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-Que tostón de película, en serio - se rió Njord, girando el volante del coche - Es la última vez que te dejo elegir.

-Pues a mí me ha gustado - repliqué.

-Me alegro por ti, porqué yo casi me duermo - ambos reimos.

Extendí mi brazo para elevar un poco el volumen de la radio, y dirigí mi vista a la ventana del vehículo. Siempre me había gustado la sensación de ir en coche por la noche.

Njord me había invitado a ir al cine para celebrar que había terminado mis exámenes de la universidad, y como estuve muchas horas trabajando sin pausa, pensé que no sería mala idea tomar un descanso junto con mi mejor amigo. Nada sonaba mejor.

Y fue genial, pasamos una muy agradable tarde en el aire libre, y cuando oscureció nos decidimos por ver una película. Salimos de allí tarde, y el cansancio se reflejaba en el rostro de ambos.

Por el camino de mi mirada se cruzaban las luces borrosas que iluminaban la carretera de la ciudad, las cuales me causaban más sensación de sueño, y me transmitían bastante paz.

Paz que en escasos segundos se disipó al completo.

-¡Ahí va! - Njord dio un repentino y fuerte giro de volante.

Abrí los ojos al completo, y me quejé al chocar contra el lateral del coche. Algo había colisionado contra nosotros. Luego otro impacto.

Escuché sonidos metálicos y cristales rotos mientras Njord trataba de estabilizar el vehículo. Un grito escapó de la boca de ambos cuando alguien nos embistió por detrás.

Traté de calmarme, y cuando fui capaz de tomar el control de mis impulsos, pude observar como otro coche se acercaba a velocidades mortales hacia nosotros.

En mis oídos un estallido se expandió, y en seguida se convirtió en un pitido agudo.
Se escuchaban sonidos de bocinas y gritos muy borrosos, y mi vista estaba completamente oscura. Noté un sabor metálico en mi boca, y un dolor insoportable en mi pierna izquierda.

Pero por suerte, o no, perdí los sentidos bastante rápido, y todas esas sensaciones angustiantes desaparecieron más temprano que tarde.

Abrí los ojos lentamente, recibiendo una cálida luz cegadora. Me hacía daño a los ojos, así que estuve un rato hasta que pude ver más o menos bien. Me di cuenta de que estaba en el hospital.

Pronto esa luz se sustituyó por una cara conocida, con una expresión algo preocupada.

-¿Njord? - mi voz sonó casi imperceptible.

-Hola - me saludó dulcemente - ¿Cómo te encuentras?

-Como si me hubiera pasado un camión por encima - caraspeé hasta sonar más entendible.

-Pues casi - rió de forma incómoda.

-Njord - le miré a los ojos - ¿Qué ha pasado?

-Algún atontado se ha quedado dormido al volante y ha provocado la colisión de varios vehículos - puso su mano en mi hombro - Por suerte solo ha habido heridos.

-A mí no me parece una suerte - traté de levantar mi cuerpo.

-Laurel, no deberí-

-Oye, ¿por qué no siento la pierna? - le interrumpí, completamente chocado al no ser capaz de mover mi extremidad.

-De eso quería hablarte... - en ese momento me temí lo peor.

Ambos nos quedamos callados, fijándonos en el otro. Sentí como poco a poco me hundía, deseaba que me diera buenas noticias y que nada grave sucediera.

Me di cuenta de que buscaba las palabras adecuadas para hablarme, le conocía demasiado y sabía ver cuando hacía eso. No me gustó ni un pelo, no era buen señal. Tenía miedo.

Aunque no fue necesario que siguiera buscando, porque un doctor interrumpió en la sala. Se me acercó, y comenzó a observarme detenidamente. Algo que me puso bastante incómodo.

-Buenos días - me saludó amablemente.

-Hola - no supe qué decir.

-¿Te encuentras muy mal?

-No, estoy bien - respondí sin mucho interés - ¿Puedo preguntarle algo?

-Me temo que has perdido la sensibilidad de tu pierna izquierda - se adelantó - ¿Querías saber eso?

-¿Cómo? - me sentía muy aturdido.

-No te preocupes, es posible recuperarla con cirugía, pero sale algo costosa - se arregló la portura de las gafas - Resulta que un coche impactó justo donde estabas tú, y aunque no hay heridas muy graves, has perdido el control de tu extremidad.

No podía creer lo que acababa de oir. ¿No iba a poder caminar bien? ¿No sería capaz de mover la pierna? ¿Estaba perdida? Sentí como me hundía en un pozo profundo.

Observé mi alrededor. Deseaba con todas mis fuerzas salir de allí por patas y no volver a hablar del tema. Pero era algo real, y aunque aún no era consciente, iba a significar un gran cambio en mi vida.

Para empezar, mi movilidad iba a reducirse considerablemente, iba a tener que usar muletas todo el tiempo. Luego, las acciones tan simples como subir escaleras iban a convertise en toda una tarea. Y el fútbol...

La solución era cirugía, pero lo había dicho, salía caro. No era una opción, tenía mi vida de universitario en un apartamento pequeño, con un trabajo de pocas horas y un sueldo muy justo. No iba a poder permitírmelo.

-Laurel - Njord me sacó de mis pensamientos - ¿Qué vas a hacer?

-Nada - respondí.

-¿Cómo que nada?

-¿Y qué quieres que haga? - le miré - No puedo gastarme el dinero. Voy a tener que convivir con lo que me ha pasado, por muy difícil que sea.

Bajé la mirada. Mis ojos amenazaron en humedecerse. Pero me nuegué, no iba a ser un blandengue, sentirme mal no iba a ayudarme en nada. Tragué saliva y deshice el nudo de mi garganta.

-Va a ser todo tan complicado a partir de ahora...

-No estás solo, no te preocupes - trató de animarme.

-Claro que es estoy solo - renegué algo harto - Mi familia vive al otro lado del país, por supuesto que estoy solo. Voy a tener que espabilarme como me sea posible.

-Lo digo en serio - tomó mi hombro - Voy a ayudarte en todo lo que pueda, ¿vale? Además, encontraremos una solución para que puedas recuperarte.

-Pero Njord, no quiero que pierdas tu tiempo.

-En parte tengo la culpa de que estés así - se sentó - Y de todas formas no pienso dejarte tirado, estoy aquí para todo lo que necesites.

-Eres un buen amigo...

Sonreí muy sutilmente en forma de agradecimiento. Pero aún no era consciente de lo difícil que iba a ponerse todo. Y estaba más que seguro de que no tardaría en darme cuenta de ello.

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