¿qué te parece? - su sonrisa no se deshizo - Es obvio que no voy a poder recuperarte la pierna, pero sí voy a facilitarte el movimiento.

En ese momento me lancé en sus brazos sin previo aviso, y la abracé con fuerza. Ella se asustó.

-Lo siento - reí - Pero ahora mismo me acabas de hacer muy feliz.

-Se ve - me devolvió la risa y el abrazo - Pronto estarás mejor. Te lo prometo.

-Qué contento se va a poner Njord cuando se lo cuente - seguí en mi mundo feliz.

-¿Es de quien me hablaste ayer? Algún día tendrás que presentármelo.

-Por supuesto.

-Ya estamos - me anunció sonriente.

-Vaya, nada mal - admití - Incluso me siento mejor.

-No es un remedio inmediato, pero poco a poco te costará menos caminar, y te recuperarás mejor de tu cirugía.

Me levanté, tomé mis muletas y me dirigí a la salida. April me acompañó y me abrió la puerta. En la sala de espera había una señora y un niño pequeño, que me miraron con algo de impaciencia. Ella ignoró eso y no se apresuró. Una vez fuera, me dispuse a despedirme.

-Debo pagarte, ¿no? - no lo había pensado.

-Esta primera sesión no - me sonrió con ternura - Era para que tuvieras unas primeras impresiones. Si te da la sensación que de este modo debes mejorar, entonces vuelve y hablamos.

-Eres genial, no sé como agradecértelo.

-Tómalo como una disculpa por lo de la moto - se despidió con la mano - Nos vemos, ¿vale?

-Hasta pronto - di media vuelta.

Y así de sencillo logré recuperar los ánimos caídos. April me había dado un poco de esperanza, aún podía trabajar para no ser un estorbo para los que se encontraban a mi alrededor.

Aunque, hablando de trabajo, tenía que conseguirme uno lo más pronto posible. No era justo que Njord diera lo mejor de sí mismo para ayudarme a recuperarme y yo ni siquiera hubiera tenido el coraje de decirle que me habían echado. Tenía que solucionar ese asunto, pero por el momento me permití darme un pequeño respiro. Esos días estaban sucediendo demasiadas cosas, y mi cabezita aún no lo asimilaba. 

Me dirigía a casa mientras ordenaba todos mis pensamientos, rezando para que Njord no estuviera allí y pudiera ponerme a la busca de un empleo de nuevo. Pero tambien tenía ganas de verle, quería darle buenas noticias. 

Para una de mis dos suertes, él se encontraba allí, y me recibió con su cálida y blanca sonrisa. Se la devolví.

-¿Qué tal? - me preguntó nada más cerrar la puerta a mis espaldas.

-Pues bien - miré al suelo - Aunque parezca increíble, hoy me ha ido bien.

-Me alegro un montón de oír eso - compartió mi alegría - ¿Dónde te llevó tu amiga?

-Me llevó a su consulta para hacerme unas pruebas. Es fisioterapeuta, y va a ayudarme.

Su sonrisa no pudo ser más ámplia. Ambos ojos le empequeñezieron, y de forma muy sincera. Era algo que admiraba de él, que realmente se alegraba por los demás.

-¡Eso es genial! - exclamó con ambos brazos en alto - ¡Laurel! ¡De verdad que lo es!

-Lo sé - reí ante su reacción - Y no podría estar más feliz por ello, no había considerado esa posibilidad.

-Vamos a trabajar duro para pagar esa cirugía, pronto todo volverá a ser como antes.

Asentí, mientras me sentaba en la mesa. Njord trajo la comida al cabo de un rato, ya que estuvo preparando el almuerzo desde antes de que yo llegara. La verdad es que era bastante cómodo no tener que cocinar por mí mismo, me hubiera resultado muy complicado en mi situación actual.

-Ah, por cierto - masticó después de decir eso - ¿Te acuerdas del ascenso que me dieron en el trabajo el otro día?

Asentí.

-Pues es más que eso - levantó las comisuras de sus labios - Mi jefe ha reconocido mis esfuerzos ultimamente, y ha decidido darme un puesto más importante. Vamos, que me van a pagar más por eso.

Entonces sentí como mis pulmones se quedaron sin oxígeno. Tosí para retirar la comida que se había ido por el conducto equivocado, y volví a respirar al cabo de pocos segundos. ¿Lo había dicho en serio?

-Oye, ¿estás bien? - sus ojos reflejaron preocupación.

-Sí, sí - asentí con las mejillas algo sonrojadas. Que vergüenza - Eso es genial, Njord.

-¿Verdad? - dirigió de nuevo su atención a la comida que tenía delante.

¿Cómo era posible que a él le fuera todo tan bien, y yo aún no tuviera trabajo? ¿Qué estaba haciendo mal?

Odio admitirlo, pero sentí una envidia muy intensa en ese momento. Aunque se me pasó, porque él era mi amigo, y yo tenía que alegrarme por él como él hacía conmigo. Aún así me sentía algo roto.

¿Por qué a él todo le iba como la seda, una cosa tras otra, y parecía que yo empeoraba con el paso de los días?

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